Montevideo Portal
Al conmemorarse el Día de los Difuntos, Montevideo Portal habló con el Dr. Antonio Turnes sobre el tratamiento de la muerte y específicamente el momento en que un médico debe informar la muerte de un paciente.
El Dr. Turnes señaló que recién se está comenzando a integrar la comunicación en el proceso formativo de los médicos y auguró que los cambios se verán dentro de un tiempo: “Básicamente es un tema de sensibilidad y comunicación. En el tema de comunicación ha habido cambios en la formación de los profesionales, algunos son bastante recientes y no se pueden apreciar todavía. En ese momento hay dos Facultades de Medicina en Uruguay, la de la UDELAR fundada en 1875, que comenzó a dar clases en 1876, que recién hace un par de años integró la comunicación como una asignatura en el inicio de la formación y la otra Facultad, que creo que arrancó en 2006 es la del CLAEH, que introdujo el humanismo médico y la comunicación desde el inicio de la carrera. Hay una desproporción muy grande en el número de personas que alcanza eso, porque mientras la Facultad de Medicina del CLAEH tiene un entorno de 50 personas por generación la de la UDELAR tiene por arriba de mil, por lo que estas cosas se van a empezar a notar en un plazo más largo”.
Turnes señaló que por otra parte están las circunstancias en las que se da esa información, si las instituciones han desarrollado espacios donde comunicarse con las personas cuando tienen que dar una mala noticia. “Esto pasa por tener un ambiente adecuado y permitir que las personas que reciben la noticia no estén expuestas a la mirada de otros, que estén en un ambiente de privacidad. Esto generalmente no es tenido en cuenta por las instituciones, tanto públicas como privadas y las noticias se dan donde se puede, a veces en un corredor, a veces en la puerta de un CTI o en la puerta de una sala, pero no en un ambiente donde la gente pueda dar rienda suelta a las emociones que inevitablemente van a aflorar en ese momento. No es que se estén haciendo mal las cosas, es que se pueden hacer mejor”.
Al ser consultado sobre el aspecto cultural y la incidencia de la forma que tenemos de entender la muerte, el médico dijo que se trata de un tema que se da en todo el mundo occidental “la gente trata de desvincularse de la muerte, de negarla, de alejarla de su hogar, hay gente que se ocupado con mucha profundidad del tema, el velatorio no se realiza más en la casa, los familiares buscan que el paciente que están en esa condición vaya a ser institucionalizado, lo que genera otros problemas, de atención, económicos, cuando en realidad no le está dando lo que posiblemente fuera mejor para el paciente que sería morir en su casa, entre sus cosas habituales, en su ambiente”.
Turnes dijo que en esa institucionalización, además de mandar al paciente al Hospital y se busca su internación en el Centro de Tratamientos Intensivo porque existe la idea de que si un paciente no pasa por el CTI no se hizo todo lo posible por él. “Es una creencia un poco mitológica que hay y transformarla va a ser complejo y largo. El CTI es algo que se generó hace más de 40 años para pacientes críticos potencialmente reversibles, no es para pacientes irreversibles, no es para pacientes terminales. En los últimos años se ha desarrollado una corriente de cuidados paliativos que en Uruguay lo está tomando la profesión médica, siguiendo a Gómez Sancho y otras personalidades académicas del mundo, que tratan de darle otra contención al proceso de morir. Lo que se llama morir con dignidad, que tiene una cantidad de aspectos que son muy interesados, pero que tienen que ver con el cuidado del entorno del paciente, ayudar a bienmorir. No provocar la muerte, si no darle confort a la persona y ayudar a la familia en ese proceso”, señaló Turnes agregando que este tipo de cuidados están en crecimiento en las diferentes instituciones y que el Hospital Maciel fue el primero en tener una Unidad de Cuidados Paliativos.
Al ser consultado sobre si una joven que decide estudiar medicina, debe reflexionar sobre su vínculo con la muerte en la toma de esa decisión, Turnes señalo que es algo que “viene después”. “no está en el imaginario de la persona que va a estudiar, porque lo que la persona busca es protagonizar acciones que salven, que ayuden a curar, no ayudar a morir. Eso es algo que se adquiere tardíamente después de un tránsito, después que la persona tuvo la experiencia de convivir con pacientes en ese estado”.
Turnes agregó que hay un “despertar desde la profesión hacia la sociedad” en la materia por lo que es de esperar que haya cambios: “Esto hay que procesarlo juntos, tienen que hacerlo con las instituciones rectoras, tiene que haber una actitud de cambio en la sociedad, aunque no es algo que se da en todo el país, la gente del Interior está más habituada a que estos procesos transcurran en su ambiente familiar, es más de las grandes ciudades el desprenderse de la situación y transferírsela a otro”.
Una mirada uruguaya de la celebración mexicana
En conversación con Montevideo Portal, el embajador uruguayo en México, Rodolfo Camarosano, señaló que los rituales comienzan en la casa el 1º de noviembre, con la realización de un altar en el que se utiliza sal, flores tradicionales, agua, fotografías, calaveritas con los nombres de los vivos y la bebida que le gustaba al difunto.
Además el 1º de noviembre se celebra el día de los niños difuntos y se realizan encuentros en la noche en el cementerio. “Están los familiares y tu pasás y te dicen, “bueno acá tengo enterrada a mi madre, quiere pasar a tomar un cafecito y comer un tamal, si le gustaba la música de mariachis, hay mariachis alrededor de la tumba tocando, o si le gustaba la música norteña hay banda tocando y algo que me llamó mucho la atención ver que hay espectáculos para niños dentro del cementerio , como era canciones para no dormir la siesta, acá se hace algo similar, los niños bailan y corren, está la calaca, que es como le dicen acá a la calavera y desde chiquitos ya lo disfrutan de esa manera”.
Sobre la ceremonia el momento en que muere la persona, el embajador señaló que eso es bastante parecido a nuestro país, “pero aquí también la muerte se toma diferente, tal vez por nuestras raíces nosotros lo tomamos como una tragedia y acá lo toman distinto. Obviamente que lo sufren, pero saben que van a un lugar mejor y están presentes.
Al consultársele si, en su opinión esa forma de comprensión contribuye a enfrentar la muerte, el embajador subrayó que se trata de formas distintas, que ninguna es mejor que otra, añadiendo que hay una mezcla entre lo colombino y lo precolombino. “En algunos casos era toda una honra morir porque pasabas a otro grado, lo mismo que en el juego de la pelota que se dice que al capitán vencedor era al que le cortaban la cabeza porque era una honra morir en eso, hay una mezcla entre lo precolombino y lo español. Yo no sé si se vive diferente la muerte o no. Yo perdí a mí papá hace dos años y todavía lo extraño y lo lamento y acá como que pasa un tiempo y está todo bien, yo no sé qué es lo mejor, en estas cosas es difícil opinar, depende cómo fue criado cada uno. Nosotros vamos el dos de noviembre, nuestras abuelas o madres van al cementerio, yo nunca fui un 2 de noviembre a dejar una flor en un cementerio, lo usamos más como día feriado para comer un asado con los amigos. Si vas a lo que son los sajones el día del entierro hacen una recepción en la casa, donde va todo el mundo a comer, son costumbres, ni mejores, ni peores. Personalmente, fui con mi compañera a vivir esa fiesta el año pasado, mi sentimiento fue que nunca había estado en un cementerio y mi señora se sintió mal al ver cómo estaba todo el mundo de jolgorio, porque son cientos y cientos de personas; es como lo siente cada uno, ellos lo siente así y me parece bárbaro.
En cuanto a si se trata de una costumbre que atraviesa transversalmente las clases sociales, el embajador respondió que sí, que se hay cementerios privados y que dentro de los cementerios –al igual que en nuestro país-se ven diferentes tipos de tumbas, “en vez de tener una olla con leña calentando café, tienen una cafetera especial, todo el mundo hace su altar”.
Una mirada mexicana de la conmemoración uruguaya
Por su parte el agregado cultural de la Embajada mexicana en Uruguay, Eduardo Sosa, conversó con Montevideo Portal sobre el Día de los difuntos y la celebración en nuestro país: “Lo que nos llamó la atención es que también lo celebran, a veces pensamos que México tiene una especie de monopolio de esa celebración por lo importante que es para nosotros, porque lo vemos en cada casa, oficina y cada pueblo. Nos llamó la atención que es día feriado y que en algunos lugares del interior hay como un tipo de festejos espejo de lo que hacemos en México en cementerios y en otros lugares, sobre todo en el norte del Uruguay, en las casas hay ciertos rituales, que tratan de honrar a sus muertos con alguna representación de lo que a ellos les gustaba en vida, o algún recuerdo simplemente”.
Sosa dijo que la idea es que el recuerdo del muerto esté presente y sea homenajeado en estas fechas: “Es una jornada de mucha celebración, reúne características de pueblos prehispánicos, como es la base de nuestra cultura y de nuestra identidad, con algunas manifestaciones que aporta la época colonial, que forma nuestra raza mestiza, que es la mayoría de los mexicanos, entonces aprovechamos para ir a cementerios o bien en las oficinas ponemos un altar de muerto, recrear lo que le gustaba o nos reunimos en familia y recordamos a la gente más cercana, nos preparamos con días de antelación para poder llevarlas a cabo y esa tarde o noche la celebramos con mucho cariño”.
Al ser consultado sobre la presencia de la tristeza por la ausencia del difunto, Sosa respondió: “Está la tristeza y la nostalgia, pero ahí entra la impronta prehispánica de la cultura en la que vemos la muerte como un paso más allá, hacia una dimensión, no es una ausencia total, es una etapa más allá de nuestro tránsito por esta vida y si bien es nostálgica, también tenemos una forma particular de verlo, he visto que al extranjero le causa sorpresa la forma en la que la encaramos, de una forma irónica, respestuosa y alegre, aunque siempre el recuerdo del ser perdido lleva una buena dosis de nostalgia y melancolía, la ofrenda del día de muertos se trata de eso, se trata de poner en el altar aquellas cosas que a nuestro “muertito”-como decimos nosotros- le gustara, un cigarro que al le gustara, una bebida, generalmente el tequila o el mescal, una foto y sobretodo en los pueblos más de índole campesina e indígena el plato de comida favorito (…) es melancólico, nostálgico pero también da pie a compartir con ellos esta tradición”.
En cuanto a la forma en que se vive la muerte en Uruguay, y el tabú que constituye, Sosa respondió que “la cultura rioplantense es más nostálgica, hay cierto alejamiento y cierto pavor a morir. Me gusta la “batalla” que se está dando desde acá, que se sigue celebrando el día de los muertos y no tanto el Haloween, que es una manifestación norteamericana de cultura, en donde es bueno que los niños se diviertan pero hay una gran defensa del Día de los muertos, más que el Haloween. Veo que los uruguayos, como otros extranjeros se sorprenden cuando nosotros reglamos una calaverita de azúcar con el nombre de esa persona, que para nosotros es como hacer un homenaje a la otra persona, en principio hay un asombro como diciendo ¿me estás deseando la muerte? y para nosotros es un acto de amistad. Encuentro mucho interés en por qué hacemos una especie de fiesta de esto.
Al preguntársele si la forma mexicana de entender la muerte contribuye a enfrentarla, Sosa respondió que “no puede decirse que sea algo que se lleve día a día” y que “cuando uno atraviesa el dolor de perder un ser querido no queremos enfrentarlo, como cualquier ser humano al que eso pasar, pero México es un país con una gran impronta religiosa fundamentalmente católica, donde también se deja mucho a la vertiente religiosa el qué va a pasar con esa vida. La forma en que México toma al paso de los años a su muerte, converge con esta manifestación de saber que está bien, que nuestro muerto está bien, que nosotros vamos para allá, que seguramente estaremos haciendo una fiesta con él, se nos adelantó pero ya estaremos allá con él, festejando lo que hay que festejar, como nos gusta al pueblo mexicano”.
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