Es evidente que la pandemia afectó casi todo lo que nos rodea y generó crisis en piezas elementales de la vida cotidiana de mucha gente. Por ejemplo, el sistema de transporte colectivo, que en Montevideo integra el Sistema de Transporte Metropolitano (STM), sufre la peor crisis de su historia.
La exhortación a quedarse en casa y la recomendación de evitar aglomeraciones son golpes certeros a los ómnibus. La cantidad de boletos vendidos bajó drásticamente, pero las frecuencias de las líneas no bajaron tanto porque, justamente, las empresas y la Intendencia de Montevideo (IM) acordaron que eso sería lo mejor para evitar que la gente se agolpara dentro de los coches.
Pero más evidente que la crisis en el sistema de transporte colectivo es la que se generó en los bolsillos de gran parte de la población. Algunas personas perdieron sus trabajos, a otras se les redujo la carga horaria, a otras simplemente les pagan menos por hacer lo mismo que antes.
En este contexto, en el que se dificulta pagar los tributos, una de las principales fuentes de ingreso de la comuna, el propio gobierno departamental tiene algunas dificultades para pensarse de cara al futuro. Sin embargo, en medio de todos estos cambios, la comuna ideó algunos planes para paliar los efectos de la crisis en la ciudadanía. Actualmente diseña un nuevo proyecto de empleo temporal, similar al de Barrido Inclusivo.
De todas estas cosas (y varias más) conversó el intendente de la capital, Christian Di Candia, con Montevideo Portal. Por la plataforma Zoom, claro. Si es para hablar de los efectos de la pandemia, que sea mediante una aplicación de pandemia.
Esta es la primera parte de la entrevista con el intendente. La segunda será publicada este viernes.
En la página web de la IM se publicó días atrás que "la brecha entre oferta y demanda" dispuesta para evitar aglomeraciones en los ómnibus "está generando la peor crisis económica conocida en el sistema de transporte de la capital del país". ¿Cuál es la solución que se vislumbra?
Esa afirmación es real. Veníamos con un sistema de transporte que ya tenía una crisis estructural compleja pero después de más de 10 años de pérdida sistemática y mantenida de venta de boletos llevábamos casi un año y medio no solamente con una meseta sino con un aumento en la venta de los boletos que estaba haciendo al sistema un poco más sólido. Eso nos había permitido encarar algunas transformaciones importantes como el cambio en la matriz energética, como la toma de deuda por parte del sistema de transporte para generar esas transformaciones. Pero lógico, desde el 13 de marzo a la fecha no hemos levantado. En este momento no se ha llegado al 50 % de la venta de boletos que teníamos el 12 de marzo y hubo momentos, semanas, en los que la pérdida de venta de boletos fue prácticamente del 90 %. Esto generó en el sistema una crisis importante financiera y económica. ¿Cómo se va a salir de esto? En primer lugar hay que ver la coyuntura, ver la situación financiera de este año, que esta situación financiera no se termine transformando en una crisis, ya no solo de flujo de caja sino una crisis económica de todo el sistema, más contundente. Y por otro lado hay que pensar a largo plazo, que ya no estaremos nosotros en la IM y deberán verlo quienes les toque asumir esta administración, en conjunto con el gobierno nacional. Tal vez, cambios en el sistema de transporte y la estructura misma del transporte. Mañana mismo (por hoy) tenemos una reunión con (el secretario de Presidencia) Álvaro Delgado y con el ministro (de Transporte y Obras Públicas) Luis Alberto Heber para empezar a intercambiar algunas ideas de forma informal para ver qué puede haber sobre la mesa que avizore alguna salida para este año. La verdad es que está compleja. Por el lado de la IM no vemos muchas posibilidades de cubrir ese espacio, lo vamos a trabajar con el gobierno nacional. Alguna vuelta le vamos a tener que encontrar. Habrá que poner mucha cabeza de parte del propio sistema de transporte, que ya está haciendo sus esfuerzos. Es una situación en la que, por ser una emergencia sanitaria, la pérdida de boletos es de determinado porcentaje pero la cantidad de ómnibus que hay en la calle no corresponde a ese porcentaje porque obviamente precisamos que la gente no vaya agolpada. La situación no es fácil y estamos empezando a conversar para ver cómo salir.
¿Por ahora no se vislumbra quién va a tener que invertir para "salvar" al Sistema de Transporte Metropolitano?
No, no está definido aún. Estamos en esas conversaciones en estos momentos.
El sistema de transporte colectivo estaba teniendo algunas mejoras evidentes, como las aplicaciones móviles o los nuevos coches eléctricos con aire acondicionado, entre otras. ¿Esta crisis va a frenar estos avances?
En principio no porque los avances que había para este año ya se realizaron o van a seguir entrando porque ya estaban definidos y la inversión ya está hecha. El otro día vinieron 30 ómnibus eléctricos. Sobre mediados de febrero vinieron casi 200 entre los de tecnología Euro 5 y los híbridos, que junto con los eléctricos generan una flota de unos 250 coches que ambientalmente son sustentables, que cambian rotundamente el eje gasolero general del transporte urbano. Todos estos son de piso bajo, todos tienen para cargar por USB, todos tienen aire acondicionado. O sea, el confort y la sustentabilidad del viaje del pasajero son totalmente superiores. También por eso es que se empezó a ver un aumento en la venta de los boletos (antes de que volviera a caer por la pandemia). Esto corresponde a un mayor confort y a una experiencia mejor del usuario en el transporte colectivo. Cuando nosotros hacíamos la encuesta sobre la experiencia de vida del usuario en el coche y asociado al precio y demás, la gente lo primero que te dice es: "Ponele aire acondicionado, aunque tenga que pagar dos pesos más de boleto". No es el precio lo primero que salta, por lo menos no era lo que pasaba hasta el año pasado. Obviamente en este momento tenemos más de 100.000 pobres nuevos, la situación económica es otra, quizás la misma encuesta hecha este año dé otro resultado, pero hasta el año pasado la gente prefería el confort aun teniendo que pagar mayor precio.
¿Esta crisis hará que tengamos que acostumbrarnos a algunas desmejoras como, por ejemplo, que haya menor frecuencia en algunas líneas?
Puede ser, no está definido. Hoy hay menos frecuencias que el 12 de marzo, pero no hay tantas menos frecuencias como boletos menos. Pero puede ser que haya que hacer algún ajuste en ese sentido. No está definido aún.
Algunas ciudades o países están aplicando políticas de subsidios para medios de transporte más amigables, ya sea por la situación sanitaria o por el medioambiente, como la bicicleta. ¿Montevideo tiene algo así dentro de sus proyectos?
Esta es una balanza que hay que manejar con cuidado. Por un lado es necesario que la gente vaya abandonando el transporte privado del automóvil, se vaya subiendo al transporte público y se suba a la bicicleta. En este momento sería difícil bajar la poca gente que tiene el sistema de transporte colectivo para subirla a la bicicleta, porque ahí estaríamos perjudicando aún más a un sistema ya complejo. ¿Cómo hacemos para bajar a la gente del transporte privado (autos)? Mejorando la calidad del transporte público, que es lo que se viene haciendo, y, para el transporte multimodal que incorpore la bicicleta, mejorando la red de bicisendas y ciclovías, que es lo que se ha hecho durante todo el período. Toda calle nueva tiene ciclovía: Belloni tiene ciclovía, Camino Cibils tiene ciclovía, Instrucciones va a tener ciclovía, Avenida Italia, todo el Parque Batlle. Se ha ido mejorando y ampliando la red de ciclovías y luego generando espacios de lo que en muchos lugares se llama 'ciclovía recreativa', como tienen la ciudad de Rosario y Medellín. Aquí se hizo el domingo en la rambla y fue un éxito, realmente, por la cantidad de gente que fue y cómo convivió el peatón con los rollers y con la bicicleta. El sábado se hace en 18 de Julio y obviamente el domingo en la rambla también. Estamos viendo de incorporar en las próximas semanas a Parque Batlle, Prado, algo del oeste, y seguir con estas definiciones de estos fines de semana. Eso hace que la ciudad gane espacio para la gente, que la gente se apropie del espacio público en un momento en el que está complicado pensar en ciudades sin gente en las calles. Hay una cuestión que venimos hablando entre alcaldes e intendentes de toda América y también de Europa sobre cómo reimaginarnos el espacio público desde el lugar de responsables de las ciudades, que entendemos que las ciudades son la gente en las calles y en las plazas, y de golpe nos tenemos que ver pidiéndole a la gente que no esté agolpada, que no esté aglomerada, que no se junte. Hay una contradicción compleja y tenemos que reimaginarnos. Una forma de reimaginar el espacio público es ampliarlo lo más posible, sobre todo en momentos donde la ciudadanía no tiene la posibilidad de otros espacios de esparcimiento: no tenés los cines, no tenés los teatros, no tenés un toque de música, no tenés un pub con música en vivo. Hay un montón de cosas que no las tenés. En el momento en que la gente siente que tiene un espacio libre de tiempo sale al parque o sale a la plaza o sale a la rambla, entonces la idea es ampliar eso lo más posible. Y de algún modo eso fortalece al transporte de bicicletas, más que como transporte, como espacio de recreación. En cuanto a subsidios, por ahora no está sobre la mesa. Hay que poner el marco y el escenario de la IM. No es un gobierno que inicia, más bien es un gobierno que termina, y en este momento estaríamos en un proceso de transición con un nuevo gobierno electo. No solamente tenemos seis meses más sino que tenemos seis meses más con un presupuesto totalmente definido el año pasado, totalmente asignado a cada departamento, y prácticamente ejecutado o por ejecutarse. El margen presupuestal que tiene la IM es absolutamente mínimo, pero además es mínimo porque ni siquiera tiene de forma fácil la posibilidad de ir a endeudarse. Si nosotros definiéramos endeudarnos en equis cantidad de millones de pesos para tomar determinadas definiciones tendríamos que, en primer lugar, repagarlo antes de irnos, lo cual es imposible, no tiene sentido ninguno porque nos quedan seis meses. Y la otra opción de asumir deuda a largo plazo por encima del período implica pasar por Junta Departamental, que los tiempos son bastante complejos, que los votos son complejos de acordar. Entonces los tiempos son difíciles. Lo que tenemos que hacer es administrar las pocas reasignaciones presupuestales que tenemos de la mejor manera. Estamos pensando reasignaciones departamento por departamento (área por área dentro de la IM) pero no vamos a ir mucho más allá de los ejes que hemos definido: el eje alimentario con las canastas y con los libros, el eje de alivio financiero, el eje cultural, el eje de vivienda para evitar los desalojos, los temas sanitarios principalmente con el convenio con la Universidad de la República. Puede ser sí, que estamos por definir y seguramente la semana que viene tengamos alguna novedad, que saquemos un eje empleo para tratar de dar una mano en ese sentido, en una situación difícil como es la del trabajo en este momento.
¿De qué trata ese proyecto de empleo dentro de las medidas pensadas para la pandemia?
Estamos analizando hacer una reasignación de algunos recursos internos, digamos, pasar la gorra entre todos los departamentos a ver qué es lo que podemos no hacer o no adjudicar -que todavía no esté adjudicado-, qué fondos se pueden juntar teniendo en cuenta que hay un margen de incertidumbre inmenso en lo que las personas de acá a fin de año van a pagar. Es lógico que las personas primero van a comer, después se van a vestir, después pagarán el alquiler y el pago de una contribución, de una patente, de un tributo, queda medio alejado de las prioridades de una familia. Eso está claro, toda la situación económica o laboral que vive hoy el país y Montevideo específicamente repercute en las arcas de la IM. Primero vamos a ver con qué recursos contamos y a partir de eso vamos a armar un plan de propuesta de empleo zafral que será por dos meses o cuatro, similar al Barrido Inclusivo que se hace todos los años, que dé algunas oportunidades de trabajo por algún tiempo por determinada cantidad de dinero que no está todavía resuelta, de acuerdo a los fondos que consigamos. Va a ser similar al Barrido Inclusivo y tendrá que ver con la limpieza de la ciudad.
Se estaba en un camino de hacer retroceder al auto a cambio de aplicar medidas para el transporte amigable. Nombraste recién la red de ciclovías o las mejoras en el transporte público. Pero esta pandemia da un nuevo impulso al auto porque aísla de los otros. ¿Cómo evitar esa marcha atrás en la que se vuelve a preferir el auto?
Sí, incluso durante un tiempo, en pleno marzo, se planteó la necesidad de no cobrar estacionamiento tarifado para que la gente vaya en auto y no vaya en ómnibus. Hubo en el discurso una regresión en ese sentido. Creo que lo más complejo de todo, lo que está atrás, más allá de la movilidad, tiene que ver con un relato y un discurso que acerca a la sociedad no solamente a un individualismo más exacerbado sino a la perspectiva de la otredad, el otro como símbolo de amenaza, como símbolo de peligro, cuando todos sabemos que no hay posibilidad de construcción de sociedad si no hay una mirada del otro como parte de lo mismo, como parte de un colectivo necesario. Esto se asocia con la necesidad de que la gente esté en las calles, en las plazas. La gente ocupando el espacio público. El espacio público como espacio político por excelencia de las ciudades. Evidentemente toda esta emergencia es una regresión en todo esto porque hay un avance hacia el individualismo, hay un avance hacia el otro como enemigo, hay un avance hacia la gente dentro de su casa consumiendo lo que le damos a través de los medios y sin construcción colectiva. Ese es, para mí, el problema político más importante. Político con mayúsculas, en el hecho de construcción de sociedad a futuro. Es el tema más complicado porque capaz que nuestra generación o los más adultos van a tener un resorte de memoria, pero hay generaciones que ya estaban prácticamente metidas dentro de un celular, dentro de la tecnología, y esto llevó a que esa confinación en la pantalla sea mucho peor. Yo tengo un hijo de 14 años y ni siquiera extraña ir al liceo porque dice: "Ah, estoy acá en casa, lo hago por el Zoom y listo". Ya vivían dentro del celular y esto los hace llevarlos a la máxima distancia. Eso es complicado y se traslada a todos los ámbitos de la vida, uno de ellos es la movilidad. Acá no hay muchas opciones, en primer lugar seguir fortaleciendo el sistema de transporte, que sea lo más apetecible en confort, seguir generando redes de ciclovía, de bicisendas y políticas que fomenten el transporte multimodal, y por otro lado las cuestiones sanitarias que hagan que las personas vayan perdiendo el miedo. Si hay miedo no hay vuelta, y esto sirve para movilidad y para todo.
Hablabas de algunas iniciativas que van en búsqueda de ganar más espacio público. Las principales fueron la del domingo en la rambla y la que se viene en el Centro. ¿Cómo llevar estas ideas de espacio público de estos barrios que están bien posicionados económicamente a aquellos que son más vulnerados?
En realidad, en ese sentido no hay dificultades. La opción por la rambla o 18 de Julio son distintas. La rambla porque es uno de los espacios públicos más democráticos, junto con el Parque Rodó. Esta no es una idea nuestra, es lo que surge de los monitores permanentes que hace la IM. La gente visualiza la rambla y el Parque Rodó como los espacios públicos más democráticos, donde viene gente de todos lados a pasear, de todos los barrios de Montevideo. Con respecto a 18 de Julio, es para recuperar espacio público pero también para recuperar, en un momento en donde el empleo está disminuido y está con dificultades inmensas, con cifras de 150.000 nuevas personas en el BPS, un impulso al centro comercial a cielo abierto por excelencia, que es la avenida 18 de Julio, que estuvo cerrado durante el tiempo que todos sabemos. Sabemos también que hay otros centros comerciales que están cerrados, pero en este caso justamente es una zona que mueve no solamente el comercio en sí mismo sino todas las actividades económicas aledañas que implica. Traer gente a pasear acá y a consumir de alguna manera ayuda a reactivar económicamente un poco el sector. Pero no vamos a dejarlo acá, vamos a ir al Parque Batlle, en el Prado se va a hacer seguramente el fin de semana que viene. Vamos a ir viendo municipio por municipio dónde se va a hacer. La rambla del Cerro es un lugar donde perfectamente se puede plantear. Tiene que tener ciertas características, ser una avenida grande o algún parque que tenga avenidas internas, pero en casi todos los municipios hay espacios para hacerlo, no es la idea quedarse en la zona de la costa.