El canciller Francisco Bustillo presentó este jueves al ministro de Comercio de Nueva Zelanda, Damien O’Connor, la carta de adhesión con la que Uruguay busca sumarse al Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (Cptpp, por sus siglas en inglés). De esta manera, el país inicia formalmente el proceso en el cual los 11 países miembros del acuerdo analizarán si aceptan la candidatura para integrar el bloque comercial.
Se trata de un tratado de libre comercio firmado en 2016 y que hoy integra un grupo de países con costas en el océano más grande del mundo: Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
Un doceavo país había negociado la firma del acuerdo: Estados Unidos. Sin embargo, luego de ganar las elecciones presidenciales de 2016, Donald Trump expresó que su país abandonaría el acuerdo, que entonces se conocía como simplemente como Acuerdo Transpacífico o TPP.
Con la retirada de Washington en 2017 y con Japón como nuevo líder de facto del bloque, el TPP fue modificado y ratificado por los 11 países. Nacía el Cptpp.
“Con Estados Unidos era un supermegabloque, algo más importante de lo que es hoy”, dijo a Montevideo Portal Ignacio Bartesaghi, doctor en Relaciones Internacionales y director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay.
El “megabloque”
Para Bartesaghi, a pesar de la ausencia estadounidense, el Cptpp sigue siendo un “megabloque”, por “la cantidad de países que lo conforman y lo que representan en términos de comercio, de territorio y de PIB (Producto Interno Bruto) a nivel mundial”.
“Es un acuerdo muy profundo en términos de disciplinas comerciales. Obviamente abarca bienes y la liberalización del comercio entre los 11 miembros, pero también incluye servicios, inversiones; tiene todos los capítulos más modernos, los máximos estándares a nivel comercial”, explicó el experto, que remarcó la presencia de Japón, Vietnam y Canadá como economías destacadas del Cptpp.
“Además, está en proceso de expandirse, de crecer, entonces es un acuerdo de impacto económico y comercial. Fundamentalmente de disciplina. Un acuerdo de última generación”, agregó.
El académico dijo que lo que Uruguay debe hacer es “un análisis detenido de cada uno de los capítulos del Cptpp” con el foco en “algunas áreas que pueden afectar sus normativas nacionales”, porque, para poder ingresar al acuerdo, el país “necesita llevar adelante varias modificaciones de su legislación”, como por ejemplo en materia de propiedad intelectual o compras públicas.
“En propiedad intelectual es lo más notorio: Uruguay hoy no tiene, por ejemplo, incorporados algunos tratados internacionales [en esta materia] que son exigidos para formar parte del Cptpp. Este es un tratado de adhesión. Quiere decir que te integrás a un acuerdo que ya está firmado. No negociás. No es como el caso del TLC (Tratado de Libre Comercio) con China, donde tú empezás una negociación, donde das y recibís. Acá ya sabes que tenés que cumplir ciertos estándares, que hoy Uruguay no cumple”, comentó.
Una vez entregada la carta a Nueva Zelanda, país depositario del acuerdo, se enciende un lento mecanismo que inicia con un proceso de evaluación, tras el que todos los miembros del Cptpp analizarán y darán un veredicto sobre la eventual incorporación de Uruguay. Los 11 países deberán ponerse de acuerdo y dar el beneplácito para que el país se sume al bloque.
Sin embargo, a quienes piensan que se puede tratar de un proceso rápido y ven en el horizonte un nuevo acuerdo, Bartesaghi les advierte: hay “lista de espera” y se respeta.
“Hoy el Cptpp está analizando a Reino Unido; hasta ahora, solo a ellos. También ya solicitaron formalmente el ingreso China, Taiwán, Corea del Sur, Costa Rica y Ecuador. Todos esos ya están antes que vos, si se respeta el orden cronológico”, dijo el experto, que aseguró que hasta ahora ha sido el modus operandi del bloque.
“Lo que puede hacer el Cptpp es decir ‘no discuto China, porque Australia no quiere’ o ‘no discuto Taiwán, porque tal cosa’, y ahí van cayendo y después entrás vos. Definitivamente es un proceso que no es inmediato, ni corto, ni rápido y, mucho menos, sencillo”.
Consultado sobre si ve posible que el proceso termine en este período de gobierno, dijo que no puede decir “con propiedad” eso, pero que “es difícil” que así suceda.
“Reino Unido presentó su nota en febrero de 2021. Ya estamos terminando 2022 y todavía el grupo de adhesión sigue analizando su caso. Además, le han hecho varios comentarios vinculados a los ajustes de su legislación nacional para poder ingresar al Cptpp”, recordó. En setiembre de 2021, China presentó su nota de adhesión para integrar el acuerdo.
Bartesaghi opinó que “está bien” la intención de Uruguay de acercarse al bloque transpacífico porque “es algo que hay que explorar”, pero que el país tiene que ser consciente de que “estamos bastante más lejos de ingresar al Cptpp, que de poder empezar las negociaciones con China”, por lo que “no tenemos que distraernos de lo que tenemos más cerca”.
De números y balanzas: ¿cuánto pesa esta criatura, JC?
Los 11 países integrantes del Cptpp representan, en conjunto, alrededor del 13% del PIB mundial, con un monto aproximado de 11,6 billones de dólares en total, lo que convierte al bloque en una de las áreas de libre comercio más grandes del mundo, junto al Mercado Único Europeo, el Tratado entre México, Canadá y Estados Unidos y la Asociación Económica Integral Regional, que lidera China en Asia.
La economía más fuerte del bloque es quien a su vez tomó el rol de líder una vez que Estados Unidos salió de escena: Japón, con un PIB de 4,94 billones de dólares, según datos del Banco Mundial. Lo siguen Canadá (1,99 billones), Australia (1,54) y México (3,2); el resto de los países tiene un PIB por debajo de la línea del billón, y Brunéi es la economía más pequeña del bloque, con aproximadamente 14 mil millones. Uruguay tiene un PIB de 59.320 millones de dólares.
Poniendo la lupa en Uruguay y el flujo de comercio actual con estos estados, el país con el que más intercambios económicos hay es México. En 2021 se exportó mercancía por un valor de 302 millones de dólares y se importaron bienes por 212 millones, según datos de Uruguay XXI.
El siguiente país en la lista de intercambio comercial es Chile, con exportaciones por 174 millones e importaciones por 96.
“Con México ya tenés un acuerdo, no precisas el Cptpp. Tampoco lo precisas con Chile, ni con Perú”, comentó Bartesaghi, en referencia a los vínculos comerciales amparados en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración.
“Estás negociando con el Mercosur un acuerdo con Canadá, que es probable que en 2023 se active nuevamente la negociación y, quizás, se cierre”, agregó. Al país más norteño del continente Uruguay exportó bienes por un valor de 51 millones de dólares en 2021 e importó 42 millones.
“Por lo tanto, el beneficio más concreto para Uruguay es cerrar un acuerdo con Japón y con Vietnam, quizás con Malasia, más allá de que este último tiene particularidades en exportación de alimentos que todavía nosotros no cumplimos”, aseguró. Con Japón, la balanza comercial es de 55 millones de dólares en materia de exportaciones y de 65 en importaciones.
“Los países asiáticos son lo más atractivo. Y no tenés que descartar que, si Reino Unido ingresa al Cptpp y tú ingresas, también vas a tener un acuerdo con un país europeo muy grande que, además, como se fue de la Unión Europea (UE), no lo vas a tener cubierto en el acuerdo Mercosur-UE. No es un tema nada menor”, agregó Bartesaghi.
Sobre Australia y Nueva Zelanda, destinos de la más reciente gira de Bustillo, el experto remarcó que son países “competidores” en términos de productos para la exportación. “Siempre puede existir alguna oportunidad, quizás más de encadenamiento productivo para exportar a Asia”, dijo.
Mirada suspicaz desde el Frente
La Comisión de Relaciones Internacionales del Frente Amplio analizó el movimiento del gobierno al anunciar su intención de postularse al Cptpp y elevó a la Mesa Política del partido un informe aprobado por unanimidad en el que se expresa que no se niegan a “encarar un estudio detenido, serio, profundo, del tratado, para ver qué beneficios pueden traer al Uruguay”, según comentó a Montevideo Portal el presidente de ese comité de la fuerza, Ariel Bergamino.
“No tenemos ningún inconveniente en apelar a estudios académicos, al diálogo social; porque este tipo de iniciativas requieren de fundamentos técnicos y grandes consensos políticos y sociales”, expresó quien fuera vicecanciller entre 2017 y 2020.
Con esa mirada es que sostiene que desde su partido ven que el Gobierno dio un paso “precipitado” que “demuestra inmadurez, impericia e imprudencia”.
“Primero que nada porque el Gobierno comunica que ha tomado esta decisión de solicitar la adhesión al Acuerdo Transpacífico, invocando como antecedentes unos estudios técnicos que nosotros no conocemos. Tampoco sabemos si previo a adoptar esta decisión hubo algún tipo de mecanismo de consulta, de diálogo, de análisis conjunto, con los actores de la sociedad civil más directamente vinculados a las materias de este tratado”, dijo.
Remarcó que “basta leer los titulares de los capítulos que comprende el tratado para darse cuenta la vastedad y complejidad” del acuerdo y que ahí radica la necesidad de llevar adelante esas instancias de diálogo. “Las consultas políticas, bueno, habrán sido tal vez a nivel de la coalición de Gobierno. En lo que respecta al FA, se lo convocó a una reunión donde se comunicó. Una cosa es comunicar, otra distinta es consultar”, puntualizó.
Para el excvicecanciller, el tema del tratado es “demasiado vasto y complejo como para dar pasos en falso y en solitario”.
“Por otro lado, también es imprudente por lo siguiente: el país está ejerciendo la presidencia pro tempore del Mercosur y la próxima semana albergará la reunión del Grupo del Mercado Común y la Cumbre del Mercosur. Seis días antes, sin que esté obligado por ningún plazo, por nada, da un paso de este tipo. Es una señal poco amistosa”, opinó el frenteamplista.
Bergamino sostuvo que el movimiento del Gobierno agrega “un elemento de rispidez”, no solo a la Cumbre, sino al Mercosur en su totalidad. “No hay duda de que el Mercosur puede y debe andar mejor, pero no va a mejorar con actitudes de este tipo. Ni a los ponchazos, ni a los gritos, ni a la viveza criolla”, dijo.
“Cabría preguntarse si esta iniciativa que ha adoptado el Gobierno uruguayo apunta realmente a mejorar la siempre mejorable inserción económica y comercial de Uruguay en el mundo y la región, o se trata de otra cortina que despliega el Gobierno para tapar sus propias debilidades, insuficiencias, incumplimientos y hasta escándalos”, aseveró Bergamino.
Los otros números del bingo: China, Turquía, la Unión Europea y Singapur
“Yo creo que el TLC con China puede ser una posibilidad en 2023 o 2024. Si se inician las negociaciones antes de que termine el año o a principios del año que viene”, sostuvo Bartesaghi, que recalcó que ese acuerdo “sigue siendo la posibilidad más próxima y más real” que tiene Uruguay en el horizonte, aunque adivitió que eso “depende de China”.
En el caso de Turquía —otro de los objetivos de Cancillería para perseguir un TLC—, dijo que “recién hay un estudio de impacto” y que no hay expectativas de que se pueda avanzar con Ankara en “el corto o mediano plazo”.
En esos términos, Bartesaghi agregó que el eventual ingreso de Uruguay al Cptpp “va a ser más de mediano o largo plazo” porque no cree que “se haga un tratamiento tan exprés” de la solicitud uruguaya.
Por otro lado, con el foco en Mercosur, dijo que su agenda externa “está bastante lenta” y que el bloque “está con una crisis estructural” dado que “hay una falta de visión total en todos los temas”.
Respecto al bloque del Cono Sur, mencionó el TLC anunciado por el Mercosur con Singapur, que está a la espera de que se concrete su firma. Sin embargo, dijo que este acuerdo “no es relevante ni para Uruguay ni para tampoco el resto del Mercosur”.
“Es un acuerdo que es un paso importante porque es la primera economía asiática con la que cerrás un acuerdo, porque está el acuerdo Mercosur-India, pero es tan limitado, tan precario, que no vale la pena ni nombrarlo”, espetó.
El académico dijo que con Singapur “pueden existir oportunidades” en “algunos temas de servicios” pero que el principal valor de este acuerdo es que sirva como “puerta de entrada al resto de los miembros de la Asean [Asociación de Naciones de Asia Sudoriental, por sus siglas en inglés]”.
“Es un acuerdo relevante, pero no de los sustanciales”, apuntó, y agregó que si bien Uruguay “lo quiso terminar de firmar en su presidencia pro tempore” del Mercosur, Argentina “ya lo pateó para el año que viene”.
“Yo diría que esto va a patearse más para Brasil que para Argentina”, añadió, marcando el segundo semestre del año que viene como fecha esperable.
Sobre lo más ansiado, el TLC entre el Mercosur y la Unión Europea, dijo que el bloque con sede en Bruselas “sigue sin presentar cuáles son sus condiciones” en materia de asuntos ambientales, área donde pronostica que la victoria de Lula en Brasil pueda favorecer las discusiones.
“Tenés también, desde el lado positivo, el hecho de que la guerra en Ucrania está favoreciendo que la Unión Europea empiece a mirar más socios, por lo que tiene que ver con la crisis energética y de alimentos. Por otro lado, creo que la UE tiene problemas mayores que resolver, pero podría favorecer esa coyuntura a que miren con más interés al Mercosur”, señaló.
“El lado negativo es que no sabés cómo va a reaccionar Lula y cómo va a reaccionar Argentina. Se había intentado revisar algunas de las concesiones que se vieron en el acuerdo. No es menor que [Alberto] Fernández dijo en Bali, en el G20, cuando le preguntaron por el acuerdo, que era un acuerdo que lo cerró Bolsonaro y lo cerró Macri y que no cae bien en el sector automotor ni a Argentina ni a Brasil”, recordó, e indicó que Lula también hizo referencia a esa industria.
“Ahí hay una gran incertidumbre, porque estos dos socios del Mercosur pueden verse tentados a querer revisar las ofertas que se dieron y eso sería postergar aún más”, concluyó el experto.