Un delfín encalló en la playa de Piriápolis el pasado fin de semana. Dos hombres que estaban allí se acercaron y, tras intentar perfilarlo hacia el mar, lograron devolverlo al océano. El animal presentaba marcas en su cola y aletas.
Paula Laporta, bióloga y activista, informó a Montevideo Portal que se trata de un “animal joven”, de metro y medio, con varias “marcas”, pero que se se veía “fuerte” y que, por su apariencia, “su morfología, la forma de la aleta, el hocico” parecía ser una tonina oceánica, especie que no suele moverse por las zonas costeras.
De todas formas, el animal terminó varado y llegó hasta la arena. ¿Cómo? Hay “mil hipótesis”, según Laporta. Para la especialista, las marcas sobre el animal “eran fuertes” y “de los dientes de otro delfín”. Esto, según explica, abre la cancha a varias situaciones, porque ese tipo de comportamiento es parte de la interacción natural que tienen los animales o porque el delfín se encontraba enredado en una red y otro lo lastimó al intentar asistirlo.
Para Richard Tesore, de la ONG S.O.S. Rescate Fauna Marina, las marcas posiblemente se originaron por la propia red de pesca que pudo haber lastimado al animal. Además, aclara que no solo la red es una amenaza para los cetáceos.
Tesore comenta que la pesca deportiva también tiene impacto; los pesqueros se aglomeran “donde hay pozos, comederos o más pesca”. Eso genera que, en una misma zona, se acumulen los fragmentos de las tanzas de las cañas que se hunden en el mar cuando revientan. Debajo del mar, resulta una “madeja de tanzas” en las que se “enredan los animales y mueren ahogados”, explica.
Laporta integra los proyectos Toninas y Yaqu Pacha Uruguay, organizaciones para la conservación de mamíferos acuáticos en América del Sur. Comenta que, sobre todo en la primavera, aumenta la frecuencia de estos sucesos y que la especie más afectada es la franciscana por problemas con redes de pesca.
¿Cómo responden? “En Uruguay hoy en día no tenemos ni conocimiento ni capacidad, ni logística, ni equipamiento para atender un animal de estos”, comenta Laporte. Y a su vez reconoce que este tipo de rehabilitaciones es algo “delicado”. “No se sabe si el animal que vuelve a insertarse en el mar sobrevive”; para eso, debe hacerse un seguimiento a través de un transmisor, explica.
“Si aparece un animal vivo, se trata de meterlo para adentro de nuevo”, comenta, para que, en todo caso, el animal “muera en su medio y no en la playa”. Su trabajo, entonces, se limita a inspeccionar y estudiar los cetáceos que llegan sin vida a la orilla.
Laporta comentó que el mamífero marino encontrado y rescatado este fin de semana, se acercó a Playa Verde por la tarde. De todas formas, tanto la bióloga como Tesore aseguran que el animal no volvió a verse, algo “clave” para Tesore, ya que, “cuando el animal está mal, vuelve a aparecer”.