Contenido creado por Joaquín Symonds
Elecciones 2024

El sabor amargo

Del optimismo moderado al luto, y el efecto Ripoll: la noche con sabor amargo de Delgado

Varios dirigentes asimilaron con sorpresa la derrota, mientras que otros reaccionaron con bronca y se fueron sin hablar.

25.11.2024 07:00

Lectura: 6'

2024-11-25T07:00:00-03:00
Compartir en

Por Joaquín Symonds

Los blancos estaban convencidos de que ganarían. Se los veía felices, eufóricos y sin miedo, la sensación contraria a la elección de octubre, cuando temían que el colorado Andrés Ojeda se quedara con el liderazgo de la coalición. 

Pero la realidad, a las 20:30 horas, marcó un escenario diferente y les dio un golpazo que recibieron sin disimulo. Un dirigente político del Partido Nacional usó una metáfora que explica lo que sintieron: “Venís manejando rápido, bien… creés que bien, pero te das un palo y todo se da vuelta en un segundo”. 

Es que en un segundo el ánimo de los integrantes de la coalición pasó de esa sensación dulce de victoria a la amargura de una derrota que no imaginaron. “Yo te juro que nunca me pensé esto”, dijo otro dirigente mostrando una placa de la consultora Cifra, que a las 20:42 ya daba al frenteamplista Yamandú Orsi como presidente.

Mientras tanto, en la misma habitación que Valeria Ripoll fue designada como candidata a vice, Álvaro Delgado estaba junto a su círculo más íntimo. Al ver los resultados adversos, y que la tendencia ya estaba consolidada, activó el “protocolo derrota”: llamó al presidente Luis Lacalle Pou y al recién electo Orsi para felicitarlo como nuevo presidente.  

La charla con Lacalle fue breve, de “amigo a amigo”: el mandatario se solidarizó con Delgado y le dijo que ahora era momento de hablarles a los militantes, en un discurso “sí de derrota, pero no de derrotados, porque esto sigue”, según contó a Montevideo Portal uno de los dirigentes que estaba en la misma mesa.  

Y Delgado cumplió. Salió rodeado de los cinco dirigentes de la coalición, además de los legisladores, y agradeció a cada uno de los votantes. Sus hijas, detrás, estaban en un mar de lágrimas y cada vez que el ahora excandidato hablaba de la derrota, se les fruncía el ceño en señal de que no podían controlar el llanto. 

Foto: FocoUy

Foto: FocoUy

Cuando le agradeció a su familia, Delgado también se mostró visiblemente emocionado. Ripoll, por su parte, prefirió no hablar, porque sintió que no era momento, además de manifestar a su interna una emoción tal que temía no poder sostener un discurso.   

Y así los blancos, colorados, cabildantes e independientes fueron entrando en un clima de duelo. Como aquel que sabe que perdió a un ser querido y que lo único que resta es mirar para adelante. Varios legisladores electos aseguraron que garantizarían la gobernabilidad al Frente Amplio pese a que nadie tiene mayorías parlamentarias. 

El diputado Juan Martín Rodríguez dijo a Montevideo Portal que “ahora el que es mano es Orsi”. “Nosotros apoyaremos los proyectos en los que estemos de acuerdo y, quizá, en aquellos en los que no estemos tan de acuerdo, pero sean buenos para el país, también”, agregó. 

Sebastián Andújar, por su parte, consideró que no es momento de hacer análisis en caliente y lo mismo sostuvo la vicepresidenta Beatriz Argimón, quien agregó que “la vida sigue”. “Tengo más derrotas que victorias, por eso sé que no es el fin del mundo. El país continúa”, sostuvo. 

Por otro lado, ante la consulta de Montevideo Portal sobre si la derrota no sería una señal de cierta disconformidad con el gobierno llevado adelante por la actual administración, Andújar respondió: “La verdad que creo que no. El presidente tiene una aceptación casi mayor al 50%. Obvio que no se hizo todo bien”. 

Un peso de encima 

Conforme el paso de las horas, la ansiedad de Delgado era notoria. Algunos de los presentes en el segundo piso de la sede de bulevar Artigas y Chaná contaron que el blanco miraba su reloj, observaba de reojo los televisores que tenían sintonizados los informativos y navegaba en X para saber de qué se estaba hablando. 

Cuando dieron los resultados, la cara le cambió y la emoción llegó cuando sus hijos fueron hasta la sala en donde estaba para abrazarlo. “Estamos orgullosos, papá. Diste todo y hasta un poco más”, le dijo entre lágrimas Pilar, la menor de los tres. 

Fuentes políticas confesaron que para el excandidato el final de esta campaña fue “sacarse un peso de encima”, porque desde hacía varias semanas acumulaba un cansancio excesivo. Obviamente el resultado no fue el esperado, pero sí marcó un punto final para Delgado, que ahora se tomará unos días de descanso para luego reunirse con Lacalle y definir el camino a seguir.

Tras el resultado de este domingo, el mandatario se reafirma como el único líder del Partido Nacional y deberá resolver si asume o no la banca en el Senado por la que fue electo en octubre.  

El efecto Ripoll 

La elección de Ripoll como compañera de fórmula generó, al comienzo, varios detractores. Y este domingo entre los blancos parecía un secreto a voces: nadie lo quería decir, pero varios lo pensaban. 

Si bien los dirigentes reconocieron que es injusto cargarle la derrota, sí consideraron que es un factor que pudo haber influido. El diputado Rodríguez prefirió no responder y sostuvo que su sector, el Herrerismo, hizo todo lo posible para que la fórmula resultara la más votada. 

Otro senador, de varios años en el Parlamento, consideró que “con el diario del lunes” quizá “Valeria no pudo llegarle a esos blancos que estaban indecisos o que no sabían a quién votar”. “Quizá para ellos hubiera sido mucho más fácil elegir una fórmula bien blanca, con alguien que tuviera trayectoria dentro del partido”, agregó. 

Quien no disimuló la frustración fue el senador electo Sebastián da Silva, que fue el primero en abandonar la sede con claros gestos de enojo. “No voy a ser la cara de derrota”, indicó ante la pregunta de Montevideo Portal

Lentamente los dirigentes se fueron sin hablar. Delgado fue el último y se dirigió a su camioneta saludando a todo aquel que se le cruzara, siempre con una sonrisa en la cara, tras obtener —al cierre de esta edición y sin los observados— 96.000 votos menos que Orsi.  

Por Joaquín Symonds