En marzo de 1999, el entonces príncipe de Gales vino al sur de América en una vista histórica. Se trató de un año bisagra en la vida del ahora monarca, ya que fue entonces cuando dio un importante paso adelante en su relación con Camila Parker Bowles, con quien apareció públicamente por primera vez.

El viaje oficial del príncipe tenía como cometido principal afianzar la reconciliación con Argentina tras la guerra de las Malvinas. Y antes de arribar a Buenos Aires, pasó por Montevideo.

Recibió las llaves de la ciudad de manos de la actriz y activista Nelly Goitiño. Defensora de los Derechos Humanos (formó parte de la Comisión Nacional Pro Referéndum, con el fin de derogar la Ley de Caducidad), Goitiño dijo al príncipe que en la Cámara de los Lores de su país se libraba también “una lucha histórica” por esos mismos derechos.

Según recogiera el periódico porteño Clarín, Carlos simplemente agradeció el gran honor de recibir las llaves de Montevideo, y aludió a la visita que su abuelo, Jorge VI, realizara a Uruguay en 1931.

La mayor parte de su estancia en Uruguay la dedicó a actividades sociales vinculadas al cuidado del medio ambiente y la protección de la infancia. Pernoctó en el pequeño y lujoso hotel Belmont House, en Carrasco, alojamiento que albergara a figuras como Hillary Clinton, Fidel Castro y Plácido Domingo.

Carlos dio orden de que no se le sirviera ningún plato que contuviera carne con hueso. Esto se debía a que por entonces la enfermedad de la “vaca loca” castigaba Inglaterra y generaba cierta paranoia. Sin embargo, en Uruguay no se había presentado ni un solo caso.

Y si de carne se trata, el ahora rey fue consultado en un evento empresarial acerca de uno de los productos que unen a ambos países: el corned beef. Producto estrella del Frigorífico Anglo de Fray Bentos, alimentó a la tropas británicas durante las dos guerras mundiales, y fue una conserva presente durante décadas en los hogares británicos. De hecho, aún hoy muchos guardan una lata en sus alacenas para “casos de emergencia”.

“Recuerdo haber comido tanto corned beef que hasta me salía por las orejas”, recordó con humor el príncipe, sin duda más que harto de la carne enlatada.

La marca Fray Bentos caló hondo entre los consumidores británicos, circunstancia que la ha mantenido activa en el mercado. Si bien el frigorífico fraybentino cerró sus puertas en 1979, la línea de conservas se sigue comercializando. En 2011, la compañía Baxter compró la marca Fray Bentos y la asignó a varios de sus enlatados.