Por César Bianchi
@Chechobianchi
A los 5 años Arturo ya se sentía hincha de Danubio. Y eso que no era de Maroñas o un barrio cercano. Sus papás vivían en Carrasco, donde nació y sigue viviendo hasta el día de hoy, su padre -el ingeniero Héctor Del Campo- fue tentado a ser delegado del club, se hizo hincha fanático y empezó a llevar al pequeño Arturo a reuniones con veteranos dirigentes, se metió en vestuarios tras éxitos o derrotas y se empapó de la esencia del cuadro de la franja fundado por niños de una escuela pública.
Arturo Del Campo, hoy con 59 años, y ya preparado emocionalmente para convertirse en sexagenario, vive de su campo en Lavalleja, donde se abocó a la actividad agrícola-ganadera (soja, arroz, y cría de ganado). Le tira el campo a Del Campo, como le tira Danubio.
Fue presidente de su amado club desde 2004 a 2010, período en el que conquistó dos de los cuatro títulos Uruguayos de su historia. Luego dio un paso al costado. En 2018 fue candidato a ser titular de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y estaba decidido a darle pelea a Wilmar Valdez, que iba por la reelección. Pero un empresario le acercó algunos audios grabados en conversaciones con Valdez sin su consentimiento, y Del Campo quedó shockeado. Habló con abogados, participó del secreto a un periodista deportivo y finalmente encaró al propio Valdez. El caso derivó en un lío judicial que lo llevó a declarar en Fiscalía, aunque -siente Arturo- el fútbol todavía se debe una investigación a fondo sobre qué sucedió en ese momento dado el tenor de las denuncias. Valdez, que hace un mes contó su historia en un libro y fue entrevistado para este espacio, terminó bajándose de la candidatura y la Conmebol no le permitió a Del Campo ser candidato a la AUF.
Tres años después de aquel episodio que tanto lo amargó, Del Campo dice hoy que quedó "asqueado" con el mundo de la AUF y no le interesa volver a tener ningún cargo dirigencial allí. Cree que la gestión de Ignacio Alonso es "mala" y que desde la intervención de la AUF para acá no ve "nada positivo" para el fútbol uruguayo.
Todavía dolido por el momento deportivo de Danubio -se hace responsable como cabeza de la directiva y siente que "falló" por no poder evitar el descenso a la B-, Del Campo asegura que "lo único que hoy lo une al fútbol es tratar de salvar a Danubio".
-¿Qué quería ser cuando fuera grande?
-No te voy a decir la típica de que quería ser futbolista y que por eso soy dirigente. Estuve siempre de cerca de la parte dirigencial por mi viejo. A los 7 años ya estaba en un vestuario, acompañándolo a él. A los 12 mi padre era presidente de la AUF y yo ya estaba inmerso en el fútbol. De chico estaba vinculado al fútbol, y tenía la expectativa desde chico a llegar a la parte dirigencial del fútbol.
-Tiene negocios agropecuarios, tiene campo en Lavalleja, antes lo tuvo en Soriano, y vive de esa actividad. ¿Heredó hectáreas de campo o fue una actividad en la que le interesó incursionar en algún momento?
-Hace 35 años que mi actividad es esa: el campo. Mi familia está unida al campo desde 1840 cuando mi tatarabuelo Juan Jackson compra campos. Son muchas generaciones. Por eso digo que mis dos raíces son el fútbol, que viví desde la niñez por mi padre; y el campo, por mis tíos, abuelos, tatarabuelos. A raíz de eso estudié ingeniería hasta tercer año, y a los 23 me vine a trabajar al campo de mi abuela. A los 25 era el encargado del campo de mi madre.
-¿Quién lo hizo hincha de Danubio? ¿Su padre, el ingeniero Héctor Del Campo?
-Mi padre tenía 30 años cuando se funda Danubio. Él era de Nacional, pero se hizo hincha de Danubio, porque él tenía una fábrica cerca de la sede de Danubio, un día lo acercan como delegado de Danubio y ahí él sufrió una metamorfosis: ¡se hizo hincha fanático de Danubio! Perdió todo vestigio de aquella simpatía inicial por un grande. Cuando yo tenía 5 años el viejo me llevaba a ver a Danubio. Yo no tenía apego por ninguno de los grandes.
-Usted vive en Carrasco, donde vivió toda su vida, y tiene campos en el interior. ¿En su caso no hubo un sentido de pertenencia al barrio, a La Curva de Maroñas?
-Yo viví lo inverso a lo tradicional. Lo tradicional es que vivir en un barrio te acerca a un club. Lo mío fue al revés: acercarme al club me unió al barrio. Yo siento todas las zonas de influencia de los barrios de Danubio casi como propios. Yo siento tanto apego a Carrasco, donde nací y vivo hasta hoy, como al barrio de Danubio. Se fue dando por el apego al club. Desde los 5 años soy fanático del club. Un día, cuando tenía 8, pinté las paredes de la casa del campo con las iniciales D.F.C. y mis padres casi me matan. Otra vuelta el viejo me llevó a la AUF, fui a la sala donde se reunía la asamblea de clubes, que daba a 18 de Julio. Tenía 10 años y conocí por dentro la vieja AUF. Fue bajo el mandato de mi viejo que se construyó la nueva sede (sobre la calle Guayabos). Toda esa cocina del fútbol la mamé desde muy chico. Entraba a los vestuarios cuando Danubio ganaba o perdía.
-Me contaron que de jovencito iba a la tribuna detrás de un arco, llevaba bombas brasileras y fuegos artificiales. ¿Fue un barrabrava?
-Era. Me identificaba más vivir los partidos con la barra, atrás del arco, que en el palco con mi viejo. Yo iba con la famosa "barra de las banderas". Iba atrás del arco, y sentía el fútbol como ellos. Yo lo sentía apasionadamente, como lo sentían ellos. Hice muchos amigos ahí, de hace 50 años, en una hinchada de Danubio que ya en los 70 y principios de los 80 era complicada. Yo compraba de a mil bombas brasileras, entonces las entraba al estadio y las repartía entre la gente. Era un peligro... hoy es impensado. ¡Todo el mundo tiraba bombas! Era una manera de alentar al equipo.
-Me contaron que a una sobrina, hija de una hermana suya, le dicen "La Pompa". Cuénteme por qué.
-Florencia nació el mismo día de un partido en el que Danubio le ganó 4 a 1 a Peñarol y el "Pompa" (NdeR: el moreno Edgar "Pompa" Borges, volante ofensivo danubiano) la rompió e hizo un gol, en una Liguilla Pre-Libertadores del 89. Yo tengo una familia muy extensa, somos siete hermanos, cada uno tiene hijos y yo hasta tengo sobrinos nietos. Hace unos 10 años ella se reencontró con el "Pompa". Por esa época, él vivió en la sede. Se crio ahí, como Walter Gargano, y otros jugadores de Danubio que vinieron del interior o no tenían dónde quedarse, y vivían en la sede. También años después, Jadson Viera vivió en la sede. Yo empecé como dirigente de Danubio en juveniles, me acerqué a la institución y logré ver ese cuadro maravilloso que tuvo Danubio y terminó consagrándose Campeón Uruguayo en 1988.
-Le cambio de tema. ¿Leyó El fútbol y mi verdad, el libro de Wilmar Valdez?
-Lo leí hace muy poco. Cuando Valdez empezó a salir en varios medios, después de dos años de callar, lo que hice fue mandarle un mensaje y le dije: "Wilmar, si te interesa tener un debate público sobre todo lo que pasó, estoy a la orden". Por algo hace un libro, a mí no se me ocurre pensar que a la gente le pueda interesar un libro mío. Pero cada cual... Bueno, le dije que estaba dispuesto a tener un debate público con él en los medios, y que estaba dispuesto a presentarme ante el Tribunal de Ética de la AUF (cosa que ya hice dos veces por las mías, y no tuve suerte) para que sea el fútbol el que evalúe cuál fue el procedimiento de cada uno, cómo actuó cada uno y que la gente saque sus propias conclusiones después. Y Wilmar no me contestó esa invitación, para debatir públicamente y para ir al Tribunal de Ética juntos.
Me hubiera gustado tener un debate con él, con un periodista como intermediario, y aclarar algunas cosas. Hablar de cómo fue todo. Yo me presenté ante el Tribunal de Ética de la AUF dos veces: una cuando pasaron todos estos temas hace tres años. Yo les dije: "Quiero que estos temas los investigue el fútbol, vayan a fondo", pero los miembros renunciaron al poco tiempo, y no pude avanzar. El fútbol nunca ahondó ante las denuncias, que fueron gravísimas. El fútbol nunca dio su veredicto, nunca hurgó en cómo fueron las cosas. La comisión tuvo un año y me decían "no se puede avanzar", me decían que no estaba en los estatutos que yo pidiera una investigación, porque nadie había un hecho una denuncia contra mí.
"Yo iba a la tribuna atrás de un arco, no iba con mi viejo al palco. Compraba de a mil bombas brasileras, las entraba al estadio y las repartía entre la gente. Hoy es impensado. ¡Todo el mundo tiraba bombas! Era una manera de alentar al equipo"
Me dijeron que cuando hubiese un Código de Ética se podría agregar allí que se pudiera investigar ese tema, pero eso estuvo cajoneado en la AUF y no había interés en la AUF en hurgar en ese tema. Los integrantes del Tribunal de Ética, que renunciaron, me dijeron que habían cajoneado el asunto. El fútbol no lo investigó y para mí fueron hechos muy graves.
-¿Qué lectura hace hoy del episodio que le tocó vivir, a propósito de los audios que grabó el lobista Walter Alcántara con Valdez y que derivó en la renuncia de éste a la candidatura a la AUF en 2018?
-Yo hice lo que tenía que hacer, lo que debe hacer una persona de bien ante una situación que se me presenta. Alcántara me ofreció insistentemente los audios. Yo hacía 10 años que no lo veía, lo conocía de cuando él era secretario del proyecto Gol al Futuro. Un buen día me empezó a mandar mensajes hablándome de Valdez -yo tenía muy buen concepto de Valdez-, y él me empezó a decir un montón de cosas que no se correspondían con la buena imagen que yo tenía de Valdez. Y me dijo muchas cosas peores que las que salieron a la luz. Yo, al principio, no le di asidero. Cinco días antes, (el periodista deportivo Rodolfo) "Pillo" Larrea largó un tuit donde decía que "Wilmar Valdez estaría dispuesto a ofrecerle a Del Campo que sea director de selecciones nacionales para que desista de su candidatura y lo acompañe, y que Del Campo sea proyectado como presidente para 2026". Algo así.
Wilmar, que estaba en el Mundial de Rusia, se comunica con Julio Ríos -sabía que era amigo mío- y le dice: "Hablá con Arturo y decile para tener una reunión en Montevideo por este tema". Yo lo llamé directamente a Wilmar a Rusia, y le dije: "Wilmar, hablé con los clubes, y te agradezco el ofrecimiento, pero no lo puedo aceptar, porque hablé con (el presidente de Liverpool, José Luis) Palma y otros presidentes que me apoyan, y no están dispuestos a acompañar el ofrecimiento que me hiciste". Yo iba a tener una reunión con Valdez a su regreso, que ya estaba pactada. Yo le adelanté a Valdez que no podía "venderme" aunque me ofreciera el mejor cargo, como ser director general de todas las selecciones, y una promesa de que en 2026 iba a ser presidente, pero no podía darle la espalda a los clubes que apoyaban mi candidatura. Y mirá que yo tenía un gran respeto y acercamiento con Valdez.
En ese 2018 a mí me había ido a buscar un grupo de clubes, pero había 11 clubes que de ninguna manera iban a votar a Valdez. Seis clubes estaban con (Eduardo) Abulafia y otros cinco me fueron a buscar a mí. Ninguno de esos 11 clubes estaba dispuesto a votar la reelección de Valdez, y eso lo sabe todo el mundo.
-¿Y dónde entran Alcántara y los audios?
-Cuando sale la información de que yo me uniría a Valdez y declinaría mi candidatura, para aceptar el cargo de director de selecciones nacionales y con la promesa de ser presidente en 2026, me escribe Alcántara -hacía 10 años que no lo veía- y me dice: "¿Cómo puede, una persona como vos, unirse a Valdez? Valdez hizo esto, esto, esto y esto". Yo no confié en Alcántara, le agradecía y le decía que no me interesaba. Hasta que me hace una llamada y me empieza a contar cosas de Valdez, de las cuales los audios son solo una parte, y una cantidad de cosas más, incluso de su época de dirigente de Rentistas. Alcántara no estaba bien, estaba pasando un mal momento personal. Cuando Alcántara me dijo un montón de cosas, yo le dije: "Dame pruebas, y hacemos la denuncia penal, como tiene que ser". Entonces él me dijo: "Arturo, vení mañana a casa, y acá te muestro las pruebas de lo que te estoy diciendo".
Yo al otro día le escribí: "Mirá Walter, no voy a ir a tu casa", porque pensé que era un desvarío. "Si querés, mandame lo que tengas". Le dije eso como una manera de sacármelo de encima. Yo estaba reunido con seis presidentes de clubes en mi casa, y él me empieza a mandar los audios. Escucho dos o tres, y le digo a Palma: "José Luis, Alcántara me está mandando cosas, escuché dos o tres audios y son cosas terribles". Cuando se fueron los dirigentes de casa, esa noche escuché tranquilo los audios, ¡y eran gravísimos! Al otro día consulté a mis hermanos -que trabajan hoy conmigo en Danubio- y uno me dijo: "Hay que hacer la denuncia penal ya". Era un tema muy delicado. Consulté a un amigo de la familia, que es el Dr. Juan Andrés Ramírez, le conté todo, y me pidió escuchar los audios. Los escuchó y me recomendó hablar con un abogado penalista.
A todo esto, yo tenía pendiente una reunión con Ríos y Valdez, al regreso de éste de Rusia. Entonces llamé a Julio (Ríos) y lo participé: "Mirá lo que me está pasando...", y le conté todo. Ríos me recomendó consultar a Jorge Barrera. Me reuní con Barrera, escuchó los audios, y me dijo: "Mirá Arturo, yo no veo algo penal, no se han consumado delitos. De todos modos, es algo grave, y creo que Wilmar merece que le cuentes lo que está pasando, sobre todo si es tu amigo". No me convencía... Hablé con Palma de nuevo, volví a hablar con Ramírez, y lo pensé bien tres días. Yo ya estaba inmerso en el tema, por acción o por omisión. Si yo actuaba, no había nada lindo por delante, pero si yo no actuaba, el día de mañana se podía desconfiar de por qué no hice nada al enterarme de eso.
"El fútbol nunca dio su veredicto (sobre el Caso Valdez). La Comisión de Ética de la AUF estuvo un año y me decían "no se puede avanzar", eso estuvo cajoneado en la AUF y no hubo interés en hurgar en el tema. El fútbol no lo investigó y para mí fueron hechos muy graves"
Si yo quisiera obrar mal, ¿voy a hablar con dos abogados, y con presidentes de otros clubes? Después de analizar mucho el tema, le hice caso al abogado penalista (Barrera): fui a hablar con Wilmar (Valdez). Barrera después, incluso, dijo en Fiscalía que cuando yo le fui a consultar, me notó muy amargado. No hay nadie que diga que yo estaba feliz con ese tema, porque iba a aprovechar esa ocasión.
-Volvamos al meollo de aquel entuerto. Tres años después, ¿qué reflexión le merece?
-Fue un tema en el que me vi involucrado casi sin quererlo, y yo hice lo que pensé que tenía que hacer. No me apresuré. Todo lo hice a conciencia, hablé con profesionales, busqué hacer lo mejor. Si hubiera buscado un rédito personal, quizás hubiera aceptado la oferta de ser director de selecciones y presidente de la AUF en 2026.
Todo esto me cambió mucho la imagen que yo tenía de Valdez, y después me dio cierta lástima. Valdez, en una primera instancia, dijo la verdad: "En ningún momento me vinieron a coaccionar, en ningún momento sentí eso". Yo nunca fui citado por posible coacción o violencia. En un momento le escribí a Alcántara: "Mirá, con todo esto me metiste en un problema, yo estoy hablando con abogados y estoy haciendo todo lo que tenga que hacer, porque esto me complica". "Disculpame Arturo si te compliqué, lo último que quería era comprometerte". Pero yo le avisé que iba a iniciar un proceso de investigación. A todo esto, Valdez, al principio, no va contra mí diciendo que yo lo fui a coaccionar. Nunca sintió eso.
-Pero tiempo después sí. Él dijo que usted y Julio Ríos lo presionaron... Y -recordemos- usted era contendiente de él en la campaña por la presidencia de la AUF.
-¡Setenta días después! A los 70 días él cambia absolutamente su versión, y dijo que "justo" cuando había una elección en la FIFA, y que "en base a lo que escuchó en los audios y al posterior nosequé"... yo lo había coaccionado. Wilmar se olvidó que al otro día de la reunión con él, vino a mi casa. Estaba mal, devastado, y me preguntó qué me parecía que él tenía que hacer. Ahí le aconsejé: "Wilmar, hablá con tus abogados, con tus compañeros, y tomá la mejor determinación". Nunca le dije que renunciara.
La teoría de la coacción era: "Vos renunciá (a la candidatura en la AUF), y nosotros no hacemos públicos los audios". Mirá cómo cae esa teoría: yo fui a hablar con Wilmar a la casa de Julio (Ríos) el 26 de julio (de 2018) a las 13 horas. El mismo día a las 19 horas yo fui a otra reunión donde le avisé a (Eduardo) Ache, que estaba en la gobernanza de Conmebol, de todo lo que había pasado, como interlocutor para que él hablara con el Ejecutivo de la AUF. Sus compañeros (Ignacio Alonso, Alejandro Balbi) estaban reunidos en el (hotel) Sofitel, esperando la reunión conmigo en lo de Ríos, en donde le conté a Ache todo lo que había pasado. Cuando se iba, Ache llamó a Balbi y le dijo: "Alejandro, es mucho peor que lo que él (Valdez) nos dijo". ¡O sea que él tampoco lo escondió! ¿Cuál es el arreglo con él, si él le contó a sus compañeros, y yo hice la denuncia ante las autoridades del fútbol?
-¿Y eso qué indicaría?
-Vamos a pensar mal: una coacción de mi parte a Valdez. "Wilmar, tengo esto de vos. Te bajás de la presidencia de la AUF y me dejás el espacio a mí, o yo hablo de estos audios en la prensa". La otra, la que se dio, no fue así. Fue: "Te vengo a avisar primero a vos, por un tema de códigos, de lealtad entre amigos". Cuando hablo con Valdez y él no da respuestas fehacientes al tema, cinco horas después, avisé a las autoridades de la AUF, que ya estaban avisadas por él. Todo fue cristalino. Conclusión: no tiene explicación la teoría de la coacción. Tengo pruebas de todo. Si yo quería coaccionarlo y que se bajara para no mostrar los audios, ¿cómo cinco horas después hablé con otros dirigentes, y él también lo hizo?
-Usted se termina bajando de la candidatura porque la Conmebol no le otorgó el carné de idoneidad. ¿Qué pasó allí? ¿Le quedó claro con el tiempo?
-Me quedó claro lo que pasó y lo que no pasó. Yo hacía 10 años que no estaba en el fútbol y evidentemente había una cantidad de poderes en el fútbol complicados... La Conmebol no me da el certificado de idoneidad, cosa que me enojó mucho. Tenía tres posibilidades la Conmebol: dármelo, dármelo condicionado, siempre cuando la persona esté sujeta a un proceso legal, y no dármelo. Yo pensé que a lo sumo, me lo darían, condicionado. Cuando me dijeron que no me lo daban, me cayó mal. Me argumentaron que no me lo daban porque no avisé a las autoridades de la AUF, y que demoré "mucho tiempo" en notificar de la existencia de los audios. Fijate que yo recibí los audios el 20 de julio, el 22 hablé con abogados, me tomé unos días para pensar y el 26 de julio lo denuncié a la AUF y lo hablé con Valdez. Me dijeron que "demoré mucho" y que lo hice para menoscabar la imagen de Valdez y aprovecharme del tema. Nunca saqué yo los audios a la luz. Nunca. Solo avisé a las autoridades del fútbol.
-Me consta que estuvo muy afectado por todo ese entuerto, pero usted era un protagonista lateral de la historia. ¿Se sintió manchado o que lo quisieron perjudicar?
-Pienso que me metí en un lugar de poderes que yo no manejo. Pienso que a mí no me dieron el certificado (de idoneidad) porque se quería intervenir la AUF. ¿Y el tema cuál era? Que no hubiera elecciones. Pero no era la manera, porque si a mí me hubiesen dicho: "Mirá loco, abrite que acá se va a intervenir el fútbol por esto, esto y esto", capaz que me convencían y me abría. No me gustó lo que hicieron porque me pareció un atropello para alguien que trabajó 30 años honorariamente en el fútbol desde divisiones juveniles, tratando de honrar el apellido de mi padre, tratando de ser honesto y actuando con ciertos principios...
-En mayo de 2020 usted dijo en rueda de prensa: "La presidencia (de la AUF) de Ignacio Alonso es mala". ¿La sigue considerando una mala gestión?
-Alonso me llamó hace un año diciéndome que quería tener una reunión conmigo. Le dije: "Mirá Nacho, yo no tengo un buen concepto de vos, por esto, esto y esto. Capaz que nos reunimos, me das tus explicaciones y capaz que te pido disculpas, y queda todo bien". Él estaba inmerso en aquel Ejecutivo. ¿A qué me refiero? ¿Cómo puede decirme la Conmebol que no avisé a las autoridades de la AUF si cinco horas después de reunirme con Valdez le avisé a él? Las autoridades de la AUF deben haber avisado a Conmebol: "Mirá que está pasando esto". Respecto a esa charla que quedó pendiente, nunca más me llamó y no se concretó. Quizás algún día lo aclaremos.
"Yo hice lo que pensé que tenía que hacer. Todo lo hice a conciencia, hablé con profesionales, busqué hacer lo mejor. Si hubiera buscado un rédito personal, quizás hubiera aceptado la oferta de ser director de selecciones y presidente de la AUF en 2026"
Respecto a su gestión: desde la intervención de la AUF para acá, no veo nada positivo para el fútbol. No veo que se haya logrado nada. Acá no hay nada personal con él. Danubio integra un grupo de clubes que tiene diferencias grandes con las autoridades de la AUF, que arrancan de hace bastante tiempo. ¿Cuáles han sido las mejoras para el fútbol? Yo no las veo. Creo que las cosas siempre se hacen después, estamos siempre atrás de la jugada. Tenemos diferencias en cómo se hacen las cosas, cómo nos llega la información de las cosas que pasan...
-Ya había sido presidente de Danubio (entre 2004 y 2010). En diciembre de 2019 volvió a ser presidente de su amado club. Me consta que agarró un fierro caliente que nadie quería agarrar. De hecho, usted fue el único candidato, no tuvo competidor. ¿Por qué? ¿No estaba asqueado del ambiente del fútbol?
-La realidad es que sí, pero yo conozco el ambiente del fútbol de toda la vida. Una cosa es el tema de la AUF y otra cosa es el fútbol o Danubio. El club estaba complicado, no solo deportivamente, no solo económicamente, sino también social y políticamente. Había renunciado una directiva, había graves problemas internos, los últimos dos presidentes electos habían renunciado. Había un caos institucional muy grande. Y mucha gente de Danubio se acercó a mí para que me integre al club, pensando que éramos una especie de salvación, y bueno, junto a otros directivos asumimos el desafío. Sentimos la mochila de que era el momento, las presiones para aceptar fueron muy grandes.
-Al asumir nuevamente como presidente, usted le dijo a Ovación: "Danubio simplemente debe reordenarse, no está en una situación terminal"...
-Pienso igual: Danubio no está en una situación terminal. No es el Danubio que dejamos hace 10 años con un superávit de 3 millones de dólares, y de 25 a 30 jugadores en las juveniles que se fueron vendiendo estos años, Josema Giménez, entre otros. Hoy el club tiene grandes problemas económicos. Cuando se habla de balances, la gente no mira a las juveniles, pero sin embargo, el futuro económico de los clubes está plasmado en los juveniles. Es como un campo que uno lo está sembrando, y la cosecha será a los dos años, pero uno ve lo que está sembrado.
-¿No pudo reordenarlo, entonces?
-Mirá, Danubio estaba complicado en tres aspectos: el político, el económico y el deportivo. En lo deportivo, yo tenía la convicción de que lo íbamos a sacar a Danubio de esa posición incómoda. En lo económico, la estamos peleando. En un fútbol ultra complicado, Danubio está al día con BPS, con DGI, con los empleados y los jugadores. En la directiva tenemos gente que está peleándola a muerte tratando de que el barco no se hunda.
Desde el punto de vista político, se terminaron esos problemas de asambleas tumultuosas, de cosas raras, estamos tratando de que sea un club cristalino. No podemos hacerlo ahora por la pandemia, pero yo hace 10 años había instaurado las asambleas informativas, donde enfrentar a los socios y que se saquen todas las dudas: "¿Cómo se hizo tal pase? ¿Cuánto se recibió por tal jugador? ¿Por qué vino Fulano?" Eso lo vamos a hacer, y que no haya más dudas, que era la tónica de la administración anterior: muchas dudas sobre lo que se hizo, jugadores que se vendían y no entraba nada para el club.
-Es todo un hecho histórico que Danubio -cuatro veces campeón Uruguayo, dos bajo su mandato- haya descendido a la B (Segunda División Profesional). ¿Por qué cree que Danubio bajó de categoría?
-Más allá de que haya enojo, porque no cumplimos en la parte deportiva, como hubiésemos querido, estamos tratando ahora de potenciar las juveniles, de potenciar lo económico, y creo que hubo un fracaso de nuestra parte en lo deportivo.
"Desde la intervención de la AUF para acá, no veo nada positivo para el fútbol. No veo que se haya logrado nada. Acá no hay nada personal con Alonso. ¿Cuáles han sido las mejoras para el fútbol? Yo no las veo. Tenemos diferencias en cómo se hacen las cosas"
Cuando yo asumí, me hicieron una nota y yo dije: "No exagero si digo que Danubio está en el peor momento de su historia". Yo no quiero poner excusas, porque estaba convencido de que salvaba a Danubio del descenso. Siento una frustración personal por no haber evitado el descenso, es una deuda que tengo con aquellos que confiaron en mí. Es una tristeza interna y lo tomo como un fracaso.
-¿Qué responsabilidad le cabe a usted como presidente del club? ¿Cuál es su autocrítica?
-Es un fracaso personal, y la directiva toda lo siente así. Lo único que nos queda es la tranquilidad de conciencia de haber hecho todo lo posible. En un club sin medios contratamos a un técnico de los mejores del país (Leonardo Ramos). Trajimos los jugadores que Leo nos pidió, y ahí también hicimos un esfuerzo. Pero evidentemente algo debemos haber hecho mal y como cabeza de la directiva me siento responsable. No quiero hablar de lo mal que se tomó como el club, porque eso sería una excusa.
La vez pasada, cinco años antes de agarrar como presidente, yo ya era dirigente de Danubio. Yo estaba en conocimiento de la realidad del fútbol en todos sus sectores, en aquella oportunidad. Esta vez no, yo di un gran hándicap personal, porque desde que me fui, estuve 10 años alejado del fútbol, y perdí todo contacto. Volví esta vez y no conocía a muchos jugadores de las juveniles, había que hacer contrato con jugadores y no tenía suficiente información para saber si renovarle a alguien o no.
-¿Ya calculó cuánto dinero perderá la institución por no jugar en Primera?
-No es mucho el dinero que se pierde por eso. En principio, el dinero que se pierde por descender, es el dinero de la televisión. Para un club como Danubio, el dinero de la televisión es un porcentaje muy chico en su presupuesto total. Pero el tema de descender trae aparejado otras cosas. La vidriera para vender jugadores es uno de los puntos fuertes. Es muy difícil traer jugadores cuando se va a jugar en Segunda. Lo que nos queda es que, si Dios quiere, en diciembre vamos a estar de vuelta en Primera. Estoy convencido de eso.
-Va a ser un campeonato muy competitivo en Segunda, con Danubio y su eterno rival Defensor Sporting, Cerro y Rampla, el Atenas de Forlán... ¿Cuál es la receta para salir pronto de allí y volver a Primera? ¿Apostar a la cantera? ¿Invertir en grandes futbolistas?
-Lo primero es lo que ya hicimos: desde hace un mes atrás, y en un momento en el que no le estaba yendo bien a Leo (Ramos), nosotros apostamos a la permanencia de él: a que se quede. Y el gesto de Leo Ramos debe ser único. Un cuerpo técnico que ya tiene jerarquía dijo: "Si me voy a la B con Danubio, vuelvo a Primera con Danubio".
¿Cómo volver a Primera? Nos dimos cuenta de lo que se hizo anteriormente y no ha funcionado, que es cambiar de técnico cada seis meses. Danubio tuvo a tres técnicos el año anterior a asumir nosotros. Llegamos y tuvimos a "Tato" (Martín García) y a Leo. Y no sé si evitábamos el descenso si se hubiera quedado el Tato, o si Leo asumía antes, con algún partido más. Entonces, queremos darle estabilidad al club. Sabemos que el técnico es bueno. En otros años, Danubio miraba a su cantera, y tenía para subir a cuatro o cinco jugadores. Una de las razones por las cuales Danubio descendió -y capaz que le pasó a Defensor (Sporting)- es que no somos clubes acostumbrados a traer jugadores. Danubio tuvo que traer una cantidad de jugadores en base a que los técnicos consideraban que los jugadores del club no estaban listos para debutar, o no tenían la categoría para estar en Primera. Por esa razón es que un chico de 16 años como (Nicolás) Siri está jugando en el primero.
"Yo no quiero poner excusas, porque estaba convencido de que salvaba a Danubio del descenso. Siento una frustración personal por no haber podido evitar el descenso, es una deuda que tengo con aquellos que confiaron en mí. Fallamos, es un fracaso"
Danubio va a tratar de recurrir a todos los jugadores de las juveniles que puedan dar una mano. La base de los jugadores que han rendido va a continuar, el DT va a ser el mismo y sí vamos a apuntar a tres o cuatro jugadores que acompañen a ese equipo. No vamos a desmantelar el plantel sacando 10 jugadores, para traer otros 10.
-¿Volvería a ser candidato para presidir la AUF?
-No volvería jamás a cargos en la AUF. El fútbol cambió mucho en los 10 años en los que yo no estuve en el fútbol. En el 2009 yo tuve posibilidad de ser presidente de la AUF; no sólo tenía el apoyo de todos los clubes, sino que tuve una reunión en donde tuve una presión de parte del Ministerio de Deporte, el presidente de la República... Hubo mucha presión sobre mí. ¿Sabés qué dije en ese momento? "Yo no voy a dejar de lado a mi club, a la gente que me votó en Danubio, para ir a la AUF". En el 2014 tuve nuevamente la chance de ser presidente y en ese momento, Wilmar Valdez me dijo: "Arturo, si vos te tirás a presidente, yo te apoyo". Y tampoco consideré que ese era el momento de volver al fútbol. Y tras lo que me pasó, no volvería a la AUF. Lo único que me une hoy al fútbol es tratar de salvar a Danubio.
-¿Nunca se involucró en política partidaria? ¿No le interesó?
-A mí me tocó recibir elogios como nadie en el fútbol, de parte del periodismo y la opinión pública. De 2004 hasta 2010 -mi anterior mandato como presidente- hubo cuatro años en que el periodismo me elogiaba continuamente. Hoy veo lógico que haya críticas hacia mí. En ese momento en que yo estaba en un gran momento, y en el cual yo podía ser apetecible para mi partido político (yo soy blanco), tuve dos veces oportunidades para ser candidato a la Intendencia de Montevideo, y me negué, porque no es lo mío. También me quisieron llevar en alguna lista del Partido Nacional, y dije que no, por lo mismo: no es lo mío. Lo que me une al fútbol es el amor a mi club. Me gusta el fútbol, no me gusta la política.
-Tiene una familia muy numerosa, y los domingos al mediodía son sagrados. Previo a la pandemia se juntaba toda la familia con hermanos, tíos y sobrinos se juntaban a almorzar. ¿Cómo le afectó el Covid a los Del Campo?
-Como a todos, no es diferente a cualquier familia. No nos podemos reunir, no nos vemos más para cuidar a mi madre que tiene 88 años (está en el campo conmigo, está cuidada). No ha habido más esas grandes reuniones y como todo el país, estamos sufriendo esa lejanía, por más que hablamos mucho por Whatsapp. Tuve varios familiares que tuvieron Covid, entre ellos mi hermano Fernando, pero no tuvo consecuencias graves, por suerte.
-Más allá del momento de Danubio, ¿es feliz?
-Sí, soy feliz. Soy un agradecido a Dios porque las cosas más importantes de la vida no van ni en lo material, ni en los éxitos ni deportivos ni de ningún otro tipo, sino que va en las cosas más chicas de todos los días: en la familia, en los amigos, en cómo se siente uno con su conciencia, en todo eso verdaderamente importante soy feliz.
Por César Bianchi
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