El Observatorio de Coyuntura Económica de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) divulgó este martes un nuevo informe semanal en el que analizó el déficit fiscal de los últimos gobiernos durante el ciclo electoral.
Según el departamento liderado por el economista Javier de Haedo, en Uruguay “la evolución del resultado fiscal está muy relacionada con el ciclo electoral” y, en general, “los gobiernos ajustan cuando asumen y desajustan antes de irse, en el marco de lo que se ha denominado ‘carnavales electorales’”.
En esta línea, el análisis muestra el resultado fiscal promedio para cada uno de los cinco años desde el retorno a la democracia, entre 1985 y 2019.
“Allí se observa que el mejor año en materia fiscal es el tercero y que el peor es el quinto. Entre esos años, el deterioro fiscal promedio es de 1,3% del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, si se excluye al gobierno de Jorge Batlle, que fue el único en el que esa norma no se cumplió (el resultado fiscal mejoró en 2,1% del PIB entre los años tres y cinco), el deterioro promedio de los otros seis gobiernos es de 1,9% del PIB”, se apunta.
Con respecto a la gestión durante el actual período de gobierno, se aclara que para el análisis se excluyó el “efecto fiscal covid-19 por tratarse de un factor extraordinario y de haber sido cuantificado con precisión”.
Del gráfico realizado por el Observatorio, se desprende que el promedio de déficit fiscal durante el primer año de gobierno históricamente fue de 2,6%, en el segundo de 2,2%, el tercero 2%, el cuarto año 2,4% y el quinto año 3,3%.
En este gobierno, por su parte, el déficit fiscal cerró 4,8% en el primer año, 2,4% el segundo, 2,8% el tercero y el último dato conocido cerrado a setiembre de este año es de 4,3% del PIB.
“Resulta claro que en este período se vuelve a dar la secuencia habitual. El mejor año es ‘casi’ el tercero, más precisamente a setiembre de ese año (el primer mes de la segunda mitad del quinquenio) y a poco determinar el cuarto año, solo 12 meses después de ese mejor dato, ya se tiene un déficit de 4,2% del PIB [excluido gasto covid], es decir 2,3 puntos peor que el de 12 meses antes”, apunta el informe.
En este sentido, se consigna que el deterioro en las finanzas públicas ocurrida en el último año se puede explicar por algunas variables específicas.
“En términos generales, se puede sostener que el ajuste fiscal inicial fue por su naturaleza transitorio (entre otras razones, por la caída real de los salarios y las pasividades y por la desaceleración de las inversiones). No se trató de un ajuste estructural, permanente del gasto, fue apenas una represión transitoria. Todo lo contrario ocurrió en los 12 meses a setiembre, cuando subieron considerablemente todos los componentes del gasto primario. No fue ‘culpa’ de los ingresos del Sector Público No Financiero (SPNF) dicho deterioro fiscal”, concluye el trabajo.
Sobre lo que cabe esperar para lo que resta del período de gobierno, se añade que “está en proceso una recuperación adicional de los salarios y las pasividades, por lo que es previsible que haya un impulso incremental” del gasto del sector público.
“Por otro lado, resulta imprevisible la evolución de la recaudación en el contexto de un sostenido gasto de los hogares fuera de fronteras, en particular en Argentina”, se agrega.