La ciudad brasileña de Santana de Livramento, limítrofe con Rivera, fue decretada zona roja debido al aumento de casos de coronavirus y su alto riesgo de contagio.
Esto implica, entre otros aspectos, que pueden abrir sus puertas solo los negocios de venta de artículos esenciales, con la mitad de planilla de sus trabajadores. Los restaurantes y bares tienen prohibido recibir clientes pero pueden optar por el delivery. Los centros comerciales permiten el acceso a servicios esenciales como farmacias, lavanderías y supermercados. También está prohibido abrir gimnasios, clubes sociales y deportivos, así como llevar a cabo celebraciones religiosas.
Sin embargo, las autoridades de Santana de Livramento tomaron la decisión de no acompañar el decreto de gobierno del Estado, según informó el corresponsal de Radio Uruguay, Gerardo Hernández.
Las autoridades de la ciudad, tras un diálogo con los comerciantes, consideran que la situación está bajo control y decidieron no acatar la resolución e ir a una reunión que se celebrará hoy en San Gabriel, donde se encontrarán con el gobernador de Rio Grande do Sul para explicarle la situación.
Según explicó Hernández a Informe Nacional (Radio Uruguay), el "prefeito" manifestó que no se acataría la decisión de cerrar comercios y anunció que se harán 800 test aleatorios, casi la mitad de ellos en los barrios próximos a la línea divisoria de los países.
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