“Creo que tuve suerte”, dice con humildad a Montevideo Portal Luján Soria, la encargada, por tercera vez consecutiva, de confeccionar la banda presidencial en Uruguay.

“Me tocó la fortuna de estar en el momento adecuado y en el lugar justo. Y para mí es todo un honor que me hayan llamado las tres veces”, afirma en referencia a que, desde la asunción de Tabaré Vázquez en su segundo mandato, el 1° de marzo de 2015, Soria le ha puesto su impronta a ese emblema patriótico de la investidura.

Confeccionó, luego, en 2020, la cinta que lució el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, a contrarreloj por un atraso en la llegada de los materiales.

Soria, de 42 años, habla con voz suave y calma desde su taller, un espacio con grandes ventanales ubicado en su propia casa en el barrio de Casabó. Comparte hogar con su hijo de 10 años, un perro y un gato. El espacio lo heredó de su madre, al igual que su pasión por coser y bordar. 

Luján Soria. Foto: Javier Noceti.

Luján Soria. Foto: Javier Noceti.

“Me encanta bordar. Soy bordadora desde niña, porque aprendí con mi mamá y mi abuela, que eran bordadoras. O sea que ya lo traigo en la sangre. Hacer la banda presidencial es una manera de honrarlas”, expresa Soria, quien incluso bordó su vestido de 15.

Desde que comenzó el año, Luján dedica entre ocho y 10 horas diarias al elemento que simbolizará la sucesión de Yamandú Orsi a Lacalle Pou en el mando.

“Me levanto a las 7:00 de la mañana, o a veces antes, para poder agarrar todo el sol. Trabajo mejor con la luz del sol, porque el oro brilla mucho y con la luz artificial me cansa muchísimo la vista, entonces trato de trabajar de día”, detalla.

Este año para Soria “no hay playa, no hay veraneo, no hay nada”. “Lo dejo para el año que viene”, manifiesta con humor. 

Todavía le queda un mes de trabajo, ya que la prueba al mandatario electo es a mediados de febrero.

Para confeccionar la famosa cinta que es usada por los jefes de Estado en el país desde el mandato de Máximo Santos en 1882 —cuya banda se conserva hasta hoy en el museo de Presidencia— necesitó de varios elementos y los más valiosos llegaron a mediados de enero desde España.

Máximo Santos con su banda presidencial. Foto: Wikimedia.

Máximo Santos con su banda presidencial. Foto: Wikimedia.

Se trata de un carrete de hilo y unas borlas decorativas, todo bañado en oro de 24 quilates. “No me preguntes cuánto sale porque me lo trajo Cancillería”, se adelanta Soria.

“Para confeccionar la banda empiezo por el óvalo del escudo, que es una parte que da mucho trabajo, porque lleva a los cuadrantes en azul y, en cada cuadro, un elemento; los animales diminutos son lo más difícil”, dice y detalla que el bordado del escudo de armas es una exigencia del protocolo.

Además, la cinta debe medir 10 centímetros y tener los colores de la bandera uruguaya. 

Luján Soria. Foto: Javier Noceti.

Luján Soria. Foto: Javier Noceti.

Pero para la técnica del bordado no hay lineamientos establecidos. “Puedo usar las puntadas que quiera; puedo cambiarle cosas, siempre y cuando se respete el escudo”, cuenta.

Por pedido de Vázquez, por ejemplo, la banda que le entregó José Mujica tenía bordado un dos en números romanos justo debajo del escudo, que representaba que era presidente por segunda vez.

Foto: FocoUy.

Foto: FocoUy.

“Lacalle Pou no me pidió nada en particular, pero la suya fue distinta a la de Tabaré. Ya de por sí quedan diferentes porque es un trabajo artesanal. Y, además, les voy cambiando alguna puntada, para que cada una tenga su onda original”, explica la bordadora.

Foto: FocoUy.

Foto: FocoUy.

Para Orsi, en los sombreados de las imágenes y letras, en lugar de un hilo de seda color cobre, usa un hilo metálico del mismo tono. Dice que así “le da más brillo”.

Ya terminó con el escudo, que será añadido a la banda al final del proceso, y ahora está bordando la sigla ROU (República Oriental del Uruguay) en una especie de botón que va en el centro de la moña.

Luego tocará dibujar con hilo directo en la cinta. En ella bordará el sol, las ramas y la moña que ata las ramas, todo en dorado.

Luján Soria. Foto: Javier Noceti.

Luján Soria. Foto: Javier Noceti.

Diez años le dieron un gran dominio de una técnica que es difícil y que, por el uso de hilos de oro, lastima los dedos.

Su lectura es que todo empezó por un golpe de suerte. Embarazada de siete meses, en 2015 recibió un llamado totalmente inesperado. Era María Auxiliadora Delgado, la esposa de Tabaré Vázquez. Le propuso realizar la labor que otrora llevaban adelante monjas de la congregación Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor: confeccionar la banda presidencial. 

“En una primera instancia, lo que le pedí fue que me dejara ver la banda anterior, para ver si me animaba a hacer ese trabajo. Antes de que me llamara María Auxiliadora nunca había visto una banda presidencial; ni siquiera sabía que iba bordada”, confiesa Luján y agrega: “Cuando me la mostró, me di cuenta de que podía hacerlo. Ahí empezó todo”.

De su charla con la compañera de vida del primer —y tercer— presidente frenteamplista, descubrió que el hermano del por entonces vicepresidente electo Raúl Sendic fue quien sugirió el nombre de Soria a Vázquez.

En ese momento se dio otro pase de banda, este solamente simbólico. Antes de Soria, la hermana Lourdes había sido la encargada de la cinta del jefe de gobierno, pero en 2015, por su estado de salud, Lourdes no pudo repetir y no tenía sucesora en la congregación.

Luján vino a ocupar el lugar de Lourdes. “Para mí era un desafío porque era hacer algo diferente de lo que hacía, y más con lo que significa la banda presidencial. Fue una responsabilidad grande”, rememora.

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También recuerda que María Auxiliadora fue “divina” con ella: “Me dio toda la confianza. Ella siempre estuvo preocupada por que yo estuviera bien en mi embarazo. Me decía que, si no llegaba, no pasaba nada, que Tabaré usaba la banda anterior”.

“Para la segunda ya tenía más confianza, y en esta ya está”, manifiesta sonriente, aunque reconoció que todavía siente “la presión” de que todo salga bien.

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Todavía no conoció a Orsi. Lo hará al final del proceso, cuando llegue el momento de probar y ajustar la banda, al igual que lo hizo con Vázquez y Lacalle Pou.

“Hago la banda más larga, y la ajusto al cuerpo después. Esa prueba se debería hacer, por lo menos, 15 días antes de la asunción”, puntualiza.

En las pruebas anteriores, Soria acudió a la casa de los jefes de Estado. Y de ambos encuentros tiene anécdotas.

Según la mujer, fueron “momentos muy emotivos”, para los presidentes electos y para ella.

“Recuerdo que, en su momento, cuando le entregué la banda a Tabaré, se la quedó mirando y no decía nada. Yo pensé que no le había gustado. Pasó un rato y me dijo que había quedado impresionado, que le parecía una obra de arte lo que había hecho”, relata. “Después, cuando se iba yendo, me dice: ‘Ahora vas a tener una changuita cada cinco años’”. 

Foto: FocoUy.

Foto: FocoUy.

De Lacalle Pou se acuerda que “tuvo muy buena onda” y “fue muy simpático”. “También estaba muy contento cuando se fue a probar la banda y estuvo rato eligiendo la corbata que le combinaba mejor. Además, se sacaba fotos y se las mandaba a alguien, supongo que a su esposa”, comenta.

Lacalle Pou y Luján Soria. Foto: Cedida a Montevideo Portal por Luján Soria.

Lacalle Pou y Luján Soria. Foto: Cedida a Montevideo Portal por Luján Soria.

“Con Orsi todavía no sé en dónde va a ser la prueba, quizás no tenga que ir hasta Salinas”, especula.

Conocer al nuevo presidente le genera expectativas, pero el que está más maravillado es su hijo Pablo, que nació al mes que asumió Vázquez en 2015.

“Mi hijo está emocionado con esto. Además, claro, me ha visto en la tele y no lo puede creer. Ya me dijo que quiere conocer al presidente, así que voy a ver si lo puedo llevar en la prueba o cuando se la vaya a entregar”, indica Soria.

Sería la primera vez que el niño conoce a un presidente. “Con Lacalle tenía 4 años y me acuerdo que cuando fui a la casa me preguntó: ‘¿No lo trajiste a tu nene?’ Le dije que no. Era muy chiquito y era fatal, así que no daba que lo llevara. Pero ahora sí”, completa.

Regalo

La bordadora prefirió no revelar el precio exacto de su trabajo, pero sí contó quién lo paga.

La tradición en Uruguay indica que la banda presidencial es un regalo. No de Luján a los mandatarios, sino de los cercanos al presidente electo a modo de felicitación. 

“Tabaré Vázquez, por ejemplo, se la auto regaló, porque él era así y decidió pagársela. Pero la de Lacalle me la pagaron un grupo de amigos de él”, detalló. Más temprano que tarde sabrá de parte de quién viene el regalo a Orsi.