Uruguay “enfrenta un desafío de proporciones épicas en la lucha contra la desigualdad y la violencia que afectan a sus niños, niñas y adolescentes”, expresó la precandidata del Frente Amplio (FA), Carolina Cosse.
La intendenta de Montevideo (de licencia) y algunos miembros de su equipo de campaña sostuvieron que la desigualdad en el país “no es solo económica sino también territorial” en lo que hace a las infancias.
“Las ciudades exhiben barrios con realidades tan distintas que parecen de países diferentes. Zonas con prevalencia de tuberculosis propias de las áreas más olvidadas del mundo y otras que gozan de estándares de vida comparables a la de los países desarrollados; zonas repletas de espacios públicos con convivencia segura y otras zonas rojas sin acceso a servicios básicos ni espacios de calidad, porque no pueden ser disfrutados”, sostuvieron la precandidata y su equipo en una nota a la que accedió Montevideo Portal.
El documento se titula Infancias y adolescencias en desigualdad: un llamado a la acción en Uruguay, y fue redactado por Cosse y dos de sus asesores de campaña: Gustavo Giachetto — especialista en Pediatría, Farmacología y terapéutica e Infectología pediátrica— y Joaquín Mauvezín —especialista en Pediatría—.
Al respecto, critican que “la descentralización y coordinación de los servicios públicos en Uruguay” para atender la salud “continúa siendo insuficiente, especialmente en los barrios periféricos”. “El Estado ausente o en retirada no garantiza sus derechos, no los conoce y los medios de comunicación los cuestionan. ¿Qué hacía el niño en esa casa baleada? Vivía allí”, enfatiza la precandidata del FA en el texto.
Oscuro panorama
De esta manera, sobre la realidad de violencia que se vive en Uruguay hoy, Cosse y su equipo insisten en que “urge recordar que los vulnerados no son solo cifras en [una] guerra cultural”, sino que “hay niños, niñas y adolescentes, así como mujeres caídas y contadas como colaterales, en una aparente inevitable validación territorial que se le adjudica al narcotráfico como eterna excusa de lo que de verdad esconde”.
Se cuestionó, pues, al Estado “ausente” y se aludió también a “un marco de moral paralela, con marginalización cultural y códigos más viejos que la propia humanidad”.
“Se baila al ritmo de una semiautomática con el código Hammurabi en la mano derecha, la 9 mm en la izquierda y con una noticia que dice ‘Ajuste de cuentas’. Además de llorar a los caídos, los ‘escondidos sensibles’ de esta sociedad tienen que empezar a preguntarse por los sobrevivientes”, sentencia la dirigente frenteamplista en la nota.
Así, planteando una situación hipotética sobre un niño de cinco años que sobrevive a una herida de bala producto de una “vendetta”, desde la campaña de Cosse se planteó que esta clase de “sobrevivientes” son “olvidados y excluidos para siempre”. A su entender, es “emergencia nacional” —similar a lo que planteó en la primera edición de su Plan País— “reinsertarlos y probablemente de por vida asumir una responsabilidad diferente para con ellos”.
“La bala nunca será olvidada mientras la condición de baleado se olvida pronto y le exigimos viva su vida como si nada hubiera pasado”, reflexionan la precandidata, Giachetto y Mauvezín.
La búsqueda de soluciones
Dicho todo esto, Cosse pone el foco también en que es “crucial” implementar políticas públicas “coordinadas, descentralizadas, eficaces y sostenibles” para “garantizar que todos, sin importar su lugar de nacimiento, tengan la oportunidad de un futuro mejor”.
Este plan de emergencia debe tener, entre sus medidas, la “erradicación de la pobreza infantil”, que debe ser “la primera transformación educativa”, según se afirma en el texto. Esto implica, profundiza Cosse, “no solo mejorar la infraestructura escolar, sino también brindar seguridad alimentaria y de vivienda para que los niños tengan un entorno seguro y propicio para el aprendizaje”.
A esto se le suma también la necesidad de aplicar un “plan de abordaje integral de víctimas que garantice el acceso a recursos básicos necesarios para su desarrollo”. Esta iniciativa debería cubrir factores como alimentación, vivienda, seguridad y educación, detalla la precandidata; “este enfoque no debe ser simplemente paliativo, sino transformador”, apuntala.
“La sociedad uruguaya debe reconocer la relación causal que existe entre pobreza, violencia en etapas tempranas de la vida y la falta de inclusión social, inseguridad y las enfermedades del adulto, y trabajar de manera conjunta para romper este ciclo y construir un país más equitativo y justo para todos y todas”, concluye la nota.