Por The New York Times | Choe Sang-Hun
Para Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte, un viaje inusual a Rusia este mes para discutir una posible ayuda militar al esfuerzo bélico del presidente Vladimir Putin en Ucrania podría proporcionar dos elementos que Corea del Norte ha deseado durante mucho tiempo: ayuda técnica con sus programas de armas y, finalmente, ser necesitado por un vecino importante.
Corea del Norte no está acostumbrada a recibir mucha atención, más allá de la condena global por sus pruebas nucleares y de misiles balísticos intercontinentales. Pero la urgencia de Rusia de lograr nuevos avances en la guerra está ofreciendo a Kim un poco de atención geopolítica y una nueva forma de molestar a Estados Unidos y acercarse a Moscú y Pekín.
Aunque Rusia ha sido durante mucho tiempo un aliado crucial para el aislado Norte, las relaciones entre los dos países en ocasiones se han vuelto tensas desde la desintegración de la Unión Soviética. Y Rusia representa muy poco del comercio económico que Corea del Norte necesita; China por sí sola proporciona casi todo eso.
Ahora, los intereses comunes y una visión del mundo compartida están acercando a los vecinos.
La Casa Blanca ha advertido en repetidas ocasiones que Corea del Norte estaba comenzando a enviar proyectiles de artillería y misiles a Rusia y a negociar más acuerdos de armas. Y las afirmaciones de los funcionarios occidentales esta semana de que Kim viajará pronto a Rusia indican que temen que el proceso esté avanzando de manera más decidida.
Por su parte, Corea del Norte enfrenta obstáculos tecnológicos críticos en su programa nuclear y en su programa de misiles, así como una necesidad económica extrema, y ??Rusia podría ayudar más en esos frentes.
“Es una situación en la que ambas partes salen ganando”, dijo Lee Byong-chul, experto en Corea del Norte del Instituto de Estudios del Lejano Oriente de la Universidad de Kyungnam en Seúl.
Una pregunta que se cierne sobre un acuerdo de este tipo es en qué medida la ayuda norcoreana podría hacer avanzar el esfuerzo bélico de Rusia, especialmente dadas las dificultades económicas y la escasez crónica de alimentos de Corea del Norte. En las últimas semanas, Kim visitó una serie de fábricas de municiones y exhortó a los funcionarios allí a aumentar la producción, según los medios estatales.
Pero Lee dijo que Corea del Norte podría tener ya un gran excedente de municiones disponibles, ya que no ha librado una guerra desde el armisticio de la Guerra de Corea en 1953. Y con armamentos basados ??en gran medida en sistemas de armas soviéticos, las municiones norcoreanas son ampliamente compatibles con el arsenal de Rusia.
“Es una noticia escandalosa para Estados Unidos y los países de Europa que esperan un pronto fin de la guerra en Ucrania”, dijo Lee. “Las municiones norcoreanas pueden echar más leña al fuego”.
Un acuerdo con Rusia también podría aumentar aún más las tensiones en torno a la península de Corea, ayudando a Corea del Norte a avanzar en su programa de armas nucleares y forzando tanto a Corea del Sur como a Japón a fortalecer su propia cooperación militar con Estados Unidos, dicen los analistas.
“Kim está buscando atajos tecnológicos para sus programas militares de satélites y misiles que han sido frustrados por las sanciones económicas”, dijo Leif-Eric Easley, profesor de estudios internacionales en la Universidad Ewha Womans en Seúl. Añadió que el aumento de los intercambios militares entre Rusia y Corea del Norte “socavaría la paz y la seguridad en Europa y Asia, y demostraría la voluntad de Moscú y Pionyang de permitir descaradamente que cada uno cometa violaciones del derecho internacional”.
El posible viaje de Kim a Rusia sería el primero desde que realizó una visita oficial inicial allí en un tren blindado en 2019.
Desde que asumió el poder en 2011, el líder norcoreano ha buscado objetivos paralelos: construir un arsenal nuclear y revivir la economía deteriorada de su país. Primero se centró en sus programas de armas, realizando cuatro pruebas nucleares subterráneas y lanzando misiles balísticos intercontinentales. Trató de utilizar la creciente amenaza militar de su país como una estrategia para obligar a Washington a relajar las sanciones para poder mejorar su economía.
Esa esperanza se esfumó con el desmoronamiento de su diplomacia con Trump en 2019. Y desde entonces, Kim ha batallado por trazar un nuevo rumbo. Pronto, apostó su suerte a un orden mundial cambiante al que denominó “Neoguerra Fría”, buscando alinear a su país más estrechamente con Pekín y Moscú contra el orden mundial “unipolar” dominado por Estados Unidos.
Su estrategia ya ha dado frutos, permitiendo a su país realizar una serie de pruebas de misiles balísticos intercontinentales y otros misiles con impunidad a pesar de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Aunque tradicionalmente Corea del Norte ha ofrecido a Rusia y China al menos tantos problemas como camaradería, ambos países ejercieron su poder de veto en el Consejo cuando Estados Unidos y sus aliados intentaron adoptar nuevas sanciones contra el Norte en los últimos meses.
Tanto Rusia como China enviaron funcionarios de alto rango (el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, vino de Rusia, y el miembro del Politburó del Partido Comunista, Li Hongzhong, de China) a Pionyang en julio. En una escena simbólica de la profundización de los lazos entre los países, los dos funcionarios se unieron a Kim en un balcón mientras Corea del Norte realizaba un desfile militar.
El desfile tenía como objetivo conmemorar el aniversario número 70 del fin de la Guerra de Corea, celebrado en Corea del Norte como el “Día de la Victoria”. El conflicto de Corea fue la última guerra en la que las tres naciones lucharon juntas contra Estados Unidos y sus aliados. Y al reunirlos nuevamente, Kim buscó evocar una alianza trilateral cada vez más intensa para contrarrestar la asociación tripartita entre Washington, Tokio y Seúl, dijeron los analistas.
“Kim Jong-un se está subiendo al carro de la ‘Nueva Guerra Fría’”, dijo Sung Ki-young, analista del Instituto para la Estrategia de Seguridad Nacional, un grupo de expertos afiliado al Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur. “No hay mejor momento para que él eleve su relevancia alineándose estrechamente con Rusia”.
Durante su viaje, Shoigú sugirió realizar ejercicios militares conjuntos con Corea del Norte y China para contrarrestar la cooperación militar trilateral en la región por parte de Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, según los legisladores surcoreanos que fueron informados por el Servicio Nacional de Inteligencia del Sur el lunes.
Y en agosto, Kim y Putin intercambiaron cartas pidiendo ampliar la “cooperación bilateral en todos los campos” y construir “una relación estratégica duradera de conformidad con las demandas de la nueva era”, según los medios estatales.
Actualmente, Moscú ofrece poca ayuda económica o comercio al Norte: Corea del Norte solo importó 5380 toneladas de maíz y harina de Rusia en los primeros cinco meses de este año, en comparación con las 102.000 toneladas de arroz importadas de China, según economistas del gobierno de Corea del Sur.
Pero Rusia tiene tecnologías cruciales que podrían ayudar a avanzar los programas armamentísticos de Corea del Norte. Aunque Corea del Norte ha lanzado varios misiles balísticos intercontinentales desde 2017, los expertos occidentales aún dudan de que el país tenga toda la tecnología necesaria para hacer que sus ojivas nucleares sean lo suficientemente pequeñas y livianas como para tener un alcance intercontinental.
Corea del Norte también ha intentado dos veces poner en órbita su primer satélite espía militar desde mayo, pero ambos intentos fracasaron. El país también está intentando construir su primer submarino con misiles balísticos y se cree que allí también enfrentará obstáculos técnicos.
“No creo que ninguna ayuda económica de Rusia pueda ser más que simbólica”, dijo Sung. “Pero Corea del Norte necesita ayuda tecnológica de Rusia. Los cinco principales proyectos armamentísticos de Corea del Norte se basan todos en tecnología rusa original”.
Choe Sang-Hun es el jefe del buró de The New York Times en Seúl. Cubre noticias de Corea del Norte y del Sur. Más sobre Choe Sang-Hun