La Unidad 4 de la cárcel de Santiago Vázquez del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) tendrá un centro de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU), el primer local de la institución dentro de un penal.
El lugar ofrecerá, en principio y a partir de 2024, dos cursos de bachillerato técnico profesional en las áreas de carpintería y de aluminio, según dijo el director de UTU Juan Pereyra en rueda de prensa este martes.
El jerarca ponderó que se trata de la creación de uno de los centros educativos “más importantes” de todos los realizados durante esta administración. “La importancia no radica en el número de alumnos sino en a quiénes vamos a atender: a uruguayos que lógicamente no fueron apoyados por la vida y cayeron en esto (en referencia a la cárcel)”, afirmó.
Pereyra manifestó que la institución educativa pondrá a disposición del INR los más de 600 cursos de UTU para que, en caso de que algún privado de libertad lo desee, pueda tomar asignaturas por fuera de los primeros bachilleratos a incorporar.
“Lo que el INR estime pertinente acá va a ser abierto. Va a ser un centro educativo con todo el apoyo, con todos los recursos porque quien menos tiene las autoridades debemos darle más”, expresó.
Además se harán acreditaciones de oficios por experiencia de vida. En este sentido, el director del INR, el comisario general Luis Mendoza dijo que hay “muchos reclusos que saben de oficios, pero no tienen diploma”, por lo que esta instalación les permitirá validar sus conocimientos.
“Todo esto redunda en preparar a la persona dentro de la cárcel, que cuando recuperen su libertad esas personas tengan un oficio, tengan habilidades y tengan un diploma que acredita ese oficio”, subrayó.
La UTU de Santiago Vázquez, cuyo local será refaccionado por los propios reclusos para su uso, se suma a la escuela, el liceo y la universidad que ya existen en el establecimiento carcelario.
En esta prisión hay un total de 4.826 privados de libertad, de los cuales 772 que ya se encuentran cursando estudios formales y 315 no formales. Además, hay 1.352 reclusos que trabajan.
“Es un número que debemos aumentar, tenemos que acondicionar locales, estamos haciendo tratativas para aumentar la cantidad de profesores y esto se tiene que convertir en una oportunidad”, proyectó Mendoza.
Por último, el director de cárceles consideró que esta medida va en la línea de la baja de los índices de reincidencia en las cárceles y la lucha contra “el ocio”. “Si no se le da esta oportunidad, la persona va a salir, va a ser rechazada en el mercado laboral y, como digo yo, los tentáculos de la delincuencia lo van a agarrar y va a reincidir”, ilustró.