En los últimos días de diciembre, y tal como informáramos, se realizaron dos grandes incautaciones de cocaína en el puerto belga de Amberes. La fiscalía de la ciudad detalló que las capturas totalizaron cerca de 3,4 toneladas.
Una de ellas se produjo el pasado 28 de diciembre, cuando funcionarios aduaneros de la terminal europea descubrieron 2,16 toneladas de droga en un barco que previamente había atracado en Montevideo. La sustancia venía disimulada en un container que trasladaba budines marca Portezuelo y botellas de vermú de origen uruguayo.
En Montevideo el contenedor no fue controlado de manera manual, a pesar de que sus características lo hacían encajar en la categoría “de riesgo”.
Según informa el periódico El Observador, funcionarios y jerarcas aduaneros coincidieron en que había tres peculiaridades que habrían ameritado la apertura. La primera es que se trataba de una exportación que Uruguay no suele hacer a Europa. La segunda consiste en el hecho de que la mercadería no se compró a los fabricantes, sino a supermercados de la plaza local. Finalmente, la tercera es que el puerto de Amberes es un verdadero concentrador del ingreso de drogas a Europa.
El cargamento entró al puerto de Montevideo el 14 de noviembre, pero antes estuvo en tránsito en Zonamerica, lugar donde los investigadores presumen que se habría introducido el producto ilegal.
Desde la empresa exportadora se explicó al citado medio que la compra fue hecha por una firma de Países Bajos, que pidió cotización por budines, alfajores y vino. La compañía detalló que, a falta del vino solicitado, al comprador se le ofreció vermú, algo que fue aceptado. Una vez cerrada la transacción, el importador neerlandés pidió que la mercadería fuera remitida a Amberes, en la vecina Bélgica.
El caso está siendo investigado tanto en Bélgica como en nuestro país, donde las pesquisas están en manos de la fiscal Stella Llorente.