En el mes de diciembre del año 2019 el fiscal Enrique Rodríguez imputó a las cuatro personas que estaban detenidas por el cargamento de cocaína que fue incautado en el Puerto de Montevideo. Se trata de Luis Gastón Murialdo Garrone, empresario rural de la zona de Dolores, su hijo y dos trabajadores.
El fiscal determinó imputar a los cuatro responsables por el delito de tenencia y exportación en grado de tentativa. La Fiscalía formalizó con 180 días de prisión preventiva al dueño del establecimiento donde se cargó la droga, 90 días para su hijo y 60 días para los dos empleados involucrados; esto mientras continúa la investigación a la espera del juicio oral.
Los imputados estaban relacionados al cargamento de más de 4.400 kilos de cocaína encontrados en el Puerto de Montevideo. Posteriormente, en el establecimiento ubicado en Soriano, se incautó una tonelada más de cocaína tras un allanamiento.
Finalmente, la Fiscalía de Montevideo de Estupefacientes, a cargo de la fiscal Stella Llorente, logró la condena de Murialdo y su hijo mediante un proceso abreviado. A Murialdo se lo condenó a ocho años y dos meses de prisión como autor penalmente responsable de un delito de contraorden ilegítima de pago de cheques, un delito de almacenamiento y un delito de exportación de sustancias estupefacientes prohibidas, este último delito en grado de tentativa y todos los delitos en reiteración real. Por su parte, su hijo fue condenado a ocho meses de prisión como autor responsable de un delito de asistencia a las actividades delictivas del narcotráfico.
Dentro de la acusación, la Fiscalía destaca que con fecha del 9 de febrero de 2018 dos personas que trabajaban para una empresa efectuaron una denuncia contra Murialdo porque este les había entregado cheques que no pudieron ser cobrados. Los cheques a la fecha de ser cobrados fueron devueltos porque fueron denunciados como extraviados. Murialdo había denunciado la chequera en el mes de agosto del 2017 y el valor de los cheques eran de U$S 41.218 y U$S 81.378, según destacan desde Fiscalía.
En otros asuntos, estos relacionados al narcotráfico, la Fiscalía informa que, en el correr del 2019, Murialdo fue contactados por integrantes de una organización criminal dedicada al tráfico de drogas proveniente de Bolivia. Estos, le propusieron al productor rural que, a través de su empresa, exportara droga oculta en bolsones que debían contener espel de soja con destino a África.
"Parte del trato implicaba que LM (por Murialdo) debía realizar dos exportaciones de soja con la droga oculta en la carga, a cambio de lo cual le pagarían la suma de U$S 250.000, habiendo recibido previamente, con la finalidad de preparar la operativa del negocio, la suma de U$S 61.472 mediante transferencia bancaria a través del banco Heritage desde Lome (Togo) el 12 de diciembre de 2019, la cual fue utilizada por el imputado para las infraestructura necesaria para hacer la exportación", detalla la acusación de la Fiscalía.
Días antes del 24 de diciembre de 2019, fecha en la que se efectuó el primer cargamento, la droga llegó al establecimiento de Murialdo y la misma fue trasladada en camiones, mezclada con la carga de leña, la cual fue descargada por personas enviadas por los dueños de la droga. El hijo de Murialdo colaboró con el descenso de leña.
"Durante dos noches concurrieron al establecimiento personas que no se pudieron identificar y que LM no conocía, a quienes les indicó donde estaban los bolsones para colocar la droga, y ellos se encargaron de colocarla en los sacos que ya contenía la harina de soja que habían cargado ambos imputados. De esta manera se ocultaron los 4.003 ladrillos de cocaína, los que el día 24 de diciembre fueron cargados por LM y su hijo C en camiones de la empresa de fletes que habían sido contratada por el despachante de aduana para ser transportados a Montevideo, donde permanecerían hasta el 26 de diciembre que ingresaría al puerto, para ser exportados vía marítima hacia Lome, Togo", agrega.
Durante la carga, el hijo de Murialdo notó que los sacos contenían algo duro y grande, que no era harina de soja, ya que él tuvo que acomodar los bolsones en el camión y al tocarlos advirtió del extraño contenido. Pese a todas las cosas raras que estaban ocurriendo alrededor de su padre, el hijo continuó ayudando.
Luego de llegados los contenedores al Puerto de Montevideo se procedió al control, donde se constataron irregularidades. Al proceder a su revisión se abrieron los bolsos de soja y se constató la presencia de cocaína. En la apertura de los bolsones, en un contenedor se detectó 3.421 kg y en el segundo 996,5 kg. Posteriormente, en el establecimiento, se detectaron 1.374 ladrillos de cocaína.
Cuando los dueños de la mercadería se enteraron de la apertura de los contenedores llamaron a Murialdo para que saque el resto de la cocaína que había en su campo, a la espera de otra exportación, y que se fuera del país.
En ese momento, Murialdo llamó a los dos peones del campo, pidió que carguen los ladrillos a un camión y que lo lleven a otro campo, también propiedad del imputado. Cuando los trabajadores salieron con el cargamento, fueron sorprendidos por los funcionarios policiales.
"Rato después LM al volver a llamar al trabajador este le comunicó que no habían podido salir del predio ya que la Policía que estaba apostada en la entrada del campo, se los impidió. Ya en horas del día se ejecutó la orden de allanamiento por parte de los funcionarios policiales que permanecieron vigilando el lugar, incautándose la totalidad de los sacos que contenían la droga", concluye el texto.