La conflictividad laboral en 2023 fue la más alta de los últimos 20 años, con un aumento del 14,43% respecto al año pasado y de 2,44% respecto al 2015, año que hasta ahora era el de mayor conflictividad.
Entre el 1º de enero y el 30 de noviembre de este año se registraron 118 conflictos con interrupción de actividades, cinco de los cuales fueron paros generales, de acuerdo con el informe elaborado por la Universidad Católica. De esta forma, se perdieron 1.564.621 jornadas laborables y se involucraron 1.700.870 trabajadores, añade el documento.
Además, hubo 22 ocupaciones durante el 2023, lo que significó un 19% del total de conflictos.
Así, el estudio resalta cinco paros generales realizados durante el año: dos de 24 horas y tres parciales. Estos fueron: el del 8 de marzo, por el Día de la Mujer (24 horas); el 23 del mismo mes, en contra de la reforma jubilatoria impulsada por el Gobierno (parcial); el 25 de abril, en contra de la reforma de la seguridad social, realizado el día que comenzó a votarse en el Parlamento (24 horas); el 27 de junio, en el marco de los 50 años del golpe de Estado (parcial), y el 22 de agosto, por salarios y contra la desigualdad (parcial).
Por otro lado, el informe también da una perspectiva de cara al año entrante. En tal sentido, ya para el año que viene “la mayor parte de los trabajadores” estarán amparados en convenios colectivos, a lo que se le suma el año electoral, que “desvía energías en las diferentes campañas [y] deja poco margen para otras acciones”.
Por ello, “se estima que la conflictividad laboral se reduzca” en 2024, “siguiendo el mismo comportamiento que los últimos años de cada gobierno observado en períodos anteriores”.
Para el año entrante quedan temas vigentes en agenda “y que seguramente continuarán generando conflictividad”. De acuerdo con el informe, el rechazo del movimiento sindical hacia la reforma educativa y a la reforma de la seguridad social, que “se materializó con la recolección de firmas para impulsar un plebiscito para derogarla”, son dos de los principales puntos que seguirán causando rispideces.
“Sobre este último punto, vale la pena destacar que en los próximos meses el movimiento sindical destinará gran cantidad de energías y la estrategia que adopten impactará en la conflictividad laboral; por un lado, poner el foco en este tema deja menor margen para otras reivindicaciones. Por otro lado, puede que, como se hizo en la campaña de recolección de firmas para derogar la LUC, se convoquen por ello algunos paros generales”, remarca la publicación.