Tras ser detenido en Uruguay en abril de 2016 y extraditado a EE. UU. en mayo de 2020, al narcotraficante mexicano Gerardo González Valencia le llegó la hora de la condena.

El caso más sonado que protagonizó Valencia tuvo lugar en 2009, cuando intentó traficar una tonelada de cocaína oculta en los cuerpos congelados de tiburones a bordo de un barco pesquero.

Tras su detención en Uruguay, Valencia generó un escándalo luego de que se conociera que disponía de traslados privilegiados para presuntas visitas conyugales. Sin embargo, luego se supo que dichas movilizaciones estaban relacionadas con sus actividades ilegales, incluyendo contactos con el narco uruguayo Sebastián Marset.

Valencia fue condenado a cadena perpetua en Estados Unidos el pasado 25 de julio, y en las instancias judiciales previas aportó información que sería relevante en Sudamérica.

Según consigna Informativo Sarandí, en un fallido intento de negociar para reducir su condena, Valencia brindó datos sobre el paradero de otros dos narcotraficantes, y uno de ellos era Marset.

El hecho de que Valencia, más de tres años después de su extradición, poseyera información sobre la localización de Marset, revela un vínculo entre el narco uruguayo y México que era desconocido. Hasta el momento, se conocían las relaciones de Marset con narcos paraguayos y con organizaciones mafiosas en Europa oriental, pero nada apuntaba hacia Norteamérica.

Nuevas detenciones

Tras el infructuoso intento de arresto de Marset llevado a cabo recientemente en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, las autoridades de ese país estrechan el cerco en procura de echarle el guante.

En las últimas horas se divulgó la noticia de que la policía boliviana había arrestado a un funcionario, quien habría facilitado al narco uruguayo la obtención de documentación. Asimismo, y según informara el noticiero Subrayado, se produjo la detención de una mujer relacionada con Marset.