La Fiscalía Penal de Montevideo de Delitos Sexuales, Violencia Doméstica y Violencia basada en Género de 4º turno, a cargo de la fiscal Sylvia Lovesio, logró la condena mediante juicio oral de H.A.C.F. como autor penalmente responsable de “reiterados delitos de violencia doméstica, reiterados delitos de atentado violento al pudor, reiterados delitos de violación, reiterados delitos de abuso sexual especialmente agravado; todos en régimen de reiteración real” a la pena de 14 años de penitenciaría con descuento de la preventiva cumplida.
En octubre de 2019, la víctima (de 18 años en el momento) relató en el centro de estudios los abusos que padecía a diario y desde que tenía 12 años por parte de su padre. Ese mismo día realizó la denuncia acompañada de su abuela y la psicóloga del centro de estudios. Desde la institución se llamó a la madre de la víctima, quien concurrió y si bien manifestó que la iba a apoyar, no lo hizo. Por el contrario, llamó al ahora condenado para contarle y este se presentó en el lugar, impidiendo la subdirectora su ingreso para evitar la confrontación con la víctima.
El condenado era militar y realizó varias misiones en el Congo. Cuando partió en la última misión, llamaba a la víctima todos los días y la obligaba a enviarle fotos y videos de contenido íntimo, según informó la Unidad de Víctimas y Testigos de la Fiscalía General de la Nación. Además, le enviaba mensajes donde le decía que “ella era su mujer”.
Cuando regresó, persistieron los abusos que se hicieron más frecuentes. Hasta entonces, la víctima compartía el dormitorio con su hermana de 12 años, dormitorio que el ahora condenado dividió. Cuando la víctima se dio cuenta que, además, su padre ingresaba al cuarto de su hermana y se acostaba con ella, advirtió que esta tenía ya su misma edad al comienzo de los abusos por parte de su padre. Temió que este abusara también de su hermana, siendo este uno de los motivos que la llevó a develar los hechos padecidos y posteriormente formular la denuncia.
La víctima relató además que, si se negaba a los abusos, el ahora condenado no solo la agredía, sino que además la extorsionaba, por ejemplo, con impedirle salir con sus amigas.
Tampoco la dejaba ir al liceo y la aisló de toda la familia. La víctima relató haber vivido siempre en un contexto de violencia doméstica crónica: cuando tenía tres o cuatro años, comenzó la violencia física, psicológica y verbal, la que el condenado ejerció toda su vida respecto de toda la familia.
Se dispuso además para el condenado la pérdida del ejercicio de la patria potestad, tutela, curatela, guarda o tenencia de niñas, niños o adolescentes, la inhabilitación para el ejercicio de funciones públicas y privadas en el área educativa, de la salud y todas aquellas que impliquen trato directo con niñas, niños y adolescentes, por un plazo de 10 años y la reparación patrimonial para la víctima equivalente a 12 salarios mínimos nacionales.