Desde el Obelisco hasta la Plaza Independencia. Esa es la distancia que una vez calculó el gerente general de Montes del Plata que hay entre la entrada a la pastera y el puerto, punto desde donde la empresa de capitales chilenos (Arauco) y sueco-finlandeses (Storaenso) envía pulpa de celulosa rumbo al mundo, en particular hacia Europa y Asia.
Montes del Plata abarca más de ocho kilómetros perimetrales y ocupa 365 hectáreas dentro de una zona franca en la que se erige como centro un complejo “de industria pesada” que produce al año 1,4 millones de toneladas de celulosa blanqueada de Eucalyptus, 15% del total de las exportaciones uruguayas según la empresa.
A escasos dos kilómetros, Conchillas. Una pequeña localidad del departamento de Colonia con 400 habitantes, orgullosa de su historia y su tradición “a la británica”, que preserva de celosa manera su condición de patrimonio histórico arquitectónico nacional.
Con casas contiguas sostenidas sobre una misma estructura, de piedras asentadas en barro con techo de zinc o a dos aguas al estilo rancherío —casi siempre rojos—, las paredes de cada vivienda de Conchillas se elevan de forma oblicua y mantienen barracones de piedra que se remontan a la colonización inglesa de la zona cuando fue ocupada a fines del siglo XIX con el fin de remodelar el puerto de Buenos Aires.
Conchillas fue fundada en 1887, tras la llegada y el asentamiento de representantes de la empresa inglesa Walker y Co., que explotó la zona como cantera para sacar piedra triturada y arena a partir de la decisión del gobierno porteño de remodelar su principal terminal portuaria.
Adriana Sosa, integrante de la Comisión de Amigos de Conchillas, habitante y guía turística, dijo en diálogo con Montevideo Portal que la llegada de la fábrica brindó nuevas oportunidades a la localidad y a sus habitantes.
“Montes del Plata ha colaborado, ha asesorado y ha proyectado un futuro interesante para la comunidad. Hoy nos sentimos más orgullosos y también existe la sensación de que su llegada dio más oportunidades a nuestros jóvenes. Muchos de ellos se capacitaron para trabajar en la planta o son captados para empresas que brindan servicios a la empresa”, comentó Sosa.
Por su parte, el diputado del Partido Nacional Mario Colman, oriundo de Conchillas e hijo de la partera del pueblo, María Esther Giribone, destacó que desde Montes del Plata “son muy celosos cuando aparece, por ejemplo, hasta un olor”.
“Van y explican. Están muy pendientes de lo que pasa en la comunidad y han ayudado a instituciones de la zona. Hay un factor humano que parte desde la gerenta de Comunicación de la empresa para abajo y que ha influenciado mucho en el relacionamiento con el pueblo, ha hecho la diferencia. No solamente con dinero. Hay un valor agregado: hubo pedido de arreglos de calles, de identificación de puntos turísticos que se pidieron y se respondió. Hay una buena simbiosis entre la empresa y el pueblo”, resumió el conchillense.
En esta línea, la gerenta de Sustentabilidad y Comunicaciones de Montes del Plata, Carolina Moreira, explicó que el encare de la multinacional es “facilitar el desarrollo local, pero no desde una visión filantrópica”.
“No encaramos el tema con las comunidades como algo filantrópico, sino que nos reconocemos como un actor más de la localidad que brinda herramientas para que se desarrollen procesos naturales de autogestión comunitaria. La idea es facilitar y canalizar las iniciativas de la comunidad; ir desde lo que es una visión a la concreción de un proyecto. No sustituimos la iniciativa local, vamos al pie de la comunidad con el objetivo de fortalecer la trama social o comunitaria”, apuntó Moreira en conversación con Montevideo Portal.
Además de la inversión inicial de US$ 2.000 millones que incluyó la construcción de la planta y la transformación de caminos precarios en infraestructura capaz de soportar el tránsito diario de camiones de carga, Montes del Plata apoyó el fortalecimiento de instituciones como el Centro CAIF Las Ardillitas de Conchillas —que atiende a casi 50 niños— e invirtió US$ 100.000 en la restauración de la Casa Evans, icónico edificio del lugar que funcionó muchos años como el principal comercio desde el arribo del marinero inglés David Evans en 1911. La multinacional también apoya emprendimientos vinculados a la recolección y ventas de hongos y la producción artesanal de miel orgánica.
Al respecto, Sosa añadió que la instalación de la planta hizo que “los ojos del país e incluso del mundo se colocaran en el lugar, cuando antes no estábamos en el mapa”.
“Hoy tenemos un centro CAIF con casi 50 niños, cuando antes teníamos un lugar de ancianos. La resistencia por la llegada de una industria de ese porte en realidad nunca se vivió, porque se interactuó perfectamente con la población, incluso con todos aquellos que vinieron en la etapa de la construcción. No solo con los uruguayos, también con los extranjeros que convivieron en nuestro entorno. Fueron más de 6.000 personas y ver la plaza de un pueblo de 400 habitantes llena representaba ya un asombro para nuestros abuelos. La comunidad supo mantener sus espacios sin haber sido invadidos”, dijo.
En esta línea, la presidenta de la Comisión de Amigos de Conchillas, Adriana Alonso, coincidió con Sosa: “Montes del Plata tiene un buen vínculo con nuestro pueblo. Siempre han estado muy atentos a las inquietudes y necesidades que hemos planteado. Con la empresa volvió el trabajo a Conchillas como en los comienzos, cuando la instalación de la empresa Walker. Nuestros jóvenes en su mayoría tenían que irse a trabajar a otras ciudades y hoy en día los vemos aquí, formando sus familias, haciendo sus casas y disfrutando incluso de sus tiempos libres. Antes quedábamos pocos pobladores y en general gente grande”.
Servicios e impacto
Según el diputado del Frente Amplio por Colonia, Nicolás Viera (MPP), si bien en la etapa de construcción de la planta de celulosa hubo un impacto negativo en el mercado de la vivienda, tras una suba en los valores de los alquileres en Conchillas, en Colonia y en Carmelo, el balance es positivo.
“Es una empresa que está presente en la vida comunitaria de la ciudad. Realiza inversión y apoya instituciones. También ha trabajado en alianza con la Intendencia de Colonia en la pavimentación de caminos y rutas. Ha aportado en materia de salud, educación y cultura. En general, los vecinos de Conchillas lo ven como positivo y además el pueblo en sí, como comunidad, no perdió su identidad. Toda esa cuestión fundacional de los ingleses y su impronta se sigue manteniendo en el tiempo. Fue una decisión comunitaria con relación a que el desarrollo y el progreso no arrollaran los elementos identitarios del lugar”, rescató Viera, en referencia al aumento de servicios (en particular hotelería y restaurantes) y el mayor acceso a bienes que tuvo Conchillas y zonas aledañas (Pueblo Gil, entre otros) con la llegada de una industria del porte de una pastera de celulosa.
Es así que, a 50 kilómetros de Colonia del Sacramento, conviven a escasa distancia la visible modernidad industrial-tecnológica de Montes del Plata y la cohesión comunitaria de un pueblo de apenas 400 habitantes.