Al cabo de tres intentos, militares argentinos rescataron a Leandro Leupichun, un joven trabajador rural que estaba a cargo del establecimiento La Verdadera Argentina, en la sureña provincia de Santa Cruz.
El intenso frío que se produjo en el otoño y en el arranque del invierno provocó una situación apremiante. La nieve lo cubrió todo e hizo que la estancia, ya de por sí remota, se volviera inaccesible. Así las cosas, Leupichun y sus perros de trabajo quedaron aislados y con temperaturas por debajo de hasta -30 grados.
Según informa el periódico La Nación, el pasado 24 de junio se puso en marcha el Operativo Patagonia Profunda, con dos destinos operacionales: Puma Blanco en Tapi Aike (zona sur) y Zorro Blanco (zona norte) en la localidad Comandante Luis Piedrabuena, para llevar forraje y alimentos a estancias y a puesteros.
Fue en ese contexto que se comprobó la difícil situación del encargado de La Verdadera Argentina.
“Rescatar al puestero de La Verdadera Argentina era una prioridad”, dijo al citado medio el teniente coronel Marcelo García Serrano, Jefe del Regimiento de Infantería Mecanizado 35 con asiento en Rospentek, al sur de Santa Cruz.
Días más tarde, el 29 de junio, un helicóptero Bell UH 1 voló desde Río Gallegos para hacer contacto con Leandro Leupichun, el puestero aislado. Allí les comunicó que, a pesar de que el techo de su casa se había congelado, no se marcharía sin sus perros.
“Nos dijo que si él se iba se iban a morir de frío”, contó García Serrano. En ese momento le dejaron medio capón y otros alimentos, con la promesa de volver por tierra, algo que el persistente mal tiempo impidió cumplir. Fue entonces que los militares tomaron la determinación de evacuarlo antes de que la situación terminara en tragedia.
Finalmente, en un tercer intento y cuando el puestero ya llevaba más de un mes aislado, se consiguió el rescate. Y, tal como él había exigido, los perros también fueron salvados.
“Se tranquilizó cuando le dijimos que podíamos llevar a los perros”, reconoció García Serrano. El puestero estaba con ellos adentro de la solitaria casa de madera y chapa, rodeada de un manto blanco de nieve y hielo. Le hicieron un chequeo médico y sus condiciones eran buenas. Todos sus perros estaban también en buen estado de salud. “Se fue con otra condición: su montura. Para ellos su único patrimonio son sus perros y su montura”, añadió el militar.
El rescate se llevó a cabo con dos vehículos blindados M113, única forma de abrirse paso entre la nieve y el clima adverso. Aun así, fueron necesarios tres intentos, y los tripulantes tuvieron que bajar y exponerse al frío en más de una ocasión para abrir tranqueras a paladas. El viaje desde el puesto militar avanzado hasta la estancia es de 63 kilómetros, y llevó cuatro horas y media a la ida y otro tanto al regreso.
Por fortuna, la odisea terminó con éxito y todos arribaron sanos y salvos.
Ahora, Leupichun y sus perros pasarán el resto del invierno en otra estancia, que se les ofreció acogida.