Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro se cruzan este viernes en un nuevo debate televisivo, que será el punto final de la campaña política de las elecciones presidenciales en Brasil, de cara a la segunda vuelta del próximo domingo.
El encuentro, que se realizará en los estudios de la Rede Globo, tiene una regla distinta a los debates previos: la prohibición de tocarse. El veto, según señala El Mundo, se debe a que en el último cruce televisivo, el actual presidente de Brasil tocó el hombro del líder petista, movimiento que se inmortalizó en una imagen utilizada por los seguidores de Bolsonaro para ser compartida como meme en el que lo proclaman vencedor.
Hace 11 días los candidatos presidenciales se cruzaron frente a las cámaras, en la sexta campaña presidencial de Lula —mandatario entre 2003 y 2011— y la segunda de Bolsonaro.
Lula llega con 77 años y como favorito en los sondeos, y Bolsonaro, que busca la reelección a sus 67, debatirán durante dos horas tras un mes de campaña regada de golpes bajos y desinformación en la TV y las redes sociales.
En el último sondeo de Datafolha, publicado el jueves, Lula recuperó una ventaja de seis puntos al reunir 53% de los apoyos contra 47% del mandatario, considerando los votos válidos, sin nulos ni en blanco.
La semana anterior, esa distancia se había encogido de seis a cuatro puntos.
En la primera vuelta del 2 de octubre, Lula obtuvo el 48% de los votos y Bolsonaro un sorpresivo 43%, superando lo que anticipaban las encuestas.
En un escenario de alta polarización, el debate es considerado crucial.
“Lo único que puede cambiar [la situación] en este momento es el debate. El 55% de los brasileños afirma que es muy importante en su decisión. Cualquier tropezón o frase mal colocada puede ser determinante”, dijo a la AFP el politólogo Felipe Nunes, director de la consultora Quaest.
Bolsonaro parecía confiado tras el resultado de la primera vuelta, pero al menos dos hechos de la última semana pueden haber complicado su avance: declaraciones de su ministro de Economía, Paulo Guedes, sobre una posible desvinculación del aumento del salario mínimo al valor de la inflación, y la insólita reacción de un exdiputado bolsonarista que, al ser arrestado, respondió con granadas y tiros que hirieron a los agentes policiales.
Acorralado, Bolsonaro, que había dejado a un lado sus críticas al sistema de urnas electrónicas, levantó esta semana un nuevo foco de sospechas al denunciar supuestas irregularidades en la difusión de piezas publicitarias en radios del noreste del país.
El Tribuntal Superior Electoral (TSE) desestimó las alegaciones por falta de pruebas mínimas y advirtió a la campaña del presidente que la denuncia presentada podría constituir un “crimen electoral” y un intento de “tumultuar la segunda vuelta” a pocos días del balotaje presidencial.
Analistas sostienen que Bolsonaro está preparando el terreno para cuestionar los resultados caso pierda el pleito.
Esto ha despertado temores de que se produzcan incidentes como la invasión del Capitolio tras la derrota de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos en 2021.
En base a información de AFP