En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, población civil y milicias nazis llevaron a cabo el mayor pogromo de la historia en Alemania y Austria: asesinaron a 91 judíos y enviaron a otros 30.000 a campos de concentración. Ese fatídico evento, que fue el puntapié inicial y definitivo del Holocausto, pasó a ser conocido como la Kristalnacht —la Noche de los Cristales Rotos—, debido a los vidrios de sinagogas y de tiendas y edificios de propiedad judía que regaron las calles de varias ciudades.
Este miércoles, al cumplirse 84 años de la masacre que antecedió los horrores de la Shoá (“La Catástrofe”, nombre que se da al Holocausto en hebreo), la colectividad judía uruguaya, junto a políticos del gobierno y la oposición, conmemoraron el aniversario del pogromo en la sede de la Nueva Congregación Israelita, en Pocitos.
Al inicio del evento, seis luminarias de la menorá —candelabro tradicional de siete brazos— fueron encendidas por sobrevivientes del Holocausto junto a hijos y nietos; la séptima fue prendida por el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, el presidente de la organización B’nai B’rith Uruguay, Franklin Rosenfeld, y la subsecretaria del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), Ana Ribeiro.
La historiadora fue la encargada de dar el discurso central, en el que comenzó recordando “cuándo se escuchó en Uruguay el ruido” de los cristales rotos aquella noche y cómo fue llegando, tiempo después, la narración de los crímenes del Holocausto. “Entraron seis mil judíos a Uruguay en esa época”, dijo.
“El horror lo conocimos finalmente. Y fue una sumatoria de cosas que hemos escuchado muchas veces, y, sin embargo, sigue erizando”, expresó la jerarca del MEC en una sentida exposición arraigada en la historia.
En su discurso, la historiadora rememoró uno de los puntos más aberrantes del genocidio: “Con piel de judío se hicieron postales de Navidad y se enviaron. Y se deseaba feliz Navidad, sobre la piel de un judío. Así que, cuando decimos ‘el horror’, podemos sintetizar diciendo: ‘No solamente se mató, se utilizó los cuerpos para hacer jabón, para hacer fertilizantes’”.
Ribeiro contó que cuando su hijo Ismael tenía 8 años, luego de ver la película Europa Europa (1990), le preguntó: “¿mamá, yo soy judío?”. Al decirle que no, él repuso: “¿Y cómo hago para serlo?”.
“Ustedes han logrado que el mundo entero entienda lo que les pasó. Cada generación escuchará el ruido de los cristales tal y como quiera”, dijo la historiadora.
“Les agradezco que se pueda cultivar la memoria del dolor sin matar la alegría”, expresó, y añadió que es “la virtud mayor y el regalo más grande” que hace la colectividad judía a la humanidad.
Al acto asistieron la vicepresidenta Beatriz Argimón; el subsecretario de Presidencia, Álvaro Delgado; el prosecretario, Rodrigo Ferrés; el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Isaac Alfie; el director de la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado, Álvaro Garcé; el presidente del INAU, Pablo Abdala, y los ministros del Interior, Luis Alberto Heber, de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, de Defensa, Javier García, y de Desarrollo Social, Martín Lema.
También participaron la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, y el de Canelones, Yamandú Orsi; el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla; los senadores Carlos Camy, Guido Manini Ríos y Jorge Gandini; los diputados Felipe Schipani y María Eugenia Roselló, y los políticos frenteamplistas Rafael Michelini y Miguel Brechner.