Por Martín Otheguy
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El catalán Oscar Camps, director de la organización Proactiva Open Arms (POA), se ha convertido en una figura central de la crisis migratoria en Europa, pero es muy cuidadoso con los términos que usa para referirse a su papel en el conflicto.
Como le aclara a Montevideo Portal, él no rescata migrantes sino náufragos, personas que están en aguas internacionales y que se enfrentan a una muerte casi segura si no reciben asistencia. Su esperanza es que este papel lo cumplan los gobiernos, en cumplimiento de los convenios internacionales, pero ante su omisión, cree que es la sociedad civil la que debe aportar una respuesta.
Desde el 2015 su organización ha salvado la vida a más de 60.000 personas en el Mediterráneo y el Egeo, al rescatar con sus barcos a personas que huyen de guerras civiles, de la pobreza o la persecución en África, con la esperanza de tener una vida mejor en Europa.
Open Arms comenzó su actividad hace cuatro años frente a la isla de Lesbos, ayudando a refugiados que llegaban a la costa griega huyendo del Estado Islámico y el conflicto en Siria. En estos últimos tiempos es la caótica situación en Libia la que está impulsando a miles de personas desesperadas al mar Mediterráneo, víctimas del trato de personas y jugándose la vida en embarcaciones muy precarias. Es allí donde concentra ahora sus esfuerzos Open Arms.
Con el viejo continente cerrándose a la inmigración de un lado del mar, y gobiernos totalitarios o milicias del otro, Camps queda a menudo entre dos fuegos. La prueba fue lo ocurrido en agosto, cuando debió permanecer en el mar por 20 días con cien personas rescatadas a bordo, debido a la negativa de los países europeos (especialmente Italia) a ceder sus puertos.
De paso por Buenos Aires, donde fue invitado a dar una charla en el Museo de Arte Moderno, Camps conversó con Montevideo Portal sobre el drama que se vive en el mar "entre tierras", muchas veces sin que nadie se entere.
Open Armas sigue recorriendo las aguas del Mediterráneo. ¿Cuál es la situación legal que enfrenta hoy en día cuando rescata a personas?
En este momento el Open Arms se encuentra navegando a 115 millas de Libia y a 110 de Lampedusa, porque esta madrugada rescató a 73 personas con diversos casos médicos. Son 69 hombres y cuatro mujeres; hay niños de 4 y 3 años y 24 menores solos. Algunos de ellos tienen heridas de bala y quemaduras de segundo y tercer grado por contacto continuo con la toxicidad de la gasolina, mezclada con agua de mar. Llevaban más de 24 horas a la deriva. Ha entrado un temporal duro y los hemos encontrado de casualidad.
Una vez más tenemos todos los puertos cerrados. Europa no tiene ninguna operación civil o militar de salvamento que garantice la intervención de rescate en aguas internacionales como en este caso. Europa está financiando a los grupos armados libios, a los que denominan falsamente guardacostas, porque Libia es un estado fallido, no tiene ningún estamento jurídico que proteja los derechos de los ciudadanos. No hay un grupo armado que domine todo el territorio, ni siquiera la capital Trípoli, y hay tres grupos que se autoproclaman como gobierno legítimo. Este descontrol lo aprovecha la Unión Europea para financiar estos grupos armados que intervienen en aguas internacionales por embarcaciones regaladas por Italia y devuelven a esta gente -que intenta huir de un país en guerra- al mismo lugar desde donde huyen, un país en el que muchos estaban en tránsito.
¿Qué hace Open Arms en estos casos?
Nosotros estamos en aguas internacionales, con periodistas independientes a bordo, para que puedan informar lo que ocurre y lo que hacemos. Nosotros ponemos en tela de juicio este incumplimiento sistemático de los convenios internacionales a los que están suscriptos los países de la Unión Europea, como Italia, España, Malta, Grecia y toda la frontera sudeuropea.
Al amparo del derecho marítimo internacional, estuvimos veinte días bloqueados a 800 metros de un puerto y tuvimos que recurrir a toda la vía legal para poder acceder a uno; y lo conseguimos porque la Justicia está de nuestra parte, aunque gobiernos de corte fascista o extremista intenten usar la maquinaria administrativa que posee un gobierno para dificultarnos eso. Nosotros nos ceñimos al derecho, la legislación y la constitución italiana; pudimos desembarcar, tras recurrir y vencer todas esas trabas que nos puso (el ex primer Ministro de Italia, Matteo) Savini, que acabó fuera del gobierno tras esta trifulca.
¿Creés que puede ocurrir lo mismo en este caso?
Yo creo que hay un antes y un después de agosto, de esa crisis que produjo Savini. Creo que hizo efecto y ahora ya hay un antecedente; debería ser más fácil que los gobiernos entren en razón. Si no, tendremos que volver al tema judicial y se resolverá en la Fiscalía. Yo creo que no, que Italia y su gobierno, sabiendo que hay jurisprudencia, no aportará más dolor y sufrimiento a estas personas, que vienen ya de sufrir la detención ilegal, la extorsión, violación y esclavitud sistemáticas en Libia.
¿Cómo encuentra Open Arms a estos barcos en el Mediterráneo?
Lo más difícil es localizarlos. Aún siendo el Mediterráneo el mar más militarizado del mundo, donde no hay una pulgada cuadrada de superficie que no esté escaneada por satélites, drones y radares de última generación, esta información nunca llega a la ayuda humanitaria, a los barcos que están para impedir que se mueran. Hay un bloqueo intencionado, una acción deliberada por parte de la Comisión Europea para no actuar en esa zona y dejar que la naturaleza haga su trabajo, que desaparezcan. Creen que la muerte disuadirá a otros de venir, pero nada más lejos de la verdad.
No se entiende de otra manera que la única operación que había (la Operación Sofía) que podía participar en misiones de rescate, fuera eliminada del Mediterráneo hace unos meses. No es casual que se deje sin luz ni taquígrafos esa zona del Mediterráneo y se convierta en el segundo Triángulo de las Bermudas donde la gente desparece sin dejar rastros, y parece que sea obra de la naturaleza cuando es dejadez de las administraciones que tienen la responsabilidad de intervenir en esa zona, y no dejarla en manos de un grupo armado de un país que lleva años en guerra civil. Todos sabemos que se vulneran sistemáticamente los derechos fundamentales.
Volviendo a la pregunta, la flota humanitaria dispone de organizaciones con avionetas, que sobrevuelan el Mediterráneo siempre y cuando puedan vencer las dificultades administrativas que imponen los Estados. Cuando localizan las embarcaciones dan la luz de alarma a las administraciones de los países y también a los barcos de ayuda humanitaria o los barcos mercantes cerca de la zona. Cuando hay una activación de auxilio no puedes dejar de ir. Cuando hay peligro para la vida humana, cualquier embarcación tiene que dejar lo que está haciendo e ir con la máxima celeridad.
El derecho marítimo también indica que las personas serán desembarcadas en el lugar seguro más cercano. Geográficamente el más cercano es Italia, y por lo tanto es quien debe proporcionar un puerto y eso es lo que ha costado siempre. Al menos desde las elecciones del 2018, porque antes Italia cumplía con el convenio; ahora la información no trasciende y las llamadas de socorro quedan amortiguadas por la propia Guardia Costera italiana, que no activa sus barcos sino que devuelve la llamada a Libia para que intervengan los militares libios. Algún Estado debería denunciar al Tribunal Internacional de Derecho del Mar de Hamburgo estas malas praxis de algunas administraciones. No tenemos la potestad de hacerlo nosotros pero sí instamos a Estados que cumplan con el derecho internacional que recriminen a estas administraciones que no lo están haciendo.
¿Qué se responde al gobierno español cuando argumenta que hay cuestiones de "legalidad y seguridad" como justificación para no dejar zarpar a Open Arms, como ha pasado?
Le responde la Justicia. En dos ocasiones nos ha exonerado de cualquier culpabilidad y al contrario, ha reforzado nuestra situación al decir que el Open Arms hizo lo que debería hacer en cada momento. Los gobiernos, como saben que la Justicia no está de su parte, porque incumplen varios convenios, no pueden decir que lo que hacemos está mal y que no hay que salvar la vida de las personas que están en peligro, entonces sí hablan mal de nosotros y de las personas que hacemos eso. Ponen trabas administrativas al barco.
Por ejemplo, en el último bloqueo, en el que el Gobierno español nos tuvo seis meses en puerto con el objetivo de arruinar a la organización, el argumento es que el barco no tenía las certificaciones como barco de pasaje para llevar a 200 o 300 personas, cuando el derecho marítimo dice que los náufragos no ocupan plaza de tripulante o pasajero, son náufragos.
Pero amparándose en estas argucias te tienen retenido el tiempo en el que respondes, apelas. Dilatan los plazos para retenerte administrativamente, porque saben que no pueden hacer otra cosa. Así nos bloquearon en un período electoral, para que nuestra actuación en el mar no incidiera en su campaña electoral, y eso fue francamente deplorable. Aún así, desobedecimos y nos fuimos. Luego, la vicepresidenta del Gobierno anunció multas millonarias en caso de que rescatáramos. Otra falacia, porque no puedes ser multado por hacer algo a lo que estás obligado. ¿Qué pretendía el Gobierno? Que los patronos de la organización, que responden con su patrimonio, fueran multados. Eso hizo que algunos patronos se dieran de baja por miedo.
Nosotros tenemos que resistir como podemos, porque no dependemos de ningún gobierno, somos una respuesta ciudadana.
Savini pidió a Richard Gere - que colaboró con alimentos- que lleve los migrantes a Hollywood, e Italia ha dicho que Open Arms comete un delito al favorecer la inmigración ilegal. ¿Cuál es la respuesta de la organización?
Tengamos en cuenta que esa zona del Mediterráneo es el segundo paso marítimo más frecuentado del mundo. Entre Libia y Sicilia pasan anualmente 97.000 barcos mercantes, en las dos direcciones. Hablamos de 250 barcos mercantes al día que cruzan.
Que haya dos o tres barcos humanitarios no es un punto de atracción. Estamos hablando de que ya era un flujo migratorio mucho antes de que cualquier ONG estuviera allí. Nosotros no influimos en la guerra, en la persecución, en la violación y esclavitud de personas que viven en Libia , ni tampoco en el buen estado delmar. Hay otros factores ambientales muy poderosos que hacen que salgan más o salgan menos. Hay más de 700.000 personas que tienen intenciones de salir de Libia pero no tienen otra manera de solicitar refugio que la de entregarse al crimen organizado, que es la propia milicia libia financiada por Europa, que abre y cierra el grifo en virtud de las negociaciones con la Unión Europea. Es lo mismo que pasó en el sur de España con Mohamed VI de Marruecos, o con Erdogan en Turquía y Grecia.
Hay un intercambio económico para frenar el flujo migratorio. Eso se llama tráfico de personas y quien está favoreciendo o influyendo en el flujo migratorio son los gobiernos que intercambian dinero a cambio de modificar ese flujo.
Mencionabas los intentos de sabotaje a la organización. ¿Cómo se encuentra económicamente Open Arms luego de estas intimidaciones?
Necesitamos constantemente ingresos. No pretendemos consolidarnos como una organización, sino que la administración haga el trabajo que tiene que hacer y que nosotros dejemos de estar allí. Estamos trabajando en origen en países africanos, pero no para impedirles o convencerles de que no vengan a Europa, sino para sensibilizar a la población sobre el riesgo inherente en el viaje, porque no podemos prohibir que la gente se desplace. Sí podemos informar de los riesgos, porque en algunos casos se desconocen, porque es tabú hablar de lo que ocurre en ese periplo, en el que puedes morir en el desierto, en el mar o quedar retenido en Libia. Al no tener socios, tenemos donantes recurrentes en función de nuestra presencia en los medios, de que se sepa lo que estamos haciendo.
Estos bloqueos lo que han hecho es que tengamos que recurrir a donaciones porque nos hemos descapitalizado. Tenemos un barco de 46 años que tiene averías constantes, consume mucho y nos cuesta 7500 euros diarios para mantenerlo operativo en el mar. Somos una ONG muy pequeña y nos cuesta mucho mantenernos económicamente. Necesitamos constantemente pequeñas donaciones de la sociedad civil, porque no queremos depender de grandes donantes, sino ser una respuesta ciudadana para enfrentarnos al gobierno que haga las cosas mal.
¿Qué es lo que quieren comunicarle Sudamérica, que está lejos geográficamente?
Nosotros lo que pretendemos es que la administración asuma la obligación que le corresponde dentro de los convenios internacionales suscritos por todos los países. No podemos permitir ser conscientes, tener información de cómo se vulneran los derechos humanos de estas personas en aguas internacionales. No son migrantes. En el mar no hay migrantes. Son aguas internacionales, de todo el mundo.
Hay una corriente de opinión que se crea para que se los criminalice antes de hora. No rescatamos migrantes ilegales sino náufragos, personas que tienen la vida en peligro, porque en el mar no se discrimina. Tendrán una situación administrativa irregular en tanto los desembarquemos en algún lugar, y cuando eso ocurra la administración se encargará.
Nosotros tratamos de difundir esa información, cambiar esa corriente de opinión que hace que todos tengamos un pequeño Trump en la cabeza. Si no leemos lo suficiente, si no viajamos lo suficiente, ese Donald Trump crece, porque leemos titulares que provocan o nos exacerban o generan sensaciones malentendidas, porque no sin ciertos en muchos casos.
La misión es esa, que la gente sepa y nos apoye, porque lo único que queremos es proteger la vida de las personas en el mar. Somos muy transversales en ese sentido: no sabemos lo que hay que hacer con esas personas, no tenemos la solución ni la respuesta; para eso están los intelectuales de cada país. Nosotros lo único que decimos es que no hace falta que mueran abandonados en el mar. Hay que rescatarlos y entregarlos a la administración, y decimos que este trabajo no lo está haciendo nadie y que lo debemos hacer. Pero lo debemos hacer porque se están vulnerando los derechos básicos de estas personas, que son los nuestros , los derechos humanos que nos costaron 70 millones de muertos.
Por eso lo que queremos que la población civil se movilice, se posicione, y como el agua hierve de abajo a arriba, que ese posicionamiento haga que los políticos y administraciones locales se sensibilicen y empiece a haber cambios de pensamientos de políticos que han dejado de ser humanistas. Deberíamos tener principios humanistas que rijan por encima de todo.
Por eso necesitamos muchas personas que se enteren de lo que hacemos, que nos sigan y si pueden ayudarnos, aunque sea con muy poco, que lo hagan. Y sepan que hay muchos uruguayos y argentinos en la organización, de hecho más que europeos.
Por Martín Otheguy
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