Entrevista de Ana Jerozolimski, publicada en el Semanario Hebreo.

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Contenido creado por Inés Nogueiras
Entrevistas

Luces y sombras

Con Sergio Gorzy, que termina su período como presidente del Comité Israelita

Sergio Gorzy finaliza su período como presidente del Comité Central Israelita del Uruguay: "El resumen es positivo, pero el asesinato de David Fremd me impide disfrutarlo". Entrevista de Ana Jerozolimski, publicada en el Semanario Hebreo.

14.04.2016 16:37

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2016-04-14T16:37:00-03:00
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Este jueves 14 por la noche entra en funciones la nueva directiva del Comité Central Israelita del Uruguay. Sergio Gorzy finaliza su presidencia y asume el Cr. Israel "Lito" Buszkaniec como nuevo presidente. Conversamos con Gorzy para intentar resumir estos dos años intensos de lo que él llama una "aventura".

Sergio, no seré muy original si comienzo preguntando cómo resumirías estos dos años -y un poquito más- desde que asumiste como presidente del Comité Central Israelita del Uruguay. Pero creo que es lo ineludible. Un resumen a vuelo de pájaro, general, antes de entrar en detalles...

El resumen para mí fue positivo, pero el asesinato de David Fremd me impide disfrutarlo. Aprendí mucho. Si bien estaba acostumbrado a hablar públicamente, no es lo mismo en programas de radio o TV en los que trabajo y en temas que domino desde hace años que hacerlo en esto que es política. Además lo que más me cuesta es hablar en público en actos o reuniones con mucha gente y creo que salvé con nota.

Buena nota, eso es indiscutible creo yo. Recuerdo que en la primera entrevista que te hice ya habiendo sido designado como presidente, te pregunté si entendías a todos aquellos que se preguntaban más o menos quién se había vuelto loco. Te reías y decías que claro que lo entendías, porque no tenías ninguna experiencia de actividad comunitaria, más que la de haber sido janij durante años en la NCI. Pero aclarabas que sabías reconocer lo que no sabés, y te abocaste a aprender de todos aquellos dirigentes con gran experiencia de años, que habían trabajado y aún trabajaban en distintas instituciones comunitarias. Hoy parece muy lejano aquel comienzo, ¿verdad?


Es cierto. Por eso te decía que aprendí mucho. Fueron claves los meses de noviembre del 2013 a marzo del 2014 cuando asumí y también los primeros tres meses. Mucha gente se arrimó después a decirme "Debo confesar que yo era de los que no estaba de acuerdo en tu designación y me equivoqué". Y yo les respondo a todos "A mí tampoco me parecía una idea acertada". El mejor elogio que he recibido fue ese ofrecimiento de disculpas, que por cierto no era necesario ya que jamás supe quiénes eran los que no confiaban y claro que tenían razones válidas para pensar así.


¿Qué es entonces lo que aprendiste? Porque lo central no es simplemente cómo funciona cada institución en la colectividad judía.


Para nada. Lo primero fue entender la función del Comité Central ya que no lo tenía para nada claro. Luego comprobé que no era lo único dentro y fuera de la colectividad que no entendía, lo de la función y la importancia del Comité. Y me enfoqué mucho en transmitir hacia adentro y hacia afuera la importancia del Comité, su labor y su representatividad indiscutible.


Recuerdo que años atrás, el lamentablemente ya fallecido profesor Manuel Tenenbaum me hablaba, en su calidad de entonces director del Congreso Judío Latinoamericano, de lo difícil de lidiar con intereses y egos comunitarios en el mundo judío. ¿Qué fue para vos lo más difícil, si cabe el término, de estos dos años?

Como en todos los colectivos hay de todo. Lo más difícil es hacer entender que no tenemos ningún color partidario. En nuestra colectividad hay gente que vota e incluso milita en todos los partidos políticos y debemos representarlos a todos. Lo mismo ocurre con las posiciones que puedan tener sobre situaciones que ocurren en el Medio Oriente. Siento que hubo gente que priorizaba su simpatía partidaria y no entendía que debíamos mantenernos en equilibrio. Más cuando hubo elecciones presidenciales, parlamentarias y departamentales en nuestro periodo de trabajo.

Te tocaron momentos nada fáciles, como la guerra contra Hamas en Gaza, que si bien era un asunto de Israel, y el Comité Central es un asunto de los judíos uruguayos, por el vínculo estrecho y tan cercano con Israel como Madre Patria del pueblo judío, los coletazos se hicieron sentir también en Uruguay. Un mensaje clave tuyo, todo el tiempo, fue explicar que por un lado hay un vínculo especial con Israel y por eso los judíos en el mundo lo defienden cuando se les ataca injustamente, pero que el único gobierno de los uruguayos judíos, es el uruguayo. ¿Te parece que lograste transmitir este punto clave?


La explicación fue clara y seguramente no debíamos insistir en ella. Pero los prejuicios son grandes y hay que combatirlos sin pausa. Después tuvimos otro problema. En Uruguay, como en casi todas partes del mundo, los judíos defendemos el derecho a que nuestro pueblo y nuestras familias vivan en paz y sin ser atacadas indiscriminadamente por grupos terroristas. Mientras nosotros debatimos y defendemos la posición de nuestras propias familias en casi todos los países automáticamente se forman grupos de ataque con viejos clichés antisemitas que se disfrazan de antisionismo. Y se enojan cuando no los dejamos pasarse de raya. Uruguay no es Chile con una gran colonia palestina (aunque mayormente cristiana) que puede también tener su posición discrepante. Acá hay grupos, pequeños por suerte, que si en una película de Tarzán hay judíos en peligro hinchan por los cocodrilos y lo hacen muy evidente.

Por otro lado en ese grupo en un momento estuvieron alineados el presidente Mujica y el canciller Almagro con declaraciones de las que luego se arrepintieron. Pero el daño estaba hecho.

Lo que más lamento es haber tenido razón cuando expliqué a periodistas y políticos hostiles que sus acusaciones falsas al único país judío del mundo, y a "los judíos" en general, podía despertar a fanáticos que quisieran "defender al mundo" de los malos de la película.

Y esa fue la explicación del asesino de Paysandú. Ya en 2006 había acusado al embajador de Israel a viva voz de "matar niños palestinos". Pasan los siglos y las acusaciones se repiten. A pesar de todo creo que la mayoría de la población pensante entendió el mensaje y si nunca se lo había cuestionado, ahora lo entiende un poco mejor. Nadie en Uruguay es más uruguayo que yo y es ridículo hoy en día mezclar nacionalidad con religión. Pero el mensaje no es para los fanáticos antisemitas sino para la mayoría silenciosa que muchas veces es engañada en su buena fe.


Cuando Sergio Gorzy, conocido periodista y comunicador, es identificado con el Comité Central Israelita, o sea con la colectividad institucionalmente organizada, eso puede ser bueno o un gran problema. Por un lado, estás más que identificado con la Celeste y con el optimismo respecto al desempeño del seleccionado nacional. Y eso es muy positivo. Pero por otro, por tu trabajo periodístico podés estar en medio de polémicas y discusiones. Y sabemos cuán fácilmente las críticas pasan a tocar el tema judío. ¿Cómo es tu balance al respecto?

El balance es positivo. Para nada puedo decir que llegaran más mensajes antisemitas que antes. Nunca fueron tantos los mensajes negativos y no aumentaron.

Vos nunca ocultaste ni disimulaste tu condición judía, pero seguramente en estos últimos años, quien no la conocía, la tiene ahora clarísima. ¿Cómo se tradujo esto en reacciones en la calle, comentarios, quizás también a través de tus propios programas periodísticos?


Recibí muchas alegrías. Es impresionante la cantidad de gente que es afín al pueblo judío y a lo judío y tal vez no tenía un referente al que se pudiese cruzar por la calle para manifestarle solidaridad, admiración, respeto, etc. Fue increíble. Mucho más que los hechos negativos. Personalmente en dos años me sobran los dedos de una mano para mencionar alguna situación negativa. En las redes me tiene sin cuidado. Nadie se salva. Sea cual sea el tema.


Hoy que la conoces tan a fondo ¿qué explicarías a un compatriota no judío sobre la colectividad judía del Uruguay? ¿Y qué mitos quisieras derribar?


El mito de que solo nos ayudamos entre nosotros. Hay instituciones como Wizo o B´nai B´rith que hacen obras sensacionales en la sociedad general, fuera de la colectividad. Creo que falta comunicarlas más.
El otro mito que quisiera derribar es que somos menos uruguayos por ser judíos. No lo son los gallegos, los vascos, los tanos, los armenios, los árabes... Ninguno de los uruguayos que estamos hace 3 o 4 generaciones somos menos que nadie.

Por último el mito de que somos muchos acá y en el mundo y no es así. Un uno por ciento acá y 0,02 en el mundo. Nadie te lo cree, porque es obvio que el ruido es más grande.


¿Y de Uruguay como país, has aprendido cosas nuevas en estos años como presidente del Comité Central Israelita?

Que tenemos muchos valores que debemos mantener y que tenemos que trabajar intensamente por recuperar los valores que hemos perdido.

También aprendí que el prestigio de la colectividad es enorme y encontré apoyo de todo tipo en distintas situaciones.

¿Alguna vivencia especial, alguna anécdota de estos años, que valga la pena dejar impresa en esta entrevista?


Primero mi recuerdo especial para el Prof. Tenembaum y el Prof. Nelson Pilosof que me ayudaron mucho y fallecieron durante mi mandato. Ambos hasta el último día estuvieron en contacto conmigo y fueron referentes de consulta permanente.

También quiero decir que el asesinato de Fremd por un fanático islamista nos ha marcado para siempre. A todo el Uruguay. Por eso es importante la movida de mucha gente de todos los partidos y toda la sociedad que impulsan enérgicamente el Día de la Convivencia y de la Paz los 8 de abril a un mes de David y para no coincidir en el futuro con el 8 de marzo (Día del Crimen) porque podría quedar relegado con el Día Internacional de la Mujer.

En lo positivo te diría que haber conocido al papa Francisco como así también haber desarrollado una linda amistad con el cardenal Daniel Sturla, habla a las claras que judíos y católicos estamos más unidos que nunca y eso ayuda a borrar siglos de desencuentros.

Quiero aprovechar la entrevista para agradecer a mis compañeros de directiva sin los cuales nada hubiese salido bien. Lito Buszkaniec que será presidente otra vez, Monis Lev que me acompañó representando a la NCI que fue la institución que me proyectó a esta aventura. A los presidentes y directivos de todas las instituciones, a los funcionarios del Comité liderados por Gaby Fridmanas... A todos. Voy a ser muy injusto si no menciono a todos, y el espacio no da para más referencias, pero agradezco a todos, de verdad.


Sergio, me permito un comentario de cierto cariz personal. Disfruté mucho siempre del contacto contigo y de la amistad que se desarrolló a raíz de nuestro contacto de trabajo, como es natural que haya entre la directora de Semanario Hebreo y el Presidente del Comité Central. Disfruté de escucharte, de leerte, de tu constante buena disposición y tu capacidad imponente de trabajo, siempre dispuesto a una entrevista, a una nota, para transmitir mensajes, para esclarecer, no por el figurar. Combinaste siempre tu impresionante capacidad de comunicar, tu conciencia acerca de lo que sos capaz, con la posibilidad de decir "eso no lo sé, lo tengo que aprender". Fue realmente un placer, aunque no siempre por temas fáciles. Creo que nuestra colectividad tiene mucho que agradecerte.

Muchas gracias por tus palabras Ana.