Hace 45 años, cuando el problema de la basura apenas golpeaba algunas conciencias, y no se hablaba de reciclaje ni de cambio climático, un arquitecto estadounidense decidió iniciar una pequeña revolución personal que, con el tiempo, fue contagiando a miles de personas en todo el mundo. 

Su nombre es Michael Reynolds y, desde que creó la organización Earthship Biotecture, viaja por el mundo respondiendo a pedidos de ayuda para realizar construcciones a partir de "basura". Botellas, latas y neumáticos son materia prima de edificaciones que se calefaccionan a partir del sol, que acumulan agua de lluvia, que tratan sus aguas residuales y las utilizan como abono para cultivos. En definitiva, edificios diseñados para perdurar con escaso mantenimiento y autosustentarse.

Hace un tiempo, Reynolds recibió una propuesta desde Uruguay que le resultó interesante: construir una escuela en Jaureguiberry, balneario de Canelones, para niños que actualmente estaban educándose en una casa. Su desafío, que intentará concretar a fines de este año, es crear la primera escuela pública 100 % autosustentable de Latinoamérica.

El arquitecto visitó Uruguay para ofrecer una charla a beneficio de este proyecto, y en esa ocasión conversó con Montevideo Portal sobre el espíritu de su misión, los detalles del trabajo que se realizará en nuestro país y la importancia de cambiar la mirada y empezar a concebir a la basura como un recurso.

¿De dónde surgió la inspiración para realizar este tipo de proyectos?

He venido haciendo esto por más de 45 años y empezó simplemente como una respuesta básica, personal, a lo que estaba viendo que pasaba en este planeta y cómo me afectaba. Entonces empecé a hacer cosas que hicieran mi vida más lógica y segura. Esas cosas terminaron conduciéndome a otras y comenzó a tener sentido para mí. Mis amigos y conocidos empezaron a decirme que les interesaba para ellos, por lo que empezó a crecer más allá de mí mismo. Al principio no planeé involucrarme en todo el mundo; era solo una reacción personal a las condiciones del planeta, a los problemas que en realidad empezaron décadas atrás. En esa época estábamos teniendo los principios del problema de la basura, los principios del problema de la energía, los principios del problema del agua.

¿Y cómo era trabajar en esos temas 45 años atrás? Porque ya habían comenzado los problemas, pero no existía el nivel de conciencia o conocimiento que hay ahora.
   
Muy poca gente reconocía que había un problema. "Reciclar" ni siquiera era una palabra,"cambio climático" todavía no era un concepto, la gente pensaba que yo estaba loco. ¿Por qué este tipo está haciendo un edificio a partir de latas?

Los arquitectos me consideraban una "vergüenza" para la profesión, por construir a partir de la basura. Pero nosotros inventamos la basura, la basura no es una cosa mala. Muchas cosas a las que llamamos "basura", como una botella de vidrio, por ejemplo, está mejor hecha que esta silla. Esta silla se va a destruir en unos años, y la botella de vidrio va a estar para siempre. Con las ruedas de automóviles pasa lo mismo. La basura es un estigma, es una definición que creamos y que no tiene sentido: si yo empiezo a ver a la basura como un recurso natural, de repente paso a ser rico en recursos naturales. Tengo productos gratis alrededor de todo el mundo con los que puedo construir.

¿Cómo entraste en contacto con Uruguay?

Justamente, porque he estado haciendo esto en todo el mundo por décadas. Tenemos un sitio web donde la gente nos está contactando constantemente y nos pide probar aquí, allí. Especialmente después del terremoto en Nepal, en Haití, del tifón en las Filipinas, el tsunami en India, estamos tratando de responder a todos ellos. La gente nos pide que nos involucremos en lo que está sucediendo en sus países, porque reconoce que estamos encargándonos de problemas que las corporaciones y los gobiernos no están encarando apropiadamente. La planta nuclear que colapsó en Japón es un ejemplo de un esfuerzo fallido de las corporaciones y del gobierno por solucionar el problema de la electricidad para la gente. Y hay tantos casos como esos, que tratamos de proveer un método, un camino para que la gente tenga todo lo que necesitan para mantenerse a partir de fenómenos naturales como el sol, como la lluvia, el viento. Y está funcionando.

¿Qué sabías de Uruguay cuando te presentaron la propuesta? ¿Qué posibilidades veías para desarrollar este proyecto?

Creo que Uruguay se destaca por presentar algunos pensamientos de avanzada. Me interesa Uruguay porque me parece que tiene la habilidad de aceptar cosas nuevas, mientras que hay otros lugares, como en Europa, donde la cultura y la tradición no los deja pensar más allá. Uruguay está abierto a explorar, en mi opinión. Esa fue una de las razones por las que respondí, pero también porque el proyecto es bueno.
Los niños a los que les vamos a hacer una escuela están en una casa en este momento, están teniendo clases en un living y un dormitorio. La escuela es muy necesitada allí. Los niños están aprendiendo, la gente está trabajando e intentando, pero para ellos tener una escuela sería fantástico, sencillamente. Y que además esa escuela sea un edifico que abraza todo este pensamiento... los niños estarán educándose solo con ir a clase y sentarse en sus sillas. Porque el edificio se estará calentando a sí mismo a partir del sol, estará acumulando agua desde el cielo, en la huerta estará creciendo comida a partir de las aguas residuales, entonces ellos aprenderán solo con ir allí. Juntando eso, con lo que Uruguay es como país, lo convierte en un proyecto interesante.

¿Cualquier persona puede construir este tipo de edificios?

Cualquier persona que esté motivada a trabajar. No hay nada de esto que personas con conocimientos básicos de biología y física -y capacidad de trabajo físico- no puedan hacer. Hombres y mujeres de todas las edades nos han ayudado a construir. Además, este proyecto lo transformamos en una Academia que cobrará una matrícula. Entre 80 y 100 estudiantes estarán pagando una matrícula para aprender y ayudar a construir este proyecto, y ese dinero estará destinado a financiarlo. Esto se transforma en una situación beneficiosa para todos: los estudiantes aprenden a construir 'earthships' y tienen clases, mientras construyen una escuela para niños. Cada individuo que viene a la Academia está ayudando a financiar el proyecto. Cuando vas a una Universidad cualquiera -no en Uruguay, donde la educación es gratuita, esa es otra razón por la que me gusta Uruguay- como Harvard o Yale, pagas un montón de dinero que va a la Fundación de la Escuela, o a la Junta Directiva o lo que sea. El dinero de esta Academia va a construir una escuela para niños.

¿Cómo va a funcionar el momento de la construcción? 

Eso funciona básicamente como un trabajo de construcción común. Comenzamos llevando todos los materiales al terreno, los neumáticos, el cemento, la madera. La gente está donando... el cemento fue donado, la madera creo que está siendo donada. Lo primero es disponer todo, es casi como un circo, donde se llevan todas las cosas al terreno y después se levanta la carpa. Aquí tendremos todo en el lugar, y a unas 60 personas trabajando allí todo el tiempo, por lo que el edificio simplemente emergerá de la tierra. La construcción se completa en dos meses.

¿Este plazo tan acotado se da por el método de construcción?

Es por el método y es por la gente. Las habilidades que se requieren para hacer una estructura con neumáticos llenos de tierra son, básicamente, de trabajo físico, no requiere superhabilidades. Tú puedes aprender a rellenar un neumático en una hora, y cualquiera lo puede hacer. Son métodos muy simples. Me gusta compararlo con lo que hacen los castores. Los castores tiran árboles, los juntan y hacen represas. Aquí la gente junta neumáticos, los llenan con tierra y construyen. Es volver a poner el tema de la vivienda en las manos de la gente.

¿Cómo se resuelve el mantenimiento de estas estructuras?

La mayoría de las edificaciones tradicionales están construidas para desmoronarse en 20 años o menos. Muchas cosas en el mundo moderno están básicamente diseñadas para el consumo, para que con el uso se rompan así pueden hacer más y continuar moviendo la economía. Esto es lo contrario. Es un edificio que no se va a caer en varios cientos de años, que te va a proveer de agua, electricidad y comida, de confort sin combustible. De este modo no estás tan apegado a las idas y venidas y a la locura de la economía, la casa es su propia economía.

El edificio está diseñado para necesitar menos mantenimiento con los años que una casa convencional. Sin ningún tipo de mantenimiento, igual durará más que una casa convencional. Es como un refugio antibombas, es un edificio muy simple pero muy fuerte, que está respondiendo al fenómeno natural del planeta. Es tan simple como esto: tengo un perro negro que se acuesta al sol en el invierno y en el verano se acuesta a la sombra. Así de simple es este edificio: captura el sol, lo acumula y se lo devuelven a la gente. Y bloquea el sol en el verano. Lo mismo con la electricidad, la lluvia, el tratamiento de aguas servidas y todo eso.

¿Cuándo comienza la construcción?

Aún estamos reuniendo financiación, pero empezaremos a mediados de octubre. Como en cualquier otro proyecto de estas características, todavía no estamos completamente financiados, pero estamos determinados a hacerlo. Ya hablamos con los niños, ellos esperan un edificio, y lo haremos.

Lo bueno de este tipo de pensamiento es que logra que muchas más mentes piensen en este sentido. Y cuando tengamos a millones de personas pensando en la basura como un recurso, entonces nos convertiremos en árboles: dejaremos caer nuestras hojas para hacer un nuevo suelo para que crezcan más árboles.

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El siguiente video, de Earthships Biotecture, muestra un proyecto similar al planeado para la escuela de Canelones: