Contenido creado por Agustin Zabala
Entrevistas

Entrevista especial

Con Jorge Chediak: “No estamos absolutamente libres de cierto antisemitismo acotado”

Una entrevista especial con el ministro de la Suprema Corte de Justicia. Por Ana Jerozolimski.

30.10.2018 13:25

Lectura: 17'

2018-10-30T13:25:00-03:00
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"El premio que me han conferido habla muy bien de la colectividad judía, que tiene más fama que la libanesa de ´cerrada´, pero que sin embargo mira hacia afuera y ha otorgado estas distinciones a uruguayos que no pertenecemos a la colectividad". 

(Ana Jerozolimski)

Con enorme calidez , el Dr. Chediak nos recibe en su oficina en la Suprema Corte de Justicia. Apenas le comentamos que el solo entrar al edificio inspira respeto y una gran solemnidad, nos lleva a una recorrida por distintas salas y nos cuenta la historia de la singular construcción de Piria. Aún emocionado por el Premio Jerusalem que le fue otorgado el lunes 16 por la Organización Sionista del Uruguay, nos cuenta lo que siente, y analiza.

P: Dr. Chediak, usted se dijo emocionado por el Premio Jerusalem que le fue otorgado.  ¿Cómo vivió la ocasión?

R: Te diré que leí el libro de los 19 primeros premios Jerusalem y había un tema que se repetía mucho: todo el mundo estaba sorprendido; a mí me pasó  lo mismo: no lo esperaba. Me llamó especialmente la atención por mi ascendencia libanesa. A pesar de mi larga amistad con la colectividad judía, no esperaba que me fueran a dar un premio a mí. Cuando la Presidenta de la Organización Sionista del Uruguay Karina Sapolinski vino aquí y me lo dijo, la verdad es que me dejó mudo.

P: Eso, supongo, va más allá de la satisfacción personal que cualquiera siente al ser homenajeado. Entiendo que usted le vio un sentido.

R: Así es. Fue una cosa realmente emotiva y realmente yo lo tomo como un reconocimiento a una actitud que seguramente no inventé, sino que aprendí, de tender vínculos. Entre una de las características que me parece a mí que los libaneses tenemos, es la facilidad para el relacionamiento interpersonal. Tender vínculos es extremadamente positivo, sobre todo en una época en que parece que todo tiende a separarnos. En resumen, fue muy emotivo. Cuando me hicieron homenajes en mi colectividad, cuando llegué por primera vez a la presidencia de la Corte, no me sorprendió tanto, pero en este caso sí quedé sorprendido y emocionado.

P: Usted dijo algo lindo al respecto, que a veces un premio dice más de quien lo entrega que de quien lo recibe. En este caso, destacó la decisión de la OSU, porque siendo una institución judía, lo entregó a una persona descendiente de libaneses.

R: Exacto. A mi modo de ver este premio hablaba más de quien lo otorgaba, en este caso la Organización Sionista del Uruguay, que de quien lo recibe por esta situación de haberlo entregado a alguien de otra colectividad minoritaria y además del Oriente. Ambas, creo yo, como en el caso de mi familia, comunidades de  inmigrantes que vinieron con una mano atrás y otra adelante, sin nada, a este país que a todos nos abrió las puertas.

P: Aquí todos, en algún momento, bajaron de algún barco. Tanto sus abuelos como los míos por cierto...

R: Así es. En aquella época, hace 100 años,  no era fácil. Nos permitió progresar y crear nuestras familias. Así que creo que este premio habla muy bien de una colectividad que honra a alguien de otra colectividad también minoritaria, haciéndole un reconocimiento. Esto habla muy bien  de la colectividad judía, que tiene más fama que la libanesa de "cerrada", pero que sin embargo mira hacia afuera y ha otorgado estas distinciones a uruguayos que no pertenecemos a la colectividad.

P: Aunque usted nació ya en Uruguay, dijo antes "nosotros, los libaneses". ¿Cómo es la historia de su familia?

R: Es curiosa. Te diré que yo no hablo árabe. La comida libanesa no se transmite por línea paterna, porque los hombres de aquella época no cocinaban, así que empezó en mi casa porque parte de la familia de mi señora, que es Brum -de ascendencia italiana-, fueron Nasser, también de Líbano. En realidad entró por el lado de mi señora y no por el mío.

P: Y no conoce aquellos lares ¿verdad?

R: Así es.  No conozco ni Líbano ni Israel. Sin embargo, siento lazos muy fuertes con Medio Oriente, con los dos países, así que creo que habla mucho de lo que solía ser el Uruguay como sociedad integradora. De repente es una reflexión de viejo, pero tengo la sensación de que hemos ido perdiendo esa facultad de integrarnos todos, y la sociedad está más dividida que 50 años atrás.

DESDE LEJOS, ISRAEL

P: En su discurso al recibir el Premio Jerusalem, usted hizo un análisis interesante del régimen democrático de Israel, utilizando elementos de respetados rankings internacionales. Tras contar que Uruguay es uno de los 19 países que se hallan en el selecto grupo de democracias perfectas, se refirió a Israel, que está en el de democracias imperfectas, el mismo en el que están por ejemplo Francia y Bélgica. Y aclaró que Israel ha mantenido su democracia en medio de continua adversidad, en circunstancias mucho más difíciles de hecho de las que tuvo Uruguay para construir la suya. ¿Cómo ve lejos a ese Israel que aún no conoce?

R: Debo decirte -y algo ya lo comenté en el acto de entrega del premio- que las primeras informaciones sobre Medio Oriente e Israel las escuché de Enrique Rodríguez Fabregat. Yo todavía estaba terminado primaria, aún era escolar, pero era la parte que me despertaba mayor atención de los noticieros y me maravillaba la complejidad de los temas y cómo Rodríguez Fabregat los manejaba. Ahí me empecé a dar cuenta de que los temas internacionales no son fáciles y no se pueden ver en blanco y negro, y tienen causas muy complejas. Hoy hay abundancia de imágenes  pero se da una visión muy inmediatista de los temas.

P: Yo siempre creo que no se muestra la complejidad de la situación de Israel, no se entiende...y suele creerse que todo comienza con el último choque en Gaza.

R: En el caso de Israel y del Medio Oriente, en general las imágenes que se muestran son trágicas porque se va a  los escenarios bélicos a mostrar los muertos, y poco se habla de cómo se generó esto y qué pasó allá: cuál es la dinámica, cuáles han sido los motivos concretos que llevaron a Israel, una democracia, a este ejercicio de la fuerza que tuvo estas consecuencias. Creo que no hay una visión lo suficientemente profunda de esos temas, en general, en la sociedad uruguaya. A lo  mejor estoy equivocado, pero me da la sensación de que no hemos avanzado mucho en ese camino. Como decía Maquiavelo, en general la gente juzga por los ojos y no por la inteligencia. Ahí estamos en un debe.

INMIGRANTES- UNA HISTORIA PERSONAL

 P:¿Cómo empezó la historia de los Chediak en Uruguay?

R : El primero en llegar fue mi abuelo, don Felipe Chediak en 1918, hace justamente 100 años. Vino de Buenos Aires donde había nacido mi papá,  que era el mayor de tres hermanos. Los otros eran  Jorge y Felipe, nombres bastante comunes en Líbano. Repetían un poco los nombres.

P: Me imagino que allá era George y Phillipe, ¿no?

R: Claro. Mi abuelo ya  se había casado con una española, así que papá ya era Chediak Sánchez y yo soy Chediak González. Ya venimos mezclándonos con españoles desde mi abuelo, así que en realidad yo soy un cuarto libanés y tres cuartos español de Sevilla. Mi señora dice que ha heredado eso bastante: hablan muy fuerte, gritan y duermen la siesta.

Pues mi abuelo se instaló en Molinos de Raffo, donde sigue habiendo una colectividad libanesa importante y puso en la Avenida Agraciada una tienda, que también era una cosa bastante común. Mi abuela paterna era costurera y cosía para afuera, así que realmente comparto con eso la situación de origen de muchísimos inmigrantes, no sólo libaneses, armenios y judíos. Jorge, que es mi peluquero desde hace 40 años, es armenio. Tenemos entre los dos la broma de lo que tú ya dijiste: el ser humano puede descender del mono, pero los uruguayos descendemos de los barcos. Todos somos inmigrantes y siento que todos integramos alguna minoría, porque tenemos distintos perfiles: profesionales, vitales. Nadie integra mayorías, todos venimos de alguna minoría y toda diferencia minoritaria puede dar pie a la discriminación, por eso es muy importante evitar la discriminación por cualquier concepto.

Sé que uno tiende a veces a idealizar el pasado, pero es un hecho que Uruguay se caracterizaba mucho por ser una sociedad integradora y creo que no debemos perderlo.  Espero que estemos caminando en la dirección correcta, y creo que queda mucho por hacer. Esa es mi sensación.

P: ¿Cómo se elaboran los componentes de su identidad? Lo pregunto aunque usted, claro está, ya nació en Uruguay.

R: Mi familia fue especialmente cuidadosa en la preservación de la identidad, por esa situación de que en la rama femenina eran españolas...Las mujeres son claves en la transmisión de determinados valores y códigos familiares. Así que en mi familia, en concreto, preservamos muy poco el contacto con las raíces ancestrales. Yo veo que en la colectividad judía eso es muchísimo más fuerte y me parece muy positivo. El tener respeto o afecto hacia el lugar ancestral no quita para nada el orgullo que los uruguayos tenemos, en general, de ser uruguayo. Yo siempre digo que se nos reverdece cuando salimos: uno revaloriza el Uruguay cuando vuelve;  a veces se va, ve otras realidades y cuando vuelve larga un suspiro de alivio porque acá no es así. Ha sido mi sensación personal.

EL PELIGRO DEL ODIO

P: Sacó antes a colación el tema de la discriminación. A veces me preguntan en el exterior si hay antisemitismo en Uruguay. Yo digo: "Hay antisemitas pero sería injusto decir que Uruguay  es un país antisemita".  ¿Cómo ve usted el tema?

R: Yo creo que, por supuesto, no estamos absolutamente libres de ciertos prejuicios, de cierto antisemitismo muy acotado. En una época todos los de Medio Oriente éramos "los turcos", pero con el tiempo dejó de ser una descripción con desprecio. Fue perdiendo la connotación negativa, pero no hay que caer en el pecado de soberbia; yo recuerdo, por edad, que por 1972 los uruguayos no podíamos creer que aquí podría haber un quebranto institucional y que podía venir una dictadura militar. Yo me sumo a eso: el pecado de soberbia de decir que le puede pasar a los vecinos pero no a nosotros porque somos "la Suiza de América". Sin embargo pasó y con algún crimen de odio reciente uno piensa "¿Quién va a asesinar a un judío por el hecho de ser judío?". Lo podrá asesinar por razones pasionales, en una rapiña pero no como crimen de odio, y sin embargo pasó.

P: El 8 de marzo se cumplirán 3 años, el asesinato de David Fremd en Paysandú.

R: Así es. Así que no debemos caer en el pecado pensar que existe una vacuna universal contra estas cosas, por lo cual es bueno estar siempre alerta y activar todos los anticuerpos contra este tipo de fenómenos.

A la  libertad y  la democracia hay que cultivarla todos los días, ya que si no  corren peligro. No puede darlas por sentado; hay que trabajar para que se mantengan y mejoren.

P: Cabe preguntar si la  República tiene las herramientas suficientes para lidiar con esa eventual amenaza ¿La ley antidiscriminatoria es suficiente? ¿No es lo central la educación?

R: Yo creo que la ley es razonablemente buena y por supuesto todo pasa mucho por la educación y educar con el ejemplo. Hay que cultivar la fraternidad verdadera, cultivar la verdadera tolerancia.

P: El término es un tanto problemático...no es lo mismo el mutuo respeto que la tolerancia.

R: Claro.  A veces no tenemos un criterio adecuado de la tolerancia porque no hablamos de soportar con los dientes cerrados la existencia de otro que no es como nosotros, sino que es aceptar que el otro existe, que tiene esencias distintas a nosotros, que tiene distintas percepciones del mundo y además tener conciencia de que uno no es dueño de la verdad, por lo cual a lo mejor una parte de la verdad lo tiene el otro. Entonces determinado enfoques radicales en cualquier ámbito, dice mucho de la personalidad de quien sostiene esas actitudes. La República se basa en la transacción y en la contraposición de ideas, y en apearse de algunas cosas en aras de obtener un objetivo tranzado común. Eso es lo que hay que cultivar para erradicar la discriminación y la tolerancia. 

PROBLEMÁTICO USO DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

P: Un marco claro de manifestación de odio e intolerancia son las redes sociales, las páginas de internet de los medios. Amparados en el semi anonimato  hay quienes dicen cualquier cosa. ¿Le parece que debería haber algún recurso legal para poder limitar eso o es prácticamente imposible de implementar?

R: Yo tengo la sensación de que es prácticamente imposible. La observación que tú haces es absolutamente correcta. Yo  me sorprendo a veces del nivel de agresividad de determinados comentarios.

P: Yo lo he sentido varias veces en comentarios a notas que escribo, que entiendo son a menudo sobre temas polémicos. El problema no es la discrepancia, que es más que legítima, sino el nivel, el insulto, y la bajeza que sale de adentro, a menudo simplemente odio antisemita. 

R: Entiendo. Y pasa también en otros temas. Se va a lo que técnicamente se llama "la crítica domine", no la crítica a la idea sino a quien la formula. El  tercer comentario ya tiene insultos y luego viene como una espiral creciente de contestaciones que cara a cara nunca se llegaría a ese nivel. Como tú señalas: una cosa es dar la cara y otra es el anonimato; además cara a cara, los hombres no tolerarían ese tipo de agresión verbal. Son agresiones y comentarios que muchas veces son extremadamente agresivos, por eso hablábamos de que se simplifica mucho lo conceptual y muchas veces la pobreza del debate asustan. No son sólo ideas radicales, sino también ideas primitivas, de muy poca articulación y realmente no lindantes, sino entrando en el agravio. Es muy preocupante.

P: De fondo, el problema es que en aras de la libertad de expresión se permite un fenómeno negativo, que también puede conducir a serios peligros. Las palabras son un arma, como ya sabemos.

R: Sí, es parte de esa tensión que existe en la democracia, porque la democracia le permite libertades hasta a sus enemigos. Hay que activar y volver a la democracia lo más eficiente que sea posible, dentro de la Constitución y las leyes a los efectos de preservarlos. La tensión es muy difícil, no se puede fácilmente a coartar la libertad de expresión de pensamiento y muchas veces ello conlleva a tener que soportar cosas que realmente son lamentables. Es lamentable que alguien piense determinadas cosas y que además lo explicite. Es parte del precio que se paga por vivir en una república democrática.

UN URUGUAY MÁS DIVIDIDO

P: Dijo antes  que Uruguay no parece ser hoy la sociedad integradora que recibió a sus abuelos.  Aquí creo que ya entramos en el duro tema de la violencia y la droga, que ha hecho tanto daño a la sociedad uruguaya.  ¿Usted siente que la grieta interna es cada vez más grande, como si hubiera dos países?

R: Yo tengo sentimientos parecidos. Es verdad. Desde el Poder Judicial muchos hemos mirado con preocupación esta situación de incremento de los delitos, que se viene dando desde hace 30 años. Desde que salimos de la dictadura, hasta el presente, los delitos no han dejado de aumentar y la violencia de los delitos tampoco, lo cual es muy preocupante porque no es un fenómeno mundial, más bien un fenómeno Centroamericano y Sudamericano. No pasa así en Europa ni en América del Norte, aquí no hemos logrado quebrar la tendencia y cada vez hay más delitos y más violentos. 

P: ¿Considera que por eso la sociedad ya no es integradora como antes? ¿Es distinta de la que recibió a nuestros abuelos?

R: Creo que sí. Todos estamos más limitados en nuestra libertad ambulatoria. Uno cuenta a veces a los jóvenes que Uruguay no tenía rejas, que los autos se dejaban abiertos porque nadie los robaba y el que no tenía garaje lo dejaba en la calle y no pasaba nada, que los porteros estaban para recibir a la gente más que para evitar problemas de seguridad, que no había cerraduras de seguridad, ni alarmas, ni cámaras, que los jardines eran abiertos, y parece mentira. A veces no se puede creer lo que ha cambiado la sociedad y creo que la comparación es con nosotros mismos; por supuesto que si uno se compara con Honduras y El Salvador, se está comparando con quienes encabezan el ranking de delitos y delitos violentos cada 100 mil habitantes en el mundo. En esas condiciones, Uruguay no está tan mal; nos queda muchísimo camino, que espero que jamás transitemos para llegar a esos índices de 10 veces más de homicidios que tienen esos países. Respecto de nosotros mismos, hemos empeorado  enormemente.

P: Entiendo que con esto no está simplemente analizando datos  sino compartiendo de hecho su propia experiencia personal.

R: Exacto. Eso es así, lo he sentido personalmente y lo he visto. Vivo desde 1983 en el mismo edificio en Tres Cruces, y tengo el garaje a 100 metros desde esa época. Antes venía a la 1 de la mañana, dejaba el auto y caminaba esos metros sin aprensión ninguna y ahora estoy un poco más viejo pero sí miro más hacia los costados, me pongo nervioso si alguien se aproxima. Eso hace a la sensación de la inseguridad, pero también a la realidad de falta de seguridad que tenemos.

Y PARA TERMINAR...

P: ¿Algo más que le parezca que no puede quedar fuera de esta entrevista?

R: Simplemente una vez más el agradecimiento por el honor que me han conferido. Fue importantísimo para mi familia: al acto  no sólo fue mi señora, también mis hijos, mi nuera, mi yerno y mis nietos; uno de ellos gritó porque tenía 11 meses -era el chiquito que se aburrió-, pero todos los demás recibieron con la misma emoción que yo este premio y los 18 árboles. Por cuya plantación en Israel a mi nombre me dieron un certificado. Nunca había plantado un árbol y ahora tengo 18 árboles plantados a mi nombre (risas). Yo le decía a mi señora: "Tuvimos hijos, ahora tengo 18 árboles. No he escrito libros pero sí muchísimos artículos y miles de sentencias, así que más o menos esa parte está cubierta".

P: En el judaísmo, el número 18 simboliza vida, por el valor numérico de las letras que componen la palabra "JAI", que significa "vive". Así que es sin duda un buen mensaje.

R: Maravilloso, eso no lo sabía. Fue un premio adicional, realmente quedé contento: una cosa más cumplida.

P: Mil gracias por su tiempo Dr. Chediak .Y por esta oportunidad de darle personalmente un abrazo.

R: Muchas gracias a ti. Fue un gustazo.