Días atrás, y tras una resolución judicial, el Consejo de Educación Secundaria divulgó las estadísticas oficiales sobre repetición en liceos de Ciclo Básico de todo el país. Los datos indicaban que el 32% de los estudiantes repitió el año y que en Montevideo el porcentaje de repetición trepaba a 40%.
Dentro de la capital, el Liceo 13, de la zona de Maroñas, presentó los valores de repetición en Ciclo Básico más altos en todo el país, con el 57,4% de los cursantes. La noticia motivó informes periodísticos de varios medios sobre la realidad que se vive en el centro educativo, lo que piensan sus estudiantes, padres y docentes.
Emiliano Mandacen da clases de Historia en el Liceo 13 desde hace varios años y es el actual presidente de la Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria (ADES), el sindicato que nuclea a los profesores de los liceos de Montevideo. Según recordó, se enteró del impacto mediático que tuvo la publicación de las estadísticas estando en Buenos Aires, donde participaba de una actividad relacionada a su labor docente, y se molestó al ver la cantidad de propuestas que surgieron para abordar el problema y que se asociara su condición de sindicalista y afiliado al Partido Comunista con los malos resultados.
En entrevista con Montevideo Portal, Mandacen opinó sobre varios de los principales problemas actuales del sistema educativo, propuso algunas líneas para solucionarlos y presentó datos de un relevamiento que los propios docentes llevaron adelante sobre el liceo 13.
¿Las cifras reflejan la realidad del Liceo 13?
El Liceo 13 es un liceo sumamente complejo en el que los números realmente preocupan, no es un tema de esconderse. Cuando se habla del famoso 57% de repetición hay que discriminar los que nunca llegaron a asistir, los que abandonaron por causas extraacadémicas como problemas familiares o la necesidad de salir al mercado laboral.
Es un liceo de "aluvión" que absorbe a la población de muchos lugares de Montevideo que no necesariamente es de Maroñas. Eso provoca una dificultad en el arraigo, porque esos gurises se trasladan desde muy lejos y de barrios muy complejos, con distinto entramado social. Eso te dificulta a la hora de hacer un abordaje más personalizado, porque la familia está a kilómetros.
El año pasado, preocupados por la situación, planteamos un proyecto a Secundaria que planteaba la posibilidad de que nos den un Cuarto Año para romper esa separación entre primer y segundo ciclo, porque uno de los problemas que veíamos era ese quiebre que derivó de la reforma Rama, con la que nunca estuvimos de acuerdo. Ese proyecto se puso en marcha este año.
¿Cómo reaccionaron los estudiantes del 13 al ver a su liceo en los medios como "el peor"?
Cuando me enteré, estando en Argentina, me molestó mucho que las notas fueran por ese lado. El liceo 13 es un liceo que ha afrontado situaciones muy díficiles, como el caso de Fiorella Buzeta (estudiante baleada por otro dentro del centro educativo), encontrar armas adentro y ocupaciones. Hay estudiantes que han quedado golpeados y diciendo "bueno, somos lo peor de Montevideo" y no son lo peor de Montevideo. En el 13 hay estudiantes que no llegan a ir liceo, se anotan pero no van porque tienen que salir a trabajar o tienen que cuidar a sus hermanos.
Hay entornos familiares complejos...
Hay padres que visualizan el centro educativo como el que le tiene que solucionar todos los aspectos de la vida de su hijo y el liceo no tiene que cumplir ese rol. El rol del liceo es educar, es tratar de llevar adelante un proceso de aprendizaje de acuerdo a un programa pero lo otro no le corresponde. Eso también ha sido incentivado desde determinados sectores políticos, que el liceo tiene que solucionar todo, incluso despertar a tu hijo cuando se durmió.
También muchas veces los padres no tienen tiempo material para dedicar a sus hijos porque tienen dos o tres trabajos, porque creen que para que su hijo esté bien le tienen que comprar determinadas cosas, que son forma de gratificarse.
¿Creés que el rol de la familia es fundamental en el resultado académico?
Si la familia está organizada en torno al proceso de aprendizaje del adolescente las posibilidades de que salga adelante son muy altas, porque el chiquilín llega y se le controla el cuaderno, se controlan las tareas y se plantean horarios para el estudio y para la diversión. Ese estudiante termina con tranquilidad el liceo y con un buen proceso de aprendizaje.
¿Te sorprendieron las cifras y la polémica por su divulgación?
En algunos aspectos no me sorprendió porque uno vive esa realidad, pero me dio mucha gracia porque los primeros en denunciar esa realidad habíamos sido los docentes y ahora se desata toda esta polémica. Lo que me preocupa es en qué deriva todo esto, cómo se manejan los datos porque uno los puede manejar de una forma sana y constructiva para tratar de corregir o salir a la prensa a tirar cuatrocientas mil fórmulas diferentes y hacer miles de kilómetros para tratar de trasplantar un modelo que en realidad tenés que elaborar acá.
Te preocupa el manejo político de las cifras...
Uno ve que la educación se volvió un botín de campaña electoral y no se da la discusión de fondo que es lo que me parece que hay que hacer. En el último año se ha dado que la educación estuvo mucho en la agenda política, siempre como una crítica al gobierno. Creo que es bueno que esté en el debate público pero también tiene el lado negativo.
¿Se politizan soluciones que deberían pasar por lo técnico?
Yo creo que la educación es política, sacando lo político partidario. Pero sería más sano si el debate se estructurara de otra forma, no tratando de culpabilizar y entendiendo que no es un tema coyuntural sino estructural, que tiene resabios de un proceso dictatorial que se visualiza y sobre el cual nunca se ha dado un debate. Me parece que está bien que esté en la agenda, pero si el debate es profundo y nos sentemos todos los actores y discutamos más allá de generar algún rédito político. Eso es lo que me preocupa. Si alguien me plantea con sinceridad discutir cómo estructurar la educación me parece sano, debatir cómo vamos a romper la falsa dicotomía entre práctica y teoría que siempre se aplicó en Uruguay, cómo vamos a fusionarlo, bajo que circunstancias, para qué proyecto de país.
A partir de las cifras surgieron varias opiniones, algunas de ellas que apuntaban a reducir la cantidad de asignaturas. ¿Crees que eso influye?
No hay una fórmula mágica para resolver esto. El que lo plantee como que llega con la idea salvadora se equivoca. No creo que sea un problema de la cantidad de materias sino de cómo el proceso se replantea de acuerdo a la realidad actual y en ese marco empezar a trabajar. No comparto que el principal problema sea la cantidad de materias porque no creo que un estudiante que quiera ser metalúrgico, por ejemplo, no pueda saber de filosofía universal. Ese divorcio que dice que el tipo tiene que salir inmediatamente al mercado laboral para competir no lo comparto. Tampoco comparto que tenga que ser "más entretenido", creo que es un discurso facilista.
¿Con más presupuesto, el modelo educativo actual tendría mejores resultados?
Hay más recursos. Si uno mira se ha pasado de un gasto de 500 a uno de 2500 millones, aunque está mal ejecutado y es insuficiente. No es solamente un tema presupuestal, pero es un elemento clave por el aspecto salarial y las condiciones edilicias para poder tener un sistema integral, porque si vos querés que el estudiante se desarrolle también corporalmente, por ejemplo, tiene que tener un gimnasio con una ducha y si tiene que comer ahí y después hacer Educación Física tengo que darle las condiciones para eso y no es sólo darle una bandejita.
El otro elemento clave es que no sentemos a discutir en serio sobre la educación, más allá de que alguno saque alguna declaración rimbombante como (Graciela) Bianchi y a los cinco minutos salga otro, sin solucionar nada porque ninguno está en la cancha. Los que estamos circunstancialmente en el rol de dirigente sindical pero además tenemos grupos sabemos lo que es estar ahí y lo venimos denunciando. Tenemos que discutir para qué queremos educar y yo para el mercado laboral no quiero educar.
Entonces quien venga con una "fórmula mágica" no va a encontrar la aceptación por parte de los estudiantes, sin sentarse a debatir.
Un proceso de cambio en la educación no lo podés hacer sin los estudiantes y no lo podés hacer sin los profesores. Voy a intentar trasplantar una fórmula que dio resultado en un lugar pero que debe haber sido elaborada con mucho cuidado en el marco del desarrollo de un país determinado. La pregunta es ¿acá para qué queremos educar?¿ Queremos mano de obra servil y barata para el mercado laboral? Bárbaro, pero digámoslo a la población. ¿Queremos una educación para un país que busque generar mayores grados de independencia en el manejo de sus recursos y generar seres críticos capaces de ser metalúrgicos o albañiles pero también saber filosofía o historia? Hagámoslo.
Ahora, muchas veces los sindicatos docentes han aparecido como contrarios a los cambios en el sistema educativo, como es el caso del Promejora.
Lo que pasa es que el Promejora era la carpeta de aprobación del posgrado del consejero Daniel Corbo (representante del Partido Nacional en el CODICEN) en Mar del Plata y yo eso no tengo por qué aprobárselo. Además, no comparto ese tipo de contextualización. Yo contextualizo en otro tiempo el contenido que doy, de acuerdo a los estudiantes que tengo, a las condiciones, a cómo me paro frente al grupo. Eso es otra vez una actitud oportunista y buscando rédito político. Vamos a sentarnos a debatir en serio para qué vamos a educar en los próximos 20 o 30 años. Creo que todos deberían hablar muchísimo menos y trabajar muchísimo más.
Gran parte del debate político entorno a la educación está centrado en el cuestionamiento a la participación de los docentes en la gestión del sistema educativo. ¿Por qué crees que los docentes quedaron en el centro de las acusaciones?
Porque cuando yo no tengo claro lo que voy a hacer, apruebo una ley que no es la que mayoritariamente los frenteamplistas aprobaron en el Congreso Julio Castro y luego estoy prisionero de una situación estructural que no la quise resolver como tal, termino en una situación muy problemática. Pero ¿por qué quedamos en ese rol? Porque también nosotros podemos habernos equivocado tácticamente en algún momento. Yo creo que las reivindicaciones son justas, pero de repente pudimos haber tomado alguna medida que no fue del todo acertada. Eso le pasa a todo el mundo, la diferencia es que tenemos autocrítica.
¿Qué errores pueden haber cometido?
Puede haber habido algún error en no haber llamado al diálogo en algún momento. Creo que siempre lo intentamos pero capaz en alguna de esas instancias no fuimos lo suficientemente claros. Quizás tampoco hemos comunicado a toda la población cuál era realmente la situación, porque con lo edilicio se logró mejor, pero hacer entender la magnitud de los problemas académicos es más difícil. El deterioro que pasó en lo edilicio también pasó en lo académico, eso también se va desmoronando y ahora tenés falta de profesores de Química, Física, Matemáticas.
¿Estás conforme con la participación de los trabajadores en el CODICEN?
La participación de los trabajadores en los organismos es fundamental. Es una lucha de mucho tiempo y creo que nuestros compañeros ahí hicieron un buen trabajo, que se ha visto opacado por el "vedettismo" de algunos otros personajes. Yo los sigo defendiendo como representantes de los trabajadores en general, no sólo de los sindicalizados y seguimos reivindicando autonomía y cogobierno.
¿Tenés perspectivas reales de que se de ese "debate" que considerás necesario?
Tengo la esperanza, aunque creo que todavía no se tiene la madurez para hacerlo. Espero que todo el mundo trate de sincerarse más allá del rédito electoral y tratemos de debatir, intentando respetarnos sin legitimar al otro.
¿Crees que no va a cambiar nada hasta que no deje de haber un "rechazo" del sistema político hacia los docentes?
Es todo un tema. Yo no sé cómo determinados actores políticos se van a acomodar en la campaña para captar el voto de los docentes y de la ANEP, que es el aparato del Estado más grande. El cambio empieza por ser sinceros, porque un proceso de tal dificultad no viene sólo por culpa de la "corporación docente". En todo caso yo también puedo culpar a la "corporación política" por haber hecho cualquier atrocidad y justificarme desde ahí, pero nosotros hemos denunciado esta problemática.
¿Y qué crees que puede pasar si no aparece una solución?
Vamos a tener un desfasaje, una polarización aún mayor. La preocupación es que se tome a los estudiantes de rehén en todo esto. Se supone que somos nosotros los adultos y tenemos que impulsar un debate más enriquecedor y, a pesar de que el primer día en que nos juntemos nos filmen 50 canales y nos saquen 30 fotos, poder decir al final de ese trabajo "acá está, por acá entiende la sociedad que debería ir la educación".
Los otros números del liceo 13
En virtud del plan piloto aplicado este año en el liceo 13 en función del proyecto presentado desde el propio centro educativo, los docentes del liceo hicieron un relevamiento de los resultados académicos de los estudiantes. Los datos, llevados hasta octubre de este año, arrojan que la nueva experiencia logró resultados positivos en Tercer Año, donde la cantidad de repetidores descendió significativamente.
El estudio clasifica los resultados en Promoción, Repetición, Fallo en Suspenso (quienes deben salvar alguna de las asignaturas que llevaron a examen para promover) y quienes se inscribieron pero nunca asistieron.
En Primer Año, los resultados no fueron positivos. En efecto, en 2012 hubo un 34,7% de repetición, contra un 36,9% en 2013. También aumentaron los fallos en suspenso (de 12,8% a 19,3%) y disminuyó, aunque muy poco, la promoción (30,7% en 2012 y 29,7% en 2013).
En Segundo, el porcentaje de repetición bajó con el nuevo programa, pasando de 44,3% a 40,2%. La promoción, en tanto, pasó de 38,2% a 34,4% y los fallos en suspenso aumentaron de 13,2% a 18,8%. En el 2013 hubo más estudiantes que no asistieron (6,6%) con respecto a 2012 (4,3%).
Sí hubo mejores resultados en Tercer Año, donde la repetición pasó de 40,3% a 27,3% con el nuevo plan. También creció la promoción (de 31,3% a 38,7%), aunque subieron los fallos en suspenso (de 17,4% a 25,4%). Se registró, a su vez, un gran descenso en la cantidad de estudiantes que no asistieron, ya que se pasó de un 20,6% en 2012 a un 8,9% en 2013.
"Entendemos que es muy temprano para aventurar conjeturas respecto a esta aparente mejoría en los rendimientos de nuestros estudiantes de tercer año. No obstante, era éste nuestro objetivo cuando solicitamos que se reincorporara segundo ciclo a nuestra institución", señala el relevamiento hecho por los docentes del liceo, al que accedió Montevideo Portal.