Cristophe Habas se ríe cuando su traductor recuerda cuál es el último personaje histórico al que vinculan con la masonería: Jack el destripador, cuyas mutilaciones obedecían a alguna clase de pena masónica por romper los juramentos de secreto, según la teoría de turno.
Como Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, la más antigua de todas las logias masónicas que existen actualmente en la Europa continental, está acostumbrado a historias todavía más estrafalarias, que incluyen vínculos con el santo Grial, rituales oscuros para iniciados y extraños pases de mano entre los miembros de las logias.
Al igual que pasa en Uruguay, las especulaciones sobre los masones también alimentan en Francia las páginas de los diarios, libros y la imaginación de más de una generación incentivada por el fenómeno Dan Brown y su prole literaria.
Pero Habas no pasó por Uruguay para participar de confabulaciones secretas o complotar desde las sombras con el presidente Tabaré Vázquez. De hecho, no lo conoce y nunca ha hablado con él. Pese a que tenía previsto un encuentro con él en su visita, el viaje presidencial de Vázquez impidió que la cita se concretara. Sus motivaciones, asegura, son los mismos que los del Gran Oriente de la Franc-Masonería del Uruguay, a la que elogió con entusiasmo: trabajar para que la dignidad, la libertad, la igualdad y la fraternidad sean los valores centrales del sistema político y económico.
Hace 24 años, cuando estaba estudiando medicina y era miembro en un pequeño partido de centro izquierda y republicano,conoció en una conferencia filosófica a quien iba a ser su padrino en la masonería. Desde entonces, sigue "igual de entusiasmado" en "esta bella experiencia humana y lindo compromiso filosófico al servicio del humanismo", trabajando "para conseguir una vida digna y decente para todos".
"Compartimos los mismos valores, incluso históricos, pues los grandes libertadores latinoamericanos eran masones", dice sobre sus pares uruguayos.
En una charla que no tuvo pactos secretos ni palabras iniciáticas, Habas charló en tono distendido con Montevideo Portal sobre el papel de la masonería en un mundo sacudido por los fundamentalismos y la pérdida de credibilidad en la clase política.
Se cumplen los 300 años de la masonería moderna. ¿Sus principios siguen vigentes?
Creo que la masonería es muy dinámica. Sus integrantes crecen, lo que demuestra que tiene un verdadero atractivo, tanto para los jóvenes como para los menos jóvenes. Y comprueba que los principios de la masonería liberal y adogmática, es decir, su carácter iniciático, espiritual, humanista y para nuestra masonería en particular, la defensa de la democracia, de la república y de la laicidad, están hoy en día vigentes, más aún en este mundo globalizado.
¿Cuales son los desafíos más importantes hoy para la masonería?
Primero la libertad absoluta de conciencia frente a los integrismos fundamentalistas; la democracia y la república frente al capitalismo mundializado y que aliena a los pueblos; y los grandes desafíos científicos, tecnológicos, ecológicos, que hacen repensar el mundo y donde la humanidad está en una fase de cambio, lo que hace que se deba garantizar la dignidad.
Para mucha gente, la masonería sigue siendo secreta y poco trasparente. ¿Porque sigue habiendo esta percepción todavía? ¿Tiene algo de base?
Para mí hay dos razones. Una histórica, porque desde su origen la masonería fue percibida como una instancia capaz de complotar, dado que agrupaba a gente, como por ejemplo a los ingleses, que estaba en Francia en un momento particular, ya que en el siglo XVIII Inglaterra era enemiga de Francia. Y la monarquía francesa desconfiaba de la masonería porque era de origen inglesa. Y segundo, razones religiosas, porque bajo la monarquía católica francesa, en las logias se reunían en igualdad gente de origen religioso diverso, como anglicanos, protestantes y católicos, lo que hacía que el catolicismo no fuera la principal religión. Esto molestó a la iglesia católica, y culminó en 1738 cuando el Papa Clemente XII excluyó a los francmasones. Esta tradición perduró hasta fines del siglo XIX y se continuó luego en el discurso de la extrema derecha.
Hay otro punto importante que es el "secreto iniciático". Cuando se vive el ritual masónico hay que vivirlo totalmente, y si se conoce previo al ingreso a la masonería pierde su impacto. Este "secreto" iniciático permite preservar así las condiciones para el descubrimiento emocional del simbolismo y de los rituales masónicos a todo nuevo masón que ingresa a la institución.
¿Qué se responde a quienes ven a los masones como titiriteros detrás de los gobiernos, complotando?
En relación con Francia, esto no existe. Hay masones que están implicados en la política, que defienden nuestros valores en general, pero la lógica de los partidos políticos siempre toma la delantera. Por otra parte nosotros no tenemos doctrina política; somos una entidad filosófica.
Usted fue atacado con un martillo hace poco, en plena calle. ¿Como se explica, por los fundamentalismos religiosos o por esa percepción que alguna gente tiene de la masonería?
Pienso que fue un cúmulo de circunstancias. La agresora era una enferma mental, que tuvo propósitos antisemitas al atacarme cuando yo no soy de confesión judía. Pero lo que es cierto es que hay un clima general en Francia con tensiones raciales que crean un ambiente favorable a la existencia de estas acciones.
Hablando de fundamentalismos y extremismos, ¿cual es su percepción del fenómeno Le Pen en Francia, que llegó incluso a disputar seriamente la presidencia?
Pienso que Marie Le Pen encarna hoy lo que en Francia se llama "neo boulangismo". Hace referencia a un fenómeno ocurrido a fines del siglo XIX que tuvo como protagonista al general Boulanger, que fue capaz de unir bajo su liderazgo a descontentos con el sistema político de la Tercera República francesa provenientes tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda, y que posteriormente se asocia con grupos neo fascistas.
¿Porque se desarrolla Le Pen? Primeramente porque su base electoral ha cambiado y atrae electorado de derecha como de izquierda, pues la percepción entre una importante parte del electorado es que los partidos tradicionales, tanto de izquierda como de derecha, comparten la misma ideología ultraliberal y no se diferencian más que de manera mínima. Una parte del pueblo se siente traicionada, abandonada, no escuchada, incluso despreciada. De tal forma o bien se abstiene de votar, vota la izquierda popular o, como hoy, se inclina hacia la derecha extrema. Maria Le Pen le ha dado a su discurso una tonalidad de izquierda y recogió a tránsfugas provenientes de la izquierda, pero al mismo tiempo incluye temas del discurso de la extrema derecha, como el racismo, buscando el chivo expiatorio que funciona bien en tiempos de crisis, con un discurso anti inmigrantes; desarrolla además el "soberanismo" contra la Europa tecnocrática. Entonces alía temas de izquierda con temas de derecha.
¿Esta misma explicación podría aplicarse a fenómenos como Donald Trump, el Brexit, y el descreimiento en los sistemas políticos que existe actualmente en el mundo?
Estamos enfrentados al mismo movimiento en Estados Unidos y en Europa, y se desarrolla según el mismo discurso, que es la traición que sufre el pueblo por parte de los líderes políticos. Esto hace que sea un momento muy peligroso para el mundo.
¿Cuál sería la alternativa a esta tendencia y que rol podría jugar la Masonería?
La masonería puede tender a realizar un diagnóstico global y objetivo de la situación para mostrar cómo, en el fondo, el sistema económico genera desigualdades crecientes e insatisfacciones profundas, afectando la vida de los individuos. Entonces la primera cosa es que la economía infiltra la vida de las personas, lo que implica que hay que cambiar la visión de la economía actual y romper con el ultraliberalismo. La segunda cosa, que es una consecuencia de lo anterior, es que lo político debe ser visionario, debe querer cambiar el mundo y no estar sujeto a lo económico.
Filosóficamente quiere decir que la dignidad, la libertad, la igualdad y la fraternidad deben ser los valores centrales del sistema político y económico. Esto debe permitir desarrollar soluciones alternativas, en el mutualismo, en los circuitos económicos cortos, en la trasmisión energética, la democracia de proximidad, etcétera.
¿Le preocupa el resurgimiento de lo religioso y las amenazas que significa para la laicidad?
Hay que proteger la laicidad porque es un pacto de paz social. Pero hoy día lo religioso está muchas veces integrado por lo político. Por otra parte algunos que quedan fuera del juego social, que se sienten desclasificados, buscan reconstituirse a través de lo religioso. Entonces hay que luchar contra la desintegración social porque generalmente el fanatismo religioso se nutre de las carencias del Estado en materia social y económica.
Y por otro lado hay verdaderos fundamentalistas que quieren instaurar una teocracia. Y aquí hay que luchar en los dos casos, en los campos político, económico y social. No es una lucha religiosa. Más que nunca la laicidad es la solución institucional, pero no es suficiente si no se arreglan los problemas sociales y económicos.
Y finalmente, en ciertos casos, en un sector del Islam o entre los evangelistas protestantes, se desarrolla una nueva forma de religión, cortada de la tradición, cortada de la historia, con individuos que se proclaman defensores de esta nueva forma de religiosidad y a través de la web toman contacto con el espacio internacional y se publicitan. No es posible encuadrar a estas religiones. Este les permite expresar por esa vía su malestar, su insatisfacción, incluso la violencia contra la sociedad. Esto supone también educar acerca del uso de la web.
En Uruguay se perciben nuevos embates de la iglesia católica contra la laicidad. ¿Como es la situación en Francia?
Hay una nueva movilización de la iglesia católica a causa de los problemas sociales y económicos, y por esa vía intenta retornar al terreno político. Incluso, aunque sea difícil, pues la laicidad tiene profundas raíces, la iglesia católica se implicó fuertemente contra el poder político en ciertos problemas sociales y éticos, como la muerte digna, el trabajo de las células madre y el matrimonio homosexual. Es por ello que nosotros como francmasones debemos ser muy vigilantes y combativos para garantizar esos espacios de libertad contra la religión que intenta retornar al campo de lo político, donde no debe actuar.
Aquí en Uruguay se debate a veces si la Masonería debe ser más inclusiva o más selectiva. ¿Como ven este debate entre ustedes?
Yo diría que la Masonería debe ser las dos cosas. Primeramente, todo el mundo puede acceder a la masonería. Es democrática y se puede acceder a ella con solo reconocer y compartir sus valores. Y no es un elitismo de exclusión de clase, sino una exigencia moral e intelectual. Hacemos un esfuerzo para pensar de manera rigurosa, racional y humana fuera de los lugares comunes de las ideologías, para pensar en profundidad el mundo. Esta es nuestra exigencia, y entonces todos quienes deseen comprometerse en esta vía son bienvenidos.