El vicepresidente colombiano Argelino Garzón se autodefine como un hombre católico de centro izquierda. Proviene de una familia de trabajadores en la que la jornada comenzaba a las cuatro de la mañana. A esa misma hora, cuando se desempeñó gobernador en la provincia de Valle del Cauca, solía convocar al gabinete municipal. Actualmente, y antes de salir a correr, conduce un programa televisivo de cinco a seis de la mañana en el canal Teleamiga, donde mantiene un diálogo directo con la audiencia.
Garzón tiene una larga trayectoria sindical en el plano nacional: fue miembro del partido de izquierda Unión Patriótica, que contaba con la participación de la guerrilla de las FARC y el Partido Comunista Colombiano y cuyos miembros más importantes - incluyendo senadores, diputados, concejales y alcaldes- fueron masacrados. Es fundador del partido Alianza M-19, que promovió un acuerdo de paz entre el M19 y el gobierno, y participó en varias oportunidades de negociaciones entre la guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano. Fue ministro de Trabajo en el gobierno de Andres Pastrana (2000 – 2002) y embajador ante Naciones Unidas en el gobierno de Álvaro Uribe.
Este lunes llegó a nuestro país para inaugurar la asamblea de congresistas europeos y latinoamericanos Eurolat y visitar a autoridades de gobierno y del PIT-CNT. Montevideo Portal lo entrevistó en el Hotel Sheraton, donde se aloja junto a la delegación que lo acompaña.
¿Qué evaluación hace de la primera jornada en Montevideo?
Llegué el lunes 15 a las seis de la mañana. Para mí es una fecha muy especial porque es el día del cumpleaños de mi hija mayor, que murió accidentalmente hace ya once años. Era arquitecta. Me entrevisté con el vicepresidente Danilo Astori, con el ministro [de Trabajo, Eduardo] Brenta, con el canciller Luis Almagro y también con varios miembros de la Dirección Ejecutiva del PIT-CNT.
Tuve una cena muy agradable con el vicepresidente y el canciller. La conclusión que saco es que hoy estamos en el mejor momento de las relaciones entre Uruguay y Colombia y queremos fortalecer esas relaciones a todo nivel. Hay una gran voluntad del presidente Mujica y del presidente Santos, de que esas relaciones se expresen desde lo comercial a lo cultural. También queremos cooperar en propósitos comunes en los organismos internacionales para que la relación entre los países de la región sea mucho más fructífera y sólida.
¿Qué evaluación hace del acuerdo alcanzado para ocupar el cargo de la Secretaría General de la UNASUR, en la que se alternarán la candidata colombiana María Emma Mejía y el candidato venezolano Alí Rodríguez?
Ese acuerdo refleja que todos los gobiernos tenemos la voluntad de tener relaciones más sólidas cada día y también más creativas, y eso nos permitió llegar a un acuerdo por consenso sobre la persona que debía reemplazar a Néstor Kirchner, para quien no tenemos sino palabras de amistad y agradecimiento por todo lo que ha hecho por los pueblos de Latinoamérica. María Emma Mejía va a estar un año y el próximo año va a estar Alí Rodríguez, por quien sentimos un gran respeto.
El presidente Santos ha dado señales importantes de acercamiento a Venezuela. ¿Cree que el acuerdo sobre la UNASUR es parte de esa política?
El presidente Juan Manuel Santos y nuestra canciller María Ángela Olguín tienen la voluntad de fortalecer las relaciones con toda la región y empezar por los países vecinos. Hoy con Venezuela tenemos excelentes relaciones y la voluntad política, tanto del presidente Chávez como de Colombia, es mejorarlas cada día. Estamos trabajando en un gran acuerdo comercial y en la posibilidad de trabajar juntos contra el crimen organizado y el narcotráfico, también en acuerdos de cooperación regional para fortalecer iniciativas culturales.
Lo mismo con la región y especialmente con los países vecinos, porque lo predominante es encontrar caminos que nos permitan actuar como región y que esa expresión conjunta facilite el bienestar de los pueblos de cada país; mecanismos que le garanticen a la población seguridad y tranquilidad ciudadana y luchar con más eficacia contra el narcotráfico. Afianzar los mecanismos institucionales, siendo respetuoso de la voluntad soberana de cada pueblo.
A tres años de la incursión del Ejército colombiano en Ecuador, en la que murió el guerrillero de las FARC Raúl Reyes ¿Cómo se encuentran las relaciones con Ecuador?
Ya hay un acuerdo entre el presidente Juan Manuel Santos y el presidente Rafael Correa de pasar la página y eso es lo fundamental. Existe una excelente relación entre Santos y Correa y el propósito de afianzar las históricas relaciones que hemos tenido entre ambos pueblos, que nos permitan avanzar en mecanismos de integración regional.
Juan Manuel Santos fue uno de los primeros gobernantes en América Latina que fue enfático en rechazar el intento de golpe de Estado y de agresión contra el presidente Rafael Correa, y en defenderlo como un presidente electo democráticamente. Esa política la tenemos con cualquier gobierno de la región, aquí se trata de defender la democracia.
Usted participó en el fallido proceso de diálogo con la guerrilla de las FARC durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002). ¿Cree que fue un error por parte del gobierno haber intentado ese camino?
Fui parte del gobierno de Pastrana. Fui ministro de Trabajo y el presidente Santos ministro de Hacienda. Respaldamos plenamente todos los esfuerzos de diálogo que hizo Pastrana desde 1998 con la guerrilla de las FARC, la generosidad que tuvo el presidente con la guerrilla, pero nos encontramos frente a respuestas muy absurdas de las FARC. Siempre se respondió con acciones terroristas y secuestros. La guerrilla siempre concibió ese diálogo como una estrategia de guerra, mientras que para el presidente Pastrana se trataba de una estrategia de paz.
En febrero del 2002 prácticamente la guerrilla de las FARC forzó el rompimiento del diálogo cuando secuestró un avión con un parlamentario. Lo importante de ese proceso fue que se pudo demostrar que había una voluntad de paz del gobierno nacional y que la guerrilla tenía una postura completamente diferente.
Posteriormente, tanto Pastrana en los últimos meses como el presidente Álvaro Uribe tenían que cumplir con el mandato constitucional, que dice que la gente tiene derecho a vivir tranquilamente y en paz y el Estado tiene el deber de garantizar ese derecho. Se ha mantenido una lucha militar, judicial y política contra la guerrilla, los paramilitares, los narcotraficantes y la delincuencia común, unida a una lucha contra la corrupción y la impunidad.
El presidente Santos ha sido reiterativo en que las puertas de la paz no están cerradas, pero hemos puesto condiciones: que la guerrilla ponga en libertad a los secuestrados, que cesen las minas antipersonales, que cesen los secuestros, que pongan en libertad a niños y adolescentes reclutados y que sean capaces de decir que esa violencia no tiene sentido.
Si lo hacen, el presidente Santos tendrá toda la voluntad de construir un proceso de paz y conciliación. Nosotros quisiéramos que la guerrilla reflexionara sobre esa locura de tantos años de violencia en Colombia. Lo quieran o no, han terminado siendo el principal enemigo de un proyecto de izquierda democrático en el país.
Usted fue vicepresidente del partido de izquierda Unión Patriótica, cuyos principales dirigentes fueron asesinados. ¿Qué sucedió con ese proyecto? ¿Por qué terminó así?
Lo de la Unión Patriótica fue un proceso muy triste porque -sin negar que pudo haber errores nuestros- allí se expresó un nivel de intolerancia horrible y toda esta crueldad con que se asesinaron parlamentarios, alcaldes, dirigentes políticos de la Unión Patriótica que no tienen nada que ver con la guerrilla, sino que eran personas de izquierda que habían respaldado un proceso de paz entre la guerrilla colombiana y el gobierno del entonces presidente Belisario Bentancur.
Ese es un capítulo horrible, triste y doloroso de la historia política colombiana que ojalá nunca más se vuelva a repetir. Creo que en un proceso de reparación colectiva uno de los movimientos que hay que reparar es la Unión Patriótica. Fui dirigente hasta 1990, en ese año hubo un acuerdo de paz entre el movimiento guerrillero M19 y el gobierno nacional, fui uno de los dirigentes que respaldó ese proceso de paz. En la Unión Patriótica no hubo en su conjunto la suficiente madurez y comprensión de ese proceso y eso llevó a que algunos de los dirigentes renunciáramos a los cargos, con el fin de respaldar el proceso de paz con el M19.
Y a partir de ahí, se creó la Alianza Democrática M19, donde fui miembro de la Asamblea Nacional Constituyente elegido por la lista de la Alianza. Pero a partir de 1994, cuando se agota ese proceso, no milito en ningún partido político aunque sigo siendo un hombre de centroizquierda católico.
¿Cómo un ex integrante de la Unión Patriótica terminó trabajando con el presidente Santos?
Hace 17 años que no milito en ningún partido político. Esto no es ningún mérito porque creo que uno de los pilares de la democracia son los partidos políticos, como lo son también las organizaciones sociales, los sindicatos o las gremios sociales empresariales, pero así se ha dado.
He sido miembro de la Comisión de Conciliación Nacional que preside la Iglesia Católica, luego el presidente Pastrana me invitó muy a título personal a que lo acompañara en el gobierno y ahí estuvimos trabajando juntos con Juan Manuel Santos, él como ministro de Hacienda.
Antes, en 1997, estuvimos trabajando juntos con la Iglesia Católica y sectores empresariales en la perspectiva de un acuerdo de paz que implicaba a la guerrilla, las autodefensas y el gobierno colombiano.
Luego fui elegido gobernador del Valle del Cauca, respaldado por todos los sectores de la izquierda, pero también respaldado por sectores del centro e incluso de la derecha. Todos los sindicatos y también sectores empresariales. Después, el presidente Álvaro Uribe me nombró embajador de Colombia ante Naciones Unidas en Ginebra y estando allí el presidente Santos, muy a título personal también, me ofreció que fuera a su fórmula en la vicepresidencia.
Fue un acuerdo entre dos personas, no hay vínculos interpartidarios. Un acuerdo entre dos personas con orígenes políticos y sociales diferentes que obviamente tenemos una amistad, que hemos trabajado juntos, tenemos historia juntos y sabiendo que teniendo orígenes diferentes tenemos propósitos comunes: el de trabajar por un país mejor donde haya crecimiento económico, bienestar social, empleos decentes y salarios justos, donde se respeten integralmente los DDHH, las libertades sindicales y los temas ambientales, donde tengamos una agenda a favor de la lucha contra la violencia y la seguridad de la población y una agenda internacional basada en la amistad y la cooperación entre los pueblos.
Lo que hemos querido en ese acuerdo es enviar el mensaje de que en medio de las diferencias políticas y sociales, nos podemos unir en el propósito común de consolidar a Colombia como un país en progreso.
¿Qué imagen tiene del presidente Mujica?
La mejor de las opiniones, no sólo en lo personal, sino que hay un gran respeto del presidente Juan Manuel Santos y el equipo de gobierno por el presidente José Mujica y su equipo de gobierno. Las relaciones de ellos como personas son extraordinarias, hoy estamos para fortalecer las relaciones a todo nivel; ésa es la orientación que tienen nuestros embajadores y nuestros cancilleres. Queremos fortalecer las relaciones comerciales, culturales, académicas y deportivas, incluso quisiéramos que la final del mundial sub 20 fuera Uruguay y Colombia, pero eso ya no depende de nosotros.