Por The New York Times | Michael C. Bender and Michael Gold
Una de las nuevas tretas cómicas de Donald Trump en sus mítines consiste en imitar al actual comandante en jefe de una forma exageradamente caricaturesca, burlándose de la edad del presidente Joe Biden.
Con los párpados caídos y la boca abierta, Trump tartamudea y balbucea. Entrecierra los ojos. Agita sus brazos. Arrastra los pies y deambula rezagado por el escenario. Una explosión de risas y aplausos brota de la multitud mientras Trump finge confusión volteando y señalando a seguidores invisibles, como si no se diera cuenta de que les está dando la espalda.
Sin embargo, sus recientes eventos de campaña también han presentado tropiezos menos deliberados. Trump ha cometido una serie de meteduras de pata no forzadas, confusiones y desarticulaciones generales que van más allá de su naturaleza discursiva habitual, y que sus rivales republicanos ha comenzado a señalar como signos de declive en su desempeño.
El domingo, en Sioux City, Iowa, Trump agradeció erróneamente a sus seguidores de Sioux Falls, una ciudad de Dakota del Sur a unos 120 kilómetros de allí, y se corrigió sólo después de que lo llamaran a un lado del escenario y le informaran del error.
La situación fue notablemente similar a una escena ficticia que Trump había representado a principios de este mes, en la que imitó a Biden confundiendo Iowa con Idaho y requiriendo de un asistente para aclarar el error.
En las últimas semanas, Trump también les ha dicho a sus seguidores que no voten y afirmó haber derrotado al presidente Barack Obama en unas elecciones. Ha elogiado el intelecto colectivo de un grupo militante respaldado por Irán que ha sido durante mucho tiempo enemigo tanto de Israel como de Estados Unidos, y en repetidas ocasiones ha pronunciado mal el nombre del grupo armado que gobierna la Franja de Gaza.
“Este es un Donald Trump diferente al de 2015 y 2016: perdió el control de su bola rápida”, afirmó el gobernador de Florida, Ron DeSantis, a los periodistas la semana pasada mientras hacía campaña en Nuevo Hampshire.
“En 2016, era espontáneo, arrasaba por todo el país”, agregó DeSantis. “Ahora es simplemente un tipo diferente. Y es algo triste de ver”.
No se sabe con certeza si los recientes deslices de Trump están relacionados con su edad. Durante mucho tiempo se ha valido de un estilo de hablar poco ortodoxo que ha servido como una de sus principales ventajas políticas, ya que lo ha establecido, contra todo pronóstico, como uno de los comunicadores más eficaces de la política estadounidense.
Pero a medida que se intensifica la contienda por la Casa Blanca en 2024, los errores verbales cada vez más frecuentes de Trump amenazan con socavar una de las vías de ataque más potentes de los republicanos, y el objetivo central de su pantomima en el escenario: el argumento de que Biden es demasiado anciano para ser presidente.
Biden, abuelo de siete, tiene 80 años. Trump, que tiene 10 nietos, tiene 77.
Aunque sólo unos pocos años separan a los dos hombres de edad avanzada, los votantes perciben su vigor de manera diferente. Encuestas recientes han revelado que aproximadamente 2 de cada 3 votantes afirman que Biden es demasiado mayor como para cumplir otro periodo de cuatro años, mientras que sólo alrededor de la mitad dice lo mismo sobre Trump.
Si esa brecha comienza a reducirse, es Trump quien tiene mucho más que perder en un enfrentamiento electoral presidencial.
Según un hallazgo no reportado previamente de una encuesta de agosto realizada por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research, el 43 por ciento de los votantes estadounidenses dijeron que ambos hombres eran “demasiado mayores para cumplir de manera eficiente otro mandato de cuatro años como presidente”. Entre esos votantes, el 61 por ciento afirmó que planeaba votar por Biden, en comparación con el 13 por ciento que dijo lo mismo sobre Trump.
Steven Cheung, portavoz de la campaña de Trump, señaló que el expresidente mantenía una ventaja dominante en las encuestas sobre las primarias republicanas y que, en las elecciones generales, varias encuestas recientes habían mostrado a Trump con una ligera ventaja sobre Biden.
“Ninguna de estas falsas narrativas ha cambiado en absoluto la dinámica de la contienda: el expresidente Trump sigue dominando, porque la gente sabe que es el candidato más fuerte”, señaló Cheung. “El contraste es que Biden se cae sobre el escenario, balbucea durante un discurso, no sabe por dónde caminar y tropieza con los escalones del Air Force One. Eso no se puede corregir y quedará grabado en la mente de los votantes”.
Durante un discurso del 15 de septiembre en Washington, poco después de declarar a Biden como alguien “con problemas cognitivos, incapaz de liderar”, el expresidente advirtió que Estados Unidos estaba al borde de la Segunda Guerra Mundial, la cual terminó en 1945.
En el mismo discurso, Trump se jactó de que las encuestas presidenciales lo posicionan por delante de Obama, quien, de hecho, no se está postulando para un tercer periodo ilegal. Volvió a referirse erróneamente a Obama durante una anécdota sobre su victoria en la contienda presidencial de 2016.
“Lo hicimos con Obama”, declaró Trump. “Ganamos una elección que todo el mundo decía que no se podía ganar, vencimos a…”. Hizo una pausa mientras parecía darse cuenta de su error. “Hillary Clinton”.
En un mitin en Florida, el 11 de octubre, días después de un brutal ataque terrorista que dejó sin vida a cientos de israelíes, Trump criticó al país por no estar preparado y arremetió contra su primer ministro, Benjamín Netanyahu. Trump parece haberse enojado con Netanyahu, quien solía ser un aliado cercano, después de que el líder israelí felicitó a Biden por ganar las elecciones de 2020.
En el mismo discurso, Trump recurrió una cronología errada de los acontecimientos en Medio Oriente para criticar el manejo de Biden de los asuntos exteriores y, en el proceso, atrajo titulares por elogiar a Hezbolá, el grupo militante respaldado por Irán.
En un discurso del sábado, Trump sonó como si estuviera hablando de hummus cuando pronunció mal “Hamás”, el grupo islamista que gobierna la Franja de Gaza y que ejecutó uno de los mayores ataques contra Israel en décadas el 7 de octubre.
La pronunciación del expresidente llamó la atención del comando de campaña de Biden, el cual publicó el video en las redes sociales y señaló que Trump sonaba “confundido”.
Pero incluso sus rivales republicanos han percibido una oportunidad en el tema de la edad contra Trump, quien ha mantenido un control inquebrantable sobre el partido a pesar de un historial político que en años anteriores habría obligado a los conservadores a considerar otro abanderado. Trump perdió el control del Congreso siendo presidente; fue expulsado a votos de la Casa Blanca; no logró contribuir a generar una “ola roja” de victorias en las elecciones de medio mandato del año pasado; y, este año, recibió 91 cargos por delitos graves en cuatro casos penales.
Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur, de 51 años, inició su candidatura presidencial este año pidiendo que los candidatos mayores de 75 años pasaran pruebas de competencia mental, una iniciativa que ha renovado en las últimas semanas.
El sábado, Haley atacó a Trump por sus comentarios sobre Netanyahu y Hezbolá, sugiriendo en un discurso ante donantes judíos en Las Vegas que el expresidente no tenía las facultades para regresar a la Casa Blanca.
“Déjenme recordarles una cosa”, añadió con una pequeña sonrisa. “Con todo respeto, yo no me confundo”.
El expresidente Donald Trump, candidato presidencial republicano, habla durante un evento en Palm Beach, Florida, el 11 de octubre de 2023. (Doug Mills/The New York Times).
Partidarios del expresidente Donald Trump, candidato presidencial republicano, durante un evento de campaña en Ottumwa, Iowa, el 1.° de octubre de 2023. (Jordan Gale/The New York Times).