Por Santiago Magni
Santimagni93
La Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) informó días atrás que se busca utilizar el plasma hiperinmune para tratar el coronavirus en adultos mayores, pero en pacientes que no hayan ingresado a cuidados intensivos.
El plasma hiperinmune es recogido de personas que ya transitaron la enfermedad y se viene trabajando en este sentido junto a representantes del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), del Institut Pasteur, la Facultad de Medicina y el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Según una investigación publicada en el New England Journal of Medicine, el plasma hiperinmune puede reducir más de 60% los casos graves de la COVID-19 en adultos mayores de 65 años.
En diálogo con Montevideo Portal, el doctor Diego Wappner, uno de los investigadores argentinos que lideraron el trabajo (junto a Fernando Polack, Romina Libster, Virgina Braem, Alejandra Bianchi y Gonzalo Pérez Marc), explicó cómo se llevó a cabo el estudio y en qué consiste el tratamiento.
"La indicación del plasma es solo para pacientes leves, que recién empiezan la enfermedad, es decir en las primeras 72 horas del inicio de la enfermedad, con los síntomas clásicos de sospecha de la enfermedad", dijo Wappner.
Esos síntomas clásicos son: fiebre, dolor de garganta, falta de aire mínimo, alteraciones de gusto u olfato.
Wappner aclaró que "el plasma no sirve para enfermos severos" sino que se seleccionaron "pacientes que son de alto riesgo, más vulnerables".
"En el estudio seleccionamos mayores de 65 años que en su mayoría tenían enfermedades asociadas. El otro criterio era que tenga entre 65 y 74 años y una de las cuatro o cinco enfermedades clásicas como" enfermedad renal crónica, bronquial crónica, problemas cardiacos, obesidad, diabetes o hipertensión", contó el médico argentino.
"La segunda condición es que el plasma no es para cualquiera, sino para esta población objeto, que es adulta mayor de 75 o mayor de 65 con alguna de estas patologías", agregó.
Wappner explicó que "el plasma es la sangre de una persona que tuvo COVID y se le hace un filtrado especial, de manera tal que se le saca los glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas y queda un concentrado de liquido, que es amarillo (que tiene proteínas, anticuerpos, factores de coagulación y distintas cosas)".
"Lo que usamos de ese plasma es el anticuerpo que generó el que padeció la enfermedad y lo concentramos en una bolsa de plasma", añadió.
El investigador argentino sostuvo que "esa bolsa de plasma no es cualquiera" sino que "lo más probable es que un asintomático que tuvo el virus no tenga los títulos de anticuerpo suficientes para que sea un plasma seleccionable".
Con respecto a la utilización del plasma hiperhinmune señaló que "es a lo que se le llama en medicina una ‘vacunación pasiva'".
"Se le llama así porque la vacunación activa es cuando se le da el ARN de la vacuna de Pfizer o Moderna, por ejemplo, y el cuerpo a partir de un estímulo genera anticuerpos. A diferencia de darle plasma como recurso cuando la enfermedad está en marcha en esos casos le das el anticuerpo", agregó.
Wappner cree que este "es un excelente blindaje para darle al paciente en la etapa inicial algo, antes de que la enfermedad entre en toda la cascada de infección de pulmones, por ejemplo".
Hicieron un trabajo multicéntrico, donde participaron 15 centros de la Ciudad de Buenos Aires y de la Provincia de Buenos Aires.
"Fue un trabajo randomizado, porque dividimos en forma azarosa cuántos pacientes recibían plasma y cuántos placebo. También fue doble ciego, ni nosotros ni el paciente sabía lo que recibía", contó el médico argentino.
Además, tenían "como objetivo primario demostrar que a los que les dábamos plasma no entraban en lo que se llama ‘enfermedad respiratoria severa'. Es decir, quienes necesitan oxígeno".
"Lo que hicimos fue controlar a estos pacientes durante los primeros 15 días y vimos cuántos de ellos entraron a enfermedad respiratoria severa y cuántos no. El resultado de esto fue que de los que recibieron plasma el 60% no entró en enfermedad respiratoria severa. De cada 10 pacientes que les dimos plasma, 4 fueron a enfermedad respiratoria severa y salvamos a 6", agregó.
Wappner sostuvo que esos resultados "eran con títulos altos de anticuerpos". "Para seleccionar el plasma dijimos que los pacientes tenían que recibir un título (concentración) de anticuerpos de más de 1 en 1.200 como mínimo, de ahí más mejor", comentó.
"Hubo pacientes que recibieron plasma con mucha más cantidad de anticuerpos y esto fue de 1 en 3.200. Tres veces más de lo mínimo que dijimos que necesitaba para que en el estudio lo reciba. En los que nos dieron plasma de este valor la disminución de la enfermedad respiratoria severa pasó de 60% a 73%", añadió.
Wappner señaló que "al lograr frenar la enfermedad severa" se evita el ingreso a pacientes a cuidados intensivos, por ejemplo.
Por Santiago Magni
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