Por Federico Pereira
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Para Claudio Fantini, el analista internacional argentino, Ucrania “ya tiene que dar por perdido totalmente el este” de su territorio en el momento en el que llegue la negociación para dar por terminada la guerra que inició en la madrugada del 24 de febrero.
“El gobierno de Ucrania tiene que prepararse para una negociación en la que acepte no entrar a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y en la que acepte perder los territorios de Lugansk y Donetsk a cambio de negociar una soberanía en Crimea. O que una parte de Crimea quede para Ucrania y sí que lo que quede de Ucrania en pie sea un estado absolutamente soberano, independiente, con sólidos compromisos rusos de que nunca va a atacar y de que va a cesar en sus injerencias permanentes en los asuntos internos del país”, dijo a Montevideo Portal.
El experto argumenta que las dos regiones autoproclamadas independientes por donde Rusia comenzó su invasión en el Donbás, son territorios donde hay una amplia mayoría rusófona que “tiene más deseos de estar en Rusia que de estar en Ucrania”.
Fantini explicó que para los ultranacionalistas rusos como es el caso de Vladimir Putin, los ucranianos son étnicamente rusos. Dijo, además que consideran a Ucrania como un artificio de Vladimir Lenin (quien le confirió la década de 1920 el estatus de República Socialista Soviética separada de la R.S.S de Rusia) y que por lo tanto debe formar parte del territorio ruso. “Señalan que los ucranianos no rusos son polacos y que el idioma ucraniano en realidad es un dialecto polaco”, agregó.
“De ese modo, tratan de quitarle entidad a Ucrania como nación, como estado. Le consideran un estado ficticio porque no hay una nación por detrás de ese estado. Esa es la visión del ultranacionalismo ruso, por eso lo que busca es la anexión total y después consagrar Ucrania como parte de Rusia”, aseguró el analista.
Sobre la manera en que el Kremlin podría hacer efectiva esa anexión, dijo que hay tres opciones: declararlo un óblast (entidad subnacional) integrante de la Federación Rusa, amputarle todo el este y poner en Kiev un gobierno títere o “convertir lo que quede de Ucrania en una suerte de Puerto Rico, en una especie de estado libre asociado, libre entre comillas”.
Un antecedente para Putin: la guerra de Georgia
“Absolutamente, es casi la misma política”, así responde Fantini al ser consultado sobre las similitudes entre la Guerra de Georgia de 2008 y la actual. “La única diferencia es que en Abjasia y en Osetia del Sur la población no es mayoritariamente rusa”, agrega.
El analista sostiene que lo que tienen en común ambos conflictos es que la amputación de estas dos repúblicas autoproclamadas al país caucásico en el año 2008 fue un “castigo” porque el entonces presidente de Georgia, Mikheil Saakashvili, pidió el ingreso a la Unión Europea (UE) y a la OTAN.
“Es una forma de reacción para todos los países que rodean a Rusia y que fueron parte de la Unión Soviética. Se exponen a perder territorios si quieren acercarse a las potencias de Occidente. En ese sentido es un caso similar el de Georgia con la guerra del 2008 a la pérdida de la península de Crimea en el 2014 y también ahora el reconocimiento a la independencia proclamada por Donetsk y Lugansk”, afirmó.
Fantini expresó que el presidente ruso está “mostrando la utilización de un liderazgo y una visión geopolítica típicamente del siglo XX, que no tiene o no debería tener cabida en el siglo XXI” ya que “a esta al tura de la historia, las búsquedas de liderazgo mundial y de seguridad de los países no pasan por el control territorial, por las invasiones y anexiones”.
Sobre las diferencias entre el rol de Europa y Estados Unidos en la guerra del 2008 y la anexión de Crimea en 2014, Fantini dijo que “en ese momento Occidente no movió un dedo, permitió esa anexión”.
Un antecedente para la OTAN: las guerras yugoslavas
El analista ve grandes similitudes entre la visión ultranacionalista de Vladimir Putin y la que en su momento expresó Slobodan Miloševic, expresidente de las sucesivas República de Serbia (1991-1997) y la República Federal de Yugoslavia (1997-2000) durante la guerra que azotó la península Balcánica en los años noventa. “Lo que busca es quitarle territorios a todos los países que integraron la Unión Soviética y que hoy quieren acercarse a Europa y no a Rusia”, dijo sobre el presidente ruso, rememorando el avance serbio sobre las repúblicas que se escindieron de la ex Yugoslavia.
Dijo que la única diferencia es que Miloševic y sus gobiernos satélites en zonas de Bosnia y Croacia llevaron a cabo una masiva limpieza étnica para sacar de territorios con poblaciones de etnia serbia a aquellos que no lo eran, mientras que el enfoque de Putin se diferencia de eso, dado su enfoque de que “los ucranianos son rusos”.
Donde ve una gran diferencia es en el papel de la OTAN en ambas guerras. “En ese caso intervino en 1995 aplastando a las fuerzas serbiobosnias que lideraba Radovan Karadžic (Presidente de la República Sprska) y Ratko Mladic (coronel general que comandó el Ejército de ese gobierno satélite de Serbia en territorio bosnio). En el caso de Kosovo, en 1999 bombardeando directamente Belgrado y haciendo caer el régimen de Miloševic”, explicó.
“La diferencia es que hoy la OTAN no puede actuar, no por la razón que le da a Volodímir Zelenski, el artículo 5 (del Tratado del Atlántico Norte) que establece que solo puede entrar en confrontaciones si es atacado uno de sus miembros, porque Bosnia no era miembro de la OTAN y sin embargo atacó. Kosovo no era miembro de la OTAN, era una provincia autónoma de Serbia y atacó, en este caso la verdadera razón es tratar de evitar el riesgo de una europeización del conflicto, que puede significar entrar a la dimensión de una conflagración nuclear. Eso es lo que intenta evitar la OTAN”, manifestó Fantini que añadió que es por ese motivo que se eligió el camino de las sanciones económicas, para no entrar en una fase armada de su enfrentamiento con Rusia.
El futuro del conflicto
El politólogo afirmó que la mirada expansionista de Putin está fija en el oeste, ya que en el este “lo tiene todo y lo que le falta lo llevaría a confrontaciones con China”, cosa que “Rusia no quiere ni le conviene tener, porque hoy por hoy es su salvavidas económico” de cara a las sanciones de Occidente.
“Yo no creo que se plantee recuperar los países bálticos —Estonia, Letonia y Lituania— porque eso le implicaría si un choque directo con la OTAN, porque la alianza ya no tendría el artículo 5 como excusa, porque son países miembros. Son exrepúblicas soviéticas y a la vez miembros de la OTAN. Ahí reaccionó tarde Rusia y ya está, ya es tarde, ya no puede hacer nada. Finlandia y Suecia son demasiado parte de Europa como para que se aventure sobre ellos; por eso es que yo creo que Moldavia es la que está en la mira del Kalashnikov de Vladimir Putin, porque es una ex república soviética, no está en la OTAN, tiene las mismas tendencias europeístas de Ucrania y de Georgia, es más indefensa y ya perdió un territorio”, dijo en referencia de a la autoproclamada República Moldava Pridnestroviana, más conocida como Transnistria.
“Ya están posicionadas en el Transdniester las fuerzas rusas y podrían entrar como en un paseo, hasta llegar a la capital moldava. Eso es lo que yo creo que sería el siguiente paso. Pero lo podría dar en tanto y en cuanto tenga una resolución óptima, una victoria en Ucrania y de momento no la está logrando”, concluyó.
Por Federico Pereira
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