Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Juan Manuel López
Christian Di Candia decidió abandonar el paraguas protector del sector Casa Grande de Constanza Moreira para retomar el proyecto, que había dejado a medio camino, con la agrupación Magnolia. El prosecretario de la Intendencia de Montevideo, con 37 años, integra la verdadera camada de dirigentes políticos jóvenes que piden cancha, pero es consciente -dice- que la juventud no es un valor en sí mismo. Para que lo tomen en serio, en una sociedad conservadora, sabe que ser menor de 40 puede llegar a ser un atractivo, siempre cuando esa edad venga acompañada de ideología y posturas firmes. Para Di Candia, el Frente Amplio (FA) tiene que evolucionar, mostrarse como una alternativa mejorada del FA que ahora gobierna. Porque ésta administración, cree, está "administrando" una realidad, no preocupado en "transformarla". Quizás, hasta por gobernantes añosos, insiste.
El ex vendedor de libros, que estudió Ciencias Políticas, dice que de adolescente fue transgresor, pero ahora los gurises de 20 lo ven parte del establishment y le cuesta conectar con ellos. Los necesita para su idea de un gobierno "intergeneracional". Con quien sí congenia es con un niño de 12 años: su hijo Salvador, con quien discute de política, de sexo, drogas, y de la vida misma. Envalentonado por haber sumado en Magnolia a la líder barrial Shirley "Pelusa" Medina de la Unión y haber definido en el seno interno el apoyo cantado a Daniel Martínez -Di Candia es el 3 de la Intendencia-, ahora cree que es momento de tomar riesgos y pedir la pelota, aunque esté jugando a la intemperie y el clima parezca descomponerse.
-¿Qué te enseñó ser vendedor de libros puerta a puerta?
-Pila. Fue una experiencia corta en el tiempo, en el 2000. Yo había empezado la Facultad de Economía, que justó ingresó en un largo conflicto con una extensa ocupación. Iba un rato a ocupar, y otro rato tenía que trabajar para mantenerme. Me pasaban a buscar tipo 8.30 y volvía a casa 12 horas después. Vendía libros casa por casa. Lo que me dio, a la hora de empezar una carrera política, fue aprender a soltarme y a perder la vergüenza a encarar, también me dio roce en el contacto con la gente. Yo sí o sí tenía que vender porque lo que vendía en efectivo, me lo quedaba, esa primera cuota era mi comisión. Trabajé en otras cosas: en una imprenta haciendo presupuestos, de cadete, fui gestor de una empresa forestal. Hice de todo.
-Jugaste en inferiores de Liverpool y Bella Vista. ¿Sos el típico crack que no llegó?
-No, no creo. Me iba bien, en todos los cuadros donde jugué fui titular, pero nunca tuve el sueño de ser futbolista y querer dejar todo lo demás. Cuando llegó el momento de elegir entre mis amigos del liceo o el fútbol, elegí mis amigos, porque yo iba al liceo de tarde y para seguir jugando, tenía que cambiarme de horario en el liceo y no quise dejar mi barra de amigos. Siempre jugué de volante, sobre todo de 10. Ahora en el papi-fútbol juego más arriba, ¡y el otro día hice un gol en el Parque Central de tiro libre! No lo pude disfrutar, porque estaba empatando y con el empate, ellos salían campeones.
-En los perfiles que se escribieron cuando con 33 años asumiste como prosecretario de la IM se le dio mucha importancia a que fumabas marihuana. ¿A qué lo atribuís?
-A mí me sorprendió. Una de las primeras notas, antes de asumir en la Intendencia, publicada en El País, aludía en un titular a que yo había vendido libros y a la marihuana. Mi madre quedó muy enojada, decía: "Con todo lo que estudiaste, cómo puede ser que destaquen que fumás marihuana". Le dije: "Tranquila mamá, esto va a ser así, en realidad va a ser mucho peor". Las redes han llevado a que la sociedad pretenda que quienes ejercemos una actividad política o un cargo, más que hacer bien nuestro trabajo, tengamos que ser ejemplos morales de la sociedad. Y yo de repente trabajo 12 o 16 horas, trabajos los fines de semana, pero no pretendo ser el ejemplo moral de la sociedad. Sí tengo que ser un referente ético, que es distinto. La ética pública es esencial. Pero no quiero imponer mi moral al resto, ni que la sociedad con una moralina cuasi-berreta me la imponga a mí. Y desde el primer momento que tuve dije que consumía marihuana. Como otros dirigentes se toman un vino, un whisky o consumen otras cosas.
"Las redes han llevado a que la sociedad pretenda que quienes ejercemos una actividad política, más que hacer bien nuestro trabajo, tengamos que ser ejemplos morales de la sociedad. Y yo no pretendo serlo. Sí tengo que ser un referente ético. La ética pública es esencial"
-¿Seguís perteneciendo a un club de cultivadores?
-No, ya no, es que desde que tengo este cargo fumo muchísimo menos, el club me demandaba mucho tiempo. Era un club cooperativo, tenía que ir una vez por mes, más las asambleas y las tareas comunitarias del club, más una oferta de gramos que no la estaba consumiendo. Es más, todavía tengo del club. Es más, ni me he registrado para comprar en la farmacia.
-"No entiendo la administración sin transformación", le dijiste a semanario Voces. ¿Qué has podido transformar en la IM?
-Creo que de algún modo logré imprimirle -o logramos, con todo mi equipo- un dinamismo a la función, mayor al que había. Logramos incorporar áreas de ejecución que tienen más que ver con la gestión que lo que la Prosecretaría tenía. La Prosecretaría, básicamente, si bien tenía Inspección General, el resto de la gestión estaba más vinculada a lo relacional, o al vínculo con el legislativo departamental o el legislativo nacional. Tanto así fue que en los hechos la Prosecretaría vivió una transformación, que los vínculos terminaron quedando por fuera, y de hecho lo tiene Jorge "Chileno" Rodríguez como coordinador institucional de la Intendencia, y es una tarea que terminó quedando en manos de él. Y yo asumí otras áreas que, también por mi ejecutividad, el intendente entendió que tenía que tomarlos yo, proyectos que perfectamente podían quedar en otras áreas de la IM. Por ejemplo, los festivales de Montevideo Rock y Montevideo Tropical, que perfectamente los podía haber tomado Cultura, o el proyecto para lograr quitar carros con caballos de la calle, que lo podía haber hecho Limpieza, Desarrollo Ambiental o Políticas Sociales, y lo terminó haciendo Prosecretaría.
También podría decir que logramos darle un dinamismo importante a los cambios normativos, a los cambios jurídicos. La IM tenía un atraso importante, sobre todo en el área de contralor, en toda la normativa departamental. La ciudad había cambiado y teníamos normas para controlarla de hace 50 años. Había que hincarle el diente, y son cambios que muchas veces requieren discusiones fuertes y niveles de consensos que no son fáciles de alcanzar. Por ejemplo, la normativa de nocturnidad nos llevó un año de discusión acá, más un año de discusión en la Junta Departamental y todavía hoy, en una comisión mixta, estamos discutiendo la reglamentación.
-Por cierto, se te vio varias noches seguidas en el noticiero, a propósito de los cambios de horarios en los pubs y boliches para evitar ruidos molestos que afecten a los vecinos. Lo que sería, en realidad, un cambio cultural. Da la impresión que fue mucho ruido y pocas nueces.
-Fue un proceso de discusión político y normativo que incluso hoy no ha terminado. Se está reglamentando el decreto que se votó en la Junta Departamental. Pero es un decreto que se logró votar 31 en 31 con todos los partidos políticos siendo conscientes de que ese debate había que darlo. El desorden normativo que había en torno a la noche era muy grande, y era imposible resolver la situación que planteaban los vecinos, los bolicheros y los jóvenes, con la normativa que teníamos. Los bolicheros nos decían "no nos dejan trabajar, es la forma que tenemos de sobrevivir", los jóvenes nos decían "no nos dejan salir a divertirnos", y los vecinos decían "no nos dejan dormir". Teníamos que lograr consensuar un punto medio, donde la sociedad lograra edificar una nocturnidad con una base mucho más sólida de certezas. Se laudó normativamente, el decreto está vigente en los hechos, pero no se ha terminado de reglamentar, entonces no se puede fiscalizar. Es un decreto de 55 artículos, con aspectos de planificación territorial, de contralor técnico de sonido, artículos vinculados con la discriminación y ahora en la reglamentación hay que decir cómo medir todo eso: es fácil decir que los locales en el frente deberán tener una cámara de video para filmar el ingreso, pero hay que decir qué tipo de cámara y de video, por cuánto tiempo deberán guardar la filmación, cómo se protegen los datos privados, y así hay que reglamentar artículo por artículo.
-¿Y con qué no has podido? Con la mano en el corazón, ¿con qué no has podido?
-Si no logro cerrar la reglamentación de la nocturnidad, por ejemplo, para mí va a ser un debe importante, porque me llevó tres años de trabajo. Pero en realidad no he podido hasta hoy imprimirle velocidad a un cambio que para mí era importante... Hemos hecho algunas modificaciones en el servicio de Inspección General, que ya no se llama así, ahora se llama Servicio de Convivencia Departamental, y ese cambio de velocidad tiene que ver con esto que hablábamos antes. Mirá, cuando empecé a trabajar en Prosecretaría fui consciente que trabajaba muy bien en el contralor, pero que teníamos que trabajar por un lado en que el día a día de la gestión sea mejor (mejor personal, más capacitado, mejores instrumentos), pero por otro lado teníamos que trabajar en lo que vos decías que es un cambio cultural: que la gente cumpla con las normativas que nos dimos por un convencimiento de que es el camino a seguir para poder vivir en sociedad, no por el miedo a la multa. Y eso implicaba cambiar nuestros cuerpos inspectivos. En ese cambio, pasamos de inspectores que de repente estaban escondidos atrás de un árbol para multar a este Servicio de Convivencia Departamental con funcionarios que van a estar uniformados, los autos no van a ser autos contratados que estarán invisibles en la calle sino que se identificarán claramente, con una apuesta en la capacitación para que le expliquen al contribuyente que se lo multa porque hizo algo mal y explicarle por qué está mal. Ese proceso de transformación nos llevó mucho más tiempo del que yo imaginaba, esa es la autocrítica. Los funcionarios no están uniformados, los vehículos no están ploteados, recién se le cambió el nombre al servicio.
-¿Qué me decís de la limpieza? Montevideo, hace muchos años, es percibida por los contribuyentes como una ciudad sucia, y las bolsas de basura fuera de los contenedores son parte del paisaje. Y acá podemos sumar el último conflicto Adeom-IM y la intención de la administración de declarar la esencialidad del servicio.
-Yo estoy convencido que la limpieza ha mejorado. Rotundamente. Esto tiene que ver con varias cosas: se asumió una planificación a mediano y largo plazo, tanto cuando estaba (Oscar) Curuchet como con (Fernando) Puntigliano al frente de Desarrollo Ambiental. En el fin de año de 2015 hubo que salir a pedirle apoyo a otras fuerzas a que ayuden a limpiar, en el fin de año del 2016, donde 24 y 25 (de diciembre) lo pudimos solucionar con personal de la IM pero se desbordó; en 2017 llegamos casi hasta el 31 (de diciembre), y en 2018 si no hubiera existido el paro del 31, la ciudad pasaba el peor momento del año estando limpia. De hecho, la ciudad se limpia con 30 camiones y hay 52, hay peones suficientes, hay 6.000 contenedores más y son más grandes, hay ingenieros, los problemas de mantenimiento de la flota desaparecieron, primero porque hay muchos más camiones de los que se necesitan y además, porque hay stock de repuestos, algo que antes no existía. Es decir, había cuestiones que tienen que ver con la infraestructura, con la logística y con el día a día de la gestión de la limpieza que no estaban solucionados y era una realidad. Ahora sí. También tengo que ser muy claro con algo: la IM puede hacer una gran gestión, pero hay una ciudad que la construye la ciudadanía. Si estacionás en doble fila en Rivera porque bajaste al Abitab, o si dejás la bolsa de la basura afuera del contenedor cuando no está lleno, bueno... La gestión de la IM tiene que estar directamente vinculada a un cambio cultural. Fue lo que hicimos con los contenedores intervenidos artísticamente. Cualquiera puede decir que es una boludez, pero no: el 95% de los contenedores que fueron intervenidos artísticamente, no fueron vandalizados. Nadie los prende fuego, no los pintan, los cuidan, están más limpios, y eso pasa en Malvín, Punta Carretas, Punta de Rieles, La Teja y Ciudad Vieja. No es una casualidad.
Y ahí hay una cosa que es esencial a la hora de construcción de ciudad. Vivimos en una sociedad donde cada uno está en la suya, la gente metida atrás de las rejas, atrás del perro, viviendo en el celular, y yo me acuerdo que mi abuela, que vivía en Nuevo París, se conocía a todos los vecinos y conversaba con todos. Mi abuela sabía los cumpleaños de cada uno, quién estaba en pareja, quién se había casado... Había una apropiación de ciudad mucho más fuerte. Eso ya no pasa. Para volver a eso, estoy convencido que hay que empezar a trabajar con los gurises en la apropiación de la ciudad. Aquello del slogan "Montevideo, mi casa" que pegó en todos. Entonces, creo que cada área de la Intendencia tiene que tener un doble objetivo: mejorar el día a día sí, pero plantearse qué hacemos para lograr el cambio cultural.
"Cada uno está en la suya, la gente está metida atrás de las rejas, viviendo en el celular, y yo me acuerdo que mi abuela, en Nuevo París, se conocía a todos los vecinos y conversaba con todos. Hay que trabajar con los gurises en la apropiación de la ciudad. Aquello del slogan 'Montevideo, mi casa'".
-Con la mayor cantidad de cámaras para vigilar el tránsito, ¿se cambió en algo el comportamiento de los conductores?
-Sí, pero como te decía: lo importante no es que se cambie por miedo a la multa, sino que tenemos que cumplir con las normas porque es importante para la convivencia. Bajamos considerablemente la mortalidad en la rambla. Terminó dando resultados. Desde que se empezó a multar en la rambla por exceso de velocidad, la cantidad de multas vienen en descenso. Yo la uso mucho a la rambla porque vivo en Palermo, y te digo que el tránsito tiende a ir ordenadito a 60 (km/h). Incluso, para los que usan aplicaciones de tránsito para zafar, te digo que las cámaras están puestas en los lugares donde había mayor siniestralidad, entonces incluso si bajan la velocidad porque usan una app, también sirve.
-Cuando le pregunté a Valeria Ripoll, secretaria general de Adeom, por dónde pasaban las diferencias con la IM, me contestó que el principal problema habían sido "las privatizaciones, las tercerizaciones, y la disminución sin motivo de plantilla municipal". Es decir, que cada tres trabajadores que se iban, se tomaba uno solo. Ella decía que no había un ahorro, porque lo que no se paga en salarios, se paga a empresas tercerizadas y señalaba la precariedad laboral de los trabajadores de cooperativas. ¿Cuál es tu mirada sobre este diferendo con Adeom?
-Primero que nada, creo que no es real lo que dice Valeria en torno a las privatizaciones y las tercerizaciones. Son las mismas que históricamente ha tenido la IM, y casi todas están en el área de la limpieza, sobre todo limpieza en el entorno de los contenedores o en los cauces de arroyos y cuencas, o el levante de voluminosos (una heladera rota, una cocina, un mueble viejo), cuando la familia llama a la IM para que pase a levantarlos. Ahora, sí es verdad que hubo una política de reducir el personal desde Gestión Humana, acompañada por todo el gabinete. Se entendió por parte de la administración que los ingresos debían ser en áreas de profesionales en diferentes áreas de la IM donde faltaban. Es eso de generar masa crítica: tener el número suficiente de profesionales (arquitectos, ingenieros) que permitan profesionalizar la gestión.
Después, referente a Adeom, después de aquel conflicto grande que hubo luego de la crisis de 2001, después de los errores de las administraciones de entonces al no incluir una cláusula de salvaguarda en el convenio en caso de crisis (termina pagándose el juicio perdido durante el gobierno de Ricardo Ehrlich)... decía que tras ese momento, las relaciones se tensan, cambian, y se modifican sustancialmente. Hasta el año 90 los funcionarios municipales estaban bastante caídos salarialmente y respecto a beneficios, luego del primer gobierno de Tabaré (Vázquez) y el primero de (Mariano) Arana eso se modifica sustancialmente. Ahora, hay una confusión que llega hasta hoy. La gestión es de quienes la ciudadanía eligió para gobernar y no hay un cogobierno con el sindicato. Y muchas veces poner sobre la mesa algunos aspectos de necesidades o intereses de los trabajadores no puede confundirse con querer cogobernar la Intendencia. No hay un cogobierno. Sí se planteó una mesa para discutir el rol de los trabajadores en la construcción de ciudad, eso sí es importante. Pero no en la gestión del día a día, que corresponde a quienes tienen que tomar decisiones políticas y administrativas.
-¿Por qué abandonás el sector Casa Grande de Constanza Moreira? ¿Le estás soltando la mano, tomando distancia, o es una cuestión de estrategia electoral?
-Cualquiera que lo vea de afuera no entendería "qué están haciendo estos chiquilines". "Podrían ir tranquilos en la lista de Casa Grande, están trabajando mano a mano con el candidato que van a apoyar, y listo", pero nosotros desde fines de 2017 pusimos arriba de la mesa todo el proceso político. Y el proceso político que hicimos quienes hoy integramos Magnolia fue el de tratar de ser irreverentes con el status-quo por un lado, pero no hacer cálculos políticos a la hora de tomar algunas definiciones. Veíamos que cumplimos un rol en 2009 y 2014 al tratar de ir a buscar aquellos militantes que necesitaban un espacio descontracturado, de decir algunas cosas que en otros sectores más rígidos les podría resultar complejo, y si habíamos hecho ese proceso en 2009 y 2014, ¿por qué no lo íbamos a hacer ahora? ¿Por un cálculo político-electoral?
-La agrupación Magnolia se creó en 2008, compitió en 2009 y también en 2014, pero quedó por allí. ¿Por qué reactivar ese movimiento de cara a las internas?
-Estamos viviendo una coyuntura internacional donde la derecha ha avanzado, donde los hechos no valen nada, donde tenemos como enemigo al cambio por el cambio en sí. El FA en 15 años, si uno mira indicadores económicos y sociales, cambió el país. Nadie puede decir que desde el 2005 a hoy el país no es otro. Y sin embargo, nos enfrentamos a este momento de incertidumbre. Entendimos que teníamos mucho más para aportar tratando de ir a buscar a los militantes que nos habían quedado por el camino, volviendo a poner encima de la mesa lo que hemos planteado de 2013 a 2019, más por nuestra cuenta que bajo el ala de un sector más consolidado. De hecho, en el 2013, con la candidatura de Constanza, nosotros volvemos a plantear la necesidad de un espacio amplio generacional, de género, político también, como bien había hecho Casa Grande. Pero a partir de 2015 se empezó a consolidar un sector único, rígido, y nosotros no estuvimos de acuerdo. Al perder dentro del colectivo, acatamos. Eso nos implicaba dinamitar una organización hija de nuestra juventud, pero que además existía antes de que Constanza fuera senadora. Cuando vimos que lo que queríamos para el Uruguay y para el FA estaba por encima de ese acatamiento, decidimos que teníamos que volver a seguir como Magnolia.
"Al perder dentro de Casa Grande, acatamos. Eso implicaba dinamitar una organización hija de nuestra juventud, pero que existía antes de que Constanza fuera senadora. Cuando vimos que lo que queríamos para el Uruguay y para el FA estaba por encima, decidimos seguir como Magnolia"
-Has hecho hincapié en el recambio generacional en el gobierno. "Uruguay tiene que dejar de ser un país gobernado por gente vieja", le dijiste al programa Así nos va de radio Carve. Ahora, la juventud no es un valor en sí mismo. ¿Qué le puede aportar a la política dirigentes de 30 y pico?
-Primero, estoy de acuerdo en que la juventud en sí misma no es un valor, como no es algo malo tener 80 años. Hay dirigentes muy veteranos que parecen jóvenes en sus planteos, y dirigentes jóvenes que uno los escucha y piensa: "Opa, pasaron rápido los años en esa cabecita". Uno no pretende que el país sea dirigido sólo por gente joven, pero tampoco que sea dirigido por gente que supera los 65 o 70 años. La construcción de una sociedad tiene que ser intergeneracional. Así como decimos que tiene que haber paridad de género o decimos que tiene que haber una construcción con diferentes saberes, también decimos que tiene que haber una construcción intergeneracional. No es lo mismo la visión sobre un punto que tengo yo con 37 años que la que tiene un pibe con 22, para el cual yo ya soy parte de un establishment o un status quo. A mí me pasa con 37 que me cuesta generar una conexión con pibes de 18 a 20 años que ya tienen otro mundo, que se comunican de manera diferente, usan otras redes, tienen otros intereses. Bueno, imaginate un dirigente de 75... salvo que seas Mick Jagger, que es un poco lo que le pasa al Pepe (Mujica). Lo jodido es cuando hay ausencia de algunas generaciones. La mirada intergeneracional es lo importante.
-La realidad indica que José Mujica arrastra un caudal de votos importante, y Julio Sanguinetti está liderando la interna colorada y llegó para revolucionar las opciones de la oposición, y ambos tienen 83 años. ¿Cómo se explica? ¿No será que no hay ningún candidato joven que enamore y convenza?
-Quizás sea así. Mirá, tanto Daniel (Martínez), la propia (Carolina) Cosse, (Mario) Bergara como (Oscar) Andrade, el propio Jorge Larrañaga, cualquiera de ellos, estamos bajando 20 años, con Lacalle Pou bajamos unos años más el promedio, y ya es un salto importante para Uruguay. Tenemos una sociedad altamente envejecida. La tasa de natalidad está estancada en los últimos años. Históricamente acá ha habido un relato gerontocrático importante, no sólo en el sistema político, sino en las demás actividades también. Quizás en el ámbito privado, en lo empresarial, se ha generado un recambio generacional mayor. Vos estás en los medios y sabés que hay medios que tienen a un conductor durante 20 o 30 años en el mismo lugar y también cuesta el recambio. Entonces, hay una apelación a la certeza o la seguridad, y pasa a la hora del voto también. La gente nos dice: "Me encantan estas ideas, me gustan estas propuestas" pero cuando llega el momento del voto dicen: "Mejor voy a lo seguro". Y vuelvo a lo de por qué salir con Magnolia: hay que ponerle cuerpo a las ideas. Bueno, vamo' arriba, salimos a la intemperie y a estar expuesto a pegarte un porrazo o que nos acompañen, pero asumimos el riesgo. Siempre es mucho más cómodo ir atrás de Fulanito de tal. Me acuerdo del a frase de Tanguito, de la película Tango Feroz: "Tengo un millón de cosas más importantes que la seguridad". Creo que va por ese lado.
-Como agrupación ya decidieron apoyar la candidatura de Martínez, en una votación electrónica interna con dirigentes de todo el país. ¿Por qué crees que la de Daniel Martínez es la mejor candidatura del FA de cara a las internas?
-Porque es un compañero que tiene un recorrido de gestión importantísimo. Pasó por el Ministerio de Industria, por Ancap, por el Senado, por diferentes comisiones del Senado y por la Intendencia de Montevideo. Y hasta ahí no hice juicio de valor. Pero haciéndolo: Daniel tiene una apuesta a la gestión horizontal, transversal, a la renovación de los equipos, a respaldar la iniciativa tanto de los diferentes equipos de gobierno como a la iniciativa privada. Ha tenido un nivel de trabajo con los colectivos vulnerables sumamente interesante. Y tiene resultados de gestión que están a la vista. Eso lo respaldan las encuestas. Y nosotros vimos acá adentro la transformación de la gestión de la Intendencia, una transformación que parece necesaria en muchas áreas del Estado, a nivel país. Hablando de lo que ha sido en la IM te puedo mencionar la transformación en lo presupuestal, en el área de Limpieza, o la incorporación de una mirada transversal en el área de género o accesibilidad, por nombrarte a dos.
"Daniel tiene una apuesta a la gestión horizontal, transversal, a la renovación de los equipos, a respaldar la iniciativa de los equipos de gobierno como la privada. Ha tenido un nivel de trabajo con los colectivos vulnerables sumamente interesante. Y sus resultados de gestión que están a la vista"
-Dijiste que "el pensamiento es crítico o es cómplice". Ante esa dicotomía que planteaste, ¿Uruguay es cómplice del régimen de Maduro en Venezuela, al haber reconocido su nuevo mandato y no haber apoyado a Guaidó?
-Yo entiendo la postura de Uruguay en torno a Venezuela desde el punto de vista de las relaciones internacionales y desde el punto de vista institucional. Sí creo que desde el punto de vista político y basándome en la frase que me citaste, ha costado pararse desde el pensamiento crítico. Cuando utilicé esa frase lo hice, principalmente, respecto a lo que hablamos de transformación y no sólo administración. Me preocupa mucho que el FA, un partido que quiere transformar la realidad, en realidad me da la sensación de que la está administrando. En este período de gobierno me dio esa sensación, salvo en algunas áreas. Si uno ve el primer gobierno de Vázquez, transformó sistémicamente un montón de cosas. Si uno ve el gobierno de Mujica, sobre todo en las áreas sociales, hubo transformaciones fuertes, más de agenda social. Y en éste período, no veo tanta transformación. Me preocupa la tradicionalización del Frente en este sentido. Nosotros tenemos que configurarnos como la alternativa a nosotros mismos. Ser un proyecto superador del propio FA, porque si no terminamos administrando un sistema una vez más, como lo hicieron los anteriores. Entonces, a la hora de encarar políticas públicas, hagamos pensamiento crítico, porque si no es crítico, terminás siendo cómplice de lo que tenés.
Ahora, creo que desde lo político ha faltado profundizar en el pensamiento crítico sobre Venezuela. Sin duda. Uruguay ha apostado al diálogo históricamente -no somos un país para apostar a otra cosa-, ahora toda Europa también está en la misma situación que Uruguay. Nuestro país quedó en una región donde políticamente es evidente que nos vamos a enfocar en (Nicolás) Maduro, pero tampoco podemos ponernos una venda en los ojos. Hay que respaldar la posición del gobierno uruguayo. Lo expresado en la ONU fue muy contundente en el sentido de responsabilidad con quién más está sufriendo, que es el pueblo venezolano. Hay que reafirmar el principio de derecho internacional de autodeterminación y siempre contrarios a una intervención armada. Todo indica que la Unión Europea acompañaría esta oportunidad de paz y esperemos que ambas partes y el contexto internacional estén a la altura del momento político que se vive, ya que la crisis será aún más grave si no se soluciona a través de la negociación.
-¿Cuánto crees que incidirán los hechos de corrupción en las próximas elecciones? Pienso en el caso Sendic, en Pluna, en Ancap...
-No sé cuánto pueden incidir los hechos que mencionás, pero sí sé que la percepción de la ciudadanía en cuanto a la corrupción y la ética de los funcionarios públicos en general va a ser importante. Y también creo que el FA, en ese sentido, logró a tiempo cerrar y ponerle una moña a algunos temas que durante un tiempo no había podido cerrar bien. El caso de Raúl nos llevó más tiempo del deseado...
-¿A tiempo decís? Muchos analistas dicen que llegó tarde la decisión de inhabilitar a Sendic y Leonardo De León, o que fue una sanción de corte claramente electoral, porque se los inhabilitó durante el tiempo que dura el período electoral.
-Bueno, puede ser, pero hay una decisión de un Tribunal de Conducta Política que es durísima y una decisión, después de eso, que también es dura. Sobre todo porque cuando llegás a una elección, te comparás con otros. Y cuando ves a la oposición, tenés el caso de los ediles en Rivera, el caso (del nacionalista, intendente de Soriano, Agustín) Bascou, con una discusión entre Alianza Nacional y el sector Todos, de la cual salió una ameba ahí... Si la sanción a Sendic y De León pudo haber sido de algún mes menos o algún mes más es discutible, pero está claro que se los inhabilitó por todo el período electoral y para un dirigente político, mayor sanción que esa, difícil. Sería la expulsión total, la próxima. Se expulsó a (Luis) Almagro y me parece bien, porque había tomado posturas políticas que van en contra de lo que históricamente es la posición del FA, como es la libre autodeterminación de los pueblos.
-La ética es uno de los pilares que embandera el grupo Magnolia. ¿Crees que el FA ha hecho una debida autocrítica, entonces?
-Yo creo que la izquierda en el mundo entero carece de autocrítica, quizás por ego, le falta autocrítica, en general. No sólo en Uruguay. Y es algo que nos ha costado mucho. Leí hace poco el caso de España, leía votantes que decían que por no haber escuchado una autocrítica a tiempo, había quedado molesto o enojado con un gobierno que quizás había hecho muchas cosas buenas, pero como le faltó autocrítica, terminó abriéndole el camino a la derecha.
"Creo que la izquierda en el mundo entero carece de autocrítica, quizás por ego. No sólo en Uruguay. En España, votantes quedaron enojados con un gobierno que había hecho muchas cosas buenas, pero como le faltó autocrítica, eso terminó abriéndole el camino a la derecha"
-Es el caso de Brasil. Si el gobierno del PT hubiera hecho una autocrítica a tiempo, quizás hoy no estaría gobernando Jair Bolsonaro...
-Quizás, es cierto. Muchas veces es por un ego exacerbado, por los avances, sobre todo en materia social, que han logrado. Porque la izquierda ha logrado cosas importantes. Incluso avances que podrían considerarse de centro. Novick trajo al ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, vino Giuliani y dijo que lo que hacía el Ministerio del Interior estaba bien. Muchas veces la izquierda ha fallado por izquierda. Si uno mira las cárceles en Uruguay: la falta de proyectos socioeducativos... ¿A quién podemos rehabilitar en una cárcel en Uruguay? A muy poca gente, capaz que a los primarios, ha faltado reinserción social en las cárceles. Uruguay falla ahí: la falla viene por izquierda.
-El tema seguridad es la preocupación más importante de los uruguayos. Una gran parte de la izquierda reivindica políticas socioeducativas, pero el sociólogo Gustavo Leal ha sido claro en que reprimir a delincuentes o criminales no debería ser una mala palabra, e insiste en ser duros con éstos. ¿De qué lado de la mecha estás?
-Lo que pasa es que no hay una polarización, aunque a veces se presenta como tal. Y es cierto que algunos dirigentes políticos se embanderan con posiciones que parecen antagónicas, pero no lo son. Leal lo dice bien: reprimir el delito está perfecto, porque la gente quiere caminar por la calle y sentirse segura. Reprimir el delito es necesario y hay que hacerlo. Uno no puede permitir que la gran mayoría de la población sea presa de un sentimiento de inseguridad, con miedo, sea ese miedo real o no. Hay que reprimir el delito como dijimos, y yendo a lo socioeducativo, es verdad que la izquierda pensó que la mayoría de los delincuentes lo eran porque no tenían para comer... Mirá, ayer mi hijo me mostró un video de Argentina donde entrevistaban a un delincuente y le preguntaban por qué robaba. Y él decía: "Porque yo me quiero comprar mis cosas". Y eso es parte del sistema: quiere tener la pilcha que ve en el shopping, o los últimos Nike. Ahí la izquierda ha perdido una batalla muy importante. La felicidad está vista a través del consumo. Vuelvo sobre lo anterior: reprimir la delincuencia sí, pero después, ¿lo vas a recluir 10 o 12 años ahí sin nada? Después va a salir, y saldrá con una graduación de universidad del delito. Si no se invierte en políticas socioeducativas, todo lo que aumentes en seguridad, es lo mismo que la nada.
-Si el FA no logra su cuarto gobierno consecutivo, ¿sería un retroceso para el país?
-No sé, sí me parece que va a ser muy dificultoso que una coalición que va desde el Partido Independiente al que quieras poner más a la derecha sea sustentable en los cinco años. Lo que me pasa con la oposición es que intentan plantearle a la ciudadanía lo que creen que la ciudadanía quiere escuchar y no aquello en lo que ellos están convencidos. Eso es lo que sucedió, por ejemplo, con (Mauricio) Macri en Argentina, donde dijo A y luego hizo B. ¿Por qué? Porque la visión liberal y neoliberal del Estado está clara, a la vista, pero el adversario del FA en la próxima elección es el cambio por el cambio per se.
-Tenés un hijo, Salvador, casi de 13 años. ¿De qué hablan?
-Hablamos de todo. Salvador ha sido un compañero de la vida, hemos crecido juntos. Me separé de la mamá cuando él tenía un año y medio, y ya de ahí me encontraba con 25 años yo viviendo solo y un bebé de dos años, con pañales, teniéndolo todo un fin de semana. Hablamos mucho de fútbol, hablo mucho de política con él, de las drogas, de todo. Te cuento una anécdota reciente. Hace unos días le mandaron un chiste que era discriminatorio, misógino y patético, y terminaba diciendo que "le daría vergüenza ser diputado del FA". Y él le contesta: "Con todo respeto, no me daría vergüenza que mi padre fuera diputado del FA, me daría vergüenza que mi padre ande mandando estos chistes penosos". Me lo muestra y me dice: "¿Quedé mal poniéndole esto?" Y yo me moría de orgullo, le dije: "¡Estuviste bárbaro!" Una de mis revoluciones más importantes está en la paternidad. Nosotros ya estamos socializados, pero con ellos tenemos que estar ahí para moldearlos. Una vez me dijo: "Eso es de marica", y le digo: "epa... ¿vos sabés la valentía que hay que tener para asumirse homosexual en la sociedad?" y empecé a hablarle. Me dijo: "tenés razón" y nunca más dijo eso como insulto.
-¿Sos feliz?
-Yo creo que sí. La felicidad son momentos, ¿no? Pero soy feliz, tengo un hijo hermoso, familia, sobrinos, he aprendido a vivir solo y soltero desde el 2013 y vivo con el señor Conmigo Mismo que le encanta cocinar, tomarse un vino y leer. Soy feliz, sí.
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