Contenido creado por Inés Nogueiras
Locales

Una mujer preocupada... y contenta

Celsa Puente, la "profe" enamorada del aula que dirige Secundaria

Celsa Puente está desde enero al frente de Educación Secundaria, consciente de los grandes desafíos con los que debe lidiar. En una entrevista con el Semanario Hebreo, la profesora habló con optimismo sobre lo que puede hacer desde su cargo. Por Ana Jerozolimski.

21.06.2014 11:55

Lectura: 22'

2014-06-21T11:55:00-03:00
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Celsa Puente está desde enero al frente de Educación Secundaria, consciente de los grandes desafíos con los que debe lidiar. Simbólicamente, nuestro primer encuentro, pactado en su oficina, tuvo que mudarse súbitamente porque esa mañana, el despacho estaba copado. Pero nuestra entrevistada opta por concentrarse en la visión sobre todo lo que está segura que se puede hacer desde su cargo, por el bien de los alumnos y por ende, del país.

Es que el optimismo lo lleva muy incorporado. Y se siente.
Este es un resumen del diálogo mantenido.

P: Celsa Puente, Directora de Secundaria, con todos los problemas con los que se lidia hoy en este ámbito ¿es una mujer preocupada?

R: Y sí... soy una mujer preocupada. Fundamentalmente porque la educación es un espacio social de ejercicio de la democracia. Y en la medida que nosotros podamos darle una organización y un contenido que realmente provoque en las generaciones un desarrollo humano, vamos a estar hablando de una democracia plena. Y eso es imposible sin una educación-concebida como el reparto de los bienes culturales-que pueda realmente provocar la integración de todas las capas sociales.

Y la verdad que eso me preocupa. Pero me preocupa con la alegría de pensar que es posible. De pensar cómo ir resolviendo la vida cotidiana para que realmente no se nos vayan del sistema educativo los jóvenes, sobre todo los más vulnerables.

IGUALDAD Y EQUIDAD

P: Y cuando tú hablas de vulnerabilidad, me viene de inmediato a la cabeza un concepto que compartió conmigo el Rector de la Universidad ORT, el Dr. Jorge Grunberg, quien en una entrevista, al analizar la problemática actual de Secundaria, opinaba que es un error confundir igualdad con equidad. Y que a chicos que vienen de situaciones muy dispares, de hogares con estímulos muy distintos, no se los puede tratar igual... ¿Estás de acuerdo con este enfoque?

R: Yo creo que está bien, porque no hay nada más desigual que darle lo mismo a todos. Cada uno de nosotros es portador de una biografía previa, su historia personal está determinada por las condiciones socio-culturales y económicas de su familia... y entonces los jóvenes llegan en muy diversas condiciones.
Esa diversidad hay que verla como un piso de arranque. Por lo tanto hay que tratar de ofrecer en términos de equidad, lo que cada uno necesita, para poder conseguir después una finalización del ciclo secundario en la que salgan dotados en forma similar de herramientas, competencias, de habilidades. Pero para eso hay que comprender que todos somos muy distintos.

P: ¿Pero este enfoque se implementa hoy en Secundaria?

R: Si nosotros miráramos a nivel macro, Secundaria ha abierto una serie de planes alternativos para trabajar con jóvenes que están en diversas condiciones. Hablo inclusive de jóvenes que están privados de libertad. Si nosotros dejáramos de lado esas situaciones puntuales y atendiéramos al conjunto de jóvenes que asisten a los centros educativos, la verdad es que ahí hay un desafío grande que los profesores tienen que atender en la práctica. La habilidad del profesor está en poner en juego esos contenidos que él trae para compartir y también ese desafío en términos de ser un humanizador, teniendo en cuenta esa diversidad. Por eso la tarea del profesor es tan compleja, porque si va con un discurso único a esperar a un joven único, va al fracaso.

P: Si se trata realmente de aplicar este enfoque ¿por qué hay resultados tan dispares en distintos liceos en zonas de buen promedio socio-económico y otras de nivel más bajo? Entiendo que hubo casos en los que inclusive se trató de evitar la publicación de los datos...Si se refleja en la práctica ese enfoque que muestra comprensión respecto a las distintas necesidades de los distintos estudiantes ¿por qué sigue habiendo resultados tan diferentes, por ejemplo entre Pocitos y Carrasco y la Curva de Maroñas?

R: Hay una multicausalidad en eso. Primero, es interesante lo que estás planteando, porque hay en el Uruguay una territorialización de la pobreza. Si miráramos el departamento de Montevideo a través de los mapas de los observatorios sociales, que la intendencia suele tener en su página web, veríamos que hay partes del departamento que están atravesados por la pobreza, particularmente la zona oeste, contra la zona este donde la condición socio-económica y cultural de los habitantes es francamente superior.
Hay algo de esa relación que se pone también en juego cuando se ven los resultados académicos de los jóvenes. Pero hay también unos ejemplos interesantes que dan cuenta de las buenas gestiones de los centros educativos...

P: Hace poco se destacó en una linda nota en la prensa sobre los logros del liceo de Salto...
R: Es cierto. Y también lo que pasa con el liceo 43, que está en Rincón del Cerro. Uno podría pensar que por la ubicación y por el tipo de población que recibe, tiene todas las características para ser un liceo con bajos resultados educativos. Sin embargo ahí, la gestión del centro, el equipo directivo y el equipo de docentes, piensan en esos jóvenes en términos de posibilidades y ponen a andar mecanismos que realmente son expresión de lo humano, consideración del otro, del trabajo de la autoestima, surgimiento de lo mejor de cada sí. Usan todos los recursos que la zona tiene disponible, todos los proyectos que cualquier entidad puede ofrecerles, para aprovecharlos. Y es un liceo que entonces, a pesar que tienen problemas edilicios, da respuestas. Consiguió dos salones en un complejo que existe en la zona, el Complejo rural Oeste y tiene dos grupos funcionando allí, y el resto en el liceo. Su directora va y viene, trabaja fuertemente las coordinaciones, y los resultados académicos son buenos.
Entonces, no podemos caer ni en el simplismo de pensar que el territorio o la condición económica son el único elemento a tomar. Hay que considerarlo porque tiene que ver con la historia, tampoco vamos a negarlo. Pero no es una condición tan determinante como para que nos paralice y no nos permita poner en marcha otros mecanismos.

EL OPTIMISMO QUE EMPUJA Y MOTIVA

P: Celsa, este optimismo que irradias, hasta en el tono de voz ¿es algo que inevitablemente debía acompañarte cuando en enero asumiste como Directora de Secundaria, sabiendo de antemano que desde hace mucho se habla de la educación como uno de los mayores problemas de Uruguay hoy en día?

R: Sí... y lo que pasa es que yo realmente quiero decirte que el mío es un optimismo genuino que reside en mi condición de docente. Yo elegí ser profesora, tuve la suerte de poder elegir.

P: De literatura ¿verdad?

R: Así es, de literatura...Estoy convencida que la educación es un factor de cambio social. Estoy convencida además que más allá de las condiciones familiares en las que nacemos y que no elegimos, la educación es lo que nos va a permitir desarrollar nuestra humanidad y generar procesos de filiación social, diversos a los que nuestra familia nos ofrece. Y realmente creo que los docentes tendríamos que tener una autoestima inmensa para darnos cuenta lo importante que somos para nuestros jóvenes. Yo estoy segura que muchos profesores de los que habitamos habitualmente las aulas no logramos verlo porque la verdad que la educación en eso es un poco injusta, no nos permite ver los procesos a largo plazo. A veces nunca nos cruzamos con nuestros alumnos.

Pero estoy segura que muchos adultos que viven en nuestra sociedad hoy, alguna vez se cruzaron con un docente que pudo darles un mensaje diferente del de su familia de origen. Y si los docentes fuéramos conscientes de esta potencia, nos sentiríamos muy orgullosos de nosotros mismos y lograríamos también tener otra valoración de todo el colectivo social .Y creo en eso genuinamente.

RECUERDOS DE ALUMNA... Y DE HIJA

P: ¿Qué recuerdos, qué vivencia como alumna, te acompañaron hasta el mes de enero, al asumir en este cargo y ya antes, como para querer ser docente? Es que lo que acabas de explicar se plasma sin duda en vivencias concretas a lo largo de los años que uno estudia, ya que la escuela, en definitiva, es el segundo hogar...si no el primero...

R: Yo creo que esos profesores que fueron para mi unos referentes, que me despertaron cierta admiración. Tengo recuerdos de algunos profesores que me fascinaban en el manejo de sus conceptos, en el uso del lenguaje, que concentraban mi atención, que convocaban el pensamiento, esos que pudieron despertar en mí sensibilidades diferentes a las que venía teniendo siempre. Que me hicieron sentir otras cosas en relación al conocimiento y a la lectura.

P. Y ahí viene la literatura...

R: Sí, yo terminé siendo profesora de Literatura..Te voy a contar-es una paradoja, pero que yo cuento con mucho orgullo- que mi madre, que falleció en el 2009, era casi analfabeta. Ella venía del medio del campo en España. Aprendió a leer y escribir a trancas y barrancas. Sin embargo, ella me enseñó a leer en el sentido más pleno del término. Yo le debo el amor a la literatura a mi madre, que leía sus textos y me los contaba. Todavía siento la tibieza del sol de un domingo en que ella me contó "Relato de un náufrago" de García Márquez. Yo tendría 12 años. Y la emoción de ese relato me llevó a querer leer el libro directamente y disparó en mí una capacidad de lectura voraz que tengo hasta el día de hoy. Soy una lectora voraz aún cuando estoy sometida a un vértigo como el que tengo actualmente de trabajo.

P: No puede no leer...

R: Exactamente. No puedo no leer. Tengo que leer al menos un párrafo cada día, de un texto escrito...

P: Quisiera entender un poco mejor lo de tu mamá...

R: Ella hizo muy poco tiempo de escuela. Vivía en una aldea en Galicia, Cuando era muy jovencita, tendría 15 años, se vino para Uruguay. Ella contaba que a duras penas sabía poner su nombre. Se puso a trabajar de empleada doméstica aquí en Uruguay, en lo de familias de buen desarrollo cultural y generosas, que de alguna manera la ponen en contacto con algunos textos. Así ella empezó a hacer el esfuerzo de leer. Se ve que era muy inteligente porque ella empieza a hacer el ejercicio de la lectura, pero da el paso comprensivo más allá y empieza a descubrir el mensaje. Y se hace buena lectora.

Y yo descubro el amor por la lectura gracias a ella. Y tiene dos componentes: por un lado esta madre que siendo casi analfabeta me inicia en el ejercicio de la lectura y por otro lado mis profesores , que me enamoraron, y que compartieron con mi madre el despertarme esa fascinación por el conocimiento y la lectura.

P: Así que tenías el camino siempre claro respecto a lo que querrías hacer y estudiar...

R: Así es. Yo nunca tuve dudas vocacionales. Cuando mis alumnos me dicen que no saben qué van a hacer, y lo viví también con mis hijos diciendo "no sé qué voy a hacer con mi vida", pienso que yo no fui una jovencita con dudas. Yo quería ser "profe". Mi pregunta más fuerte era si iba a ser maestra o profesora. Y me la sigo haciendo porque el primer día de clase fui a acompañar al maestro Héctor Florit, Director de Primaria, a abrir los cursos en una escuela y me dije "Ay ¿por qué no habré sido maestra de escuela?", porque los chicos me encantan...Pero estoy muy contenta con haber elegido ser profesora de literatura, atender a estos jóvenes y ahora espero estar en un lugar donde espero poder tomar decisiones que sean favorecedoras, porque yo creo realmente que la educación tiene el lugar del reparto social. Y esta historia de mi madre te lo dice.

SUEÑOS Y AMORES

P: Celsa, ¿qué te gusta leer?

R: Ficción, todo. Me fascina la ficción. También las historias de vida, porque me enamora lo impredecible de la vida. Yo hace un año, o unos meses, no hubiera soñado con ser la Directora General de Secundaria.

P: ¿Con qué soñabas?

R: Nada....era inspectora y estaba contentísima. Y esto surge... o sea que la vida te ofrece cosas, te va impactando, te sorprende, te enamora...a mí me parece que eso es fascinante. Y hay que estar disponible.

P: Celsa, tú hablas mucho de la vida que enamora...y me pregunto si te enamoras de caracteres que lees y sobre los que cuentan los relatos que lees con avidez..

R: Y sí... yo me enamoro sobre todo en la literatura de esas mujeres fuertes, que uno va viendo aparecer en los relatos. Las mujeres de García Márquez, por ejemplo, que mueven los hilos de la vida. Y las mujeres de Isabel Allende, porque ella misma me enamora. Y te diré que mi hija se llama Mariana por "Mariana Pineda" de García Lorca porque cuando yo era adolescente lo leí y me fascinó esa mujer que era capaz de dar su vida por amor, a un hombre y a la patria, que iba bordando la bandera...Y tengo una hija muy temperamental, muy casualmente... y cuando conocí a mi marido creo que lo primero que le dije que "si seguimos juntos y tenemos una hija, no quiero negociar, quiero que se llame Mariana ", y él lo aceptó buenamente..

P: Y hablando de padres o madres e hijos, tú estás orgullosa de esa madre que te enseñó tanto... ¿y de qué está orgullosa Mariana?

R: Creo que Mariana, de 22 años, está muy orgullosa de esta mamá. La verdad que sí. Se está por recibir de Licenciada en Desarrollo. Está haciendo la tesis. Así que es una muy buena interlocutora mía porque con esto de la educación y lo social y de hablar de políticas educativas, sociales, localizadas o más generales, vamos haciendo un intercambio y yo aprendo mucho de los marcos en los que ella trabaja, porque está muy actualizada, en la Facultad de Ciencias Sociales.Y ella va escuchando bastante de la práctica, de la experiencia, de lo que yo le puedo regalar de la vida en la educación.

EXTRAÑANDO EL AULA

P: ¿No extrañás dar clase?

R: La verdad que sí extraño un poco. Te confieso que sí. Yo empecé siendo directora de un liceo en el año 99, pero pude mantener dar clase en algunos colegios privados. Estuve unos años ligada a la docencia directa .Después, como me especialicé en educación en derechos humanos, empecé a trabajar en la docencia pero ya con profesores experientes y con alumnos en formación. Porque yo di por años el seminario de DDHH, hasta el año pasado. Este año estoy por desistir de darlo porque me doy cuenta que estoy absolutamente entregada a esta tarea.

P: Y el día tiene la mala costumbre de seguir con 24 horas, por más que te empecines en cambiarlo...

R: Exacto...y uno tiene que ser consciente que si asumí esta responsabilidad, sabía que iba a suponer algunas renuncias, como estar sólo para esto porque si no, no me da la vida. Pero a mí dar clase me encanta. Por el intercambio con los alumnos. Y aprendo mucho más que ellos, seguro.

P: ¿Cómo es eso?

R: Porque ellos te interpelan. Porque cuando uno vuelve disponible un contenido, para poder pensarlo juntos, a uno le parece que cuando lo lleva a clase ya lo pensó y pensó y dio vuelta, y sin embargo siempre aparece la frescura de ese muchacho que te hace una pregunta de esas por las que decís "eso no se me ocurrió pensarlo así". Tanto en la literatura como en los Derechos.

P: Pero aparte eso puede parece hoy porque la sociedad va cambiando y el alumnado es más "atrevido", más osado y discutidor...

R: Yo diría que los jóvenes hoy son más expresivos. A veces siento que si yo comparara lo que yo era como joven, siento que uno tenía hasta cierto temor de hacerle un planteo a un profesor. También los profesores nos animamos hoy a tener una propuesta más abierta. Cuando yo llevo hoy un contenido a una clase, no lo llevo como un bien sagrado inamovible. Lo llevo como algo que vuelvo disponible para pensar. A veces también tengo que decir a un chico "no lo había pensado así...dame un tiempo para pensarlo"...

P. ¿Y los chicos respetan esa humildad de un profesor que sabe decir "no sé"?

R: Sí, lo respetan mucho más que uno se pare desde la soberbia. A ellos, por lo menos en mi experiencia, les parece muy interesante que el profesor se enganche con la idea de ellos para poder pensarla y les explique que además, pensar requiere de un proceso que tiene un tiempo y que ahora quizás podría sólo aventurarme a algunas ideas, pero aún no dar una respuesta definitiva. Y ellos lo valoran.



VIAJANDO A ISRAEL-INVITADA A YAD VASHEM

P: Celsa, dentro de poco, a comienzos de julio, estarás viajando a Israel, a participar en un curso en Yad Vashem, el Museo Recordatorio del Holocausto en Jerusalem... ¿Qué te inspira este viaje?

R: Estoy fascinada. Lo veo como una oportunidad particular. También será bueno poder ver a mi cuñada, la hermana de mi esposo, que vive en Kiryat Bialik, a la que quiero mucho. Para mí será sin duda un viaje muy especial porque además, Israel tiene toda la fuerza de la historia presente, como país. Uno va leyendo y va encontrando todos los mojones de la historia que aparecen presentes en ese territorio.

P: Y el tema del Holocausto, como docente, debe ser algo singular para tí...

R: El tema del Holocausto, obviamente, me interesa especialmente. Estábamos hablando justamente del derecho a la vida.., un tema que yo trabajo muy ardorosamente, que no tiene fin y que no debe tener caducidad en el abordaje, porque nos convoca desde lo humano.

ENSEÑAR LA SHOÁ

P: Como directora de Secundaria ¿cómo ves el tema de la inclusión de la enseñanza de la Shoá, el Holocausto, en el programa curricular de estudios en Uruguay? ¿Dirías que es importante porque enseñará a los alumnos a través del conocimiento de ese horror, y no sólo porque los ciudadanos judíos lo piden?

R: Absolutamente .Y nosotros trabajamos mucho en coordinación con el Proyecto Shoá, por ejemplo, que va recorriendo centros educativos y trabajando con los jóvenes. En las últimas presentaciones que vi me parece excelente cómo incorporan el tema del "bullying". Me parece de una inteligencia sublime esa planificación donde a partir del horror de un hecho histórico se puede llevar a una práctica cotidiana...

P: Que a los chicos les puede tocar hoy...

R: Exactamente. Y que probablemente estén viviendo o presenciando. Me parece que le dieron una vuelta de turca en términos de formación educativa, excelente, de profunda inteligencia, pero además que es movilizador de la sensibilidad. Y tendremos por delante, además de esto y del trabajo que muchos profesores, más que nada de historia, ya hacen, quizás el desafío de hacer una revisión de inclusión de estas temáticas de un modo mucho más transversal. Ahora estamos trabajando en un plan nacional de Educación de Derechos Humanos. Inevitablemente este tema va a aparecer porque es imprescindible y también lo es el tratar el tema de la memoria.

P: Lo hemos hablado mucho con nuestro amigo común, el Profesor Oscar Destouet, del Liceo 15

R: Claro... Oscar es un experto en la materia. Y aquí el tema es poder pensar en el tema de la memoria para que realmente la historia aparezca con un efecto de futuro, para que el pasado realmente sea un espacio del que nos podamos nutrir para poder construir un futuro en términos de convivencia y de tolerancia real. Y sobre eso tenemos un arduo trabajo.

P: Y quizás más que de tolerancia, sería bueno hablar de aceptación del otro...

R: Este es un punto clave... Se vincula directamente con lo que tocamos al principio: la educación como un proceso de humanización. No hay humanización posible si uno no tiene claro el registro del otro, la alteridad, el otro como un ser diferente y valioso desde esa diferencia. Porque el problema más fuerte de los horrores como los que ha vivido el pueblo judío y como le han pasado por ejemplo a los armenios, tiene que ver con esa mirada unívoca y monolítica donde unos creen tener una verdad tan definitiva que sólo la erradicación del otro permitiría que el mundo sea habitable.
Y eso es un horror. Un horror para el que no alcanzarían los adjetivos para poder describirlo..

P: O sea que es importante aprender sobre este tipo de cosas, porque aunque parezca imposible la reiteración, toda sociedad debe ser consciente de los peligros que pueden existir ¿verdad?

R: Ah... sí... totalmente.

P. Ninguna sociedad puede decir "a mí no me va a pasar".

R: Exactamente. Y todos tenemos que educar a la ética del encuentro con el otro. Y aceptar que el otro es diferente a nosotros. Pero eso tiene que ser visto en términos de alegría, no de exterminio.

P: Pero se me ocurre que el tema no tiene que llegar siquiera a extremos tan terribles. En la sociedad uruguaya también hay tema de discriminación y racismo, como en muchas otras. Los afrodescendientes siempre lo recalcan.

R: Y también quienes tienen otras orientaciones sexuales... o sea que encontramos grupos en condición de sufrimiento, por tener algunas características. Y creo que trabajar esto con los jóvenes es esencial, porque nos protege y nos permite una vida y una convivencia. Y te invito a que desarmemos esa palabra y veamos que se trata de vivir con los otros. Es una palabra preciosa y tiene que ser una palabra convocante.

P: ¿Cómo se plasma todo este planteamiento, en un programa de estudios concreto?

R: Hay que hacer una comisión que estudie la posibilidad de transversalizarlo como contenido, de ver cómo en los centros educativos-además de lo que ya hace con el Proyecto Shoá, que está disponible, es una posibilidad pero no es obligatorio- se piensa en esto en términos de una inclusión real en los programas educativos.

P: En lo curricular obligatorio...

R: Claro.

P: ¿Y cuánto puede llevar algo así?

R: No me parece que años, pero todavía un tiempo va a llevar. Porque esto se puede inscribir en el plan nacional de Educación en Derechos Humanos, y que esa comisión-que aún no existe-tendría que incluir expertos en diferentes disciplinas. Cometeríamos un error si lo pensáramos vinculado sólo con la historia. Así me parece a mí. Mi propuesta es que sea una actividad interdisciplinar transversalizada, que todos los docentes tengan claro que tenemos que tratar este tema en los centros educativos.

P: ¿Y uno de los obstáculos será lidiar con profesores que puedan tener prejuicios o sentimientos hostiles al respecto?

R: Y es que no van a faltar docentes de estas características. Sinceramente, no creo que sean mayoría, pero sí creo que hay un pequeño grupo que puede llegar a generar resistencias... que puede disfrazar con diferentes pretextos. Pero será la forma del planteo lo que permita combatir eso.

MIRANDO HACIA ADELANTE

P: Para terminar... ¿qué tiene que lograr Celsa Puente para que cuando termines tu cargo, puedas decir "lo hice bien, tuve éxito"?

R: Yo consideraría en algo menos de un año que tuve éxito si logro realmente instalar procesos en los dos ámbitos más fuertes que tengo. Por un lado, la reorganización de las oficinas centrales de Secundaria, que son fruto de mi gran preocupación y empezar a plantar otras semillas en los centros educativos. Algo empezamos: hacer una propuesta pedagógica que sea abarcadora y que nos permita empezar a pensar la educación desde la lógica del reparto.

Si yo lograra retener un número mayor de alumnos en las aulas, sería una gran cosa, porque tenemos un serio problema de desvinculación. Los números de fracaso son altos, del 40%, el promedio. Inmensos. Si lográramos bajar en algo esos números y hacer de los centros educativos espacios habitables para nuestros jóvenes y docentes, si pudiéramos empezar a sentir la educación como la base del desarrollo de lo humano, yo haría una fiesta corrida de varios días.

P: Celsa, ¿no temes que al ejercer este cargo, con tanto desafío de por medio, en un año electoral en el cual la educación es uno de los grandes problemas, tú misma estás expuesta a los reflectores de la prensa que puedan presentarte como un poco culpable, aunque asumiste tu cargo hace muy poco?

R: La verdad que no tengo temor. Cuando tomé el cargo lo pensé mucho. Tengo una historia profesional que habla de mí y es de donde me sostengo. No tomé este cargo tampoco pensando en una proyección política, sino desde la responsabilidad como docente. Claro que es un cargo político. Pertenezco a un partido que me lo ofrece. Pero lo tomo fundamentalmente como educadora.

Y creo que puedo dar señalas que desde la educación se puede hacer algunas cosas. Sé que es un cargo de alta exposición, sé que corro riesgos pero también sé que quienes me conocen saben cómo soy y cuál es mi actuar. Y yo confío en mi buen tino. Porque si yo fuera sólo los que otros dicen de mí, estaría perdida. Y por suerte creo que soy lo que soy, lo que hago todos los días, y que tiene que ver con una práctica de muchos años. Y me siento contenta e intento disfrutar de esta oportunidad de ser directora General, a ver si realmente se puede hacer las cosas de otro modo.

Publicado originalmente en el Semanario Hebreo