Por The New York Times | Tariq Panja
Es una oferta tan buena que haría que cualquier aficionado al fútbol prestara atención. Vuelos gratis a la Copa del Mundo. Boletos gratis a los partidos. Vivienda gratuita durante el torneo e incluso un poco de dinero para gastar.
Sin embargo, la oferta tiene maña.
Los seguidores seleccionados a mano que aceptan este viaje irrepetible —financiado por Catar, la nación sede del Mundial de este año— estarán forzados a cumplir contratos que los obligarán a contar lo que les ordenen contar, a tener cuidado con lo que digan y, lo más controvertido, reportar las críticas en contra de Catar que publiquen otros aficionados en redes sociales.
No obstante, a pesar de esas reglas, cientos de aficionados se han inscrito.
Las invitaciones se enviaron a finales de septiembre y tenían como remitentes a algunos de los líderes de aficiones mejor conectados y más conocidos detrás de los 32 equipos en camino a la Copa del Mundo. Un aficionado neerlandés le comentó a la cadena NOS que había accedido a vigilar a otros simpatizantes de los Países Bajos. Un miembro de la directiva de American Outlaws, el grupo de aficionados más grande de Estados Unidos, aceptó participar y luego ayudó a que otros miembros y otras personas se inscribieran.
El jueves, el miembro de los Outlaws, quien aceptó un primer viaje a Catar como parte del programa, comentó que hacía semanas había decidido no aceptar el viaje y la vivienda gratuitos de Catar en la Copa del Mundo.
Mientras tanto, aficionados de todas las confederaciones de la FIFA han aceptado la oferta; decenas ya han viajado a Catar al menos una vez para realizar lujosas visitas previas al Mundial, las cuales, también, pagaron los organizadores del torneo.
No obstante, otros aficionados se han rehusado. Un aficionado francés le comentó a Le Parisien que las condiciones de la oferta se sentían un tanto exageradas. “A pesar de los beneficios de la propuesta, preferí serle fiel a mis valores”, mencionó Joseph Delage, miembro de un prominente grupo de aficionados franceses.
La oferta de Catar, la cual surgió de un programa de involucramiento con aficionados que comenzó en 2020, es la primera vez que una nación sede paga para que asistan al Mundial grupos de aficionados de todas las naciones que compiten. Sin embargo, no es la primera vez que Catar ha trabajado para llenar estadios con voces amigables; en 2019, se reclutaron trabajadores migrantes y colegiales para llenar asientos vacíos en los campeonatos mundiales de atletismo en Doha.
A cambio de las ventajas en la Copa del Mundo, los aficionados de este año —hasta 50 de cada país— tendrán que presentarse en una ceremonia antes de que la selección de Catar inaugure el torneo en contra de su similar de Ecuador el 20 de noviembre. Los organizadores han dedicado cinco minutos de esa celebración a un segmento cuya temática son los aficionados y en el cual se les exigirá a los beneficiarios de la generosidad de Catar que entonen un canto o una canción específica de su país, que no seleccionaron ellos, sino los organizadores del torneo.
Esta semana, representantes del comité organizador de la Copa del Mundo de Catar, el Comité Supremo para la Organización y el Legado, intentaron restarles importancia a los requisitos explícitos, e implícitos, de la oferta. “No hay ninguna obligación de promover ni hacer nada”, comentó en una entrevista Ahsan Mansoor, director de enlace con los aficionados para el Mundial de 2022.
Sin embargo, al observar más de cerca los términos de la relación, se reveló que los aficionados elegidos son alentados a hacer justo eso y también a amplificar los mensajes de los organizadores para apoyar la Copa del Mundo “dándole ‘me gusta’ y volviendo a compartir publicaciones de terceros”. Al mismo tiempo, según documentos y contratos que revisó The New York Times y que confirmaron varios aficionados, los participantes están advertidos de que, aunque no les piden ser un “portavoz” de Catar, “es evidente que no sería apropiado denigrar” al país ni al torneo.
Los líderes de las aficiones también se inscribieron para estar atentos a ese tipo de negatividad en los comentarios de sus publicaciones; una cláusula en el código de conducta les pide “informar sobre cualquier comentario ofensivo, degradante o abusivo” hacia los organizadores. El código afirma que, cuando sea posible, deben proporcionar capturas de pantalla de las publicaciones ofensivas.
Quienes violen las regulaciones están advertidos que podrían ser expulsados del programa.
“En el mejor de los casos, son voluntarios de la Copa del Mundo y, en el peor de los casos, son voceros del Comité Supremo”, comentó Ronan Evain , director ejecutivo de Football Supporters Europe, una organización paraguas de grupos de aficionados que es reconocida por el órgano rector del fútbol europeo, la UEFA. En la docena de años que han pasado desde que a Catar le fue otorgada la Copa del Mundo, el país se ha esforzado por modelar y defender su imagen nacional en medio de acusaciones de corrupción, inquietudes ambientales y problemas de derechos humanos.
Parece que el programa para inscribir aficionados como embajadores de facto empezó en 2020, cuando el Comité Supremo se acercó a las federaciones nacionales de todo el mundo para pedirles que lo pusieran en contacto con los principales grupos de animación a fin de comprender mejor las necesidades de los visitantes. Catar, país que casi no tiene una tradición de albergar eventos deportivos de gran envergadura ni algo parecido a una cultura local de aficionados, tenía dificultades para realizar una tarea compleja: cómo crear la experiencia de un torneo que los aficionados visitantes sintieran auténtica, pero también una que encajara con las normas culturales de Catar, una nación musulmana conservadora.
La mayoría de las federaciones cumplió bajo ese entendido. Un vocero de US Soccer comentó que la federación había recibido una solicitud de autoridades de la Copa del Mundo para conectar con aficionados y la habían usado para abrir un diálogo con sus grupos de animación, pero que no tenía ninguna participación en la selección de aficionados individuales para los viajes a la Copa del Mundo. Otras federaciones proporcionaron contactos de grupos de animación de alto perfil o, en el caso de Inglaterra, participaron colocando un formato de inscripción en nombre del comité del Mundial de Catar en el sitio web de su club de fans oficial.
La federación inglesa mencionó que se enteró del programa que ofrece gastos y viajes pagados al torneo para los aficionados gracias a noticias en los medios informativos.
“Nos dijeron que era una oportunidad para conectar con los aficionados de las naciones que compiten y así garantizar que la opinión de los seguidores se tomara en cuenta a la hora de planificar la Copa del Mundo y que se habían acercado a muchas asociaciones internacionales de fútbol”, mencionó en un comunicado la Asociación de Fútbol de Inglaterra (FA, por su sigla en inglés). La FA señaló que, desde que publicó un enlace para conectar a los aficionados con los organizadores cataríes, “no nos hemos involucrado más con la estrategia y no hemos visto el ‘código de conducta’ ni ninguno de los términos y condiciones del involucramiento”.
Sin embargo, durante los últimos dos años, el programa se expandió con sigilo. Catar llevó a los líderes de las aficiones en avión hasta el país para que asistieran a reuniones con organizadores del Mundial ansiosos por escuchar qué esperaban los aficionados de sus naciones en el torneo y luego los enviaron a casa armados con información sobre lo que deben esperar en Catar. Los trataron con una hospitalidad de primera clase, según miembros que participaron en los viajes, y muchos publicaron contenido en redes sociales y posaron para fotos con el fin de promover el programa. “Si eres un influente que recibe apoyo o te paga una marca, debes divulgarlo”, comentó Evain, el representante del grupo de aficionados europeos. “En la Copa Árabe del año pasado, vimos a líderes de grupos de animación que no divulgaron estos lazos con el Comité Supremo”.
Los organizadores del Mundial defendieron la oferta para los aficionados como nada más que el reconocimiento por el tiempo que brindaron para ayudar a Catar a entender y prepararse para un influjo de extranjeros sin precedente en su historia.
“No tienen ninguna asociación formal ni contractual con la Copa del Mundo ni son sus embajadores”, mencionó Mansoor, el director del programa para los aficionados. Mansoor dijo que lo único que se le exige es tomar su lugar en la ceremonia de inauguración.