Tras más de dos años de dilaciones y postergaciones, a fines de julio comenzaron las audiencias por el caso de la muerte del joven Facundo Cuadrado, instancias de juicio oral que culminaron anoche, con una audiencia en la que ambas partes expusieron sus alegatos finales.
Tal como informáramos, la tragedia se desencadenó en la madrugada del 20 de febrero de 2021, cuando un grupo de compañeros de liceo acampaba en una chacra en Tacuarembó, propiedad de la familia del joven que ahora está imputado. Los jóvenes celebraban el cierre de su etapa liceal y el inminente inicio de estudios universitarios que cursarían en Montevideo.
Durante la velada corrió la cerveza, y en uno de los viajes al inmueble cercano para traer más bebida, Santiago, el hijo del propietario del lugar, regresó con una chumbera accionada a nitrógeno. Desde unos arbustos disparó sobre sus amigos y uno de los balines alcanzó en el corazón a Facundo Cuadrado, de 18 años.
El herido fue internado en estado grave. Se le diagnosticó muerte cerebral y finalmente dejó de existir el 26 de marzo, poco después de un mes del incidente.
El caso movilizó a la comunidad tacuaremboense y atravesó instancias escandalosas. En ese contexto, la familia del occiso denunció en abril de 2022 maniobras dilatorias y señaló con suspicacia las inesperadas descompensaciones de salud que impidieron declarar al imputado, que estaba en arresto domiciliario.
Ángela Böhnke, fiscal adjunta de Tacuarembó, dialogó esta mañana con el periodista Marcos Pereira, de Radio Tacuarembó. Pese a que a lo largo de la causa desfilaron hasta cinco fiscales y hubo más de un juez, Böhnke estuvo presente en todas las instancias, por lo que fue capaz de esbozar un resumen de lo ocurrido en la audiencia y adelantar lo que vendrá.
Según la funcionaria, en esa postrera audiencia ocurrió lo esperable: la acusación defendió los argumentos por los que solicita que el reo sea considerado culpable por un delito de homicidio especialmente agravado con dolo eventual, y pide una pena de 12 años de presidio. En contrapartida, la defensa consideró que los hechos configuran homicidio culposo, un delito con una punición notoriamente menor.
La fiscal explicó que el dolo eventual se produce cuando la persona “no tiene la intención inicial de matar, pero sí se figura en su mente” que los actos que se dispone a ejecutar podrían tener ese desenlace y aun así “sigue adelante, no desiste de su acción”.
Por el contrario, la figura esgrimida por la defensa, el homicidio culposo, “es lo que llamamos un accidente”, señaló Böhnke.
“Es lo que pasa, por ejemplo, cuando salimos a manejar, que no nos imaginamos que vamos a terminar matando a una persona”. Sin embargo, ese extremo lamentablemente ocurre, y suele existir responsabilidad de alguno de los involucrados.
En ese sentido, y tal como informáramos, la defensa y la acusación mantuvieron líneas argumentales opuestas, en las que el arma utilizada —una chumbera accionada a nitrógeno— fue uno de los puntos centrales del debate.
La fiscal explicó que los alegatos finales fueron escuchados por el juez Sebastián Puñales, pero este prefirió que sea el juez Juan Ignacio Silvestri —quien estuvo presente en todas las demás instancias de la causa— quien dictare sentencia. Por esa razón le remitió la información de la última audiencia.
Ahora, en un plazo de 15 días hábiles, Silvestri debería dictar sentencia, a no ser que él también se declarara incompetente, algo que Böhnke considera poco probable, dado que este magistrado “es el que está más informado”.
Sin embargo, ese no sería el final de la historia, ya que esa sentencia es apelable y en caso de que una de las partes presentara ese recurso, “estaría la instancia de casación” y en último término se dirimiría en la Suprema Corte de Justicia.
“Para ser sincera, en todos los juicios que he tenido los casos han terminado en la Suprema Corte, porque hay posturas muy contrapuestas”, expresó la fiscal.