Por Valentina Temesio
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Carolina Cosse recuerda la noche del 25 de noviembre de 1984, cuando después de haber votado por primera vez en una elección nacional el Frente Amplio, su fuerza política, perdió. Dice que era joven, que tenía todo el entusiasmo. Sin embargo, la victoria del primer gobierno electo después del golpe de Estado de 1973 fue del Partido Colorado.
Esa noche junto con su padre, Villanueva Cosse, y “gente del teatro”, deambulaban por los cafés de aquella Montevideo con aires de democracia. Ella, sin embargo, “estaba desecha”. De algún modo, se encontraba con su primera derrota.
Pero si algo le dejó aquel día fue el consejo que su padre y aquellos viejos militantes le dejaron a la joven Cosse, de unos 22 años: que su militancia se trataría también de “ver el resultado”. Uno que muchos de ellos no vieron y ella sí, como la primera victoria frenteamplista de 2005.
Aquel consejo le dio a Cosse lucidez en medio de una tristeza jovial y con gusto a primeras veces. “Me pusieron en otra perspectiva”, dice ahora, en 2024, a Montevideo Portal. Y no se olvida: ellos la rescataron de aquel porrazo, igual que después la rescataría “la gente” cuando después de 15 años el Frente Amplio no volvió a gobernar.
De ese día en otro siglo hasta ahora, a pocos días de las elecciones internas en las que Cosse participará como la única precandidata mujer dentro de la coalición de izquierdas, varias cosas cambiaron: se recibió de ingeniera eléctrica, fue presidenta de Antel, ministra de Industria, Energía y Minería, senadora e intendenta de Montevideo.
Los primeros días
El día en que la precandidata nació, un 25 de diciembre de 1961, su madre se despertó, se sirvió un “buen” vaso de leche fría, comió un pedazo de pan dulce y tuvo un parto “súper normal”. Zulma Garrido fue de las primeras mujeres que trajeron hijos al mundo con la guía de Hugo Sacchi, pionero de la corriente Parto sin temor, que buscaba que el proceso de parto fuera “feliz”, según consigna una semblanza del Sindicato Médico del Uruguay sobre el obstetra. Aquel método, entre otras cosas, implicaba que las mujeres caminaran después de dar a luz.
A los 10 meses del nacimiento, sus padres se separaron. La bebé, entonces, vivía con su madre, su abuela y su abuelo, a quien perdió “de muy chiquita” pero que aún está intacto en su memoria. Se acuerda de sus ojos celestes, de salir corriendo de la bañadera con 4 años después de volver de clases de la escuela Enriqueta Compte y Riqué, y que él la estuviera esperando.
A pesar de que sus padres se separaron antes de que ella cumpliera un año de vida, ambos estuvieron presentes y se acompañaron durante la crianza de la pequeña Cosse. Los fines de semana salían los tres juntos: sus padres conversaban de libros, de películas. La precandidata frenteamplista cuenta que creció escuchando los intercambios de ellos, ambos lectores, de quienes heredó la pasión por la literatura.
Pero, además del arte, de las letras, de eso que recibió de su padre actor de teatro independiente y de su madre profesora de Historia, Cosse también respiró política desde niña, algo que “siempre se vivió” en su casa, como narró en una entrevista con el portal del Partido Socialista.
Es que, de algún modo, corre en su sangre: su abuelo, el mismo que la esperaba cuando llegaba en la bañadera, fue durante muchos años de la década del 50 el único integrante del Partido Comunista en Cerro Largo; su padre Villanueva heredó la ideología política, y tuvo familiares que cayeron presos durante la dictadura.
Entonces, tiene el recuerdo: el de una madre y una tía que iban a los cuarteles, el de la “represión”, un padre proscripto que no podía vivir en su país, el miedo.
Los números y la militancia
Después de los primeros años en la Enriqueta Compte y Riqué, Cosse cursó la primaria en su barrio, Villa Española. Iba a la escuela Funsa, un lugar al que entró con “mucho miedo a las matemáticas”, la materia que luego terminaría forjando su futuro profesional.
Su madre, de la rama de las letras, no tenía afinidad con los números, y se lo transmitía. Sin embargo, cuando Cosse tenía 7 años se cruzó con una maestra que le mostró un lado de las matemáticas que no conocía. Esa mujer le hizo enamorarse de las fórmulas, de los números, de los problemas, de las resoluciones, del misterio. Entonces, a pesar de que en algún momento dudó con la arquitectura, el camino de Cosse era la ingeniería. Y nunca se arrepintió.
La intendenta de Montevideo ingresó dos veces a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República (Udelar). Primero sin hijos; después con dos.
Los números dicen y hablan, muestran: en 2018, la fundación Julio Ricaldoni de la Udelar reveló que las mujeres son mayoría en todas las facultades, menos en una. En la Facultad de Ingeniería las estudiantes significan un 35,6% del total de la población estudiantil. El resto son varones. Así es la historia desde hace varios años, y Cosse, que se convirtió en ingeniera eléctrica, fue de las pocas.
Después de ser mamá se reenganchó con la generación 1983. De vuelta al centro de estudios, el contacto con los gremios le dio “sed” y la llevó —junto con su padre—, a un “Frente Amplio medio clandestino sobre el final de la dictadura” y a la Unión de la Juventud Comunista. “Nunca me sentí otra cosa que frenteamplista”, señala Cosse.
En esa época la precandidata encontró dos de sus pasiones: la ingeniería y la política; dos en las que las menos son mujeres.
Por eso Cosse dice “que hay que seguir”. “Yo he seguido, pero entiendo que hay muchas mujeres a las que les resulta muy duro, o a veces, imposible. Por eso es tan importante abrir puertas, para que no sea tan duro aportar. ¿Por qué un varón se dedica a la política? Porque quiere hacer algo por la realidad; la mujer quiere lo mismo. Entonces, parece razonable pensar que las personas tengamos las mismas oportunidades de hacer algo por la realidad. Es como la justicia”, expresa.
Una madre joven
Cosse se reconoce a sí misma como “una madre joven”, una decisión que influyó en su vida profesional, en su vida política, en “todo”. El pasado Día de la Madre, la intendenta de Montevideo recordó cuando quedó embarazada. En aquel momento, una de sus compañeras de la facultad le dijo que no se preocupara, que en dos años iba a estar de vuelta en los pasillos del edificio de Julio Herrera y Reissig y Julio María Sosa. Para Cosse, esos años eran mucho, pero ahora dice que aquella mujer tenía razón: que “no son nada”.
Cuando volvió a su vida de estudiante tenía un hijo de un año y pocos meses, Rodrigo, y una hija de seis meses, Ángeles.
“Volvía volando en el 300 o en el 405, y me estaban abarajando a mi nena mi abuela y mi madre. Sin mi abuela y mi madre no hubiera podido hacer nada en la vida”, dice agradecida.
A lo largo de su trayectoria política, Cosse ha hecho varias apariciones con sus hijos. “Como siempre, mis hijos me acompañaron a votar. Esta tiene que ser una jornada de expectante alegría, de paz y de ejercicio democrático. Tengo un profundo agradecimiento con todas y todos quienes han andado este camino conmigo”, escribió en las últimas elecciones municipales, cuando se convirtió en la intendenta de la capital del país.
Cosse, la madre joven, siguió. En 2009 se convirtió en magíster en Ingeniería Matemática; se desempeñó en la actividad privada en trabajos para Uruguay y América Latina. Además, se desarrolló como profesional en empresas estatales como UTE, el Banco de Previsión Social, así como en la Cancillería.
De la ingeniería a la política
Cosse dice que hay un vínculo entre su profesión y la izquierda: hacer “que la gente viva en un mundo mejor”. “Cuando estás en ingeniería buscándole una solución a algo, o estás rozando el invento, cuando se te están ocurriendo cosas nuevas, cuando te entusiasma encontrar nuevas soluciones, todo eso termina siendo usado o al servicio de las comunidades”, dijo en diálogo con el portal del Partido Socialista.
En 2007, con Ricardo Ehrlich como intendente, la ingeniera ocupó su primer cargo político. Durante tres años, Cosse fue la directora de la División Tecnología de la Información de la Intendencia de Montevideo.
Tres años después de su primera labor política, la precandidata de Frente Amplio asumió como presidenta de Antel durante el gobierno de José Mujica.
Según Cosse, durante su gestión llevó adelante la red nacional de fibra óptica, el Datacenter de nivel internacional, el cable submarino interconectando Uruguay con Estados Unidos, el canal Vera +, la conectividad educativa de Ceibal, y el controversial Antel Arena.
Después de ser la presidenta de la empresa estatal de comunicaciones, Cosse se convirtió en ministra de Industria, Energía y Minería, durante el último mandato de Tabaré Vázquez.
Durante su pasaje por el Ejecutivo, Cosse pasó a ser una figura pública dual: elogiada y criticada. La construcción del Antel Arena, que terminó siendo una causa judicial —luego archivada, después reabierta—, fue unas de las grandes polémicas y sigue vigente hasta hoy.
La causa Antel Arena
Una orquesta juvenil. Niños con túnicas blancas que llevan banderas: la de Uruguay, la de Artigas, la de los Treinta y Tres Orientales; sus maestras. Ministros, directores. Tabaré Vázquez, entonces presidente; Cosse, aún ministra. Luces de tonos azules y violetas. Flashes. Las gradas; la gente, el estreno. La música de No Te Va Gustar, “Colombina” de Jaime Roos, ballet.
El 12 de noviembre de 2018 se inauguró el estadio Antel Arena, un proyecto al que la oposición apunta desde antes de que la población uruguaya pudiera conocerlo y que continúa siendo un blanco, una de las cartas para apuntar contra Cosse. Un proyecto que incluso el exvicepresidente Danilo Astori no apoyó y que, según dijo, le “tocó defender la tesis de no construir en ese momento el Antel Arena”.
Sin embargo, la construcción se llevó a cabo, aunque no pasó desapercibida. Mientras la oposición insistía en un error de cálculos, en la inversión de más de 100 millones de dólares, la precandidata frenteamplista defendía su proyecto.
Que fue transparente, que no hubo un error de cálculos, que se estudiaron más de 60 Arenas, que no se construyó en una isla, que también se construyeron escuelas, un auditorio, un club de baby fútbol, estacionamientos. “Si hay algo que ha tenido control, rigurosidad y conocimiento ha sido todo este proyecto”, dijo Cosse en el Senado en 2018.
De todos modos, dos años después, cuando Luis Lacalle Pou asumió como presidente, el caso del Antel Arena llegó a la Fiscalía General de la Nación.
La causa se inició durante la gestión del ahora precandidato colorado Gabriel Gurméndez como presidente de Antel, con el fin de que se investigaran presuntas irregularidades en el proceso de la obra. Tras una auditoría externa de 2020, aseguraron que la construcción había tenido sobrecosto: de 40 millones de dólares pasó a 118. Como intendenta, Cosse declaró ante la Justicia.
Lo que empezó en 2021 terminó tres años después. Cuando terminaba febrero de este año, el fiscal de Delitos Económicos Alejandro Machado archivó la causa que investigaba los costos de construcción del Antel Arena.
Ella decía que era “una operación política” en su contra; el resto no creía que el tema estuviera cerrado.
Ese día, victoriosa y emocionada, Cosse recordó a Vázquez. “Unos días antes de hacer el lanzamiento público del Antel Arena yo hablé con Tabaré. Le conté lo que íbamos a hacer, y él me contestó como el intendente de Montevideo que en su alma seguía siendo. Me dijo lo que iba a significar para [la ciudad] y para el Uruguay, y me dijo: ‘Te van a atacar. Te aconsejo que pienses que esto es por los derechos humanos de los ciudadanos’”.
Pero no solo nombró a Vázquez, sino que también a su madre, aquella que les tenía miedo a los números, la que ayudó a criar a sus hijos, y que con una edad avanzada vio a su hija estar involucrada en un caso penal.
El pasado 2 de mayo, con la campaña electoral en marcha, el fiscal especializado en Delitos de Lavado de Activos Enrique Rodríguez solicitó la reapertura del expediente por el caso Antel Arena. El pedido se dio después de que desde Antel alegaran que “habían quedado diligencias pendientes”. A principios de año, Lacalle Pou había pedido “agotar todas las instancias” sobre la investigación.
El precio de ser una persona pública
Con la política llegó también la dimensión de figura pública: la exposición, los insultos, los halagos, el amor y la violencia.
Cosse asegura que no le da “mucha bolilla” al hecho de ser una persona a la que gran parte de los uruguayos conoce. Dice que es por lo “tanto” que trabaja”, por sus equipos grandes.
“Eso es lo que me da tranquilidad, porque trabajás con equipos grandes; las decisiones tienen fundamentos. Las decisiones son fundamentadas, generalmente colectivas. A veces sin dudas hay definiciones mías, pero en el marco de haber elaborado y masticado los temas, hay momentos en los que defino. Pero después de que todos tenemos, más o menos, esos elementos. Se trabaja mucho, porque para decidir con intensidad tenés que trabajar mucho; porque, si no, tomás una decisión cada seis meses y eso es inllevable en la política ni en el gobierno”, dice. Entonces, intenta no mirar.
Cosse dice que tampoco lee los comentarios, de ningún tipo. “Si te fijás solamente en los halagos te generás una auto burbuja que es perniciosa para todos. No es como la realidad, no soy una persona que trabaja encerrada en un escritorio. Me parece bien que alguien me critique si me mira a los ojos y sostiene fundamentos. En los equipos de los que yo formo parte discuten, obviamente; yo soy una más”, dice.
De todos modos, la precandidata afirma que es “consciente” de las críticas que van contra su forma “ejecutiva”, esas que sostienen que Cosse va sola, que construyen su imagen negativa.
“Los que me conocen saben cómo tomo las decisiones; saben que muchas veces después de estar en un lugar de difícil decisión, y escuchar a todos, yo marco un rumbo, pero siempre estoy dispuesta a revisarlo. Lo que sí me parece bueno es tener una conducta: si vos en un equipo decidís vamos para allá y estamos de acuerdo, vamos; si alguien toma una definición distinta, tiene que avisar. Porque nos colgamos todos si no”, expresa.
La mente en blanco
En Uruguay, un país en el que las personalidades políticas circulan cual cualquier transeúnte, verlas en espectáculos públicos, en el cine, en el teatro, no es nada fuera de lo común. El caso de Cosse no es la excepción.
Además de la ingeniería y la política, la intendenta montevideana también tiene otros disfrutes: los libros, la música, nadar. Y un buen asado.
De esas actividades, hay una que la libera: el nado. Cuando está en el agua logra poner su “mente en blanco”.
“Es como cuando corrés, llega un momento en el que se te salta la válvula y se libera”, dice con metáforas de la física. Para Cosse, entonces, nadar “es dejar libre la mente”.
Incluso el nado la lleva a un lugar de consciencia que le ayuda a tomar decisiones, a resolver problemas, a, por lo menos, encontrarle “una punta”. “Por eso es un problema no nadar”, asegura.
La intendenta y aspirante a presidenta
En 2019, Cosse dejó atrás su camino como ministra para ir hacia el cargo más alto del Poder Ejecutivo: ser presidenta. Sin embargo, el electorado de izquierda no la eligió a ella, sino a Daniel Martínez. Ese año, el Frente Amplio perdió por primera vez después de 15 años. Cosse fue electa senadora, cargo que ejerció hasta que un año después se convirtió en intendenta de Montevideo.
La gestión municipal de Cosse, de algún modo, estuvo marcada por el enfrentamiento al gobierno de Lacalle Pou con medidas para combatir la pandemia, la sequía; las críticas de un lado al otro, el ida y vuelta; la basura; los espectáculos de artistas internacionales como Daniela Mercury o Lali Espósito; por el hecho de haber resurgido después de una dura derrota frenteamplista en las elecciones nacionales.
“La derrota del Frente Amplio nos pegó muy fuerte. Me pegó la derrota cuando iba por el interior, o pasaba por lugares y veía un liceo en construcción, o uno que yo sabía que antes no estaba ahí y era nuevo, o una escuela. Y sentía: esto no va a ser, y no fue”, dice Cosse.
Entonces, dice, cayó en la realidad: los proyectos que algún día fueron de su fuerza política dejaron de serlo.
Las últimas elecciones para Cosse fueron como la primera derrota que vivió en el 84, solo que esta vez conocía el sabor de la victoria. Lo más duro, cuenta, fue escuchar a las personas hablándole como si todavía fuera gobierno, negando una realidad que ya era noticia vieja.
Ahora, Cosse vuelve a las internas y pretende ser la candidata de su fuerza política. A pesar de recibir críticas de fuego amigo, a pesar de que las encuestas marquen que el ganador será Yamandú Orsi, a pesar de que cuestionen su forma de vincularse con el interior del país.
“Creo que es necesario transformar al Uruguay. He conocido la potencia y el entusiasmo de la gente cuando tiene herramientas transformadoras, cómo las abraza y cómo te devuelve mucho más. Y porque yo voy a dar todo de mí para que Uruguay se transforme”, asegura.
Por Valentina Temesio
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