Argentina posee varias características marcantes que la hacen un país único. La Iglesia Maradoniana, el peronismo y los alfajores más ricos del mundo son algunas de ellas. Ahora, a esta lista se suma el —dudoso— honor de ser plusmarquistas dos veces el mismo año de una disciplina no homologada por ninguna institución: la medición de alcohol al volante.
En mayo pasado, medios argentinos informaron que un joven de la localidad de Plottier, provincia de Neuquén, había batido el récord mundial de alcoholemia con una cifra descomunal: 5,79 gramos de alcohol. Para realizar la prueba, los agentes tuvieron que liberar primero al joven del interior del automóvil, que había caído dentro de una zanja.
Pese a sufrir algunos rasguños y contusiones, el alambicado conductor se negó a recibir atención médica y no colaboró con la policía.
La lectura del espirómetro se hizo viral en redes sociales, ya que se trataba de un récord mundial en la materia. Sin embargo, esa poco recomendable distinción no le duraría demasiado.
El pasado 7 de noviembre, la policía de General Roca, en la provincia argentina de Río Negro, recibió una llamada acerca de un automóvil que se movía de forma errática por las calles del barrio Bagliani.
Según informara Todo Noticias, testigos dijeron que el vehículo circulaba a contramano, anduvo un trecho por las vías férreas como si fuera un tren y estuvo a punto de atropellar a una niña.
Sobre las 23.30, los agentes localizaron y detuvieron la camioneta reportada. De un solo vistazo, los policías comprobaron que el chofer —cuya identidad no se divulgó— iba borracho, pero no soñaban con estar en presencia de un plusmarquista.
Al llevar a cabo la espirometría, comprobaron atónitos que el indicador alcanzaba los 6,2 gramos de alcohol. Incrédulos, los informados repitieron la prueba, con idéntico resultado: el récord acababa de ser roto, y otra vez era en Argentina.
Lo testimonios dijeron que, al momento de su arresto, el conductor estaba tan borracho que no podía articular palabra ni caminar, por lo que los oficiales tuvieron que cargarlo para meterlo en el patrullero.