La calificadora Standard & Poor’s (S&P) publicó un
informe este miércoles en el que indica que mantiene la calificación de BBB+/A-2
para Uruguay, la más alta de su historia, luego de la elección presidencial del
pasado 27 de octubre y a poco más de dos semanas del balotaje.
El grado BBB+ está dos escalones por encima del grado inversor, Uruguay lo mantiene desde abril de 2023 y se fundamenta, de acuerdo con la publicación, en “un PIB per cápita que sigue siendo el más alto de la región y un sólido perfil externo”.
Asimismo, “las calificaciones soberanas también reflejan la democracia estable y las instituciones políticas del país”. En este sentido, S&P espera que se fomente “una amplia continuidad de las políticas tras el cambio de gobierno”.
El no crecimiento de la calificación uruguaya responde a “la limitada flexibilidad fiscal del soberano”. “Aunque esperamos que los déficits se mantengan moderados, la depreciación nominal proyectada, combinada con una proporción significativa de deuda indexada y en moneda extranjera, probablemente resulte en un cambio en la deuda neta del gobierno general por encima del 5% del PIB entre 2024 y 2027”.
“Un amplio consenso sobre la dirección de la política apunta a una continuidad poselectoral, pero un Parlamento dividido podría desacelerar la reforma y la aprobación legislativa en general. Promover el crecimiento y reducir la inflación serán desafíos clave para la próxima administración”, señala el informe.
Igualmente, S&P habla de una “perspectiva estable”, reflejo de su visión sobre la “continuidad en las políticas económicas clave después de la reciente elección presidencial”.
Esperan que “las políticas fiscales prudentes y el crecimiento económico mantengan el déficit del gobierno general en niveles moderados y que la deuda aumente solo modestamente” y que “las inversiones moderadas, que representan el 15% del PIB, en diversos sectores de la economía, respalden un crecimiento del PIB de alrededor del 2,6% en 2025-2027”.
En este sentido, la consultora espera que 2024 termine con “un crecimiento económico del 3,1%”, frente “al 0,4% de 2023, gracias a un repunte de los sectores agrícola y relacionados tras la grave sequía del año pasado”.
De todas maneras, más adelante S&P habla de un posible “escenario negativo” de baja de su calificación a Uruguay en el caso de que “en los próximos dos años” el “desempeño fiscal se deteriora inesperadamente y el gobierno debilitara su compromiso de contener el déficit fiscal”.
“En este escenario, esperaríamos que la carga de deuda neta del gobierno general aumente muy por encima del 60% del PIB. Una trayectoria de crecimiento del PIB a largo plazo consistentemente más débil podría afectar la resiliencia económica y conducir a una calificación más baja”, agrega la consultora.
En cambio, para la mejora en la calificación actual en los próximos dos años S&P considera que Uruguay necesita “una consolidación fiscal más fuerte de lo esperado y un historial más prolongado de menor inflación”.
“La desinflación podría respaldar una trayectoria de deuda más estable, reducir significativamente las rigideces económicas como la indexación y ayudar a expandir el crédito al sector privado”, sugiere el informe.
En este sentido, S&P dice que esos desarrollos “podrían acelerar el crecimiento económico por encima de nuestros supuestos del caso base, mientras que un sistema financiero más profundo y bien capitalizado promovería la intermediación financiera y fortalecería la flexibilidad monetaria de Uruguay”.
“Los resultados de la primera vuelta de las elecciones del 27 de octubre apuntan a una segunda vuelta competitiva para las elecciones presidenciales el 24 de noviembre. El candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, quedó en primer lugar con casi el 44% de los votos, seguido por Álvaro Delgado del Partido Nacional (aproximadamente el 27%) y Andrés Ojeda del Partido Colorado (16%)”, describe.
“Independientemente del resultado, no esperamos un cambio significativo en la dirección de las políticas, ya que las diferencias en materia de política económica entre los partidos son estrechas, especialmente en comparación con otros países latinoamericanos”, expresa el análisis.
A continuación, menciona “la derrota del plebiscito de la seguridad social” y expresa que esta “ilustra el rechazo de los uruguayos a las políticas extremas, así como el espacio limitado para los outsiders en su bien establecido sistema de partidos”.
A pesar de estos desafíos, esperamos que una variedad de proyectos de menor escala en los sectores inmobiliario, de TI y agroindustrial sostengan el crecimiento económico en línea con los de pares con un nivel similar de desarrollo económico.
“La sólida posición externa de Uruguay sigue siendo una fortaleza crediticia clave. La recuperación de las exportaciones agrícolas después de la sequía de 2023 y la incorporación de la producción de la planta de celulosa UPM2 aumentarán el superávit comercial al 3,8% del PIB desde el 2,8% en 2023”, sentencia el informe.