Los bancos privados están en medio de una negociación con el gobierno y la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU) para lograr un rescate de la Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias, en una salida con un costo estimado de unos US$600 millones.
En un contexto donde el plazo legal límite de octubre para aprobar el rescate está cada vez más cerca, la Asociación de Bancos Privados del Uruguay (ABPU) envió en las últimas horas un comunicado a los funcionarios de distintas entidades financieras. Allí volvió a plantear la posición de la gremial en favor de una solución “de fondo” a la crisis que atraviesa la Caja Bancaria, y no de “un mero parche financiero”.
En el escrito, además, la ABPU señaló “dos problemas que están dificultando encontrar una solución”. Por un lado, dicen los bancos, “la magnitud de los fondos requeridos para rescatar a la Caja Bancaria se volvió tan importante que no resulta fácil llegar a un acuerdo para su financiamiento”. Por otro, evaluó la gremial, “la inminencia de la necesidad de recursos adicionales” lleva “a tener que hacer una reforma 'con el agua al cuello'”, lo que quita margen para soluciones graduales.
Los bancos aseguraron que en el marco de las negociaciones “se comprometieron a aportar varias decenas de millones de dólares adicionales, a condición que se logre un camino de sustentabilidad para la Caja” para “evitar” en unos años deber buscar “otra solución a un nuevo desfinanciamiento”. También recordaron que en el régimen general el aporte patronal es de 7,5%, pero en el caso de los bancos es de 25,25%, a lo que se suma la Prestación Complementaria Patronal (PCP).
La PCP es justamente uno de los principales puntos de debate con AEBU. El sindicato planteó en el marco de las negociaciones que esa partida sea de 4% por 10.000 del activo registrado contablemente, mientras que desde 2008 lo que aportan los bancos es 2,5%. Las instituciones privadas rechazan esto.
En el comunicado a sus empleados, los bancos privados también señalaron que en los últimos cinco años la Caja Bancaria acumuló un resultado negativo de US$ 285 millones y que la proyección de déficit “para los próximos años” ronda los US$1.000 millones.
Por eso, entiende la ABPU, se trata de un problema estructural y no financiero.
Los bancos advirtieron a sus empleados que la situación lleva al desafío de adaptar las relaciones laborales “al mundo actual”.
“A lo largo de los años se ha creado un sistema laboral rígido, que atenta contra la generación de empleo y la meritocracia, y genera problemas de incentivos y de equidad”, señaló el comunicado. “Un sistema donde gran parte de la compensación está vinculada al mero paso del tiempo, lo que desmotiva a quienes más se esfuerzan y que, junto a los elevadísimos aportes jubilatorios, deriva en costos laborales tan altos y artificialmente desacoplados de la productividad que desestimulan muy fuertemente la contratación en el sector bancario. Ello deriva en menor empleo en la banca, lo que atenta contra la sustentabilidad de la Caja Bancaria”, agregó la ABPU.