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CON MARCO TORTAROLO

Malpaso

Hace cinco años, MALPASO era un trío que transitaba un rock crudo, con influencias de Nick Cave y Tom Waits, con mucha rabia y escasez de recursos. Hoy, con idas y venidas de músicos e influencias, es un sexteto entreverado donde confluyen Alfredo Zitarrosa y Antonin Artaud, la cumbia, el bolero y Emir Kusturica, la Biblia y el calefón.


Nuestra triste alegría


MALPASO va a tocar en unas horas, y hay que cargar la camioneta. Mauri, amigo de la banda, llega con el tiempo justo, la Chevrolet del 55 repleta de fierros, a levantar los equipos. Desde el tercer piso de un edificio de la Ciudad Vieja, y todo por la escalera, los tipos van bajando los equipos viejos, los instrumentos y la modesta parafernalia que despliegan en escena. No hay plomos, no hay groupies, no hay fans. A pulmón. Horas después, delante de unas proyecciones alucinantes, la banda dará calor a los apiñados concurrentes de su show. Fervor y cerveza.

-Andrés, bajista de Malpaso, me decía el otro día que eran una banda casi indigente...

-Sí, la precariedad es el pan nuestro de cada día, en lo que hace a recursos materiales, en ese sentido sí; en el sentido más conceptual no, para nada. Lo que pasa es que algunos baches se tapan con amor; los tipos que vienen y pasan películas, son fanáticos que están locos, y trabajan por amor; probablemente dentro de un tiempo se aburran y se vayan con otra.

-En Malpaso hay una cierta influencia de géneros musicales que, quizá, son ajenos al rock, o al menos a los parámetros dentro de los que se mueven los grupos del estilo. Cuando hacen boleros, por ejemplo, no hay una postura ni chistosa, burlona del estilo, ni tampoco se lo toma desde un ángulo purista...

-Es respetuoso. Hay, si querés, un toque de humor negro, que nunca viene mal, pero hay una reformulación. Yo sí escucho boleros, y me crié escuchando tangos y boleros, quizá tenga más tangos y boleros escuchados que rock. Un día nos avivamos de que teníamos ganas de hacer ciertas cosas que de repente en el formato rock no están bien vistas y resultó que estaba bárbaro, que nos gustaba, que en realidad es parte de nuestra memoria y nos hicimos cargo de ella; de nuestra memoria musical, que está llena de cosas vulgares , berretas. Entonces aparece el bolero, la cumbia. Hay canciones nuestras que son subliminalmente cumbias, en el ritmo son, subterráneamente, cumbias, y sin embargo parecen rock, como 8 Orquestas 8 (de Demoliciones). No sé; dejamos que fluya nuestra memoria, no tiene más misterio que ese. No me interesan mucho las clasificaciones, de todas maneras. A veces lo terraja puede ser cool . Hay una tendencia emergente a nivel mundial en la cual MALPASO calza perfectamente; seguramente en cualquier ciudad de mediana importancia debe haber una banda trabajando lo terraja , lo vulgar; explotando su memoria enturbiada, misturada de mala forma con el rock. Creo que existe sí esa tendencia, de una forma lateral, o en desarrollo, que no es la tendencia imperante pero aparece como una presencia permanente, hay conexiones con cosas de todas partes, que comparten un concepto parecido.

-Sin embargo hay un desprendimiento de esos ritmos, o de esa cultura, en el plano lírico. Convengamos que las letras de MALPASO no son las de las cumbias de los 60 ...

-Ah, no, en las letras hay mucho laburo; ojo, en la música también. Hay influencias de todo. Para mí la clave de escribir letras es tirar mucho papel a la basura. Me han dicho que hay mucha visualidad en las canciones, y está bueno eso.

-¿Viene por el lado del cine?

-No, si yo voy a ver una película cada cinco años (se ríe).

-¿Y cuál fue la última película que viste?

-El documental de la banda de Kusturica, Super 8 Stories . No porque no me guste el cine, sino porque me queda lejos, yo qué sé, porque soy un indigente (risas).

En el intervalo del show, Marco se encaja un vestidito de lentejuelas y una peluca fucsia. Buen lomo , sentencia una amiga; qué asco , vomita mi acompañante. El tipo suda dentro de esa ropa prestada, y canta hasta emocionar, y emocionarse. Un gaucho, en el culo del mundo, drinkin the mate.


-¿Hay una intención de travestir los géneros que interpretan?

-Cuando escucho la palabra milonga saco la Lugger, dijo Goebbles. Me encanta la milonga, pero a la pobrecita le han dado tanto palo... Nosotros hacemos milongas, no sé si milonga en serio , tal vez sea una caricatura de milonga, una milonga cómica. Eso de tavestir está bueno; es como cuestionar el paradigma; yo puedo salir a tocar de saco y corbata o con un vestido de lentejuelas. Es una caricatura; The Last Gaucho (de Demoliciones ) es eso; es un esqueleto de milonga. Pero la letra en spanglish, y la música; vos ves un guitarrero de milonga y toca en serio, lo nuestro es un chiste; y tenemos otras milongas, pero son de dibujito .

-Van a tocar ahora con Pequeña Orquesta Reincidentes, de Argentina... ¿qué tienen en común con ellos?

-Reincidentes es una GRAN banda. Son muy finos, tienen muchos años más que nosotros de trabajo; son como nuestros hermanos mayores, y tienen un parentesco, y también su distancia con nosotros; no es lo mismo. Reincidentes creo que es un concepto más pulcro, por ahí MALPASO es mucho más rock, ni para bien ni para mal, pero es diferente. Nosotros trabajamos más la mugre musical, una veta más sucia, y quizá más abierta en términos de estilística. Reincidentes, y no sé por qué estoy comparando, me parece que tiene mucho más definido y acotado su campo a través de un proceso de depuración.


-Hay un concepto presente en muchas de las canciones de Malpaso que es el del Tony Park...

-Sí; el Tony Park es algo que es común a nuestro pasado de guachos del suburbio pobre. El Tony Park es una feria de atracciones mecánicas que va por los barrios periféricos y los pueblos de los que venimos, y lo empezamos a trabajar como concepto general para un disco; hay unas cuantas canciones que dialogan entre sí, personajes que aparecen en el Tony Park y que desarrollan su drama y sus conflictos dentro de esa geografía. En realidad el Tony Park funciona como geografía y como metáfora; la geografía es el pueblo, el barrio, y es la metáfora de nuestra condición patética, de nuestra triste alegría. Eso es. No es una visión idílica ni nostálgica. Detesto la nostalgia; no me interesa la nostalgia de mi infancia; mi infancia fue una porquería, no es un lugar al que quiera volver. Dice Artaud que la única patria verdadera es la infancia, pues para mí la patria es un desastre. El Tony Park es una metáfora del fraude humano.


-¿Es una crítica social?

De algún modo le rendimos homenaje a nuestra memoria, no tenemos nada que ver con la canción comprometida, con el realismo social , y sin embargo no creo que MALPASO sea una banda que esté en las nubes . Y no somos frívolos, tal vez hasta seamos demasiado solemnes. Es serio. Yo cuando pinto cuadros me cago de la risa, porque pinto unos macacos inmundos con colores forajidos, impresentables, y te juro que me río mucho. Pero cuando hago canciones no me río, me lo tomo en serio, hasta cuando tomo una veta irónica. Pero con la canción comprometida casi siempre pasa que hay una subestimación de la inteligencia del escucha, en aras de que el mensaje se divulgue. Una canción te puede cambiar la vida, pero no el mensaje de la canción, sino el contexto en que la escuches. Además me preocupa mucho la coherencia, no sé por qué, por ahí es un prejuicio, pero veo que los tipos que tienen un discurso de protesta no son después tan consecuentes con ese discurso. Yo hago canciones de amor, si mañana me voy a vivir a un barrio rico no voy a estar defraudando a nadie. Nadie se puede sentir estafado. Creo que el panfleto es para la barricada, y nosotros no estamos ahí. Sin embargo en nuestras canciones hay una crítica a la cultura en la que vivimos, una crítica al espécimen humano como fraude, una crítica de las máscaras. Como yo vivo preguntándome todo, en las canciones lo que hago son preguntas.


-¿Y conseguís respuestas?

-No, para nada. La condición humana es una pregunta permanente. Decía Aldo Rico que la duda es la jactancia de los intelectuales...

-¿Y Aldo Rico es una influencia?

-No, no (risas) La duda es una influencia permanente.


Cuando termina el show, saludos, abrazos y brindis. Luego, tambaleantes y eufóricos, cargan otra vez la camioneta. La metáfora vuelve, entonces, y el Tony Park se va del pueblo. La única certeza es que, casi seguro, siempre regresa.

* Malpaso está integrado por Marco Tortarolo en guitarra y voz, Andrés Churrut en bajo, Alejandro Cabrera en batería, Joaquín Fernández en piano, sintetizador, acordeón y trompeta, Jorge Dutra en saxo tenor e Ignacio Irigaray en guitarra acústica. Tienen editados dos discos de manera independiente: Hard in the Kaos (2000), y Demoliciones (2002), y planean la edición de El Tony Park ha vuelto al pueblo . Se presenta el próximo 11 de junio en Sala Zitarrosa junto a Pequeña Orquesta Reincidentes.