Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti
Federico Buysán (52) está en la cresta de la ola. Pero no es nuevo, hace rato que goza de popularidad y credibilidad por sus opiniones fundadas en fútbol y básquetbol. Incluso, este periodista deportivo ha demostrado otra virtud: la versatilidad. En canal 12 integró Día perfecto, luego condujo Verano perfecto (que no se circunscribió a una temporada estival) y luego Todos contra mí, un programa de entretenimientos. Es más: una idea suya al oído del productor Diego Sorondo terminó en una obra de teatro con periodistas deportivos y él sobre las tablas.
Por estos días, Buysán fue noticia por un pase que hizo ruido en el ambiente periodístico: tras 27 años —toda una vida— dejó la Sport 890 para pasarse a El Espectador, una radio que el grupo Magnolio transformará en 100% deportiva. Sobre ese pase, incluso, hubo trascendidos que pusieron en la trama a varios actores: el grupo Magnolio, Buysán, Rodrigo Romano y hasta Luis Suárez como mecenas, y la idea de que este grupo empresarial irá por los derechos de televisación del fútbol uruguayo, algo que él califica de “disparate”.
Buysán, quien reconoce haber sido hincha de Nacional, sostiene que el ejercicio del oficio durante tres décadas ha hecho que hoy no sufra si el club tricolor pierde y, sobre todo, se dice hincha de su trabajo y del análisis que él elaboró en los días previos a un partido importante.
También opinó sobre la denuncia de algunos clubes de un faltante de 16 millones de dólares en los balances de la AUF. “Si mañana la Justicia confirma que faltaron 15, 10 millones o un millón de dólares, no puede quedar nadie de los denunciados en la Asociación Uruguaya de Fútbol, sea quien sea. Ahora, si la Justicia también determina que los clubes se equivocaron, esos clubes seguirán perdiendo su credibilidad en el medio, como ya la han perdido en otras denuncias, que terminaron perdiendo. En esto hay que esperar a la Justicia”, dijo.
¿Es verdad que de chico querías ser médico, por la influencia de tu abuelo paterno?
Sí, sí. De hecho, me anoté, hice sexto de medicina. Ahí me di cuenta de que la medicina me gustaba mucho por mi abuelo, que era mi ídolo y lo admiraba, era un grado 5 en Neurología. Viví con él muchos años también. Pero casi cuando estaba terminando sexto, ya me metí a trabajar en radio y me di cuenta de que me fascinaba, que era mi vocación.
Como periodista deportivo, tengo entendido que sos el típico futbolista frustrado. Eras 9 goleador de gurí en el Lawn Tennis, ¿no?
En el Lawn Tennis hice muchos goles. Y sí, de mi categoría era el goleador seguro. Estuve en varias selecciones de baby fútbol, la liga del este; yo jugaba arriba, de 9. Cuando terminé el baby fútbol, probé formativas en varios equipos. Tuve varias experiencias de ir a pruebas de aspirantes que eran salvajes.
Hay una anécdota famosa: te fuiste a probar a Defensor Sporting con Paolo Montero, vos quedaste y Paolo no…
Sí, esa siempre la contamos porque es curiosa, pero pasó porque las pruebas de aspirantes antes eran distintas a las de ahora. Te ponían a jugar un partido 11 contra 11, y si vos tocabas una pelota o tenías la suerte de meter una pelota en el palo, ya quedabas para la práctica siguiente. Y eso me pasó en Defensor: metí una pelota en el palo, y me citaron para la práctica siguiente. Y, de hecho, no fui al otro día, porque me embolaba ir solo hasta Pichincha. Ya vivíamos en Pocitos, fuimos tres amigos y quedé solo yo. Y al otro día no quise ir solo hasta allá. Me encantaba jugar al fútbol, pero no tenía cabeza de jugador.
“Yo llamaba al teléfono fijo de cada persona. De hecho, sabía los números de memoria del contador Damiani, de los jugadores, de los técnicos. Era divino. No había la inmediatez de hoy con las redes”
Y después sí fui a Miramar [Misiones] porque me quedaba cerca, aunque después entrenábamos en Basáñez. Me tenía que tomar el 427 y bajarme ahí en Euskal Erría, y lo hice un par de años más. Después, en varias pretemporadas, ya me di cuenta de que quería encarar más para el periodismo deportivo.
¿De qué laburaste antes de entrar a los medios?
De todo. Fui cadete de una agencia de publicidad, tuve un reparto de huevos, vendía en los almacenes de Pocitos en un Fiat 147, le daba vuelta los asientos para poder meter varios cajones. Una vez, iba con mi hermano y chocamos. Se rompieron todos los huevos… Me metí abajo de un carro de caballos que estaba parado en doble fila. No lo vi… Me metí abajo, rompí todos los huevos. Un desastre… Después trabajé en una inmobiliaria con mi hermano, tuve un kiosco. Empecé a laburar de chico, te diría que con 16, 17 años. Y mientras trabajaba, trataba de siempre hacer algo más.
Después de un inicio como planillero en CX 42, ya más en serio empezaste en tareas de producción en Hora 25 de radio Oriental, todo un semillero de periodistas deportivos. ¿Cómo recordás esas épocas?
Mi primera experiencia fue en [radio] Imparcial, un programa al mediodía, con algunos amigos, como Diego Schaffer. Hicimos un programa que se llamaba Almorzando con el fútbol, íbamos los sábados al mediodía. Y después Daniel Bianchi, que me conocía del básquetbol, de CX 42, me dijo: “Hay una prueba para hacer canchas en Hora 25”, y Hora 25 en aquel momento era supremo, era como hoy cualquier radio deportiva. Fui a hacer la prueba y ahí empecé a cubrir canchas y a hacer producción en Hora 25.
¿Cómo recordás esa época del periodismo deportivo? Era muy distinto a hoy, porque, para empezar, era mucho más fácil entrevistar futbolistas…
Era muy distinto. Yo llamaba directamente a la casa de las personas, al número de teléfono fijo. De hecho, sabía los números de memoria del contador [José Pedro] Damiani, de los jugadores, de los técnicos de aquella época. Era llamar y ya sabías que te atendía la señora y te pasaba con Damiani, por ejemplo. Era divino. No había la inmediatez de hoy con las redes, vos la información la tenías que buscar directamente con el protagonista. No había de dónde sacarla. Podías, sí, apelar a un diario, pero al diario papel, que llegaba de mañana. Entonces teníamos otra dinámica, lo que te permitía laburar de otra manera. Me acuerdo que teníamos un fax y nos iban entrando las noticias internacionales, y ahí cortábamos los teletipos para leer títulos de Argentina o de Europa.
Es sabido que eras hincha de Nacional, como lo fue toda tu familia. Incluso, hasta te probaste en las inferiores del club tricolor. Vos mismo recordaste en 2021 en Abran cancha de FM Del Sol que con el paso del tiempo fuiste perdiendo fanatismo. “Hoy me da exactamente lo mismo”, dijiste. Y agregaste que, al conocer el fútbol por dentro, perdés todo tipo de pasión. ¿Cómo es eso?
No gasto a nadie y nadie me gasta por fútbol, no participo en los grupos de WhatsApp cuando se pelean por fútbol. Si hay un gol nadie te lo manda y te lo dedica vos (te digo nadie de mis amigos o de mi familia), eso te aísla. Hace 30 años no puedo gritar un gol, no me sale gritarlo, eh. Yo soy hincha de mi opinión y de mi carrera, soy hincha de mi laburo. Si yo estoy jugado a que veo mejor a un determinado equipo, y lo vengo marcando en la semana, y después el fin de semana la realidad me lo ratifica, mucho mejor. No voy a ir contra mi trabajo. Si realmente está mejor Nacional, yo doy mi opinión previa; si después gana, me siento tranquilo con el análisis que hice. Yo he viajado un montón con Peñarol y con Nacional. A veces tengo mejor trato con la gente de Peñarol que con la de Nacional, o viceversa, depende mucho de quién sea el técnico, quién sea el presidente, y eso te acerca o te aleja muchas veces en las posiciones, y hasta en los resultados que vas teniendo.
“Magurno se me vino arriba a dedicarme la victoria, y entonces se me vino toda la gente de Magurno atrás. Si no fuera por el Fefo Ruiz, me hubieran matado. El Fefo me salvó. Era joven y fui a denunciarlo a la comisaría”.
El Quinquenio de Peñarol (1993-97) ¿lo sufriste? Digo porque eras joven y recién estabas arrancando en el periodismo deportivo...
Ahí ya estaba laburando, pero estaba empezando. Seguramente lo tengo que haber padecido, dado que todavía estaba saliendo del cascarón del hincha hacia el comunicador. También ya estaba laburando, entonces seguramente tengo que haberlo podido vivir de otra manera: tener que controlarme, tener que estar muy atento a todo lo que en ese momento me pasaba. Pero hay algo en lo que resisto archivo: no tengo ninguna foto con una camiseta Nacional ni de niño, le he preguntado a mis padres y no; nunca hubo una foto con una camiseta. Si alguien la tiene, que me la pase.
Te recuerdan, cada tanto, que publicaste en la publicación partidaria Decano…
Sí, pero esos artículos fueron como mi primer laburo. Y lo hice porque Nicolás Teijeiro era un amigo mío de Trouville, y me invitó a laburar. Me pareció buenísimo hacerlo, y lo que hice como algunas notas que uno hace para arrancar, y fue pago, no fue honorario. Como también lo hice en Dale rojo, en Trouville, una audición que yo gestioné; yo ya laburaba en el básquetbol y gestioné hacer eso. Me pareció una manera divina de arrancar en periodismo. Después me di cuenta de que quería hacer mucho más. Y fijate que me ha pasado tener que comentar a Trouville toda la vida, verlo ir al descenso, ser campeón de liga, lo comenté cuando fue campeón de Liga Uruguaya. Fue una emoción para mí, y trataba de separar cuando jugaba bien de cuando jugaba mal, cuando armaba lío y cuando no.
Choques, confrontaciones por tus opiniones has tenido unos cuantos. ¿Cuál fue el más fuerte? ¿El que tuviste con Óscar Magurno, que se te fue arriba al terminar un partido y a quien fuiste a denunciar en una comisaría?
Capaz que sí por mi edad, por las consecuencias. Eso fue por el año 98. Fue en la época que Magurno como presidente de Welcome. Yo era periodista de La República, yo estaba cubriéndolo para el diario La República y, paralelamente, en la audición del mediodía, tenía opiniones muy fuertes sobre la conducta que tenía Magurno en algunos partidos, y su influencia. Cuando terminó una final que Welcome le gana a Cordón un Campeonato Federal, Magurno se me viene encima. Yo estaba trabajando para la televisión, en ese momento para [la señal de cable] TVC. Era el comentarista de TVC con Óscar Rodríguez, hoy fallecido. Y se me vino arriba a dedicarme la victoria, y arrastraba gente, entonces se me vino toda la gente de Magurno atrás. Él me señalaba con el dedo y me llegó a tocar. Me apuntaba con el dedo, y eso no me molestó, me molestó todos los que vinieron atrás de él… Si no fuera por el [entonces basquetbolista Wilfredo] Fefo Ruiz, me hubieran matado. El Fefo era mi ídolo basquetbolístico, se la jugó en ese momento, y me salvó.
Yo era un chiquilín. Yo pedí una opinión y me sugirieron que hiciera la denuncia. Y la hice; salí del Cilindro municipal a hacerle la denuncia a la comisaría. Un angelito… Hoy no lo haría, no lo haría. Y en el momento no puse en contexto que Magurno era candidato a la Intendencia de Montevideo por el Partido Colorado. Llegué y digo: “Vengo a denunciar a Óscar Magurno”, el policía me miró raro y me tuvieron como 20 minutos esperando. Tuvieron que despertar a Guillermo Stirling, que era el ministro del Interior, para decirle que alguien quería denunciar a Magurno. Stirling les dijo que sí, que me tomaran la denuncia. Y después, bueno, hubo varios días de incomodidad. Yo no me di cuenta de las repercusiones que eso podía tener. Eso salió como noticia en La República, que lo puso en la tapa. Se generó todo un tema mediático en el que no me gustó estar a esa edad.
“Las generaciones anteriores estaban llenas de abogados, que andaban todo el día de camisa y corbata: Delbono, Etchandy, Da Silveira. Siempre tenían una rigidez, como que hacían eso y nada más. Los que vinimos después nos animamos a dar otros pasos”
Después, el Vela [Edward] Yern y el Toto hicieron de mediadores y organizaron una reunión. Estaba el exministro [de Educación y Cultura, Leonardo] Guzmán, era el abogado de Magurno, y fuimos a una reunión donde la idea era mediar. Se esperaba que Magurno me pidiera disculpas. Empezó la reunión y Magurno dice: “Yo no le voy a pedir nada disculpas”, y me empezó a carajear. Le dije al Toto: “Vámonos, entonces”. Ya nos levantamos para irnos, y ahí Leonardo Guzmán le dijo: “Espere. Óscar, tranquilícese”, y ahí medio que sacó una carta como pidiendo disculpas. Mirá que yo era de los pocos que le podía hacer notas, pero se ve que una crítica mía lo había ofendido mucho.
En algún momento dejaste de ser solo un periodista deportivo para ser un comunicador completo, cuando integraste Día perfecto, después Verano perfecto y también Todos contra mí. ¿Te sentiste cómodo desdoblándote en otro rol?
Sí, me gustó mucho el desafío, porque salía de lo natural. Siempre entendí que el periodista deportivo está hablando de fútbol y es un entretenimiento. Acá como que siempre se le da un toque más serio, capaz que porque las generaciones anteriores estaba llena de abogados, que andaban todo el día de camisa y corbata: Ariel Delbono, Alfredo Etchandy, Jorge da Silveira, Amadeo Ottati, toda esa generación. Siempre tenían una rigidez, como que hacían eso y nada más. Me parece que hay una generación, la posterior, que venimos nosotros, incluso con Alberto Sonsol y Sergio Gorzy, que nos animamos a dar otros pasos. Pero, además, los medios nos buscaron. No es que nosotros golpeamos la puerta. Los medios vieron un tipo de periodista deportivo que rompía un poco el estereotipo de solo ser alguien que pudiera hablar de fútbol o cubrir Juegos Olímpicos, para animarse a traspasar un poco la pantalla con otras cosas. Ahí surgieron esas posibilidades, y en todas me sentí recontra cómodo.
En Día perfecto conociste a tu esposa, Cata Ferrand. ¿Quién es tu esposa?
Una persona que a mí me ha ayudado muchísimo, pero fundamentalmente una gran mujer, una persona absolutamente positiva todo el día, alegre, que no para, que en el día hace 200 actividades porque está todo el día palo y palo. Siempre tiene un minuto para alguien que la precisa o que no la precisa, pero ella pasa. Es el sostén de mi casa hoy en día, de mi familia. Es el corazón de la casa, porque es la que está todo el día con mis hijas, con el perro, con las tareas del hogar. Conocerla fue descubrir una persona que tenía una energía increíble. Yo creo que somos complementarios, porque yo también soy de empujar permanentemente para la familia.
Hablemos un poco de fútbol porque, aparte, las fuertes declaraciones de Luis Suárez fueron en entrevista contigo y con Rodrigo Romano en DSports. ¿Sos de los que cree que Suárez no debió hablar porque los trapos se lavan en casa, o estuvo bien en hacer saber las cosas que habían pasado en la Copa América, para que se puedan corregir?
Lo primero es que Suárez ya había hablado (adentro) con [Marcelo] Bielsa, con [el presidente de la AUF, Ignacio] Alonso y con [el director de selecciones nacionales Jorge] Giordano, y con sus compañeros. El ambiente del fútbol entero sabía esto, era vox populi. Acá lo que termina ocurriendo es que una vez que Suárez vino a Nacional se generó una grieta con él, la de Peñarol-Nacional. Entonces hoy mucha gente de Peñarol le pasa factura por eso. Que Suárez pudo no ser tan preciso en los detalles, yo creo que sí, pudo cuidar eso. Si Suárez lo expone es porque ya había compañeros que estaban a punto de explotar y que ya no bancaban más, pero no tenían el recorrido, la espalda de Suárez, como para salir a decirlo públicamente. Y él dijo: “Voy a dar el paso yo, porque tengo la espalda para hacerlo, porque tengo mi historia en la selección, porque hablé con todos y nadie me dio bola, y tengo que marcar que algo mal hay”.
Pudo haberse cuidarse un poquito en no dar tantos detalles, pero si hay algo que yo le reconozco a Suárez es que siempre fue un tipo muy auténtico y muy natural. Y por eso los errores que ha cometido. Pero también, por eso, sus grandes victorias, porque siempre fue de corazón abierto. Y yo prefiero siempre la gente que me hable a corazón abierto y que me diga lo que piensa, aún equivocándose. Caerle por eso me parece un poco ingrato.
¿Y qué opinión tenés de Bielsa, como entrenador y como administrador de un grupo humano?
Como entrenador me encanta, me gusta. Me encantó el primer inicio de él. Me pareció siempre un gran nombre cuando lo trajeron. Siempre me sedujo a la posibilidad de que llegara, por la propuesta de juego, porque me parece un tipo que nos iba a poder hacer protagonistas. Ya sabía que nos íbamos a encontrar con una persona polémica, porque lo seguí toda su carrera en el exterior, sabía que iba a haber un montón de elementos para chocar con Bielsa, y más en un país tan chiquito y tan cerrado. Entonces íbamos a tener esa disyuntiva desde la parte humana y desde sus declaraciones. Pero pensé que se iba a llevar un poco mejor con los jugadores, pensé que iba a ser más más inteligente en el manejo de la relación humana.
Él es un líder, por su capacidad para poder convencerlos en juego. El jugador sabe que Bielsa le da todas las herramientas para romperla en la cancha, y lo vuelve loco con conceptos. Y te dicen: “Qué fenómeno, cómo me dice estas cosas y después pasan”. Pero le falta esa cercanía humana, esa empatía. Yo no lo veo, porque no estoy todo el día ahí adentro, pero sí hablo con todo el mundo y creo que le faltó tener gente a su alrededor que lo ayudara en esa tarea: el director deportivo, los profes, los ayudantes. Él puso profes muy jóvenes de mucho talento, [Diego] Estavillo y [Santiago] Ferro, pero quizás la figura de Bielsa también les pesó demasiado. Él tuvo otros profes antes y eran tipos que le zurcían toda la parte humana, que a Bielsa le faltaba. Pero lo banco desde su propuesta de juego.
¿Hay una “operación rescate” a Nacional, como denunció Ignacio Ruglio, el presidente de Peñarol?
No, me parece que le queda cómodo decirlo. Sí creo que los árbitros se han equivocado, pero yo hablo mucho más con los jugadores y los entrenadores que con los dirigentes, y todos me dicen que los jueces uruguayos son de lo mejor de América. Cuando van a Ecuador, a México, a esos lugares, ves cosas terribles. Después, estamos en un recambio. Yo creo que Alonso es el talón de Aquiles que tiene como presidente de la AUF, no tengo dudas, porque Alonso se inmoló por Marcelo De León [director del Colegio Árbitros] por sostener a alguien que lo apoyó en el acto eleccionario. Y lo dejó demasiado tiempo, aparte se nota que hay algunas falencias en el arbitraje, eso está claro.
“No me parece que haya una ‘operación rescate’. Peñarol se peleó con la AUF, se pelea con los árbitros, se pelea con Nacional, se pelea con la Conmebol. Si vos estás distante de todo el mundo, es bravo zurcir. ¿Están todos contra vos o sos vos el problema?”
Pero no me parece que haya una “operación rescate”. Peñarol se peleó con la AUF, se pelea con los árbitros, se pelea con Nacional, se pelea con la Conmebol. Si vos estás distante de todo el mundo, es bravo zurcir. ¿Están todos contra vos o sos vos el problema? ¿O te queda cómodo ponerse en ese perfil? Peñarol en los últimos cinco campeonatos ganó uno. ¿En todos los árbitros incidieron? En los últimos cuatro años puede ser que en algún partido puntual, sí, pero hay [errores arbitrales] para los dos lados.
Te despediste de Sport 890 tras 27 años. Es toda una vida en una empresa. Vos mismo decías que llegaste soltero y sin hijos, y en el medio te enamoraste de dos mujeres y tuviste hijos con ambas, y todo eso mientras seguías yendo a la misma radio. ¿Te costó tomar la decisión de aceptar la oferta de El Espectador?
Esto tiene un capítulo previo. El grupo Magnolio ya me había venido a buscar hace siete años, en el 2017. Yo nunca lo había contado, porque me parecía que no daba. Yo tuve dos ofertas para irme a la radio: en 2017 por el grupo Magnolio y antes, en 2014, también para venir a El Espectador cuando estaban [Julio] Arocena y otra gente en la conducción de la radio. Nos juntaron a mí y a Martín Charquero para ir juntos como comentaristas a El Espectador, y nos hacían una propuesta económica que era el doble de lo que ganábamos en Sport. El doble. Y, después de pensarlo, nos sentamos con Martín, lo analizamos juntos y llegamos a la conclusión de que no, de que teníamos que seguir apostando por el proyecto de radio donde llevábamos 3 o 4 años juntos como comentaristas.
Después, en 2017, cuando ya estaba Magnolio, me vino a buscar Iñaki [Abadie] —yo soy muy amigo de Horacio, el hermano, es el padrino de mis hijos, y a Iñaki lo conozco desde que tiene 3 años, lo vi crecer—. En el 2017 me llama Iñaki para una reunión, y me dice: “Queremos armar una radio deportiva, con Sonsol y contigo”. Y me sacudió. Me hizo una propuesta, lo pensé, pero yo estaba muy cómodo en Sport. Estábamos en un buen momento de la radio, con Martín [Charquero] en el comentario; estábamos muy firmes, liderábamos. No me pareció oportuno, y la radio deportiva no se hizo.
Y ahora hace dos meses me vinieron a buscar nuevamente. Fuimos al mismo lugar donde nos habíamos juntado en 2017, y en ese momento me dijeron: “Fede, ahora sí. La radio la hacemos solo si venís vos. Si no venís, apuntamos para otro rumbo”, me dijo, porque ya tenían decidido un plan B. Y la verdad es que me agarran en otra etapa. Las cosas que me dijeron me fueron convenciendo, empezamos a coincidir en un montón de nombres de gente, de equipos, de cómo armar la radio, de los objetivos que ellos querían… Querían no solo tenerla en AM, en FM, en streaming, generar un canal de televisión abierto a todo trapo, y la verdad que me fue gustando, porque yo creo que también el periodismo va para ese lado. Me proponían algo moderno, donde yo podía estar recontra cómodo, querido, donde me sentí buscado. Todo me convenció. Me tomé una semana, me fui de vacaciones a Punta del Este con mi familia, lo pensé, y decidí aceptar.
Yo no negocié con Sport. Yo podía haber ido a pedirle más plata a Sport para quedarme. Y de hecho me lo reclamó Fernando Coelho, el dueño de la radio. “¿Cómo vos, después de 27 años, no me das la chance de empatar la oferta?”. Yo podía haber sacado más plata de los dos lados, y no busqué eso. Incidieron las cuestiones personales, las profesionales, el proyecto, el equipo que yo podía armar, compañeros que yo iba a pedir para que me acompañen… Le vi todo un montón de cosas que sacudían el medio. Y me encantaron.
Hubo versiones periodísticas de que Luis Suárez pondría dinero para la nueva radio El Espectador en versión deportiva, que la nota que le hicieron formaba parte de una “cama” para echar a Bielsa, y que el grupo Magnolio iría por los derechos de televisación del fútbol uruguayo…
Es todo un disparate. Primero porque a mí me contrataron para hacer solo radio. Yo estoy vinculado en televisión a Canal 12 y a DirecTV. Y, que yo tenga entendido, los derechos de televisión se van a dilucidar entre Tenfield y la Asociación Uruguaya de Fútbol. Si la AUF puede llegar al final de contrato se lo va a quedar la AUF y lo va a vender directamente, como vendió la Eliminatoria. Y si se abre una licitación, seguramente se lo va a quedar Tenfield, porque tiene la cláusula igualatoria. Es gente que no tiene ni idea de cómo se maneja el tema legal de los derechos de televisión. Después, que haya productoras que se puedan presentar, como se presentó TyC, que ganó producir la Eliminatoria, es otro tema.
El día de mañana se puede presentar Canal 4, Canal 12, se van a presentar, me imagino, Tenfield mismo, capaz que Magnolio con La Guitarrita, no sé, pero es una unidad de negocios diferente. No lo veo a Suárez poniendo toda esa plata… Hay que poner 50 millones de dólares para comprar los derechos de televisión. No creo que vaya por ahí el negocio. Y no creo que la AUF quiera sacar a Casal para poner a Suárez de intermediario. Me parece que mezclaron todo: la nota [a Suárez], quienes hicimos la nota, justo el cambio de radio (que se dio en un momento), pero no tiene de dónde agarrarse.
En De fútbol se habla así (DSports) entrevistaron al presidente de la AUF, Ignacio Alonso, tras algunas denuncias de clubes que señalan que hay dinero en la asociación cuyo destino no se conoce. Incluso, el colega Eduardo Preve había dicho en X que Alonso debía explicar en Fiscalía dónde estaban esos 16 millones de dólares que recibió la AUF en 2023 por adelanto de la Copa América 2024 y que no figuraban en el balance. Tras esto, se dio un cruce de acusaciones en esta red social entre Preve y tu compañero Rodrigo Romano. ¿Qué lectura hacés de lo sucedido?
En la nota que le hacemos a Alonso, Rodrigo lo nombra a Preve innecesariamente. De alguna manera [Alonso] apuntó como que la información no era correcta, y la trasladamos mal en ese momento. Yo estaba en la nota y tampoco lo corregí, porque tampoco la tenía tan clara en ese momento. Y después se dio ese choque entre dos personas que se conocen, trabajaron juntos en Canal 10, entonces también había algo ahí atrás. Eso es problema de ellos. A la denuncia en sí no la leí, me parece que, si los clubes tienen todos los documentos para hacer una denuncia, están en todo su derecho. Sí creo que es llamativo que sean las mismas instituciones que están apoyando a Tenfield en la renovación del contrato. Y tienen su derecho, porque han sido clubes que han sido beneficiados del apoyo de Tenfield, han tenido beneficios de todo tipo y color (dinero que se les adelanta, el apoyo de la empresa cuando no pueden jugar y se les paga en el momento), así es muy fácil competir. Tenfield lo hacía y está en su derecho de poder hacerlo.
“No lo veo a Suárez poniendo toda esa plata… Hay que poner 50 millones de dólares para comprar los derechos de televisión. No creo que vaya por ahí el negocio. Y no creo que la AUF quiera sacar a Casal para poner a Suárez de intermediario”
Lo que digo es lo que yo pude averiguar, ni siquiera con Alonso. Yo le pregunté al doctor [Jorge] Barrera, que es el abogado, y me dijo que se había presentado toda la documentación, y que era un tema simplemente que estaba mal presentado, que no hay un faltante de dinero de ese calibre. Y yo en esto soy categórico: si mañana la Justicia confirma que faltaron 15, 10 millones o un millón de dólares, no puede quedar nadie de los denunciados en la Asociación Uruguaya de Fútbol, sea quien sea. Ahora, si la Justicia también determina que los clubes se equivocaron, esos clubes seguirán perdiendo su credibilidad en el medio, como ya la han perdido en otras denuncias, que terminaron perdiendo. En esto hay que esperar a la Justicia. Yo no voy a apoyar ni a la AUF ni a los clubes, y les hago notas a todos. Yo comento los partidos que la AUF produce, a través de acuerdo que hicieron con DirecTV en su momento, pero tienen claro que en los programas de radio, en DirecTV, en el Polideportivo, le hago notas a Alonso, a Delh, a Del Campo, a Palma, a Ruglio, a todas las posiciones. Yo no sé si los demás lo hacen.
Sos un periodista deportivo destacadísimo que
labura en radio y TV, has conducido programas de entretenimientos, y hasta
teatro hiciste. También fuiste empresario, en Tito Films y luego en Trimax
Media con Fernando González. ¿Qué te queda por hacer? ¿Hay un pendiente?
No, no tengo pendientes. Van surgiendo proyectos…Tito Films fue una creación, porque en ese momento yo tenía otros contenidos para DirecTV y se me ocurrió hacer un programa de uruguayos y recorrimos el mundo haciendo entrevistas a jugadores de la selección, y lo tuve cuatro o cinco temporadas. A partir de ahí generé otros contenidos para DirecTV que se fueron dando. Después cuando me asocié con Fernando [González, director de Trimax Media], justo nos agarró la pandemia, y estuvimos unos años, pero ya no daba para los dos y me parecía muy claro que Fernando se tenía que quedar con la empresa, él la precisaba y era de él. Pero fue una experiencia preciosa. Me gusta estar dentro de los medios, me gusta hacer cosas, siento que puedo liderar muchas veces proyectos y tratar con gente. Me gusta, tengo buena relación con mis compañeros de laburo, los entiendo, estoy del otro lado. Entonces también si estás del otro lado, podés lidiar mejor. Me gusta mucho lo que es producción y liderazgo. Y eso sí, siempre estoy atento a ese tipo de cosas.
Laburando tanto, ¿jugás con tus hijos? ¿Estás pendiente de si hicieron los deberes?
Con mis hijas, sí. Con los más grandes ya es más difícil, porque ya no me dan pelota. Pero sí trato de compartir. Con Joaco, todo lo que sea deporte, tratamos de acompañarlo. A Florencia nunca le gustó el deporte, no le gusta jugar a nada. Ella es más del tipo artista, y de otro tipo de comunicación, pero sí me gusta estar con ella y charlar mucho. Es muy lindo para hablar con ella o compartir una peli. Con las más chiquitas sí, juego a la pelota, me gusta jugar al ping-pong, jugamos en casa, vamos a la piscina, salimos a andar en bicicleta. Yo tengo horarios que son diferentes, no tengo mucho tiempo libre, pero de repente a media mañana o de tarde, o un lunes puedo salir con ellas si no están en el colegio. Disfruto mucho ser papá. Es de las cosas que más me cierran en lo personal.
¿Sos feliz?
Yo creo que sí. Teniendo salud, siendo vocacional, vivir de lo que me encanta hacer y me lo pagan bien, laburo y tengo buenos laburos, mis hijos tienen salud y mi mujer tiene salud y mis viejos están vivos. Si pidiera más, sería un ingrato.
Por César Bianchi
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