El excanciller Francisco Bustillo declaró este viernes en Fiscalía acerca del otorgamiento por parte del gobierno de un pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset.

Fue acompañado por su abogado, el excanciller Gonzalo Fernández (2008-2009), quien fue también, durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez, secretario de la Presidencia (2005-2008) y titular de Defensa (2009-2010).

A la salida de la declaración, y tal como lo había anunciado, Bustillo entregó a la prensa un comunicado con su “posición” respecto de los audios que se publicaron, en los que le decía a la exsubsecretaria Carolina Ache que perdiera su celular. 

“Le dije figuradamente que ‘perdiera’ el teléfono en la conversación que ella subrepticiamente grabó, aislando y descontextualizando lo que venía sucediendo en todo ese tiempo, durante el cual me planteaba constantemente sus dudas”, afirmó el excanciller en parte de su declaración escrita. Allí afirma que Ache se había negado, en el marco de una investigación administrativa, a entregar el contenido de los chats que tuvo la funcionaria con el subsecretario del Interior, Guillermo Maciel.

Asimismo, el excanciller sostuvo que los mensajes entre Maciel y Ache “son comunicaciones privadas y no constituyen documentación oficial”.

“En el Parlamento no falté a la verdad”, afirmó también, y señaló que supo del chat entre en los subsecretarios “horas antes de la interpelación”.

A continuación, el comunicado completo de Bustillo: 

Como todos ustedes saben, impera por mandato legal la reserva de las actuaciones de la presente investigación preliminar ante el Ministerio Público.

No obstante, creo que es mi deber formular las siguientes aclaraciones: 

1. El intercambio de mensajes entre Guillermo Maciel y Carolina Ache son comunicaciones privadas y no constituyen documentación oficial.

De su contenido tomé conocimiento recién horas antes de la interpelación, donde anuncié y dispuse una investigación administrativa, donde no tuve la más mínima injerencia.

2. En el curso de esa investigación administrativa, la funcionaria instructora le solicitó dos veces consecutivas a la Dra. Carolina Ache que aportara los WhatsApp. Ella se negó en ambas oportunidades.

3. En una tercera oportunidad, Carolina Ache convocó a la instructora a concurrir a su despacho, quien pensó que era para entregarle los mensajes requeridos oportunamente. Sin embargo, se encontró que Ache estaba acompañada por su abogado, el Dr. Jorge Díaz, quien cuestionó a la instructora y aportó un escrito que consta en la investigación administrativa. En ese indicaba que, al pretender la entrega de esas comunicaciones personales, había un desvío del objeto de la investigación y le atribuyó un ánimo pesquisante. Ante esa rotunda negativa, la instructora debió culminar la investigación sin contar con dichas comunicaciones.

Cansado de esos reiterados y continuos planteos de Ache, y para terminar con este diálogo que en nada me vinculaba, es que le dije figuradamente que “perdiera” el teléfono en la conversación que ella subrepticiamente grabó, aislando y descontextualizando lo que venía sucediendo en todo ese tiempo, durante el cual me planteaba constantemente sus dudas.

Luego, cuando se le requirió los mensajes para entregar a la justicia contenciosa administrativa, me planteó por escrito que solo lo haría si yo lo ordenaba.

Finalmente, accedió a entregarlos y se le indicó que lo hiciera en la asesoría jurídica del Ministerio de Relaciones Exteriores (Mrree), que debía portar dicha documentación al juzgado.

4. Cuando recibió el primer mensaje, y finalmente cuando se expidió y entregó el pasaporte de Marset, era la propia Ache quien estaba ejerciendo como ministra de Relaciones Exteriores, dado que yo me hallaba en Misión Oficial en el exterior, como fue acreditado en Fiscalía.

5. En definitiva, la tramitación del pasaporte por parte del Mrree fue ajustada al marco normativo vigente a esa fecha (Decreto 240/018).

6. Pese a que los mensajes privados intercambiados entre Maciel y Ache carecían de relevancia en la tramitación del pasaporte, pero dados los desencuentros entre la funcionaria instructora de la Cancillería y la por entonces subsecretaria Ache —pues esta le atribuía un apartamiento del objeto de la investigación y un ánimo pesquisante—; y para evitar que pasara a mayores, generando un uso político del tema, procuré calmarla, minimizándole la trascendencia que respecto a ella pudieran tener dichos mensajes, manifestándole tratar con el director de Jurídica del Mrree, las supuestas presiones por ella aludidas en el curso de la investigación administrativa, lo cual en definitiva no realicé, por no corresponder.

7. Finalmente, reitero que no solo no tuve participación alguna, ni tan siquiera conocimiento de la tramitación del pasaporte del señor Marset. En el Parlamento, no falté a la verdad.