Brasil registró 357 muertes por el coronavirus SARS-CoV-2 en el último día y elevó el total de fallecidos hasta los 3.670 en todo el país, en medio de la crisis política abierta en el seno del Gobierno de Jair Bolsonaro tras la renuncia del ministro de Justicia, el exjuez Sergio Moro.
Según el último balance divulgado este viernes por el Ministerio de Salud, los casos confirmados de la COVID-19 subieron hasta los 52.995, tras registrarse 3.503 nuevos contagios en las últimas 24 horas.
Los datos confirman que la pandemia continúa su propagación por un país continental de unos 210 millones de habitantes y aumentando la presión sobre el sistema de salud pública, que ya ha colapsado en algunas regiones del norte y noreste del país.
A pesar de que el pico de la pandemia se espera para los meses de mayo y junio, varios de los 27 estados brasileños, que impusieron, con mayor o menor alcance, medidas de aislamiento social, piensan ya en la reapertura gradual de sus economías en el corto plazo.
Ese es el caso de Sao Paulo, el epicentro de la pandemia en Brasil con 1.512 fallecimientos y 17.826 contagios, y que ensayará una salida parcial de la cuarentena vigente desde hace un mes a partir del 11 de mayo.
La crisis sanitaria abrió profundas brechas en el Gobierno de Jair Bolsonaro, partidario de poner fin a las cuarentenas y volver al trabajo, que culminaron con la destitución del entonces ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien defendía el confinamiento de la población.
Apenas una semana después, el Ejecutivo sufrió otro duro golpe tras la renuncia este viernes del exjuez Sergio Moro como ministro de Justicia y Seguridad Pública, por divergencias con el mandatario ultraderechista.
Moro dimitió del cargo tras la decisión de Bolsonaro de destituir "sin ninguna razón técnica" al jefe de la Policía Federal, Mauricio Valeixo, un hombre de la máxima confianza del ahora exministro.
En su comparecencia ante los periodistas, Moro lanzó graves acusaciones contra Bolsonaro e indicó que el cambio en el comando de la Policía Federal era una "interferencia política", como le reconoció incluso el propio presidente, y no respondió a "razón técnica" alguna, según el exjuez.
"El presidente me dijo una vez más que quería tener una persona de su confianza personal, al que pudiera llamar" para que "pudiera obtener informaciones, reportes de inteligencia", afirmó Moro.
Asimismo dijo que supo de la destitución de Valeixo "a través del Diario Oficial" y aseguró que "no firmó" el decreto que oficializó tal decisión, pese a que su nombre aparece en él junto con el de Bolsonaro.
EFE
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