El Hospital das Clínicas de la Universidad Federal de Minas Gerais, en Brasil, abrió en las últimas horas una investigación administrativa interna con el fin de esclarecer las circunstancias de la muerte de una bebé a la que le “arrancaron la cabeza” durante el parto.
El hecho ocurrió el pasado 1º de mayo, pero fue divulgado por los familiares de la niña una semana más tarde. Más allá del mencionado procedimiento administrativo, el caso está también en la órbita penal, ya que la familia hizo la denuncia ante la policía.
Según el Informe Policial, la madre del bebé, de 34 años, fue hospitalizada el 24 de abril, a las 28 semanas de embarazo. Debido a una condición de presión arterial alterada, el equipo médico decidió inducir el parto.
“Ella [la obstetra] se me subió encima, literalmente. Me amarraron de los brazos y de las piernas, y yo hice bastante fuerza para pujar”, contó la mujer, llamada Ranielle, en declaraciones a la televisora local R7.
“Ella tiró de la cabeza de la nena. Tenía la piel muy fina, era prematura. Vi el sangrado de mi bebé, y en ese momento ella se desesperó”, contó la mujer.
De acuerdo con el citado medio, la bebé, llamada Emanuelle, tenía una malformación pulmonar detectada en las semanas anteriores, y la familia sabía que había un alto riesgo de que no sobreviviera. Sin embargo, Ranielle y su esposo aseguran que, hasta el momento de la decapitación, el parto discurría con normalidad.
“Su corazón latía, y eso está registrado”, aseguró Ranielle. Su marido, que estaba presente en el parto, fue desalojado en estado de shock cuando se produjeron los hechos. Durante el reportaje, aseguró que vio a la niña mover la boca, respirar y hasta guiñar los ojos.
Tras el fallido alumbramiento, Ranielle fue sedada. “Cuando desperté me entregaron el cuerpo de la niña, ya vestido”, refirió. Fue su madre, la abuela de la pequeña, quien notó puntos de sutura en el cuerpecito. “Le sacamos la ropa y vimos que el cuello estaba todo cosido”, añadió.
En la denuncia radicada a la policía, la familia explicita que, pocas horas después de los hechos, una trabajadora social de la unidad hospitalaria se presentó en la habitación y dijo que el hospital correría con todos los gastos necesarios para el entierro del bebé.
Además, se pidió a los padres que firmaran un documento en el que decían que “ya se había hecho la necropsia en el hospital”, que “ya se había examinado el cuerpo del niño” y que “no se enviaría el cuerpo al Instituto Médico Legal (IML), de la Policía Civil de Minas Gerais (PCMG)”, algo a lo que se negaron.
La abogada de los denunciantes sostiene que, tanto durante el parto como en los días previos, hubo “claros indicios de negligencia y de violencia obstétrica”, que “costaron la vida de la bebé y podrían haber costado también la de la madre”.
La representante asegura que los procedimientos fueron erróneos desde el principio, ya que todo indicaba que el nacimiento debería haber sido por cesárea, y no por parto natural. Durante el procedimiento, a la parturienta se le hicieron dos grandes cortes para facilitar la salida de la bebé. “Se los hicieron sin anestesia, y requirieron luego sesenta puntos de sutura”, afirmó la abogada.
“Hubo una secuencia de errores”, insistió la legista, quien destacó que su representada es una madre primeriza perteneciente a una familia “muy humilde”.
Por su parte, el hospital aseguró en un comunicado que su equipo “hizo todo lo posible para garantizar la vida de la mujer embarazada y tiene el compromiso de esclarecer todos los hechos con transparencia y agilidad”.
En el texto, recogido por el portal noticioso G1, el centro hospitalario refiere que “hubo hallazgo previo por parte del equipo de Medicina Fetal de malformaciones, entre ellas malformación pulmonar severa” y, durante el ingreso, “la gestante evolucionó a un empeoramiento de su cuadro clínico, con aumento de la presión arterial y edema generalizado”.
Por ello, se decidió proceder al parto “debido a la gravedad de la condición materna y la inviabilidad fetal”.
El cuerpo del bebé fue finalmente enviado al ya mencionado Instituto Médico Legal, en Belo Horizonte, donde la autopsia podría llevarse a cabo el fin de semana.
Un informe preliminar, que estaba previsto para la tarde del pasado lunes, tardará unos 30 días, debido a la necesidad de un examen complementario.
La Policía Civil informó que “se inició una indagatoria y se están tomando diligencias para determinar si hubo un error o negligencia médica”.