En las unidades de terapia intensiva para pacientes con covid en Brasil, cada vez es más visible una "práctica arcaica": los pacientes intubados son amarrados a sus camas.
Según informa el periódico paulista Folha, este método es considerado por los médicos como un "mal necesario" en medio de la dramática coyuntura que atraviesan, signada por el hacinamiento, la falta de equipamiento y hasta de medios de sedación.
Las imágenes divulgadas muestran el amarre de los dos brazos de los pacientes intubados a las camas, como forma de evitar una reacción agresiva y dañina al recobrar la conciencia. La práctica se denomina contención mecánica, y si bien está lejos de ser recomendable o siquiera aceptable para los especialistas en medicina intensiva, es habitual en las UCI desde hace años, según tres dijeron tres intensivistas al citado medio.
El método se utiliza para evitar daños graves a la salud de los pacientes. Es un mal necesario, según los médicos. La pandemia, por varios factores, hizo que este tipo de contención se transformara en algo más común en los CTI brasileños.
Richael Costa, director del Hospital de Campaña Zona este en Porto Velho -Estado de Rondonia, en el noroeste del país- confirmó al citado medio que varias fotos y videos obtenidos por el periódico y que mostraban los amarres, correspondían efectivamente al centro de salud que dirige.
Los profesionales de la salud relacionan estas ataduras con la falta de sedantes en el CTI. Los medicamentos del llamado botiquín de intubación han sido escasos en esta fase crítica de la pandemia, en la que 17 estados, entre ellos Rondonia, tienen los centros de terapia intensiva con más del 90% de ocupación, según un informe de la Fiocruz (Fundación Oswaldo Cruz).
El pasado 20 de marzo, Folha informó que, a falta de sedantes de primera prescripción, los profesionales de la salud estaban apelando a calmantes de segunda o tercera línea.
Sin embargo, Costa asegura que, al menos en el caso de su hospital, la sujeción de los pacientes no obedece a la falta de fármacos.
"Los sedantes no se han terminado y tenemos bloqueadores. Tenemos todos los medicamentos en la unidad ", dijo. Según Costa, lo que se aprecia en las imágenes es el momento del "destete" de los sedantes, el despertar de los pacientes intubados durante el proceso de retirada paulatina de la sonda, debido a la mejoría de la situación clínica. "Es común atar a la cama. Si tiene las manos están sueltas, el paciente puede sacarse el tubo", explicó.
El "destete" puede durar de dos a tres días, según Costa. "A medida que disminuya la sedación, el paciente abrirá los ojos, se moverá, no sabrá quiénes son las personas que lo rodean. El tubo no se puede quitar de una vez", subrayó.
Costa sí admitió que hay dificultades para adquirir medicamentos del kit de intubación y que esto conduce al uso de medicamentos de "segunda o tercera elección", y enfatizó que la atadura de los pacientes "sólo puede efectuarse con orden médica".
El Departamento de Salud de Rondônia dijo en un comunicado que no había escasez de sedantes en el hospital de campaña. "El procedimiento aplicado, contener al paciente en cama, es una práctica garantizada por la ley y forma parte de la dinámica de la atención al paciente.
Sin embargo, la falta de fármacos del kit de primera línea y la escasez de profesionales de enfermería en cantidad suficiente para acompañar todo el proceso de "destete" de la sedación, terminan por obligar a los médicos a elegir el amarre.
Según los profesionales, hay unidades de salud que habían abandonado la práctica del amarre y debieron retomarla ante el colapso en la atención de pacientes con Covid-19. Una alternativa a la contención, según estos profesionales, sería la fabricación de guantes con tela o cinta, para evitar que los pacientes puedan quitarse equipo. En vista del hacinamiento de las camas y la sobrecarga de los equipos de salud, el método no se ha adoptado de forma generalizada. El médico de cuidados intensivos Rodrigo Biondi, que trabaja en Brasilia, agrega otro factor, que contribuye a la mayor necesidad de contención: los pacientes con Covid-19 son más difíciles de sedar y demandan una mayor cantidad de sedantes. "Esto podría ser el resultado de la acción directa de Covid sobre el sistema nervioso central. Es un agravante, que determina que usemos una mayor cantidad de sedantes, lo que hace que se terminen más rápidamente. Si es más difícil sedar, también es más difícil controlar al paciente", dice Biondi.
Eduardo Nogueira, presidente de la Sociedad de Cuidados Intensivos de Sergipe, dice que el "delirio" -un despertar agitado y combativo del paciente- es frecuente en pacientes con Covid-19 en estado grave, durante la fase de abstinencia de sedantes. "Estos pacientes intubados, en general, tienen enfermedad pulmonar severa, debido al proceso inflamatorio causado por Covid. Por lo general, necesitan una sedación más profunda y, a menudo, un bloqueador neuromuscular por un tiempo más prolongado".
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