El Parlamento brasileño destituyó este miércoles a la diputada federal y pastora evangélica Flordelis dos Santos de Souza, quien hace dos años fuera protagonista de un caso que superaría a la imaginación del más descabalado guionista.

Santos de Souza está acusada de haber mandado a matar a su marido, Anderson do Carmo, en complicidad con siete de sus 55 hijos, la enorme mayoría de los cuales son adoptados.

La mujer permanecía en libertad en virtud de sus foros como legisladora, situación que podría cambiar con su destitución.

Anderson también pastor y 16 años más joven que Flordelis, fue acribillado con más de 30 tiros el 16 junio de 2019 cuando la pareja llegaba a su residencia tras haber participado en una ceremonia religiosa.
En ese entonces, la diputada atribuyó el homicidio del pastor a un asalto efectuado por varios hombres que al parecer los venían persiguiendo en una motocicleta.

No obstante, las investigaciones adelantadas por la Fiscalía y la Policía señalaron que la diputada era quien había planificado su muerte en complicidad con algunos de sus hijos, un proyecto que había comenzado desde 2018 con una serie de envenenamientos fracasados, según recogiera entonces la agencia noticiosa EFE.

La pareja de evangélicos tenía 55 hijos, la mayoría de ellos afectivos, algunos adoptados legalmente y unos pocos biológicos.

La mayoría de ellos eran menores que vivían en las calles, al calor del tráfico de drogas. Dos Santos los empezó a acoger desde la década de los 90, cuando aún vivía en Jacarezinho, una favela al norte de Río de Janeiro donde nació y creció y de la que también era vecino Anderson do Carmo.

Según testimonios de la madre del pastor a medios locales, inicialmente Do Carmo fue novio de una de las hijas biológicas de la hoy diputada, pero luego comenzó una relación con ella.

Para entonces, ella tenía 30 años, estaba separada de su primer marido y contaba con tres hijos. Do Carmo tenía 14 años.

Con el tiempo la relación se fortaleció y Do Carmo pasó a ser el administrador de la casa donde ella albergaba a los demás "hijos". Asimismo, se convirtió en una especie de "manager" de la pastora.

Además de promocionarla como líder evangélica, empezó a impulsarla como cantante, mientras que los trabajos domésticos eran realizados por el resto de la familia.

Con el tiempo, ella se hizo famosa por ser la "madre de 55 hijos", pero también como artista de música góspel -grabó 10 discos- y era reconocida en Brasil y en el extranjero.

Todo eso le sirvió de trampolín para lanzarse a la política y fue elegida diputada federal por Río de Janeiro por el Partido Social Democrático(PSD) en 2018.

Do Carmo creció a la par de ella, se convirtió en pastor y pasó a administrar ya no solo la casa sino todo el dinero que ingresaba con la labor de Do Santos.

Eso fue lo que rebosó la copa de la pastora y lo que, según las autoridades, la llevó a quitarle la vida a su esposo pues, además de una eterna lucha de poder, ella buscaba su emancipación financiera.

DEL ENVENENAMIENTO A LOS TIROS

Durante la primera fase de la investigación Flávio dos Santos Rodrigues, hijo biológico de la diputada, fue identificado como autor del crimen y Lucas César dos Santos, hijo adoptivo de la pareja, como la persona que compró el arma utilizada en el asesinato.

Sin embargo, el trabajo pericial de las autoridades logró establecer que los intentos de asesinato comenzaron en 2018 cuando la congresista pretendía quitarle la vida envenenándolo gradualmente, hechos por los que Do Carmo fue internado al menos seis veces tras ingerir alimentos que lo intoxicaron.

En este cometido, la pastora supuestamente actuó con la complicidad de cuatro de sus hijos que hoy ya están tras las rejas: Marzi Teixeira da Silva (adoptada) y Simone dos Santos Rodrigues (biológica), que se encargaron de conseguir el veneno y colocarlo en la comida de Do Carmo, y André Luis de Oliveira y Carlos Ubiraci Francisco da Silva, que fueron responsables de que ingiriera los alimentos.

"Hay una certeza absoluta de que le pusieron veneno en dosis letales. Simplemente no murió porque logró recibir atención médica", dijo el comisario de la policía Allan Duarte, responsable de la investigación.

Para intentar librarse de los hechos que la vinculaban con el asesinato de su esposo, la congresista supuestamente manipuló a los hijos que fueron acusados de perpetrar el crimen durante la primera fase de la investigación y les prometió dinero y viajes a cambio de asumir el crimen y que ella no fuera mencionada en las delaciones.

En total, siete hijos de la pareja, cuatro hombres y dos mujeres, y una nieta, han sido capturados por los hechos. Otras dos personas, ajenas a la familia, también fueron presas por las autoridades.

La diputada fue imputada ante el Tribunal Superior de Justicia por los delitos de homicidio triple calificado, intento de homicidio, falsedad ideológica, uso de documentos falsos y asociación delictiva.

Tras la acción, la Justicia le prohibió salir del país o trasladar su residencia a otra ciudad.

La Policía remitió entonces a la Cámara de Diputados copia de la investigación para la adopción de las medidas administrativas pertinentes que podrían derivar en la destitución de la parlamentaria para que responda del delito en prisión, algo que ocurrió esta semana.

Desde el comienzo, la parlamentaria ha negado su participación en el homicidio.

GOOGLE REVELA COMPLICIDAD DE UNA HIJA

Marzy Teixeira da Silva, hija de la diputada federal brasileña Flordelis dos Santos Souza, recibió de su madre una misión: contratar a alguien para matar al pastor Anderson do Carmo, esposo de la legisladora. Según los investigadores, Flordelis consideró que esto sería mejor que divorciarse de Anderson do Carmo.

Agentes de la Comisaría de Homicidios de Niterói, São Gonçalo y Itaboraí, de la Policía Civil de Río de Janeiro, comprobaron que Marzy hizo búsquedas en Google que la conducirían a dar con alguien que hiciera el mortal trabajo.

"Donde encontrar asesino"

"Alguien de la barra pesada"

"Barra pesada online"

Según informara el portal noticioso G1, la joven también buscó venenos, algo que cuadra con el hecho de que el pastor fue hospitalizado al menos cinco veces con síntomas de envenenamiento.

"Veneno para matar a alguien que sea letal y fácil de comprar", "Cianuro de cobre", fueron las búsquedas.

En su declaración, la propia Marzy confesó que buscó a Lucas César dos Santos para contratarlo para el asesinato del pastor Anderson. Al igual que Marzy, Lucas es uno de los hijos adoptivos de la pareja. Ambos están en prisión por el crimen.

La versión de un testigo en las investigaciones indica que Lucas se fu de casa por no ser tratado bien. Por ello, comenzó a vivir solo y pronto se unió a una facción criminal.

Al parecer, este cambio de conducta le vino como anillo al dedo a su madre, quien planeaba quitarse de encima a su compañero. Para matar al pastor, a Lucas se le ofrecieron 10.000 reales (unos 76.000 pesos) y algunos costosos relojes.

El pago sería cobrado "en el acto" con la mochila de la víctima, ya que los testigos afirman que siempre llevaba al menos 5.000 reales en efectivo, además de otros valores.

Durante la planificación del crimen, Lucas habló al respecto con terceras personas y la información llegó hasta la propia víctima. De acuerdo con el citado medio, Anderson recibió varios mensajes de texto en su iPad, y de inmediato fue a preguntar a otros de sus numerosos hijos qué estaba pasando.

La investigación comprobó que en la madrugada del 16 de junio de 2019, horas antes del crimen, Marzy recibió un mensaje de texto de Flordelis. Para la policía, las palabras de dicho mensaje no tienen sentido, peor bien podrían ser algún tipo de clave para pasar a la acción.

Las pesquisas también demostraron que a las 03.00 de la mañana, media hora antes del crimen, Marzy estaba "levantada y circulando", aunque fuera de la casa donde Anderson fue ejecutado con más de 30 disparos.