El avión de la empresa brasileña Voepass que protagonizó un trágico accidente el viernes tenía un reciente historial de problemas.

Según informara TV Globo, el avión modelo ATR 72-500 golpeó su cola en la pista durante un aterrizaje el 11 de marzo. En esa ocasión la aeronave sufrió fallas en el sistema hidráulico durante un vuelo entre Recife y Salvador, desperfectos que causaron el contacto de la cola con el pavimento. Se diagnosticó entonces “daño estructural” a la aeronave.

Tras el episodio, el avión estuvo estacionado durante 17 días. El 28 de marzo fue enviado al taller de Voepass en Ribeirão Preto, en el interior de São Paulo, donde se le hizo una revisión de mantenimiento. El avión volvió a funcionar el 9 de julio, día en que voló al aeropuerto de Guarulhos. En ese viaje se reportó una despresurización en la cabina, razón por la que el ATR 72-500 fue devuelto a Ribeirão Preto y pasó otros cuatro días en mantenimiento. La aeronave volvió a transportar pasajeros el 13 de julio y continuó en servicio hasta el pasado viernes, cuando se estrelló.

?? #URGENTE | Impresionante video del momento en que el vuelo 2283 de Voepass se estrelló en Sao Paulo, Brasil. No hay información de la cifra de victimas. pic.twitter.com/wljmH6gyoN

— Mundo en Conflicto ?? (@MundoEConflicto) August 9, 2024

Según consigna el portal noticioso Poder360, la hipótesis más probable para el accidente aéreo es la acumulación de hielo en las alas. Según el sistema FlightRadar24 —una empresa sueca que monitorea vuelos alrededor del mundo en tiempo real—, el ATR 72-500 volaba a una altitud de 17.000 pies en el momento del accidente. Una advertencia de formación de hielo indicó un riesgo de congelación entre 12.000 y 21.000 pies. Además, un frente frío azotó São Paulo y bajó las temperaturas en las primeras horas de ese día.

El Inmet, Instituto Nacional de Meteorología de Brasil, emitió una alerta de “peligro potencial” por un descenso de la temperatura en gran parte del estado, incluida la región de Vinhedo, donde se produjo el siniestro. Silvan Riciano Pulid, gerente de seguridad operativa del Aeroclube de Catanduva, en São Paulo, explicó que el hielo altera la aerodinámica del avión y afecta su sustentación.

En el siniestro murieron las 62 personas que iban a bordo: 58 pasajeros y cuatro tripulantes.