El presidente de Chile, Gabriel Boric, afirmó este jueves que el acuerdo para una nueva Constitución "no se puede seguir dilatando eternamente", luego de casi tres meses de negociación entre partidos con representación parlamentaria sin resultados concretos.
“He señalado que me parece muy importante para resguardar a futuro la plena legitimidad y transversalidad de la futura Constitución, que sea un órgano electo el que la redacte. Este puede tener toda la colaboración de expertos que se establezca y que sea necesaria”, señaló el mandatario desde el palacio de La Moneda, sede de Gobierno, en Santiago.
“Me parece que los partidos han avanzado en las últimas horas en conversaciones, no quiero adelantarme a eso, le corresponderá a los partidos anunciarlo, pero yo, por lo menos, soy partidario de que logremos cerrar este tema lo antes posible. No se puede seguir dilatando eternamente. Creo que está en el deseo de todos que tengamos una nueva Constitución, un nuevo pacto social”, agregó.
Los partidos políticos, luego de múltiples reuniones, aún no logran destrabar nudos claves para dar curso al proceso constituyente, por lo que el mismo Boric ha asumido un rol más activo para tender puentes con la oposición.
Durante la tarde de ayer, el jefe de Estado chileno se reunió con el presidente de la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), Javier Macaya, una señal reconocida por el espectro político chileno como una voluntad de sellar con éxito las negociaciones.
La oposición propone un diseño que se aleje lo más posible de la Convención Constitucional anterior, moviéndose entre un organismo 100 % electo pero con menos miembros o un espacio mixto que integre proporcionalmente a convencionales electos y expertos que asesoren el proceso.
Las negociaciones en el Congreso Nacional se iniciaron luego del resultado del plebiscito cristalizando el rol protagónico que tendrá el Poder Legislativo en encauzar el proceso constituyente, esto después del aplastante rechazo con un 62 % de los votos a la propuesta de ley fundamental redactada por la extinta Convención Constitucional.
Chile se sumergió en un debate constitucional, que busca reemplazar la carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), tras la masiva ola de protestas que remeció al país a fines de 2019.
EFE