El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se rehusó este lunes a comentar el número de muertes por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que hoy se elevó hasta las 2.575 en todo el país, con 113 registradas en el último día, según las cifras oficiales.
"Oye, hombre, quién habla de (ese asunto)... Yo no soy enterrador, ¿de acuerdo?", dijo ante los medios el gobernante, quien acostumbra a minimizar el peligro de la pandemia y defiende la "vuelta a la normalidad" y el fin de las cuarentenas vigentes.
Bolsonaro interrumpió así una pregunta de un periodista sobre el último balance de fallecidos por COVID-19 divulgado por el Ministerio de Salud, que un primer momento informó de un incremento de 383 fallecidos en las últimas 24 horas y luego corrigió el dato hasta los 113.
"No soy enterrador, ¿vale?", repitió el jefe de Estado ante el intento del reportero de formular nuevamente su pregunta.
En la mañana de este lunes, el mandatario pronosticó que "aproximadamente el 70 % de la población" de Brasil, de unos 210 millones de habitantes, "será contagiada" por la enfermedad y que "no tiene sentido querer huir" de esa cifra.
"Es una verdad. ¿Le temen a la verdad?", preguntó entonces a los periodistas.
Bolsonaro, líder de la extrema derecha en Brasil, continúa con su particular cruzada contra las medidas de aislamiento social vigentes en la mayoría de los 27 estados del país.
El domingo, volvió a contrariar las recomendaciones de las autoridades sanitarias nacionales e internacionales al participar en un acto en Brasilia con decenas de sus simpatizantes.
En esa manifestación los seguidores de Bolsonaro pidieron el fin de las cuarentenas impuestas para contener la expansión del coronavirus, y además el cierre del Congreso y la vuelta del llamado Acto Institucional 5 (AI-5).
El AI-5 fue un paquete de medidas antidemocráticas aplicado en 1968 durante la dictadura militar (1964-1985) y mediante el cual se aumentó la represión, se proscribió a varios partidos políticos y se cesó a decenas de parlamentarios opuestos al régimen.
El mandatario, subido en una camioneta, dio un breve discurso a favor de la vuelta al trabajo y afirmó ante sus seguidores que no están dispuestos "a negociar nada".
La actitud de Bolsonaro fue condenada en duros términos por los presidentes de la Cámara de Diputados y el Senado, jueces de la Corte Suprema y la mayoría de los gobernadores regionales.
Asimismo, el mandatario despidió la semana pasada al ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, que promovía la aplicación de medidas de reclusión social para ponerle freno al virus.
No obstante, este lunes, el presidente brasileño bajó el tono, subrayó su compromiso con la Constitución y antepuso la "democracia y la libertad por encima de todo", según le dijo a los periodistas.
Mientras, el coronavirus avanza en Brasil, el país más afectado de Latinoamérica y donde ya se registran 2.575 muertes y 40.581 casos confirmados.
El Ministerio de Salud prevé que el pico de la pandemia se producirá en mayo o junio.
EFE